viernes, 31 de marzo de 2017

HISTORIA NO OFICIAL DE LA MASONERÍA 1717 -2017

              
Por Iván Herrera Michel
           

En el mes de marzo de 2017, la Editorial Kier ha puesto en circulación en las librerías argentinas mi más reciente libro, titulado HISTORIA NO OFICIAL DE LA MASONERÍA 1717 -2017. A partir de junio de este mismo año estará disponible en las principales cadenas de librerías de Latinoamérica y de España, así como en las más conocidas plataformas virtuales de ventas, tal como ya se ofrece en MERCADO LIBRE y TEMATICA.COM del país austral.
               
Como un abrebocas del libro, seguidamente trascribo el prólogo escrito por nuestro QH:. Eduardo R. Callaey, quien es hoy por hoy uno de los más respetados investigadores sobre la Masonería en idioma castellano:
     
HISTORIA NO OFICIAL DE LA MASONERÍA 1717 -2017
PRÓLOGO DE EDUARDO R. CALLAEY

Hace tres siglos, en una olvidada taberna de Londres, se produjo un hecho singular que tendría repercusión universal. Un grupo de masones provenientes de varias logias de la ciudad, junto a un puñado de intelectuales y aristócratas, decidió constituirse en asamblea y fundar la primera Gran Logia masónica de la Edad Moderna. Al momento de publicarse este libro se están cumpliendo trescientos años de su aparición en la escena europea. Y más allá de que el establecimiento de esta fecha pueda considerarse arbitrario lo cierto es que goza del consenso general de los masones.
             
A partir de 1717, en menos de veinte años y con una velocidad inusitada, la influencia de la masonería se expandió a toda Europa. Para fines del siglo XVIII ya era un factor de poder dentro de todas las grandes potencias del continente. Fue la punta de lanza del proceso de secularización del espacio cultural europeo. Su acción fue determinante en la emancipación de las colonias americanas, desde el episodio del Motín del Té en Boston hasta las epopeyas libertadoras en la Gran Colombia y el Cono Sur.
                                            
Como ocurre con todas las grandes instituciones de alcance histórico, la masonería encontró rápidamente grandes enemigos, a la vez que se convirtió en una de las herramientas de transformación social más formidables del mundo contemporáneo. De modo que, dicho esto, entenderá el lector por qué resulta importante publicar, al filo de las celebraciones de su tercer centenario, una “Historia No Oficial de la Masonería”.
Eduardo R. Callaey
En todo el orbe se sucederán actos recordatorios de esta fecha, y se repetirán hasta el hartazgo los mismos panegíricos a los que estamos acostumbrados los masones. Por esa razón hay que celebrar la aparición de este libro, escrito por un Hermano de la talla de Iván Herrera Michel, que se ha destacado precisamente por escribir sin medias tintas y plantear de manera directa los grandes desafíos que hoy enfrenta la Orden Masónica.
              
 Si bien el lector encontrará una amplia referencia biográfica al final de la obra, cabe señalar aquí que Herrera Michel es un destacado abogado y escritor colombiano. Se inició en la francmasonería en 1983 y desarrolló una extensa actividad institucional tanto en su país natal, como a nivel continental e internacional. Alcanzó el Grado 33º en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado y ha recibido la Quinta Orden del Rito Francés del Gran Capítulo General del Gran Oriente de Francia, siendo en la actualidad miembro activo, honorario y de número de diversas Logias, Grandes Logias, Supremos Consejos del REAA, Grandes Capítulos del Rito Francés y centros de investigaciones masónicas.
           
Su participación en foros internacionales y muy especialmente su actividad institucional en el Centro de Comunicación e Información de las Potencias firmantes del Llamado de Estrasburgo, en francés Centre de liaison et d’information des puissances maçonniques signataires de l’appel de Strasbourg (CLIPSAS) le ha permitido ser testigo y protagonista de los grandes debates que, en la actualidad, empeñan y desvelan a no pocos masones.
            
Iván Herrera Michel es, además, un prolífico comunicador que comprendió rápidamente la utilidad de las nuevas tecnologías y forma parte de la primera generación de masones que fundaron su propio blog. Su sitio “Pido la Palabra” se encuentra activo desde el año 2008 y esa presencia en la web me permitió conocerlo y conocer sus ideas.  
          
Ya por esos años, desde posiciones claramente diferentes, ambos creíamos en la necesidad de impulsar una nueva literatura que nos sacara de las eternas listas de masones famosos y nos condujera a un análisis de la fraternidad masónica, que bien puede ser considerada como uno de los fenómenos sociológicos más interesantes de nuestra época.
          
Posteriormente tuvo la gentileza de incluirme entre las personas entrevistadas a propósito de su libro El Toque y la Palabra – Diálogos masónicos, en el que vuelca las conversaciones mantenidas con quince masones referentes de la actualidad en nuestra Orden. Eso nos permitió conocernos mejor y estrechar lazos fraternales que no han dejado de fortalecerse desde entonces.
                  
Esta “Historia No Oficial de la Masonería” que hoy presentamos, es una investigación de larga data, que comenzó hace veinte años y que seguramente no se agotará en esta edición. A lo largo de sus ocho capítulos abarca desde la prehistoria masónica hasta la actual vanguardia cuyo principal desafío es crear el futuro. Pero una de las particularidades de este libro es el hecho de que la cronología no es más que un marco en el que el autor vuelca permanentemente sus reflexiones.
                 
En los últimos años se ha sentido un fuerte impulso respecto de la investigación histórica de la masonería. Y si bien esta corriente historiográfica no es nueva –como bien lo señala el autor– ha cobrado vigor a partir del nacimiento de centros académicos en donde podemos confrontar documentación dejando al margen los mitos y las leyendas que son tan habituales en los libros de masonería. Ivan Herrera Michel se sitúa en esa dirección al afirmar que este libro fue escrito con perspectiva histórico-científica, y con esa misma línea de pensamiento muestra el rumbo que ha tomado la Orden en la actualidad, sin esconder ni manipular datos y tendencias...
                  
Cada etapa de la historia de la masonería encierra enigmas, controversias y tabúes. El enfoque propio del que habla el autor se basa en una aguda observación de estos nudos: desde la regularidad hasta las cuestiones de género; desde la tradición hasta la revolución; desde la intimidad del Taller hasta la acción concreta de la masonería en la sociedad. Nada es soslayado.
            
Acostumbrados como estamos a esconder el polvo debajo de la alfombra estoy seguro de que este libro será revelador en muchos aspectos, justamente porque sale de lo reiterativo para hacerse camino en terreno pedregoso: ¿Qué es y que no es la Masonería?  ¿Cuál es su verdadera historia? ¿Cuáles son su filosofía y su deber ser en el mundo actual? ¿Cuál es (o debería ser) el rol interno de la mujer? ¿Hasta dónde llegan sus relaciones con la política y la religión?  ¿Cuál es la legitimidad Masónica del paradigma de la Regularidad? Estas son algunas de las cuestiones que se plantea Herrera Michel a lo largo de su relato histórico.
          
Aquellos interesados en la antigua sociedad de los masones encontrarán en estas páginas un baño de realidad poco habitual en los libros del género. Los Aprendices podrán ampliar su visión de la institución en la que se han iniciado, mientras que todos aquellos que tenemos responsabilidades que atender al interior de la Orden encontraremos numerosas cuestiones que nos quedan pendientes y sobre las que debemos trabajar si pretendemos ser artífices del mundo que viene.
 
Eduardo R. Callaey
         
         
          

miércoles, 1 de marzo de 2017

DE LA COLMENA EN LA MASONERÍA

          
Por Iván Herrera Michel
         
Me pregunta un QH:. Guatemalteco acerca del simbolismo de la Colmena en la Orden, y muy rápidamente le respondo:  
        
En idioma castellano, la palabra “colmena” se refiere tanto a la “habitación natural de las abejas” como al “enjambre que vive en la colmena” (DRAE). Tal como sucede con la palabra “Logia”, que se emplea al igual que para denominar el local en que se celebran las reuniones Masónicas como al grupo de Masones que la conforman. El símbolo viene del siglo XVIII y comúnmente se representa con siete abejas revoloteando alrededor de la colmena recordando que siete es el número mínimo de Masones que se necesitan para que una Logia sea considerada como perfecta.
                   
En clave Masónica la colmena representa básicamente el trabajo y la solidaridad en las Tenidas de la Orden. Y a su vez, la abeja simboliza al Masón industrioso, laborioso, previsor, vigilante, disciplinado, activo, constante en el perfeccionamiento y el bienestar de la Logia y la sociedad. Es decir, que representa un modelo de Masón ordenado hacía un fin trascendente y virtuoso.
             
En un post anterior, reflexionaba acerca de que un Masón es metafóricamente un albañil que construye una obra en una labor individual contenida en una faena colectiva, de allí que el símbolo Masónico por excelencia para figurar el sistema constructivo y fraternal de trabajar los Masones, es el de una Colmena integrada y rodeada por un enjambre de abejas solidarias, laboriosas y organizadas por roles y necesidades funcionales
              
Simbólicamente, al producir la miel, que sería el fruto de su trabajo, el Masón se aparta de las impurezas del consentimiento y genera ideas buenas, útiles y fraternales. Y como la abeja, igualmente genera cordialidad y fecundidad en el trabajo.
                 
La colmena es un antiguo símbolo Masónico que fue proscrito de la Orden en Inglaterra y Gales a partir del nacimiento de la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUI) en 1813. Antes de esa fecha era común encontrarlo en el decorado de las Logias de las islas británicas. De hecho, la más temprana referencia Masónica a la colmena la encontramos en un escrito que se estima de 1731, titulado “A Letter from the Grand Mistress of the Female Free-Masons to Mr. Harding, the Printer”, atribuido al escritor satírico irlandés Jonathan Swift, fundamentalmente conocido por su obra clásica “Los viajes de Gulliver” (1726).
               
La razón de esta supresión inglesa podría encontrarse en que para la época Napoleón Bonaparte había adoptado como emblema personal una abeja para identificarse históricamente con un símbolo merovingio y distanciarse de la dinastía Borbón. En desarrollo de esta decisión, cuando se coronó emperador el 2 de diciembre de 1804 vestía una capa purpura adornada con abejas doradas.
                
Naturalmente, que una GLUI fuertemente comprometida con la realeza y los intereses del imperio británico no deseaba compartir blasón con el imperio francés y eliminó la colmena y la abeja de su simbolismo y decorado, sin importar que la alegoría ya había atravesado el Atlántico y el Canal de la Mancha y arraigado en América y Europa continental en donde todavía se utiliza.
                 
Ha sobrevivido hasta la fecha un ritual del tercer Grado que ya no se usa pero que era utilizado en el siglo XVIII por la Royal Cumberland Lodge No.41, fundada en la ciudad de Bath, Inglaterra, en 1785, que trae el siguiente texto sobre la colmena:
             
"La colmena nos enseña que, habiendo nacidos como seres racionales e inteligentes, también debemos ser trabajadores, y no permanecer ociosos ni mirar con indiferencia apática ni siquiera al más mezquino de nuestros semejantes cuando se encuentre en estado de angustia si está en nuestro poder ayudarlos sin detrimento de nosotros mismos o de nuestros cercanos. La práctica constante de esta virtud se ordena a todos los seres creados, desde el más alto del cielo hasta el más insignificante reptil que se arrastra en el polvo ".
          
Por su parte, el estilo Masónico Preston-Webb de finales del siglo XVIII, que es de donde se origina la versión mayoritariamente practicada en los Estados Unidos, explica la colmena como un símbolo del trabajo y la cooperación, y como advertencia contra la pereza intelectual afirma que “se degrada a sí mismo el que no busca sumar al conocimiento común. Y puede ser considerado como un zángano en la colmena natural, un miembro inútil de la sociedad e indigno de nuestra protección Masónica”.
         
Visto lo anterior, podemos ver en el simbolismo de la colmena, el modelo transversal ideal para todos los métodos Masónicos en uso. Es decir, la interacción simbiótica, estrecha y continua entre Masones pertenecientes a diferentes o similares mapas doctrinales.
               
O, mejor dicho, constatar en su existencia logial el néctar natural e imprescindible de una solidaridad fraternal impregnad de acción. Siempre recordando que, como enseñaban las abuelas, “si a la colmena le va bien a la abeja le va bien”.