jueves, 27 de junio de 2019

¿FUE MASÓN EL GENERAL SANTANDER?

                                 
Por Iván Herrera Michel
               
A raíz de mi post anterior, desde Venezuela me preguntan si existen pruebas sobre la calidad de Masón del General Francisco de Paula Santander. Me limitaré a exponer lo que se dice, se sabe y consta en la polémica, y que cada quien juzgue y deduzca.
              
Aunque la discusión no es nueva, el debate sobre la calidad de Masón del General Santander es sensible en Colombia por el culto patriótico que existe en la literatura Masónica (incluso en las recopilaciones de Américo Carnicelli), acentuado por su reputación como precursor del Partido Liberal Colombiano, al que han pertenecido los Masones que han sido Presidentes de la República.
         
Una muestra al canto de esa devoción, la constituyen las Grandes Logias, Logias y cuerpos de Altos Grados, así como los colegios y fundaciones sociales auspiciadas por la Orden, nombrados en su honor.
            
Francisco de Paula Santander
Entrando en materia, lo primero que hay que dejar sentado es que no existe ningún dato ni directo, ni indirecto ni circunstancial que muestre que el "Hombre de las Leyes" tuvo alguna relación con una Logia Masónica antes o durante la Campaña Libertadora de la Nueva Granada.

                                   
La versión propagada afirma que Santander perteneció a una Logia bogotana fundada el 2 de mayo de 1820 denominada “Libertad de Colombia”, que al año siguiente varió su nombre al de “Fraternidad Bogotana”.
                      
Igualmente, encontramos una lista de los miembros de esa Logia, el texto de su Carta Patente expedida por la Gran Logia Provincial de Jamaica, el nombre del Comisionado que viajó por ella a Kinston y hasta los Grados escocistas de algunos de sus miembros que mostraban el 18° del REAA.
                      
Pero no hay forma de conocer el original de esa Carta Patente, ni se ha descubierto una anotación sobre su expedición en los archivos de Jamaica e Inglaterra, ni quedó rastros del viaje a Kinston a buscarla, ni se conoce cuándo, como o dónde se Iniciaron sus miembros en una Logia Masónica, ni constatar el origen de sus Altos Grados, o siquiera de cruzar estos datos con fuentes contemporáneas verificables, en Colombia o fuera del país.
                                 
Tampoco aportan fuentes comprobables los tres tomos de “Santander ante la historia: ensayo histórico-biográfico” del acreditado historiador Masón Julio Hoenigsberg, ni la monumental obra “Santander” de la historiadora Pilar Moreno de Ángel, que es la biografía más completa que se ha escrito sobre el prócer.  
                                                      
Por su lado, Américo Carnicelli afirma que Santander presidió la Logia “Fraternidad Bogotana”, que fundó “varias Logias en el Territorio de la Nueva Granada” y que el 21 de abril de 1824 recibió el Grado 33° del “Supremo Consejo del Grado 33° de la República de Colombia”, fundado ese mismo día en Caracas por Joseph Cernau, en momentos en que el “Hombre de las Leyes” se desempeñaba en Bogotá como Presidente de un Capítulo RC del Grado 18° que se llamaba “Los Amigos de Colombia”. (Carnicelli, Américo. Historia de la Masonería Colombiana 1833 – 1940. Tomo I. Págs. 77 – 81; y Carnicelli, Américo. La Masonería en la independencia de América (1810-1830): secretos de la historia).
                                          
El problema surge cuando tampoco se ha podido comprobar esta información, ni en Colombia ni en Venezuela, y lo de los Grados escocistas de los fundadores de la Logia “Libertad de Colombia” no resiste el más ligero análisis histórico.
                                                
Para el 2 de mayo de 1820 solo habían sido creados en el mundo 7 Supremos Consejos del REAA: el de la Jurisdicción Sur de USA (1801), el del Gran Oriente de Francia (1804), el Supremo Consejo de Italia, en Milán (1805), el Supremo Consejo del Grado 33 para España (1811), el Supremo Consejo de los Estados Unidos, fundado por Joseph Cernau en Nueva York, (1812), el Supremo Consejo de la Jurisdicción Norte de los EUA en Boston (1813) y el Supremo Consejo de Bélgica (1817). No hay vestigios ni en Colombia ni en el exterior de que alguno de esos Supremos Consejos haya otorgado Grados a Santander o a sus compañeros de fundación.
                                                     
El primer Supremo Consejo del REAA que hace presencia en Suramérica fue el de Cernau, en Caracas en 1824. Cuatro años después de fundada la Logia. Con la salvedad de que el nombre del General Santander no aparece en la lista del General José Félix Blanco, que reposa en el Archivo General de la Nación de Venezuela, en Caracas, con el de aquellos a quienes Joseph Cernau le habría otorgado el Grado 33° el 21 de abril de 1824.
                                          
Tampoco hubiera podido recibir Santander el Grado 33° en Caracas, porque en esa fecha se desempeñaba en Bogotá como Presidente Encargado de la República de la Nueva Granada por ausencia del Libertador Simón Bolívar, que andaba en el sur con su ejército concentrado en los afanes de la campaña final de la independencia de El Perú.
                                                 
Abundando en datos, hay que mencionar la anécdota que aporta el historiador colombiano José María Rivas Groot (1864 - 1923) acerca de que, en los días posteriores a la Batalla de Boyacá, el Brigadier español José María Barreiro imploró por su vida ante Santander enviándole su Pasaporte y Mandil Masónico, recibiendo como respuesta “la Patria por encima de la Masonería”. Barreiro fue fusilado junto con otros 38 prisioneros el 11 de octubre de 1819 por orden de Santander.
                                                 
Por otra parte, se toma como prueba de la calidad de Masón del General Santander una publicación aparecida en la edición No. 23 de la “Gaceta de Santafé de Bogotá” correspondiente al 2 de enero de 1820, con el siguiente texto: “Aviso al público: Una sociedad amante de la ilustración, protegida por el Sr. General Santander. ofrece al público dar lecciones para aprender a traducir y hablar idiomas francés e inglés, El Sr. Francisco Urquinaona y el Teniente Coronel Benjamín Henríquez., serán los preceptores los lunes y jueves de cada semana, de las 6 a las 8 de la noche darán lecciones en la casa que habita el Sr. Lastra. Los que deseen tener conocimiento en estos idiomas se pondrán de acuerdo con el Sr. Jose Paris, contador ordenador del Tribunal Mayor de Cuentas, en inteligencia de que a principios de este mes se abrirá la sala de secciones”.
                                         
Por otro lado, el Gran Oriente y Supremo Consejo Neogranadino, el día de su fundación en Cartagena de Indias, el 19 de junio de 1833, otorgó a Santander el título de “Gran Protector de la Orden Masónica en la Nueva Granada”, siendo SGC:. el militar tolimense José María Vesga y Santofimio (1800 – 1841), quien a la postre se desempeñaba como Gobernador Político de la Provincia de Cartagena desde que fue nombrado el 10 de junio de 1832 por el General Santander, durante su segunda Presidencia (1832 – 1837).
                                                  
En sana crítica, no se puede tomar como concluyentes de la membresía Masónica del General Santander el aviso periodístico de la Gaceta de Santafé de Bogotá, ni la distinción que le hace el Supremo Consejo Neogranadino. Para el primer caso, se exige una cierta dosis especulativa; y en el segundo evento, hay que reconocer que a veces este tipo de distinciones se otorgan por gentileza a personajes públicos para congraciarse con ellos o agradecer su amistad y protección.
                                     
Sobre la opinión personal que tendría Santander acerca de la Masonería, es pertinente apoyarse en lo que publicó el periódico “El Patriota”, del cual era editor, y que circuló bisemanalmente (miércoles y domingo, preferentemente) en Santafé de Bogotá, del 26 de enero al 24 de agosto de 1823.  
                                         
En una de sus 42 ediciones se lee al “Organizador de la victoria” afirmar que "el hombre es primero ciudadano que Masón, y como ciudadano tiene deberes muy estrictos y sagrados con la sociedad, y la autoridad temporal debe prohibir la sociedad de los Francmasones si ésta, en lugar del compromiso a que se obliga de favorecerse y dar ayuda a sus hermanos, puede impedir la observancia de las leyes".
                                               
Según el periódico “El Patriota”, los ataques a la Masonería procedían de grupos de “fanáticos” que poseen un “sentimiento de una falsa conciencia que encadena la relijion a los caprichos de la imajinacion y al desarreglo de las pasiones” (El Patriota, Nos. 31 y 35. 1823).
                                               
Para el entonces Presidente encargado del Poder Ejecutivo, los miembros de la Masonería eran portadores de “luces políticas”, reprochados por “jentes vulgares, las mujeres, y los hipócritas”, que consideraban que la Orden es “alguna cosa del otro mundo, una invención diabólica, y una escuela de vicios”. Y se burlaba de los críticos diciendo que para ellos un Masón es una persona que “se muda de limpio tres veces á la semana, y tiene modales finos…y que también lo son y de altos grados, los que se saludan dándose las manos, los que pasean engarsados del braso; los que reúnen a comer con buen humor”. (El Patriota, No. 29. 1823).
                                             

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Así las cosas, hay quienes concluyen de todo lo anterior que el General Francisco de Paula Santander indiscutiblemente fue Masón, y los que, por el contrario, sostienen que eso no se puede afirmar por que no está probado que lo fuera.
                                       
Que cada cual juzgue y deduzca. Incluso, por supuesto, mi corresponsal venezolano.