miércoles, 22 de mayo de 2019

¿DE VERDAD FUE MASÓN FRANCISCO DE MIRANDA?

               
Por Iván Herrera Michel                 

Sobre la calidad de Masón del “Precursor de la Emancipación Americana”, “El Primer Venezolano Universal”, “El Americano más Universal”, Dictador Plenipotenciario y Jefe Supremo de los Estados de Venezuela en 1812, Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinosa (1750 - 1816), existe una discusión abierta.
                  
El Precursor Francisco de Miranda
De él se ha dicho que se Inició en la Masonería en Filadelfia, Londres, París, Cádiz, Gibraltar, Virginia… y hasta que fue el fundador de la Masonería venezolana y de la primera Gran Logia en su país en 1824 (seis años después de su muerte), pero lo único cierto es que nadie ha podido mostrar una sola fuente documental, testimonial o circunstancial, directa o indirecta, que pruebe su ingreso, visita o pertenencia a una Logia Masónica alguna vez en su vida.
                 
No obstante, pasando sobre lo anterior, el primero de enero de 1950, el Gran Maestro de la Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela (Antecedente común, antes del cisma de 1957, de las actuales Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela y de la Gran Logia de la República de Venezuela), José Tomás Uzcátegui, expidió, sin suerte alguna, un Decreto mediante el cual ordenó en su artículo 4° “recopilar y publicar los datos masónicos del Q H Francisco de Miranda”.
                     
Y de paso, en el artículo 1° declaró “el día 28 de marzo de cada año: Día Nacional Masónico”, en honor del nacimiento de Miranda esa misma fecha del año 1750.
                   
Al respecto, el historiador venezolano Eloy Reverón García, elaborando su Tesis de grado en 1990, en la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, sobre la “Masonería en el Siglo XIX”, examinó los archivos conservados desde 1853, constatando que “la primera vez que apareció el nombre de Francisco de Miranda fue para archivar el decreto del Gran Maestro, que de paso declaraba la fecha del nacimiento de Miranda, a partir del bicentenario, Día Masónico Nacional”.
                      
Por su parte, Frederick Seal-Coon, miembro de la prestigiosa Logia de investigación Quatuor Coronati No. 2076, de la Gran Logia Unida de Inglaterra, escribió un artículo en 1995 titulado “La Mítica Masonería de Francisco de Miranda”, en el que pone en duda la membresía Masónica de Francisco de Miranda.
                     
Más aún, en 1926, el economista, escritor y político venezolano Alberto Adriani (1898 – 1936) y el historiador estadounidense, profesor de la Universidad de Illinois, William Spence Robertson (1872-1955), descubrieron en la ciudad inglesa de Cirencester, a 150 Km. al oeste de Londres, el archivo personal de Miranda (conocido como Colombeia) que consta de 63 cuerpos divididos en tres acápites (Viajes, Revolución Francesa y Negociaciones). Venezuela lo adquirió siendo Ministro de Relaciones Exteriores el historiador Caracciolo Parra Pérez (1888 – 1964), hoy se encuentra en el Archivo General de la Nación de Venezuela, en Caracas, y en 2007 la UNESCO lo integró al proyecto “Memoria del Mundo”.
                         
Colombeia. Archivo de Miranda
Los investigadores tampoco han podido encontrar en ninguno de los 63 tomos de este abundante archivo autobiográfico, redactado en castellano, francés e inglés, un solo vestigio del paso de Miranda por la Masonería. Y es notoria la ausencia, ya que el grado de detalles del Precursor es de tal meticulosidad que hasta aparecen reseñadas las cortesanas con las que durmió y los libros que compraba en cada país que visitaba.
                                    
COLOFÓN
                   
Más allá de sesgos, quereres y mitos, las pesquisas adelantadas hasta la fecha no han arrojado resultados positivos sobre la membresía Masónica del General Francisco de Miranda. Ni siquiera indicios circunstanciales. Y, a contrario sensu, algunos historiadores han llegado a la conclusión de que su condición de Masón es un mito creado a mediados del siglo XX para minimizar la fama de Bolívar.
                
De hecho, durante el siglo XIX no se exaltó a Bolívar ni a Miranda como Masones en la literatura, los discursos y los relatos internos de la Orden. Es a partir de la primera mitad del siglo XX en que aparece con fuerza lo que Reverón García llama una “asombrosa mezcla de transposición histórica, devoción Masónica y agilidad imaginativa, de la que surge la virtuosa trinidad de un culto a la patria semejante a una religión civil, o un civismo con caracteres religiosos…”. (El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana.  Caracas, Venezuela, Publicaciones Monfort S.A., 2001).
                 
A pesar de ello, lo anterior no es pretexto para que en un quisquilloso positivismo se niegue de tajo la posibilidad de que Miranda haya sido Masón. Al fin y al cabo, como dijo Carl Sagan, “la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia”.
                      
Sobre todo, porque la tradición oral (que ha existido en el caso de Miranda, por lo menos en el siglo XX), aunque versátil, maleable, tergiversadora y subjetiva, también es un insumo para la gestión historiográfica.
                     
Aunque también pudo suceder que la pertinaz propaganda antimasónica española, que, desde la segunda mitad del siglo XIX culpa a la Masonería por la pérdida de las colonias, al cruzar el océano haya generado, sin mayor estudio, un orgulloso discurso elaborado desde las orillas acríticas de lo que se desea escuchar y propagar, sobre un glorioso olimpo patriótico libertario, que nunca existió.
                  
                   
Casos se han visto…
                                                         
                                                                                                        
                                    

martes, 7 de mayo de 2019

LES MAÇONS DU BICENTENAIRE EN COLOMBIE


Traduction fraternelle de Serge Llorca
Miremont, Midi-Pyrenees, France
                    

Le bicentenaire de la bataille de Boyacá du 7 août 1819 est célébré en Colombie, elle a scellé la campagne de libération de la vice-royauté de Nueva Granada, lancée par Simón Bolívar le 20 mai de la même année.
              
Dans ce contexte, un Maçon de l’ouest de mon pays m’invite à dédier un "post" au rôle joué par les Francs-maçons dans l’indépendance de la Colombie, car il a lu de nombreux ouvrages qui leur confèrent une grande importance, en plus du fait qu’ils célèbrent ces journées. la 32ème Foire internationale du livre de Bogotá (Filbo) (du 24 avril au 6 mai 19) dans laquelle la Colombie est le pays invité avec le slogan "Colombie 200 Años".      
                  
Dans l'espace Franc-maçonnique, Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander et Antonio Nariño sont les Maçons les plus emblématiques de la lutte émancipatrice colombienne. Certains auteurs, sans fondement fiable, tirent leur lutte de la "Grande Réunion Américaine", fondée par le général Francisco de Miranda à Londres en 1798 et les célèbres "Loges Lautarinas".
                   
Mais la vérité est que ni la "Grande réunion américaine" n’était une association maçonnique, ni la qualité de maçon de son précurseur Francisco de Miranda n’est prouvée. De même, des sources vérifiables connues indiquent que les "Loges Lautarinas", espagnols, chiliens et argentins, n'étaient pas des loges maçonniques mais des sociétés indépendantistes secrètes inspirées par la Franc-maçonnerie, ce qui est très différent.
                                           
Lors de la bataille de Boyacá, 2 200 fantassins et 600 cavaliers de l'armée de l'indépendance, commandés par les généraux Simón Bolívar et Francisco de Paula Santander, ont combattu 1 800 fantassins et 400 cavaliers réalistes, commandés par le brigadier José María Barreiro, qui était sous les ordres du Le général Pablo Morillo, chef suprême de l'expédition chargé de pacifier les colonies espagnoles en Amérique depuis la fin de 1814.
                                    

Ce qui précède signifie que les quatre principaux commandants étaient des maçons éprouvés.
                      
Dans l'histoire, chacun déplore ou célèbre le sien. En Espagne, les ennemis de la maçonnerie l'attaquent avec amertume en affirmant qu'elle a orchestré l'indépendance des colonies américaines, et dans les Loges du Nouveau Monde, ils portent des toasts patriotiques enflammés depuis plus de 200 ans avec fierté.
                          
Et dans les deux cas, l’affirmation a ses défauts, car elle ne peut être formulée de manière catégorique sans oublier le fait que la Franc-maçonnerie et/ou des Francs-maçons appartenant à des héros américains indépendants ont soutenu l’empire espagnol ou les patriotes américains.
                          
En fait, il y avait des Maçons très actifs des deux côtés du conflit, et aussi des Maçons qui ont appliqué la peine de mort à d'autres Maçons des deux côtés de la confrontation dans le respect scrupuleux des lois de la guerre.
            
Pour le prouver, nous pouvons penser à Pablo Morillo de Cartagena des Indes le 24 février 1816, en passant par les armes pour suspendre et confisquer les biens des Maçons de la Loge "Les Trois Vertus Théologiques" aux alentours de la Cienaga de la Matuna. (Aujourd'hui Camellón de los Mártires en Colombie), de les enterrer ensuite dans une fosse commune au cimetière de Manga.
                             
Et Francisco de Paula Santander fusillant José María Barreiro à Santafé de Bogotá le 11 octobre 1819 du côté nord de la Plaza Mayor (l'actuelle Plaza de Bolívar), bien qu'il l'ait imploré la grâce en lui envoyant son tablier de Maçon, et de l'enterrer ultérieurement dans une fosse commune de l'ancien campo de Santa Fe (près de l'actuelle Estación de la Sabana).
                    
Ou le dernier Vice-roi du Pérou, le militaire et Maçon José de la Serna et Martinez de Hinojosa, comte des Andes, confrontés par les armes au général argentin Maçon José de San Martín.
                  
Les cas ne manquent pas. Et il est clair qu’ils le sont parce que tous ces Maçons observent une éthique militaire et civile légitimée par les intérêts des personnes qu’ils ont servies.
                      
C’est ainsi seulement que nous pourrons comprendre l’accomplissement commun du devoir de ces Maçons qui offrent leur vie à des causes rivales qu’ils jugent justes, respectant les engagements d’honneur qu’ils ont volontairement acquis.