miércoles, 1 de julio de 2020

LA ESTATUA DE ALBERT PIKE

Por Iván Herrera Michel
                               
Me escriben algunos Masones preguntando por el supuesto racismo de Albert Pike que ha inundado las redes sociales a partir del viernes 19 de junio de 2020, en que fue derribada e incendiada su estatua de bronce de 11 pies de alto en la Judiciary Square de Washington D. C., en los Estados Unidos de América, mientras aplaudían unas 100 personas, en el marco de las protestas antisupremasistas que siguieron a la muerte del afroamericano George Floyd por acción de un policía blanco en Minneapolis, Minnesota.
                                  
Antes de esa fecha, ya habían publicados comunicados conjuntos las Grandes Logias estatales de blancos y Prince Hall de Missouri, Nueva York, Carolina del Norte, Oklahoma, Illinois y del Distrito de Columbia, llamando a la calma y a la superación del racismo.
                 
Lo primero que debo decir, es que no estoy de acuerdo con que hayan tumbado la estatua para destruirla, porque se trata de una pieza significativa correspondiente a uno de los protagonistas de la historia de los Estados Unidos de América cuya vida forma parte de su identidad, y que ha estado expuesta en una plaza pública durante más de un siglo. Si se iba a retirar, debió ser trasladada a un museo para la reconstrucción y legitimación de la memoria colectiva de la nación.
                       
Pero lo cierto es que el monumento ha estado siempre bajo controversia y reiteradamente los movimientos de Derechos Civiles en USA han solicitado pacíficamente su retiro por las acusaciones que se le hacen a Pike de haber escrito los rituales del Ku Klux Klan y de haber participado en sus actividades con posterioridad a la Guerra Civil. Se aduce además que es el único monumento en la capital de los Estados Unidos de América que honra la memoria de un General confederado esclavista.
                         
La escultura es obra del artista italiano Gaetano Trentanove y fue encargada, pagada y erigida en 1901 por el Supremo Consejo del Grado 33° del REAA para la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos de América para conmemorar su propio centenario y honrar a quien fuera su Soberano Gran Comendador durante 32 años continuos. Poco después fue donada a la ciudad y hoy es una propiedad federal administrada por el Servicio de Parques Nacionales de quien dependerá su próximo destino.
                         
Como era de esperarse, el Supremo Consejo donante se pronunció en contra de que la hayan echado a tierra y mancillado, a través de un comunicado firmado por su Soberano Gran Comendador, James D. Cole, y declaraciones a la prensa de Arturo de Hoyos, director del Departamento de Educación y Patrimonio.
                          
Monumento a Albert Pike con el estandarte del
Supremo Consejo del Grado 33° del REAA  para la Jurisdicción del Sur de USA
También hay que precisar que la figura de Albert Pike no posee la misma importancia en toda la Masonería estadounidense. En los quince Estados del Supremo Consejo del Grado 33° del REAA para la Jurisdicción del Norte de los Estados Unidos de América no se enseña como referente ni el autor ni su voluminosa obra, ni se practican sus rituales, ni se estudian sus trabajos (a menos que sea de manera personal e independiente). Entre los de la Jurisdicción del Norte, Pike solo aparece en una lista de escritores del siglo XIX que optaron por creer que la masonería tenía orígenes mucho más místicos y esotéricos de los que tenía. Esto ha causado que entre ambas Jurisdicciones haya muy poco en común ritualísticamente, y que la denominación de algunos de sus Grados no sea la misma.
                        
En Europa y en África tampoco se tiene a Pike como referencia para la doctrina, la tradición y la puesta en escena del REAA, y en Hispanoamérica solo hasta hace un par de años se puede obtener en castellano su libro “Moral y Dogma”.
                  
Es decir, que el accionar y el pensamiento Masónico de Albert Pike solo representa al Supremo Consejo del Grado 33° del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la Masonería para la Jurisdicción del Sur de USA. Aunque, hay que reconocer que es un tópico sobre el que ya ha comenzado a verse alguna autocrítica entre sus miembros.