jueves, 9 de julio de 2020

GLOSAS TRANSVERSALES SOBRE LA FORMACIÓN MASÓNICA



Ponencia leída en el “I Conversatorio Masónico Virtual Internacional "El Rol de la Masonería en el Siglo XXI: Una Perspectiva Global”, organizado por la Sociedad Científica de Masonología de Bolivia y celebrado por la plataforma ZOOM el día 30 de junio de 2020 (E:. V:.)

Por Iván Herrera Michel


Mis Muy  IIL:. y QQ:. HH:. Antonio Bustillo Bailey y Ruddyard Ledesma Reyes, de la “Sociedad Científica de Masonología de Bolivia”, en el Or:. de Sucre, Bolivia.

Familia Masónica Boliviana

 Muy QQ:. HH:. todos en sus Grados y calidades, en sus Orientes.

Veo caras amigas de muchos Hermanos y Hermanas de un buen número de países de América y Europa. A todos ustedes, los abrazo a la distancia desde el Caribe Colombiano.

Parafraseando a nuestra Cadena de Unión, puedo decir que “nuestros corazones y mentes se unen al mismo tiempo que nuestros enlaces virtuales

Debo agradecer primero que todo, el que me hayan invitado a compartir algunas reflexiones con mis HH:. Y Hermanas en el “I Conversatorio Masónico Virtual Internacional "El Rol de la Masonería en el Siglo XXI: Una Perspectiva Global", mediante esta plataforma Zoom que, como la Masonería misma, está uniendo lo disperso, que es algo que yo valoro mucho.

La Orden Masónica, al igual que la sociedad, está pasando por una de esas terribles pandemias que desde la antigüedad la ha acompañado, y que tanto se ha descrito desde las investigaciones antropológicas, históricas y la literatura universal, desde las Guerras del Peloponeso en la Grecia clásica.

Dicen que la humanidad ya no será la misma. Y lo dicen pensadores muy acreditados, que en mi opinión han caído en la tentación de pasarse del bando de los historiadores y filósofos al de los profetas anunciando la llegada mundos nuevos bienaventurados o apocalípticos.

Yo no estoy muy de acuerdo con ellos. De hecho, no estoy muy seguro que el Coronavirus impacte tanto a la humanidad como para que el siglo XXI comience en el año 2021. Me parece más bien, viendo en retrospectiva las cosas, que el puntapié inicial se dio en 1969 cuando crearon una red de redes que permite la interconexión descentralizada de computadoras a través de un conjunto de protocolos, al que llamamos todavía Internet.

Personalmente, no creo que, en uno, dos o tres años, no sigamos haciendo lo mismo que veníamos hace antes del Coronavirus, y comenzando a olvidar los inéditos días del encierro, como siempre se han olvidado muchas experiencias incomodas en esa especie de antología que suele regalarnos la memoria selectiva de nuestra especie.

La liquidez de la modernidad, para usar el concepto de Zygmunt Bauman, no la veo amenazada porque no veo en la pandemia un fortalecimiento de patrones tradicionales actuando en contra de una mentalidad de cambio. De hecho, tengo la impresión de que la virtualización repentina y brutal, en que nos sumergimos durante este año 2020, está haciendo más evidente esa liquidez como consecuencia natural del compartir noticias, entrevistas y charlas de forma más accesible.

Tengo la seguridad de que el gran aliado de la modernidad líquida es el teléfono celular. Es un instrumento extraordinario que está en las manos de todos, jóvenes y viejos, y un muy vigoroso objetante de los grandes relatos oficiales y las imprecisiones con que se encausaba a la sociedad y la Masonería hasta hace muy poco. Y la potencialidad de lo que coloca al alcance general va increíblemente acelerada.

La Masonería no es la excepción. Hoy es imposible decirle a un recién Iniciado que no admite homosexuales, transexuales, mujeres, negros, cojos, ancianos, Etc. Lo más que se le puede decir, es que hay Grandes Logias y Grandes Orientes que, si admiten a todas estas personas, y que hay algunas en donde está prohibido que entren algunas de ellas. Yo recomiendo siempre advertírselo, para evitar que pierda su tiempo y su dinero y nos haga perder nuestro tiempo también.

La Masonería hoy se enfrenta a la disminución sostenida de su membresía. La masculina de blancos en Estados Unidos, según datos oficiales, viene perdiendo un promedio de 40.000 miembros al año y ya desde el año 2019 bajó el guarismo a menos de un millón por primera vez desde hace 150 años luego de contar con unos 5 millones en 1960. Eso ha creado unos problemas económicos mayúsculos, la venta de sus Grandes Templos o la construcción de locales comerciales para vender o arrendar. De seguir así, es fácil deducir que en 25 años desaparecería.

Pero no es un caso único, aunque sea paradigmático. En muchos países sucede igual. Ni siquiera Inglaterra es la excepción de esta caída drástica, sumada al aumento de la edad promedio de los Masones y la disminución en el tiempo de permanencia en la Orden de los nuevos Iniciados.

Enfrentamos riesgos reales, y la solución en mi parecer no pasa por cambiar nuestros rituales, crear nuevos ritos ni variar el método Iniciático que hemos heredado. Son maravillosos, y estoy seguro que si no fuera por culpa de lo que muchas veces vemos en los Masones, la Masonería estaría llevando sus luces a los Milennials con mayor éxito.

Los Milennials son a quienes deberíamos estar preparando para que asuman las riendas de la Orden. No existe otra generación posible para hacerlo. Ellos hoy tienen alrededor de 30 años de edad, tienen el mayor nivel de escolaridad que ha tenido una generación en toda la historia, están comenzando una familia y desean ser reconocidos socialmente como personas de bien y causar un impacto en la sociedad.

Los Masones diríamos: que son personas libres y de buenas costumbres.

He conocido que nuestros sitios web están siendo más visitados durante la pandemia y que Masones que están alejados de las Logias están mostrando interés en volver a nuestras reuniones. Creo que esto podría tener que ver con que la práctica del teletrabajo nos ha adaptado nuestras formas de vida de muy diferentes maneras. Estamos asistiendo a través del computador y el celular a cumpleaños, aniversarios, Baby Shower, conferencias en tiempo real, serenatas, brindis, clases virtuales, reuniones de padres de familia, reuniones Masónicas, Etc.

Si nuestros sitios están siendo más visitados es porque la Masonería sigue siendo atractiva en lo fundamental. Pero hay que tener cuidado con los predicamentos exóticos que, bajo la excusa del esoterismo, han estado colonizando nuestras Logias y desplazando el método de construcción mediante el simbolismo de las herramientas, que es la razón de ser de la Orden. No su forma externa ni una puerta hacía otros filosofismos o esoterismos.
 
La Masonería suele ser un cuerpo de alegorías, leyendas y simbolismos, que constituyen una propuesta constructiva para que cada sensibilidad escoja una posible vida para sí mismo.

Voy a referirles una anécdota que viví con un alumno de la universidad. Cierto día me llamó para contarme que había aplicado a una Logia a través de un colega profesional. Me alegró la noticia, porque es una muy buena persona, y quedó en que cuando le contestaran me comunicaba la fecha de su Iniciación para acompañarlo. Pasó el tiempo y me lo encontré casualmente. Me dijo cosas que me hicieron pensar. Me relató que efectivamente le habían comunicado su aceptación en la Logia y que estaban a la espera de fijar una fecha para la Iniciación. En el camino, sucedió que su padrino cumplió años y en el agasajo tuvo la oportunidad de conocer un grupo de Masones y oír sus opiniones personales sobre diversos tópicos profanos. Su conclusión fue que “la Masonería era lo mejor que le podía pasar a alguien, que había pasado el examen de los Masones, pero que los Masones no habían pasado su examen”.

Me recordó a Gandhi diciendo que él sería cristiano, si no fuera por los cristianos.

Por otra parte, afrontamos riesgos económicos y financieros cuando pretendemos seguir sosteniendo estructuras costosas con una membresía de clase media, riesgos legales cuando pretendemos que nuestras normas internas están por encima de las civiles, riesgos reputacionales cuando ventilamos nuestros problemas internos fuera de nuestros Talleres, y riesgos operacionales cuando dejamos que otras corrientes políticas o filosóficas colonicen nuestros trabajos.

Como toda crisis, la de la Masonería debe manejarse desde la gestión de cara a posibles futuros en ambientes de incertidumbres, como el actual en que más de 3.000 millones de personas fuimos confinados y despojados de nuestros derechos y libertades que costaron mucho obtener, en aras del bien común y por miedo a la muerte.

Yo no soy pesimista con respecto a la supervivencia de la Masonería en general, porque me he dado cuenta que la Orden tiene una enorme resiliencia.

Me explico con un par de ejemplos:

1) En el siglo XIX, entre los años 1821 y 1892, la Masonería fue víctima de un fuerte embate de la Iglesia Católica en Europa y Latinoamérica, sus grandes áreas de influencia. De hecho, publicó contra la Masonería cuatro Encíclicas firmada por cuatro Papas distintos, una Constitución Apostólica y tres Alocuciones Consistoriales. En ningún otro siglo, ni siquiera sumados, la Orden recibió tanta agresión de una institución tan poderosa internacionalmente, rica en medios económicos, de manera cara a cara y colectiva desde los medios de comunicación y el púlpito.

Mientras esto pasaba, en los Estados Unidos de América, a partir de 1820 la prensa emprendió una muy dura campaña contra los Masones. En 1827 se creó oficialmente un partido político en Rochester, Nueva York, denominado “Partido Antimasónico”, que llegó a elegir en su Convención nacional de Baltimore de 1832 un candidato a la presidencia. Posteriormente, fue fundado otro “Partido Antimasónico” (así también se llamaba) en la década de los 60s del mismo siglo, que tuvo también un candidato a la presidencia.

2) Segundo ejemplo de resiliencia: Recuperándose de semejante embate, la Masonería de Europa continental durante la primera mitad del siglo XX atravesó dos guerras mundiales en la que murieron cerca de 100 millones de personas, y, en el intermedio de las dos la pandemia mundial de la Gripa Española que mató alrededor de 40 millones más.

El régimen soviético persiguió, arrestó, torturó, encarceló y fusiló a cientos de miles de Masones en Rusia, Letonia, Lituania, Hungría, Bulgaria, Polonia, Serbia, Montenegro, República Checa y Eslovaquia. Por su parte, los Nazis hicieron lo mismo en Austria, Holanda, Bélgica, Noruega, Polonia, Francia, Rumanía, Bulgaria, Serbia, Montenegro y Eslovenia. Al igual que el Fascismo en Italia, el Franquismo en España y el dictador Salazar en Portugal. Asesinaron a sus familias, los despojaron de sus bienes y los extraditaron.

Pero si nos fijamos bien, hoy en día los ritos, los rituales, la decoración de las Logias y de los Masones sigue siendo los mismos de siempre.

Para los Milennials su libertad y su crecimiento personal no son negociables, y el relevo generacional en todas las áreas de la sociedad se está produciendo en este momento. Ellos están familiarizados con los vídeos tutoriales, los libros virtuales, las plataformas de aprendizaje remoto y las salas de encuentro virtuales.

Recapitulando:

Tenemos al frente, y no hay opción de saltar por encima de ella, a una generación que llamamos Millennials caracterizada por ser profesionales, la mayoría con nivel de posgrado, con un fuerte sentido de la libertad, que desean ser reconocidos como personas de bien y quieren causar un impacto positivo en la sociedad. Son más autodidactas y menos inclinados a las titulaciones.

Eso hace que los Milennials no sean el peligro y que su interés en la Masonería pruebe la resiliencia de la Orden. Nunca antes habíamos contado con una generación mejor preparada a quien entregar nuestras tradiciones.

Por eso soy optimista. No tenemos que reinventar la rueda, ni tampoco es verdad que estemos ante el último tornillo que sostiene el pedestal. Solo debemos elegir a los de buenas costumbres, como siempre lo hemos hecho, e instruirlos en nuestro método constructivo, que, en lo básico y universal, utiliza el simbolismo de las herramientas de construcción del siglo XVIII, mas una leyenda, para definirse como un peculiar sistema moral velado por alegorías e ilustrado mediante símbolos. Como todos sabemos.

Es la posibilidad de seguir formándose (podríamos decir en clave Masónica, construyéndose) la idea que hay que explicarles para mostrarles que una Logia es un lugar posible para ellos. Además, es la verdad de lo que venimos a hacer en las Logias.

Para ellos, el trabajo tiene que ver con enriquecerse como personas, no tanto como subir de estatus o cosas así, y con estar cerca de personas que admiran y de las que consideran que pueden aprender algo. Con sentir que su forma de percibir el mundo puede verse ampliada  

Pero, honestamente, mis QQ:. HH:., ¿Estamos preparados para aceptar lo que viene? ¿O ya le declaramos la guerra a la generación que viene?

En honor a la verdad, cada sector de la Masonería tiene su propia realidad y su propia cantidad de resistencia o resiliencia frente al fluir del tiempo y las circunstancias. Y de allí surgen sus respuestas.

Un punto a favor que veo en la Orden, es la manera tan rápida como las Obediencias, las Logias y los Masones, encerrados por la pandemia del Coronavirus, se han adaptado y han buscado fórmulas alternativas a partir de medios modernos de comunicación para reunirse virtualmente. Con o sin decoraciones. Estamos recreando el trabajo colectivo dinámicamente con una creatividad inédita.

El cierre de nuestros Templos no ha sido obstáculo para nosotros. De hecho, lo prueba esta reunión virtual en la que tengo el honor y el placer de compartir con ustedes, y en la que tengo la seguridad de enriquecerme con sus luces, aportes y aclaraciones en el punto que la “Sociedad Científica de Masonología de Bolivia” ha dispuesto para los comentarios.

Digo lo anterior, a pesar de que soy un firme convencido de que el método Masónico exige una práctica física, colectiva y presencial, en un lugar dispuesto para tal fin, ya que la Masonería es muchísimo más que un lugar en donde discutir con respeto un determinado tema.

Es decir, que para mí no hay lugar a una especie de transposición de nuestros rituales Iniciáticos presenciales a una reunión por audio o videoconferencia en una plataforma virtual. Estas cosas solo son procedentes para compensar nuestros actuales impedimentos físicos, pero no para reemplazar nuestros rituales físicos.

Se enfrenta hoy la Masonería, al igual que toda asociación moderna, a un cambio de época en donde se impone la reflexión sobre el rol, los conocimientos y las sensibilidades básicas de las que debe estar dotado un Masón para oficiar de interlocutor idóneo en la sociedad contemporánea. Lo grave del problema, es que no parece haber claridad general acerca de la clave para avanzar en la encrucijada y un giro hacia adentro siempre es un camino fácil y atractivo para distraernos en la evocación de todo aquello que constituyó la faz luminosa de la Orden y que puede ser útil.

Actualmente, se puede observar en África, Europa y las Américas una clara tendencia de la Orden hacia el fortalecimiento de confederaciones regionales de Grandes Logias que se han ido alejando del masonismo masculino inglés.

En este orden de ideas, es fácil prever que el siguiente paso que verá el mundo Masónico será la creación de una liga de confederaciones subregionales, en la que cabrán diferentes formas de entender la Masonería, y el formato que se está adoptando para estas tendencias liberales parece incluir un análisis puntual de un tema de actualidad, en la consideración de que los problemas fundamentales de la humanidad no deben ser tratados como individuales y locales sino bajo la óptica de su interdependencia con los problemas colectivos, universales y reales, así como con las soluciones a las coyunturas sociopolíticas locales.

Es decir, que es posible que al actual Big Bang Masónico que nos tiene trabajando en universos separados y separándose, le siga un Big Crunch. O sea, una debilitación de las fuerzas expansivas y un fortalecimiento de las corrientes centrípetas de la fraternidad y la sensatez que tiendan a acercarlos alrededor del eje iniciático sobre el cual gira.

Vemos entonces, como en el estado civilizacional actual, en el que la cultura occidental parece haberse mundializado, el método Masónico - como cualquiera otra expresión de la civilización occidental - sólo se percibe pertinente cuando es capaz de contextualizar su mensaje.

Un punto importante de partida, para abordar el tema de la educación de un Masón es el reconocimiento del hecho incontrovertible de que el método Masónico de aproximación al conocimiento ético, científico y sociológico sigue manteniendo validez. La libertad de pensamiento, la ética incluyente y el respeto por la diversidad de las concepciones y las posturas ajenas es un requisito mínimo de socialización en un mundo globalizado que, contando con un crecimiento poblacional desbordado y procesos migratorios dinámicos, juntan modelos culturales diversos en unas mismas metrópolis.

En desarrollo de lo anterior, más que grandes reformas internas lo que las Grandes Logias fugadas a burbujas ideológicas requieren es un cambio de actitud frente al trabajo individual Masónico, para dar paso a nuevas visiones y modelos educativos capaces de hacer germinar un pensamiento universalista pertinente y creativo, así como valores y actitudes fácilmente reconocibles. Como dice René Hubert en su libro “Historia de la Pedagogía”: “El problema de la educación, es el problema del destino del hombre”. Y esto, se puede lograr perfectamente desde el esoterismo Masónico sin necesidad de apelar a esoterismos ajenos.

Sabemos por otra parte, que la Masonería no es una religión, precisamente porque respeta a todas las religiones. Bien entendida la construcción Masónica, en ella no se debe pretender cambiar, corregir ni reformar la fe, las creencias y la práctica religiosa de sus nuevos miembros, reemplazándolas por otros sistemas de creencias, con el argumento de que la palabra esoterismo supuestamente le hará darse cuenta de que está equivocado explicará que está equivocado o que es superficial y le va a enseñar supuestas verdades profundas.

 Para eso no se hizo la Masonería.

Yo suelo advertir a Masones, que si algo le parece lo suficientemente raro como para no ser verdad, lo más seguro es que no sea verdad.

Es natural que el contar con un pensamiento libre y con unas buenas costumbres, como atributo de la personalidad, sea el distintivo de las personas que ingresen a la Masonería. Pero, aunque este sello del carácter debe acompañar la permanencia en las Logias, no debe ser tomado, en sí mismo, como un objetivo general de la Orden. Es tan solo, la necesaria plataforma ética e ideológica sobre la que habrá de levantarse el edificio de la construcción personal y grupal.

Cualquiera que sea la ocupación del nuevo Masón – abogado, arquitecto, pintor, comerciante, médico, músico, pastor cristiano, ingeniero, filósofo, rentista de capital, astronauta, contador, militar, industrial, piloto, sacerdote, periodista, etc. –, en el Taller Masónico debe tener la posibilidad de acrecentar su formación personal y académica con otra adicional de corte humanista que permita potenciar la propagación de aptitudes útiles en la conformación de una sociedad más justa e igualitaria y una mejor versión de sí mismo diseñada autónomamente. Este es el núcleo fundamental del asunto.

No es fácil diseñar un programa de instrucción en la Masonería. Entre sus miembros existen desniveles en su formación, así como diferencias culturales originadas en las diversas procedencias geográficas de cada uno de ellos, además de distintas motivaciones para pertenecer a la Orden.

Algunos Masones son estudiosos de los textos básicos y continuamente encuentran nuevos contenidos en su redacción, otros son imprescindibles para la buena marcha del componente social del grupo, otros llegaron a la Orden buscando un camino esotérico, otros quieren cambiar el mundo hacia una dirección más liberal, otros quieren conciliar su formación religiosa con los predicamentos Masónicos, otros consideran que la Orden es un grupo de opinión, otros que es un taller de pensamiento, a otros les parece divertido estar entre todos los otros anteriores, y así un largo etc.

Por su parte, cuenta la Masonería entre sus normas universales, en sus tres primeros Grados, con dos funcionarios expresamente señalados para servir de guía en la formación de los nuevos miembros, actuando de paso como una especie de tutores e intermediarios entre estos y las directivas de la Logia.

Para el éxito de esta relación “tutorial”, es ideal mantener una línea de comunicación abierta que permita la confianza de los neófitos y la detección oportuna de problemas en su formación Masónica. Siempre en un clima de absoluto respeto intelectual y de amplia tolerancia cuando se presenten novedosas interpretaciones como resultado de la lectura del discurso Masónico a la luz de nuevos paradigmas del conocimiento científico y la reflexión filosófica. Al fin y al cabo, las respuestas institucionales de la Orden deben estar acordes con la satisfacción de la demanda humanista de la sociedad, como eslabones de una misma cadena progresista, y son precisamente estas nuevas lecturas las que sirven de combustible a la evolución del pensamiento.

De la misma manera, las ayudas audiovisuales y las consultas frecuentes a la Internet, deben ser exigidas a los Aprendices y Compañeros en la preparación y presentación de sus trabajos, así como también deben constituirse en herramientas frecuentes para los Maestros Masones en la configuración de una imagen no anacrónica de la Masonería y de sus miembros. Es bastante seguro que los nuevos Masones provengan de contextos académicos universitarios en donde la educación va de la mano con los avances de la tecnología, y las fuentes virtuales sean reputada como muy útiles para saber comprender, saber hacer y saber ser en la Orden y fuera de ella.

Casi todas las variantes de la Masonería actual nacen en el contexto de la edad Moderna europea de los Siglo XVII y XVIII, y se estructuraron a lo largo del XIX en el viejo continente, proyectándose a sus colonias desde finales de XVIII y principios del XIX de la mano de la dirigencia colonialista y posteriormente de la burguesía local independentista. Permaneciendo aún focalizada, principalmente en los estados que hoy existen en esos mismos territorios.

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Encuentra en ocasiones a unos señores buena vida que se toman muy en serio a sí mismos, que cada vez que hacen uso de la palabra hablan de “Regularidades” e “Irregularidades”, que se refieren en términos despectivos a otros sectores Masónicos, y que practican muchas veces un verdadero culto a la personalidad de algunos otros Masones o de sí mismos. Unos más, son como beatos de las liturgias Masónicas. Y otros más, creen ser el ombligo moral, intellectual, espiritual y esóterico del mundo. Y aunque se reconoce la buena fe en lo que hacen y una inclinación general al conocimiento, a la filosofía liberal y a la conversación inteligente y chispeante, de todos modos, se les mira como cosas del pasado.

Claro, que, en honor a la verdad, sería injusto, no reconocer que ese Aprendiz también encuentra algunas charlas que lo reconfortan con las expectativas que tenía al momento de su iniciación.

De la misma manera podemos observar que una amenaza muy distinta enfrenta la Masonería que se niega a ser funcional ideológicamente en la era actual. Y esta consiste en el hecho innegable de que la propuesta que la llenó de gloria durante los siglos XVIII a XX corresponde a la etapa de la humanidad conocida como Modernismo. A esta forma de concebir el mundo pertenecen las Reformas Liberales de Alemania, el lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad que tomamos de la Revolución Francesa, la Independencia de América, el Liberalismo político, las reivindicaciones nacionalistas y la fundación de Clubes de servicios como el Club Rotario, el Club de Leones, etc.

Hoy por hoy, los grandes temas de la Modernidad se encuentran en crisis frente a una nueva concepción de la manera ética de relacionarse los hombres en sociedad que se ha dado en llamar postmodernidad. Lo de hoy es lo incluyente, lo multicultural, lo multiético, lo plural y la revisión de los paradigmas. De tal manera, que en lo personal no entiendo cuando me dicen que lo esotérico (con S) es incompatible con estas características actuales.

Frente a la correlación histórica del pensamiento Masónico con la atemporalidad y la trascendencia, la Orden cuenta con una destreza que le permitiría sobrevivir como algo muy actual, y es el hecho de que desde las Constituciones de Anderson de 1723 se define expresamente como un “punto de encuentro de aquellos que de otra forma no se hubieran conocido” y el de servir para “unir lo que está disperso”.

Esta doble pretensión, mis QQ:: HH:., es lo más Sofista que podemos definir, si queremos referenciarnos con la Grecia Clásica de hace 25 siglos, o lo más Millennial que podemos decir, si deseamos usar un lenguaje contemporáneo.

Y en ambos casos tendríamos toda la razón.

En este contexto, los Masones se equivocan si no asumen una actitud coherente frente a un aspirante que viene con información real de lo que le espera al momento de ingresar a la Orden y del emplazamiento del grupo Masónico al que aspira pertenecer en el contexto general de la Orden. En realidad, están entrando con los ojos mucho más abiertos de lo que lo hacíamos nosotros.

Los alcances del contar con una mayor información Masónica inicial no afectan solamente a la credibilidad de las decisiones institucionales, sino además al impacto que en el Aprendiz puede producir el contacto con nichos de pensamientos restrictivos que no se involucran con la diversidad que saben que existe en el mundo real.

Para los nuevos actores sociales, el mundo no es uno ni único, y saben de antemano que la Masonería tampoco lo es, por lo tanto, les resulta difícil adaptarse a ordenamientos normativos y morales que incluyan algún tipo de exclusión social.

Ninguna Gran Logia puede darse el lujo de soslayar la trascendencia de la abundante información que sus nuevos miembros traen consigo, ni tampoco la de la relación de esa información con la conducta que van a asumir a partir de su Iniciación. La primera decisión que tomaran será necesariamente sobre si persisten o no en la Orden y sobre si lo que encontraron vale la pena para ellos.

La cuestión principal del problema no está relacionada forzosamente con conceptos tales como “novedad” o “juventud”, sino con el de adopción de posturas por parte de los actuales lideres de la Masonería frente a la información disponible, la gestión del conocimiento en la experiencia Masónica y el nuevo capital intelectual que ingresa a las Logias.

Este rápido avance en la sociedad contemporánea ha provocado brechas entre la forma tradicional de enseñar la Masonería y las nuevas maneras de aprender que han surgido a partir de la era de la información expedita.

Se aduce con frecuencia que la información abierta ofrece el peligro de “acabar” con los usos y costumbres de la forma local de practicar la Masonería, ante la ofensiva de culturas foráneas.

Uno de los retos actuales de las Grandes Logias consiste en determinar una forma idónea para que su accionar se beneficie de la amplia oferta disponible de conocimientos acerca de la Orden en el mundo y de la interconectividad personal de los Masones, sin perder su esencia local que es fruto de su propia historia.

Por estas razones, las Logias, y las Tenidas han dejado de ser la fuente principal del saber Masónico y solo pueden actuar hoy como facilitadoras del conocimiento iniciatico. El nuevo Masón ha dejado de actuar a la manera de un recipiente vacío.

QQ:. HH:. Hermanos y Hermanas,

Repito que soy un optimista.

En los dos últimos meses, en que por razón de la pandemia del Coronavirus nuestras Logias están cerradas, he podido observar que ahora muestran, institucionalmente y a través de sus miembros, una renovada solidaridad social, una marcada filántropía, programas de charlas sobre temas profanos y de instrucción Masónica a través de plataformas virtuales, el Saco de la Viuda ha auxiliado a Hermanos que han caido en necesidad y se publicado declaraciones públicas sobre recomendaciones sanitarias y valores cívicos.

Admira la cantidad de Logias que siguen trabajando virtualmente con Decoraciones y rituales cuidándose sus miembros de guardar en sus hogares el obligado sigilo Masónico que hemos prometido respetar. 

Algunas Grandes Logias, algunas Logias y algunos Masones han parado. Pero la Masonería es evidente que no ha detenido su construcción del Gran Templo de la humanidad. Y si como dicen los franceses “lo que tu haces, te hace”, el mazo y el cincel con que está trabajando exteriormente, también nos está construyendo el Templo Interior.

Y este salario es de lo más trascendente esotéricamente (con S) por que no es buscado ni obedece a un interés utilitario.

En estos momentos Latinoamérica se prepara, según proyecciones oficiales de la CEPAL, para la convivencia en pocos meses con más de 200 millones de pobres, el cierre de dos millones seiscientas mil empresas y la posiblidad de que nuestras economías retrocedan lo que había avanzado en los últimos 13 años. Según este organismo la llegada del Covid – 19 a la región la encontró con "décadas de privatización y mercantilización de los servicios de salud" y un gasto público que "no ha pasado del 2% del PIB".

¿Se puede formar Masones para construir un Gran Templo de la Humanidad desde el esoterismo (con S) y lo iniciatico de su método constructivo para el rol de la Masonería en la latinoaméricana?

Yo creo firmemente que sí, y lo prueba este “I Conversatorio Masónico Virtual Internacional sobre "El Rol de la Masonería en el Siglo XXI: Una Perspectiva Global".

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Por ultimo, deseo repetir unas palabras que he dicho en otros escenarios Masónicos:

Algunos Masones han perdido la vida o han visto sufrir a sus familias por la pandemia. Algunas Obediencias han perdido Masones por el Covid – 19. Son noticias que me entristecen cuando las recibo.

Una mano unida a la otra, formando una sólida Cadena de Unión, puede hacer que sigamos teniendo una Masonería del siglo XXI universal, balanceada, fuerte, sensible, inspiradora, trascendente y, por sobretodo, útil.”


Muchas gracias a todos mis QQ:. HH:..


IHM
Junio 25 de 2020 (E:. V:.)