miércoles, 16 de marzo de 2022

LOS TEMPLOS MASÓNICOS EN BARRANQUILLA EN EL SIGLO XX

Por Iván Herrera Michel
                    

Federico Falquez Casola principal gestor
del primer Templo propio de la
Masonería de Barranquilla

En un reciente ágape fui testigo del ejercicio de memoria oral que motivó un joven Aprendiz al preguntar sobre los Templos Masónicos que han funcionado en la ciudad en los últimos cien años, y como resultas de ello quedé fraternalmente encargado de hacer un resumen.
                   
En beneficio de la precisión, comencemos recordando que en la primera década de los años mil novecientos en Barranquilla solo funcionaban tres cuerpos Masónicos: 1) La Logia “El Siglo XIX” No. 24, fundada en 1864; 2) el Soberano Capítulo Rosacruz del REAA “En el Delta” No. 5, instalado en 1863; y 3) el Gran Consejo de Caballeros Kadosh “La Triple Unión” No. 2 consagrado el 25 de junio de 1906. 

Los dos primeros aún existen, todos estaban jurisdiccionados al Gran Oriente y Supremo Consejo Neogranadino fundado en 1833, con sede en Cartagena de Indias, se reunían dos veces al mes, sus Sacos de Beneficencia recaudaban unos veinte pesos en promedio por Tenida y las elecciones de sus dignidades las celebraban los días de fiestas patrias del 20 de julio (la Logia) y el 7 de agosto (el Escocismo).
                          
La historia del primer Templo propio se inicia cuando en el agitado 1895 colombiano la Logia “El Siglo XIX – 24” (Hoy 24 – 1), que celebraba sus Tenidas en las instalaciones de la Administración Local de Hacienda Nacional, siendo su Administrador José Joaquín Osorio, se enfrentó a la decisión del General Francisco J. Palacio de acuartelar allí sus tropas. Ambos personajes, que eran Masones y miembros prominentes del Partido Conservador, acordaron cambiar de sitio las milicias en beneficio de los trabajos logiales, pero la situación general de preguerra que se vivía se comenzó a deteriorar aún más para los Masones.
                      
Un poco después, en el marco de la llamada “Guerra de los Mil Días” en Colombia (octubre de 1899 – noviembre de 1902), la Logia para protegerse se trasladó en 1900 a un discreto segundo piso de la residencia del inmigrante italiano Francisco Fiorillo (nacido como Francesco Saverio Bellino Fiorillo en Maratea, Potenza, Basilicata, Italia, el 14 de septiembre de 1846 y fallecido en Barranquilla el 22 de febrero de 1957 a la edad de 110 años), miembro activo de dicha Logia. Allí se comenzó a estudiar en serio la posibilidad de adquirir una sede propia.
                      
Para tal efecto, se eligió una Junta Recaudadora de Fondos presidida por el Masón Federico Falqués Casola (Barranquilla, diciembre 7 de 1867 – Barranquilla, agosto 7 de 1957). Su padre, el poeta Manuel G. de Falquez, también fue Masón de la Logia “El Siglo XIX No. 24” aunque había sido Iniciado en la Logia “Fraternidad No. 22”, ya desaparecida en esos días, y corredactor de las cinco ediciones del periódico “El Misionero” que publicó la Sociedad Hermanos de la Caridad en 1870. También era nieto por vía materna del presbítero Antonio María Muñiz y Polanco, que había sido Párroco de San Nicolás de Tolentino, única iglesia católica en la ciudad hasta la construcción de la Iglesia de San Roque a partir de 1853 para hacer frente a la epidemia del Cólera que dejó muchos muertos.
                       
La iniciativa desde un comienzo contó con el decidido apoyo moral y económico del Gran Oriente y Supremo Consejo Neogranadino (fundado en 1833, y desde 1938 Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia), siendo Soberanos Grandes Comendadores durante la construcción el comerciante cubano radicado en Cartagena Fulgencio Segrera y Sánchez-Barriga (Manzanillo, Oriente, Cuba 1850 – Arjona, Bolivar, Colombia 1919) de 1891 a 1906, y el industrial y Cónsul de Italia en Cartagena Juan Bautista Mainero y Trucco (Pietra Ligura, provincia de Génova, Italia 1831 – Cartagena de Indias, Colombia 1918), de 1906 a 1911.
                           
Como para esos días las Logias Masónicas en Colombia no podían obtener personería jurídica, el título de propiedad se tramitó a nombre de una sociedad comercial por acciones constituida para tal fin denominada “Sociedad de Construcciones S.A.”.
                     
Eran tiempos de emprendedores. Un año antes, los comerciantes de la ciudad costearon y presentaron al gobierno nacional los estudios precursores del desarrollo urbano y portuario de Barranquilla en el Siglo XX, y buena parte de la dirigencia local estaba constituida por Masones que comenzaban a perder las relaciones cordiales que habían conservado al final del siglo XIX con la Iglesia Católica y eran un pilar importante del régimen confesional conocido como “La Hegemonía Conservadora” que se prolongó desde 1885 hasta 1930.
                      
El Templo fue inaugurado en 1907 en una edificación solariega de estilo republicano - siendo Ven:. Maest:. de la Logia Hector Baena, Gr:. 18º y Secretario Guarda Sellos y Timbres Luis E. Vargas, Gr:. 18º - que se conoció coloquialmente como el “Templo de la Calle Caldas”. Tenía un patio amplio y estaba ubicada en la antigua “Calle del Camposanto” (antes “Calle de la Esperanza” y más tarde “Calle Francisco José de Caldas”), entre los Callejones (en la actualidad, Carreras) de “Pacho Palacio” (antes “De la Iglesia”, “San Nicolás”, y luego “Del Progreso”), y “California” (antes “De la Prensa” y “Del Burro” y después “Del 20 de Julio”).
                       
En la nomenclatura actual Calle 38 No. 41 – 45, colindante por la parte trasera con la Calle 39, entonces “Camino a Sabanilla”, antes “Calle de la Cruz” y “Calle de las Flores”. Esta última denominación porque allí se ubicaban los vendedores de flores del “Camposanto” localizado en donde ahora queda la Biblioteca Departamental y el parque San José o del Centenario de la Independencia.
                              
Una vez inaugurado el nuevo Templo, la Logia “El Siglo XIX” No. 24 envió en el mes de septiembre de 1907 una invitación formal por escrito al Soberano Capítulo Rosacruz del REAA “En el Delta” No. 5, del Valle de Barranquilla, ofreciéndole en su edificio “un departamento” para mudar sus tres Cámaras en uso, que fue aceptada por unanimidad en Tenida del 7 de noviembre de ese mismo año siendo su Muy Sab:. Presidente Miguel Segrera, Gr:. 30º, Secretario Darío Salas, Gr:. 18º, y Gran Orador Antenor Moreno, Gr:. 18º. Hasta esa fecha el Soberano Capítulo se reunía en una casa arrendada cuyo contrato fue cedido a favor de Baltazar Fernández, Grado 18º. El traslado se llevó a cabo en los siguientes días previo inventario de los “muebles y útiles”. En lo sucesivo, las instalaciones fueron facilitadas fraternalmente a todas las Logias y cuerpos de Altos Grados del REAA que se fueron creando.
                           
Aprobada la Ley 62 del 27 de noviembre de 1935 del Congreso de la República de Colombia, por la cual se concedió personería jurídica a las “Sociedades Masónicas”, el Venerable Maestro de la Logia “El Siglo XIX” No. 24 (ya entonces, 24-1), Julio Hoenigsberg, tramitó y obtuvo su personería jurídica mediante la Resolución No. 20 del 12 de enero de 1946 del Ministerio de Gobierno, que sirvió de base, no sin fuertes debates, para que en 1956 la Gran Logia local, fundada en 1917 – 18, a instancia del Gran Maestro Lázaro Bravo Maury y presidido su ente parlamentario por el Diputado Gran Maestro Heriberto Ahumada Ahumada, aprobara acabar con la “Sociedad de Construcciones S.A.” y que el inmueble en donde funcionaban las Logias barranquilleras pasara a ser propiedad legal del Taller que lo había construido en 1907 y era su verdadero dueño desde entonces.
                           
No obstante, en 1960 la Gran Logia retomó el tema y aprobó, en medio de vivas discusiones, el Estatuto No. 14 por el que ordenó que el inmueble pasará a su propiedad. La medida se cumplió por Escritura Pública No. 2.122 del 29 de diciembre de 1961 de la Notaría Primera del Círculo de Barranquilla, por la suma de mil ochocientos pesos ($1.800 M/L), moneda legal colombiana.
                  
Durante la próxima década, la edificación solariega fue demolida, en sus predios se construyeron dos edificios de oficinas y en su patio posterior se levantaron unos nuevos Templos Simbólico y Escocista con entrada por la calle 39 de la ciudad.
                                 
Esta nueva sede funcionó hasta que en la Gran Logia Nacional de Colombia, sumergida en una grave crisis económica, el Venerable Maestro David Name Terán, que posteriormente sería Gran Maestro, saneó sus finanzas, adquirió un lote en un sector de alta valorización de la ciudad (Carrera 49E No.102 – 30), e inició los trabajos de construcción de un nuevo Templo Masónico que finalmente fue consagrado bajo la Gran Maestría de Ricardo Calderón Calderón en 1998.
                     
Por otra parte, con ocasión del cisma de la Masonería colombiana de la década de los 80s del Siglo XX, el 25 de abril de 1990 se funda en Barranquilla la Gran Logia del Norte de Colombia, cuyas primeras Tenidas se celebran en las oficinas del Cementerio Universal, en la Calle 47 No. 35 – 203, y a partir del mes de enero de 1991, en un Templo recién construido en una amplia residencia remodelada ubicada en la Calle 80 No. 42E - 14, que fue adquirida por la suma de diecinueve millones de pesos ($19.000.000 M/L), moneda legal colombiana, siendo su Gran Maestro Jaime Castilla Castilla.
               
En el siglo XXI nacerían otras Obediencias y habría otras sedes Masónicas. Pero esa es otra historia.