lunes, 11 de junio de 2007

Los Constructores de la Isla de Como

Iván Herrera Michel


Luego de la caída del imperio Romano, en el norte de la península itálica se establece en el siglo IV el pueblo germánico de los Lombardos, ocupando la región de las actuales provincias italianas de Bérgamo, Brescia, Como, Cremona, Mantua, Milán, Pavía, Sondrio y Varese, en donde fundó un reino que sobrevivió hasta el siglo VIII. A esta zona aún se le conoce con el nombre de Lombardía.

Los Lombardos, constituyeron un pueblo que invadió y conquistó el norte de Italia durante tres siglos, se convirtió al cristianismo y adoptó el latín como lengua diaria, siendo finalmente derrotado por Carlomagno en el año 774 y asimilado por los habitantes de los territorios ocupados.

En Lombardía, cerca del borde sur de los Alpes y antes de llegar al piedemonte, se encuentra en la provincia de Como un lago del mismo nombre en forma de Y. Es el más profundo de los lagos alpinos, y sus límites están definidos por profundos valles de fallas que se produjeron durante la formación de los Alpes. Dado que sus lechos fueron comprimidos y erosionados por glaciaciones posteriores, su elevación es de 198 metros sobre el mar y cuenta con partes de ese lecho a 200 metros bajo el nivel del Mediterráneo.

Hoy en día, el lago Como es un idílico polo de atracción turística, y nada material recuerda que en el siglo VI, un grupo de inmigrantes constructores originarios de diferentes partes de Europa se radicaron en una de sus islas, que a la sazón se hallaba fortificada. Estos constructores adquirieron fama y pasaron a la historia como los Magistri Comacini, y a ellos se atribuye la difusión de un estilo italiano prerrománico ampliamente difundido en Alemania, Francia, Inglaterra y España.

Poco a poco, estos constructores fueron ganando en prestigio y autonomía, como consta en un antiguo documento del año 643, atribuido al rey lombardo Rotary, en el que se encuentran consignados unos privilegios otorgados a la corporación de arquitectos de la isla de Como.

Leader Scott, en su libro The Catedral Buildres: The Story of a Great Masonic Guild, plantea la tesis de que los Magistri Comacini constituyen el eslabón que une a los antiguos Colegios romanos con las Guildas (Gremios) de oficios medievales, y por lo tanto son los verdaderos precursores de la organización social que luego se conocería como Masonería Operativa.

Ludovico Antonio Muratori, arqueólogo y crítico literario del siglo XVIII, afirma que la reputación de estos constructores de Como era de tal naturaleza, que arquitectos de toda Europa y Asia Menor se dirigían a su isla fortificada para obtener instrucción.

No debemos pasar por alto que la historia de los constructores europeos en general, y la de la Masonería en particular, nació y evolucionó de la mano con los hitos civilizacionales que sirvieron simultáneamente de génesis, marco y desarrollo a los actuales estados de ese continente.

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