jueves, 3 de enero de 2008

EL JEFFERSON QUE YO CONOCÍ

In Memoriam de Jefferson Isaac Joao Scheer, Presidente de CLIPSAS, Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Paraná, Brasil, y Ex Secretario General de COMAM, fallecido repentinamente el 31 de diciembre de 2007.

Por: Iván Herrera Michel

Como todos sabemos Jefferson era un fuera de serie, uno de esos personajes que solo se conoce una o dos veces en toda una vida. Yo me siento contento de haber gozado de su confianza y me atrevo a hacer una semblanza de su personalidad a través de las siguientes características y anécdotas que le conocí, entre muchas otras:

La devoción orgullosa por sus dos hijos, Arthur y Augusta: de los que hablaba con verdadero deleite. Recuerdo en especial como contaba de ellos, y últimamente de su viaje de fin de año del 2005 a la Florida, rematando una conversación al respecto con mucho cariño en voz baja como para que no lo oyeran otras personas: "mira Iván, yo no soy un papá, sino un babá".

Su erudición políglota: recuerdo como en mayo/07 presentó en Portugal, sin ayuda de textos, su programa para Presidente de CLIPSAS fluidamente en ocho idiomas, y se excusó con pena por no poderlo hacer en el criollo francés de la Isla de Guadalupe, en el Caribe. Y eso que estaba disfónico.

Su fraternidad sin límites: era capaz de quitarse la camisa para ayudar a un Masón, y todo lo perdonaba y se afanaba por que sus interlocutores también lo hicieran. En un espacio del patio de su casa construyó un apartamento independiente completamente dotado con todas las comodidades para sus invitados. Media Masonería se alojó allí.

La Gran Logia Unida del Paraná: Jocelino, Igor, Carlos, etc. Eran "sus compadres".

La unión de la Masonería latinoamericana: COMAM nació, sin nombre aún, en una reunión citada por Jefferson el en área social de la Gran Logia Unida del Paraná, posterior a la Asamblea de CLIPSAS de Curitiba del año 2002. Luego vendría la cita de Santiago de Chile en el 2004 en la que ayudó a estructurarla, fue elegido su Secretario General para el periodo 2005 - 2006 y estaba muy pendiente de la del 2008.

Su pasión por la buena mesa: construyó en su casa una segunda cocina, más amplia que la familiar, diseñada por él especialmente para invitar a sus amigos a degustar los vinos de su cava mientras les cocinaba sus platillos preferidos.

Su buen humor hasta el final: para los días de su cirugía de reducción gástrica por obesidad mórbida, yo le sugerí en broma que con su nuevo cuerpo hiciéramos un almanaque para promocionar a CLIPSAS, y el me respondió que no estaba de acuerdo, por que se operaba para ser un bailarín español, y terminó el párrafo escribiendo "Bueno o voy a tratar de reforzar las Columnas de la G. L. Celestial o en mayo me encontrarás unos 30 o 40 kilos más delgado."

Su capacidad de trabajo: en los tres días que transcurrieron entre el post operatorio y el coma pasó revista a los trabajos adelantados por el Boureau de CLIPSAS, asignó tareas y aprobó el presupuesto definitivo de los costos de las actividades y alojamientos del Coloquio de Barranquilla, y le complació mucho que fuera el más barato de los últimos cinco años. No alcanzó a difundirlo como era su deseo.

Su gran curiosidad intelectual: cuando viajaba se constituía para sus acompañantes en un guía ilustrado extraordinario, que hasta daba consejos de donde y que comprar más barato y de mejor calidad, en donde comer y que comer, narraba las historias locales, el folclor, la política, la economía, visitaba museos de todas las clases, etc. Lo recuerdo en un accidentado viaje que hicimos a la desembocadura del Rió Magdalena en el Mar Caribe, en Barranquilla, Colombia, en que hasta ayudó a empujar un trencito destechado y destartalado de un solo vagón en que íbamos con HH:. españoles y uruguayos, que cuando no se varaba se descarrilaba, y de paso preguntaba a los pescadores detalles mínimos sobre la técnica artesanal local de pescar con cometa.

Una lección inolvidable que aprendí de Jefferson: en Portugal en una de sus intervenciones enseñó que la Masonería posee muchos potentísimos, soberanísimos, serenísimos, ilustrísimos, poderosísimos, sublimísimos y respetabilísimos Hermanos, pero que se nos olvida con frecuencia que la Orden necesita más que nada humildísimos Hermanos.

Este era a grandes rasgos el Jefferson que yo conocí.


Barranquilla, Colombia, enero 01 de 2008

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