domingo, 1 de enero de 2012

DE LA VIEJA Y TERCA COSTUMBRE DE LA MASONERÍA DE IR AL COMPÁS DE LOS TIEMPOS


Por Iván Herrera Michel

Tomado de la revista CULTURA MASÓNICA N° 10, enero - marzo 2012, ( http://www.masonica.es/revista-cultura-masonica/164-revista-cultura-masonica-10.html )


Se espera que para el año 2018 el cincuenta por ciento del mercado laboral de los países desarrollados esté constituido por miembros de la llamada Generación Digital (Digital Natives o Generación Me), y no creo que sean muchos los Masones que consideren que las Logias se escaparán de semejante irrupción, u opinen que la Orden debe retirarse a un castillo sobre la cumbre de una montaña de cristal ubicada al final del mundo, como hicieron “Los Siete Cuervos” de los hermanos Grimm.

Sin embargo, y a pesar de que a los nacidos antes de 1980 nos asalta el temor de que cueste más concentrarse mientras más abunde la información, la generación más conectada e informada de todos los tiempos no va a cambiar sus hábitos por el solo hecho de haberse Iniciado en una Logia Masónica. Es de esperar, que en la era de Google, Amazon y Facebook ella traerá a la Orden las herramientas que importan, y nosotros habremos de lidiar con novedosos comportamientos y expectativas.

Al estar estos nuevos Masones acostumbrados a roles más libres y horizontales, el intentar controlarlos con una lupa y un cordel es un craso error al momento de acercar las diferentes mentalidades. Por ende, la jerarquía Masónica, si no desea quedarse sola con su oropel, deberá revestirse de información idónea, argumentos válidos y disposición para escucharlos realmente, ya que ellos valoran más el conocimiento que la experiencia y son dados a comparar las fuentes. Consideran que tiene más conocimiento útil un joven de 28 años con un Doctorado, que un “viejo” de 50 con 25 años de experiencia.

Las cosas han cambiado mucho desde que alrededor de 1450, Gutenberg, para ganar una apuesta, inventó la imprenta de tipos móviles. 530 años después, en agosto del año 1981, la empresa IBM presentó en público, en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el primer computador personal con un precio de US$1.565 que exigía un monitor que había que comprar separado. Ese día se inició una nueva etapa para la humanidad con un potencial difícil de pronosticar por ahora, y yo estoy convencido de que estos últimos treinta años representan solo la primera ola del tsunami que se nos vino encima.

Ya han transcurrido muchos siglos desde que la humanidad solucionó al problema de resguardar y divulgar en el tiempo y en el espacio sus creencias y conocimientos. Igualmente, ya han paso más de tres milenios desde la aparición, en lo que hoy es Irak, del Poema de Gilgamesh, la narración escrita de mayor antigüedad que conocemos. Desde entonces el libro, como solución efectiva para esa necesidad comunicativa, ha tenido cinco importantes innovaciones: de la tablilla de barro pasó al rollo de papiro, luego al códice de madera, de allí a la impresión de Gutenberg, y ahora al e - book.

Cada uno de estos inventos produjeron en su tiempo una revolución cultural que, más allá de impactar a la sociedad con la difusión de una mayor cantidad de información (que de por sí, fue importante), arrojó una transculturización invasiva de nuevas perspectivas que afectó las identidades anteriores, creando novedosos valores generacionales. En consecuencia, se variaron las características de los grupos sociales. Hoy en día, no existe un modelo asociativo, cualquiera que sea su finalidad, Iniciático o no, que pueda abstenerse por mucho tiempo de estar en los medios digitales.

Ahora es posible observar con facilidad los efectos de la revolución cultural que generó la imprenta en cinco siglos, así en lo personal gustemos también de admirar los textos manuscritos anteriores con sus hermosas representaciones. Pero ¿Son suficientes 30 años de la vertiginosa vida moderna para calcular el impacto de la tecnología informática? o ¿Habrá que esperar un tiempo prudencial mayor para tener la perspectiva adecuada sobre lo que representa la tecnología y las redes sociales para la Masonería?

Por lo pronto, es fascinante constatar los cambios irremediables que ya ha generado la tecnología informática en nuestras vidas, en nuestros trabajos y en nuestros grupos sociales, a partir de lo que les podemos contar los de la “vieja guardia” a nuestros hijos acerca del mundo en el que vivimos nuestra niñez y adolescencia. Es un lugar común escuchar que entonces éramos muy felices correteando sin celulares, sin jugar fútbol en 3D, sin Iphone, sin Facebook, y de cómo el “cara a cara” ofrecía un sabor humano que hoy no sentimos en los chats, pero el hecho real es que ellos son muy felices con estas novedades y pertenecen a un contexto que posee sabores y colores propios.

A la Generación Digital, que ya está ingresando a la Masonería, le gusta poseer un espacio propio para ser creativa. Está acostumbrada a compartir información, la tecnología informática le regala significados distintos según sus necesidades y momentos de vida, y le ha desarrollado su crecimiento y su personalidad. Ni siquiera imaginan como se podía contar antes con tan poca información. Las enciclopedias y las bibliotecas de hace 40 años eran infinitamente más limitadas que lo que ofrece la Red en estos días, quedaban más lejos y había que hacer un curso para llevarse un libro para leerlo en casa. Y ni hablar de prestar a alguien un libro Masónico.

Hoy, desde los más jóvenes hasta los más viejos están contando con mayores posibilidades de conocer otras opiniones para construir la propia, y eso brinda la oportunidad de que podamos ser más plurales e incluyentes, y, en el caso de la Masonería, la nueva generación entiende de manera natural que las relaciones entre las estructuras Obedienciales y los Masones de a pie deben ser estrechas, trasparentes y horizontales.

Y, entre otras cosas, ¿No es eso lo que siempre se ha pedido?

Hoy valoramos mucho las cualidades de la rancia Masonería presencial tal como la conocimos cuando nos Iniciamos, pero ¿Qué pasará cuando la realidad virtual entre de lleno en la Logia? ¿Nos saldremos nosotros?

He sabido de experiencias Masónicas, que, apoyadas en el Internet, en video beam, y en otros aparatos electrónicos, se vienen presentando desde hace algunos años, tales como Tenidas virtuales, incorporación de hologramas, proyección de símbolos en las paredes, y quien sabe que cosas más.

Al parecer, ya está entrando la realidad virtual en la Orden sin que la mayoría perciba el fenómeno, y, naturalmente, no me refiero a la tecnología que se ha empleado para cambiar el órgano tubular de la Columna de la Armonía por un reproductor de CD (o un parlante de Ipod), o para usar micrófonos en vez de proyectar la voz por todo el recinto, o para usar bombillos eléctricos en vez de velas, o para usar aparatos de aire acondicionado para regular la temperatura de la Logia, o para leer Planchas en un Tablet en vez de hacerlo en una hoja de papel, o para que las citaciones a las Tenidas en vez de hacerse por tarjetas impresas se hagan mediante grupos web.

Ahora se trata de ir más allá: de extender los límites materiales de la Logia, de concebir rectángulos tan amplios como lo virtual lo permita, de trascender con mayor amplitud el tiempo, el espacio y los horarios, y de concebir una Logia universal de este a oeste, de norte a sur, y del cielo al centro de la tierra, en la que se pueda viajar de occidente a oriente, uniendo de paso lo que está muy disperso por el mundo

¿No es acaso esto lo que se enseña desde los mismos inicios de la Masonería moderna?

Indudablemente, los atrevimientos tecnológicos vendrán solos y el método Masónico, sin cambiar su condición ordenada y sistemática, se adaptará a los nuevos accidentes sin afectar su núcleo duro, de tal forma (de eso estoy seguro) que lo veremos practicarse válidamente… hasta sin la presencia física de los Masones que intervienen en las Tenidas!!.

En lo personal, y aunque como le dijo Steve Jobs a la Revista Newsweek, 2011, “cambiaría toda mi tecnología por una tarde con Sócrates”, espero no perderme de una de esas Tenidas virtuales, en las que antes, durante o después, seguramente contaré como eran las cosas “en mi época”. Por que también en el futuro será importante que la tradición oral transmita eso que el historiador y antropólogo Jan Vansina define como "mensajes verbales que reportan conocimientos del pasado al momento presente".

He conocido la resistencia que tienen algunos Masones a la vinculación de la tecnología informática a la Masonería, pero yo, para ser sincero, solo observo que en este campo, estamos, una vez más, en presencia de la vieja y terca costumbre de la Orden de ir al compás de los tiempos, sin transformar su esencia en lo fundamental.

Y también he notado, que todo está sucediendo, como diría Erich María Remarque, "en un día tan tranquilo y calmado, que el informe del ejército se limitó a la frase: sin novedad en el frente".




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