Y deja
una tarea pendiente
Por
Iván Herrera Michel
Con
la decisión unilateral de restablecer las relaciones con la Gran Logia Nacional
de Francia, anunciada el 11 de junio de 2014 por parte de la Gran Logia Unida de Inglaterra, parece
languidecer luego de casi tres años el culebrón que comenzó cuando le retiró el
“reconocimiento” en una clara
injerencia en sus asuntos internos, que hubieran podido tramitarse en los
tribunales de justicia Masónicos o en la próximas elecciones para Gran Maestro.
Todo
hubiera quedado allí y el tema no pasaría de ser uno más de la diplomacia de
las Grandes Logias de la amistad anglosajona, sino fuera porque el 10 de junio
de 2012 la Gran Logia de Austria, la Gran Logia Regular de Bélgica, la Gran
Logia de Luxemburgo, la Gran Logia Alpina de Suiza y una coalición de cinco
Grandes Logias germanas fundada en 1958 denominada “Grandes Logias Unidas de Alemania”, se dieron el lujo de meter
mano en el panorama Masónico francés firmando la “Declaración de Basilea” por la cual invitaron a la Gran Logia de
Francia a romper relaciones con la mayoría de los Masones y Masonas de su país y
a subordinarse a la Gran Logia Unida de Inglaterra.
El
caso podría haber sido uno eminentemente francés, pero se implicaron un buen
número de Grandes Logias norteamericanas y de Europa (de las autodenominadas “regulares”), con la intención de dejar
sentado que la subordinación a Londres es lo más Masónico que puede existir en
el mundo de la diplomacia internacional.
Tres
días después del restablecimiento, el 14 de junio de 2014, la Convención de Delegados de la Gran Logia de
Francia aprobó con el 78% de los votos, “establecer
vínculos con las cinco Obediencias signatarias de la Declaración de Basilea”.
Lo que en la práctica no deja de ser un insubstancial pataleo de ahogado, porque
nadie espera en su sano juicio que vayan a perder la amistad de Londres relacionándose
con la Gran Logia de Francia.
Lo
importante aquí para todos, es que siempre estuvo sobre el tapete la
subordinación que, en nombre de una “regularidad”
definida a partir de preceptos norteamericanos y Landmarks ingleses, se ha
impuesto en todos los continentes con graves consecuencia para la Orden.
Por
lo tanto, si algo deja claro la tirantez Londres – París de estos tres años, es que una vez más
estamos frente a la necesidad de asumir con responsabilidad uno de los más
grandes retos institucionales que tiene la Masonería hoy en día:
-
Establecer un organismo multilateral, legítimo
e idóneo, que garantice, en plena pluralidad y aceptando las diferencias, la
condición mínima que debe cumplir una organización para poder ser llamada con
propiedad “Obediencia Masónica”, alejándonos
de una vez por todas de los “Vaticanos”
de la Orden.
La importancia de un régimen plural y
calificado de certificación basado en la solvencia Masónica es imprescindible,
ya que la deriva Masónica de tres siglos de deambular por épocas, geografías e ideologías
ha ido generando Grandes Logias cuyo accionar no corresponden a la tradición ni
al método Masónico y en ocasiones han reemplazado leyendas y alegorías propias por
imaginarios ajenos.
Lo
primero que aprende quien tenga un mínimo de experiencia en relaciones interobedienciales,
es que siempre hay que tener cuidado y saber dónde pisar.
Un análisis certero en mi opinión y que comparto.
ResponderEliminarMuchas gracias Ivân por la estupenda informaciôn y su tratamiento tan explicativo y claro!
ResponderEliminarUn TAF.°.
Yolanda Alba
No puedo comprender, nunca lo he podido, que a estas alturas del desarrollo humano, en nombre de la Liberta, la Igualdad y la Fraternidad, pueda haber subordinación de una Gran Logia libre con la Gran logia de inglaterra: Eso no es más que un sometimiento tipo vaticano.
ResponderEliminarT.·. A.·. F.·.