Por
Iván Herrera Michel
A
raíz de mi reciente lectura del libro “Los
Conventos Fundacionales del Régimen Escocés Rectificado” (RER), he estado considerando
seriamente que la propagación de este Rito en Latinoamérica ofrecería a muchos Masones
cristianos la oportunidad de trabajar en una Logia cuya dialéctica especulativa
se desarrolle en el marco especifico de su fe religiosa, tal como está
sucediendo en Argentina, México, Perú y Bolivia.
Es
lo que pasa, por ejemplo, en el seno del Gran Oriente de Francia, que cuenta en
plena armonía multiritual con algo más de medio centenar de Talleres del RER bajo
su jurisdicción desde 1910, además del "Gran Priorato Independiente de Francia" que tiene al interior de la Obediencia igual status Masónico que los adogmaticos Supremo Consejo del REAA y Gran Capítulo General del Rito Francés. Y
también en la Gran Logia Femenina de Francia, en cuyo seno el “Gran Priorato Femenino de Francia” y las
Logias del RER, disfrutan de excelentes relaciones con la mayoría de sus homólogos
masculinos y mixtos de esa nación, y con sus también adogmáticos Supremo Consejo Femenino del REAA y Gran Capítulo General Femenino del Rito Francés.
De
nuevo Masónica.es sorprende al publicar un libro contentivo de los documentos
fundacionales de un Rito Masónico que busca “unir lo que está disperso”, pero con la condición de que el Masón
sea cristiano trinitario (es decir, que crea en la “perfecta comunión de amor indefectible de un Dios uno y trino”) y
no de otra confesión, agnóstico, ni mucho menos ateo o que sostenga convicciones
esotéricas u ocultistas incompatibles con el Credo de Nicea-Constantinopla de
los concilios de los años 325 y 381 de nuestra era, que es una profesión de fe
que comparten la iglesias Católica, orientales separadas de Roma y gran parte
de las protestantes.
Para
una cabal comprensión de la expresión de fe que exige a sus miembros el RER, no
está de más recordar que este credo es el siguiente:
“Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no
creado, de la misma naturaleza del Padre; por quien todo fue hecho; que por
nosotros los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó en María La virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el
Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia que es Una,
Santa, Católica y Apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón
de los pecados, espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro. Amén.”
Ramón Martí, Ex Gran Maestro del GPDH |
El
RER no posee enredados entresijos en el origen de sus grandes textos
fundacionales, ni sus rituales han sufrido variaciones al vaivén de los tiempos
y las geografías, como sucede con los Ritos Escocés Antiguo y Aceptado, York,
Francés, Menfis Mizraim y Emulation, entre otros. De tal manera, que sorprende
la inusual y pétrea ortodoxia regular que ha observado desde su fundación hace
más de doscientos treinta años, conservando iguales los rituales y la tradición.
Más
allá de las particularidades cristianas, luego de leer en el libro las Actas
transcritas de los Conventos fundacionales de Lyon (Francia – 1778) y de
Wilhemlbad (Alemania - 1782), queda claro que, además de basarse en las
enseñanzas espirituales de los Padres de la Iglesia y negar cualquier filiación
con la Orden medieval del Temple, en palabras que ya le habíamos leído a nuestro
H:. Eduardo Callaey, este Rito:
“(…) tiene por finalidad el
mantener y fortificar, no solamente en la Orden Interior, sino también en las
Logias Masónicas, los principios sobre los que se sustenta, que son:
· La fidelidad a la religión
cristiana, fundamentada en la fe en la Santísima Trinidad.
· La adhesión a los
principios y tradiciones, tanto Masónicas como caballerescas, del
Régimen, que
se traducen en profundizar en la fe cristiana y en el estudio de la doctrina
esotérica cristiana, enseñada en la Orden.
Mandil y Collarín de Maest:. del RER |
· El perfeccionamiento de
uno mismo por la práctica de las virtudes cristianas con el fin de vencer las
pasiones, corregir los defectos y progresar por la vía de la realización
espiritual.
· La dedicación a la patria
y al servicio de los demás.
· La práctica constante de
una beneficencia activa y esclarecida hacia todos los hombres, sea cual sea su
raza, nacionalidad, situación, religión y sus opiniones políticas o filosóficas.
(…)”.
En
lo personal, no poseo ninguna objeción a que los Masones que deseen, según
palabras pronunciadas en Cochabamba, Bolivia, en julio de 2014, por actual Gran
Maestro del GPDH Josep Martí, “desbastar su Piedra
Bruta, y (adelantar) su construcción interior, apoyados en los Rituales, los
Santos Evangelios y los Padres de la Iglesia”, puedan acceder a un Rito Masónico
que satisfaga sus expectativas constructivas, cuando la correlación plural extreme
la dialéctica respetuosa que exige el método Masónico.
O
cuando así lo prefieran en plena,
simple y respetable libertad.
Pues lo de una masonería cristiana puede estar bien para quien le guste ¿Por que no?
ResponderEliminarPero seguramente el RER no sea satisfactorio para todos los masones cristianos, bien sea por su gobierno no democrático (de tipo aristocrático) o por que junto con la doctrina cristiana introduce ciertas ideas martinistas que no forman parte de las teologías cristianas ortodoxas.
Para algunos cristianos masones puede ser adecuado el RER, para otros puede ser más adecuado combinar su pertenencia a una logia no confesional y a la vez participar de alguna comunidad cristiana de base o del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que no deja de tener sus similitudes con la masonería.