Te estaba esperando. Es un placer saludarte.
El aviso de tu nacimiento ha sido una realidad abrumadora
y sin excusas que, como la lluvia fina, fue calando lentamente.
Y que, como sucedió con muchas de las cosas a las que me
acostumbró tu mamá, fue un hecho inesperado, vertiginoso y fascinante.
Sin habernos consultado, nos convirtieron, por voluntad
ajena e inapelable, a mí en un abuelo cuando me estaba preparando para el
último ramal del camino, y a ti en una promesa que se enfrenta a una página en
blanco.
Naciste mujer y eso será esencial en tu vida. Encontrarás
que la misoginia es parte de la historia, que la sumisión es una tragedia
personal y que el feminismo es a veces un veneno.
Se tú.
Se libre.
Se feliz.
Nunca des valor a una idea que te limite.
Que ningún dogma restrinja tus pensamientos, determine tu
ética o ate tu conciencia.
No hay dignidad en caminar mirando hacia abajo, pero
tampoco hacia arriba.
Presta más atención a tus instintos, que a los consejos
de los demás.
Siente el placer de tus opciones, afronta tus decisiones
y vive tus consecuencias.
Siempre habrá nuevos cielos por conquistar, nuevos mares por
descubrir y nuevos horizontes por perseguir.
La vida no se aprende.
Se siente, se disfruta, se respira, se transpira, se construye…
¡Se vive!
Y lo más importante:
Y lo más importante:
¡Es tuya!
Mis felicitaciones abuelo.
ResponderEliminarYa me gustaría a mi ser abuelo y enviarle las hermosa y sabias palabras que tu dedicas a tu nieta.