Por:
Iván Herrera Michel

No obstante los numerosos templos de la Masonería en todos los continentes (o quizás por la majestuosidad y el lujo de muchos de ellos), poco se enseña lo populachera que fue la “Goose and Gridiron Ale House” en donde nació la primera Gran Logia el 24 de junio de 1717 del calendario juliano que rigió para el Reino Unido y sus colonias hasta el año 1752. Lo que significa que desde entonces, bajo el calendario gregoriano que nos rige, el aniversario corresponde celebrarlo el cuatro de julio.
La “Goose
and Gridiron Ale House” se encontraba en un sector de Londres conocido como
St. Paul´s Churchyard en donde antaño había funcionado el establecimiento “Mitre”, sede de la Honorable Compañía de
Músicos de Londres con una historia que se remonta hasta una guilda creada en
el año 1350 que tenía como escudo de armas un cisne y de cimera una lira de
Apolo.


A pesar que existen registros en la Gran
Bretaña de cerveza tipo Ale desde la Edad de Bronce, las “Ale House” eran de reciente creación en 1717. Habían surgido unos
treinta años antes como reacción a la “locura
de la ginebra” (Gin Craze). Es decir, a la producción y consumo masivo de
ginebra barata en las islas.
En lo esencial, las Ale House compartían
con los pubs que eran lugares populares para reunirse, descansar, dormir, comer,
beber, discutir, intercambiar y diseminar noticias. No era un círculo social
destinado a la nobleza ni mucho menos a la realeza, por lo que muy pocas
pelucas blancas se veían por allí. En cambio sí lo era para la sociabilidad
popular, el ocio, el juego, la prostitución y la embriaguez, además de ser
escenario idóneo para una cultura obrera asociativa apartada de la clase
dirigente. De hecho, el avance de las sociedades secretas, de socorro, trade
unions (sindicatos obreros) y cooperativas de los trabajadores ingleses deben mucho
a las cervecerías en general.
En el Londres de 1717, muy pocas calles
se encontraban empedradas y cuando caía la lluvia
el lodazal hacía muy dispendioso caminar por ellas. Además la iluminación nocturna era escaza y había asaltos por todas partes a pesar de que el año anterior se había expedido una ley que ordenaba poner luces en el exterior de las casas desde las 6:00 hasta las 11:00 P. M. por dieciocho noches cada mes, durante el invierno y cuando no se disfrutara de luna llena.
el lodazal hacía muy dispendioso caminar por ellas. Además la iluminación nocturna era escaza y había asaltos por todas partes a pesar de que el año anterior se había expedido una ley que ordenaba poner luces en el exterior de las casas desde las 6:00 hasta las 11:00 P. M. por dieciocho noches cada mes, durante el invierno y cuando no se disfrutara de luna llena.
A las tuberías, retretes,
alcantarillados y canalizaciones higiénicas aún les hacía falta un siglo para
comenzar a instalarse en las casas y lugares abiertos al público; por las
calles corrían con frecuencia riachuelos de aguas servidas que se unían a los excrementos
de ovejas, cabras, cerdos, caballos y bueyes. Para colmo los carniceros y
matarifes sacrificaban y destripaban a los animales en la vía pública, y en los
sectores en donde se ubicaban los curtidores y los tintoreros las infecciones y
malos olores era pan de cada día. Las aguas residuales domesticas se arrojaban
por la ventana a la voz de “agua va!”,
lo que obligaba a caminar dando saltos y pendiente de las ventanas, y se
utilizaban los callejones traseros o cualquier cauce cercano para solventar las
necesidades fisiológicas.
Por otra parte, una mirada al menú de las
Casas de Ale de Londres a principios del siglo XVIII nos muestra que ofrecían carne
de cordero, de ternera cortada en trozos pequeños (scotched collops), embutidos,
tocino, chuleta, trucha, salmón,
ensalada de salmón en escabeche, ensalada con queso, paloma, perdiz, pollo, col,
pepinos, arroz con leche, pan, queso Cheshire, huevos y tartas. Lo cual no estaba nada mal. Y por su lado, el letrero grande que había al
frente de la “Goose and Gridiron Ale
House”, a la altura del segundo piso, anunciaba con suficiencia que el
local era un sitio dedicado al expendio de las “stout porter & ale”.

Uno
puede pensar en sana lógica que eso fue lo que sirvió la “hermosa Hanna” y que de esta forma muy prosaica y bien servida, “en el día de San Juan Bautista, en el 3er
año del rey Jorge I”, nació la Masonería que tanto ha dado que hablar en
tres siglos.
La “Goose and Gridiron Ale House” tenía
cuatro pisos más un sótano y un atrio. El primero contaba con una puerta de
entrada y tres ventanas, y los tres pisos restantes poseían cuatro ventanas
cada uno. La edificación era de ladrillo porque después de la conflagración se
prohibió el uso de madera y los marcos de las ventanas debían quedar retirados
unos de otros.

Cuando
un visitante entraba a la “Goose and
Gridiron Ale House” desde la calle se topaba primeramente con un bar que
tenía a mano izquierda un sobrenivel dispuesto para espectáculos con un cuarto de
utilería detrás. La música popular inglesa incluía por lo general canto y baile,
a diferencia de la clásica orquestal que oía la nobleza que era más barroca,
dramática y compleja.

Entonces,
“conforme
a lo acordado se celebró la Asamblea y Banquete de los Libres y Aceptados
Masones” por parte de cuatro Logias
“y algunos otros antiguos hermanos”… que “formaron allí mismo una Gran Logia pro
tempore” que vino a conocerse como la Gran Logia de Londres y Westminster.