sábado, 24 de septiembre de 2022

PORTADA DE LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON DE 1723

 Por Iván Herrera Michel
             
Recién creada, en plena expansión y organizada con el novedoso formato de Gran Logia, la Masonería se dio a sí misma en 1723 sus primeras Constituciones que publicó en un libro adornado con una hermosa portada de cuero que elevó su precio comercial.
                
Los editores John Senex y John Hooke encargaron su elaboración a John Pine, un grabador londinense afrodescendiente de 33 años que en 1719 había regresado a Londres luego de haber sido aprendiz en Amsterdam del grabador e ilustrador de libros Bernard Picart, y era miembro de las Logias que se reunían en la Taberna El Globo (hoy Old Dundee Lodge No. 18, en Londres), y en la Taberna El Cuerno, en Westminster (hoy Royal Somerset House and Inverness Lodge No. 4, en Londres).
                      
El diseño original de la portada se atribuye a Sir James Thornhill, un pintor inglés de temas históricos que poseía un estilo barroco italiano y llegó a ser Gran Vigilante de la Gran Logia en 1728, y muestra al ex Gran Maestro John, Duque de Montagu, entregando una copia de las Constituciones y un compás a su sucesor, Philip, Duque de Wharton, cada uno acompañado por sus Diputados y Vigilantes.
                    
Un miembro del sequito de Montagu carga en sus brazos unos guantes y unos Mandiles grandes que tienen tiras largas que parecen ser de cuero y capaces de cubrir a un hombre del pecho a los tobillos. Aunque la primera referencia oficial a la vestimenta Masónica se encuentra en el artículo séptimo de los Reglamentos Generales de George Payne de 1721, sin especificar el uso del Mandil, esta constituye la primera representación gráfica de ellos. Por su lado, un hombre de la comitiva de Wharton es un ministro religioso que se cree que es el ex Gran Maestro, entonces Diputado Gran Maestro y corredactor de las Constituciones Jean Theophilus Desaguliers.
                     
La escena se ubica en una arcada clásica con columnas que representan las cinco ordenes de arquitectura: Compuesto, Corintio, Jónico, Dórico y Toscano. Con la Compuesta, que es la más nueva, al frente y la Toscana, que es la más antigua, al final. Por encima vuela Helios, el dios griego del Sol, en un carruaje tirado por cuatro caballos sobre un mar dividido. En algunos textos griegos antiguos se confunde a Helios con Apolo, pero Homero los trata como dos dioses diferentes. Y por último, la Proposición 47 de Euclides (que es la representación gráfica del Teorema de Pitágoras) gravita entre los dos Grandes Maestros.
              
No se conoce una explicación original de la portada por parte de sus creadores o alguno de sus contemporáneos. No obstante, se ha especulado que con la referencia a Helios y Euclides se quiso dotar a la Gran Logia de una imagen de antigüedad griega. Con la colocación de las órdenes de arquitectura de acuerdo con su aparición se figuraría el avance de la Orden en el tiempo. El mar abierto podría simbolizar el Antiguo Testamento en donde Anderson ubica el origen de la Masonería, y los dos Grandes Maestros personificarían la arquitectura Palladiana y la Ilustración. El conjunto mostraría que la Masonería viene progresando desde un pasado clásico y bíblico hasta el siglo XVIII.
                    
Por último, con las figuras del Duque de Wharton vistiendo la capa de la nobleza, y de Montagu con la misma capa y el sombrero con plumas blancas de la Nobilísima Orden de la Jarretera, que es la de caballería más importante y antigua del Reino Unido, es posible que se buscara darle prestigio y posicionamiento social a la recién creada Gran Logia. 
                                          
No en balde, la portada ha pasado a la historia como una obra de arte Masónico de primera magnitud.