Por Iván Herrera Michel
Sigue el debate histórico acerca de si lo del 24 de junio de 1717 fue una mentira funcional, un mito de origen o un relato fidedigno. A la polémica ya me había referido en enero de 2018, cuando recogí las opiniones de Roger Dachez y John Hamill.
Ahora es la Logia Quatuor Coronati No. 2076, de la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUI), la que mete baza en el asunto con un Symposium titulado “1717 & All That”, realizado el 15 de febrero de 2018 en el Freemasons’ Hall de Londres, reseñado en la última edición (No. 42; verano de 2018), de la revista “Freemasonry Today”.
En esta ocasión, los expertos se dividieron a favor y en contra de la existencia de la reunión del 24 de junio de 1717, por las siguientes razones:
ALEGATOS EN CONTRA DEL 24 DE JUNIO DE 1717:
1) ANDREW PRESCOTT, PROFESOR DE HUMANIDADES DIGITALES DE LA UNIVERSIDAD DE GLASGOW.
Andrew Prescott fue el primero en tomar la palabra.
Su explicación se centró en la falta de fiabilidad de las fuentes históricas disponibles y de los cronistas que narraron la historia temprana. En particular, Prescott llamó la atención sobre el "inescrupuloso" James Anderson, quien escribió unas Constituciones en 1723 que luego fueron convenientemente actualizadas en 1738.
Reconociendo que las fuentes históricas son cosas complejas que los historiadores deben revisar continuamente, Prescott se concentró en el registro escrito más antiguo que se conoce sobre la fundación de la Gran Logia. Que incluye el anuncio de la instalación del Duque de Montagu como Gran Maestro cuando otras Logias cedieron sus derechos para crear una Gran Logia. Sostuvo que, si esto ocurrió en junio de 1721, entonces, lógicamente, la Gran Logia no podría haber existido antes.
Prescott argumentó que, dado que las regulaciones del Gran Maestro George Payne databan de 1721, tres de los elementos más importantes de una Gran Logia - la cesión de poderes por parte de unas Logias, la aprobación de las regulaciones de Payne, y la Instalación de Montagu - tuvieron lugar en 1721. Si bien Prescott aceptó que la Gran Logia debe haber surgido en algún lugar, señaló que no era raro que los clubes del siglo XVIII nacieran casi de la noche a la mañana.
Prescott pasó a la narrativa tradicional, señalando que muchas referencias que respaldan la historia de origen de 1717 se escribieron en la década de 1730 o más adelante, y ahora se cree que no son confiables y hasta existe la posibilidad que hayan sido inventadas.
El tema de la honestidad de Anderson fue destacado por Prescott, sugiriendo que se inspiró para crear una historia ficticia de la Masonería en 1738 en su propio beneficio, y que alteró algunas minutas para soportar su relato. Prescott también anotó que la historia de 1717 era una característica menor dentro del gran rediseño de Anderson de la narración Masónica.
2) SUSAN SOMMERS, PROFESORA DE HISTORIA DEL SAINT VINCENT COLLEGE.
Susan Sommers se centró en el contexto histórico y social específico de los antecedentes de James Anderson.
Su tesis central hizo hincapié en la importancia de emprender un estudio comparativo de los escritos teológicos y Masónicos de Anderson para comprender su carácter y cómo se concibieron las Constituciones. Sommers presentó a Anderson como un "personaje complejo y conflictivo". Luego exploró su vida temprana y su educación en Escocia y discutió algunos de los principales eventos históricos de esta época tumultuosa, incluida la revocación del Edicto de Nantes. Detalló la naturaleza especifica de las creencias de Anderson, explorando el significado de algunas frases contenidas en la edición de las Constituciones de 1738.
Sommers señaló que Anderson fue hundiéndose en sus deudas, y luego perdió su cargo de Ministro en la Iglesia Presbiteriana en Swallow Street, iniciando la redacción de 1738 de las Constituciones 'principalmente por razones financieras'. Añadió que le pagaron por página, lo que explicaría la gran extensión del texto, pero nunca escapó de sus deudas, muriendo preso en 1739 en la Fleet Prison, que era una cárcel de Londres a orillas del río Fleet que fue demolida en 1846.
Sommers exploró el lenguaje religioso de Anderson utilizado en las Constituciones, mientras explicaba las diferencias entre las ediciones de 1723 y 1738, que incluían la decisión de ungir a 1717 como el año de fundación de una Gran Logia por primera vez.
Observó la importancia de reconocer y comprender los antecedentes religiosos de Anderson para ver por qué utilizó parte del lenguaje que se puede leer en las Constituciones, argumentando que es necesario compararlas con la escritura teológica de Anderson, especialmente en lo relativo a la Unidad en la Trinidad.
Sugieró que las Constituciones no pueden ser aceptadas como un estudio histórico confiable de los orígenes de la Masonería, sino más bien como una prolongación de las ideas teológicas de Anderson, redactadas con fines de lucro y sin un significado Masónico primario.
ALEGATOS A FAVOR DEL 24 DE JUNIO DE 1717
1) RICHARD BERMAN, INVESTIGADOR INVITADO FELLOW DE LA OXFORD BROOKES UNIVERSITY.
Richard Berman en apoyo de 1717 como fecha de fundación de la primera Gran Logia, inició su charla afirmando que sentía “pena por el Sr. Anderson, ya que el tipo no está aquí para defenderse”.
Berman llegó a ofrecer una perspectiva más amplia sobre el contexto religioso y político
circundante en el que se desarrolló la Masonería temprana, explorando cómo y por qué la Masonería tomó la forma que tuvo.
Declaró que estaba interesado en observar los factores que llevaron a la creación de una Gran Logia y sostuvo que el duque de Montagu y otros destacados Masones estaban muy preocupados por la embestida católica, así como lo estaban los protestantes, los hugonotes, los diplomáticos y los políticos. Este era un peligro que enfrentaba Inglaterra en muchos frentes. Muchas de estas personas se reunían en la Horn Tavern, la Logia más importante y socialmente conectada de las cuatro Logias fundadoras.
La Logia de Horn Tavern tenía más de 70 miembros, que incluían aristócratas e importantes figuras militares y judiciales. Estos hombres recurrieron a las otras tres con el objeto explícito de crear una organización que podría usarse como instrumento para promover los intereses de los Hugonotes y del partido Whig, que era el nombre con el que se conocía entonces el Partido Liberal británico
Berman también se refirió al enigma de la Apple Tree Tavern en Charles Street, Covent Garden, una de las Logias fundadoras, y al lugar de reunión de las cuatro en 1716. Sostuvo que, aunque ahora se acepta que Apple Tree Tavern no estaba ubicada en Charles Street, a solo 40 yardas de distancia de White Hart Lane, Anderson bien podría haber cometido un pequeño error que no debe ser tomado para invalidar el resto de la narración.
2) JOHN HAMILL, DIRECTOR DE PROYECTOS ESPECIALES DE LA GRAN LOGIA UNIDA DE INGLATERRA.
John Hamill, finalmente estuvo de acuerdo en que los investigadores históricos no deberían ser confrontados con evidencias preconcebidas con respecto a los orígenes de la Masonería.
Hamill refutó la afirmación de Andrew Prescott de que la primera Gran Logia debía tener fecha posterior a la de 1717, ya que no se conoce una evidencia diferente a la del trabajo de Anderson, escrito 21 años después del evento.
Aunque Hamill aceptó que la fecha del 24 de junio de 1717 parece ser solo de Anderson, señaló que cuando escribió las Constituciones de 1738 había muchos Masones destacados que hubieran podido evitar un error tan elemental y visible. Además, simplemente no había una razón convincente para que mintiera. Igualmente, manifestó que no le causaba asombro el que la prensa no mencionara a la Gran Logia hasta la llegada de un personaje de la talla del Duque de Montagu a su Gran Maestría.
Por otra parte, Hamill se refirió a los reportes de los tres grandes Maestros que precedieron a Montagu. En especial a una carta escrita en 1724 por el Duque de Richmond en la que habló inequívocamente de tres Grandes Maestros anteriores a Montagu. La carta, sugiere Hamill, muestra que la Gran Logia existió antes de Montagu, pero solo fue impulsada políticamente por él en la búsqueda de convertirse en algo mucho más grande.
Hamill afirmó que los argumentos de Sommers y Prescott se basaban en una "gran conspiración que involucraba a mucha gente".
El concepto y algunas de las tradiciones de una Gran Logia ya estaban claramente establecidas. Aun si todavía no habían sido prohijadas por los principios regulatorios de George Payne. En ese sentido, dijo Hamill, 1717 fue el comienzo de algo que, incluso ahora, sigue evolucionando.