Palabras de presentación de mi libro “LA
MASONERÍA. GUÍA PARA APRENDICES”, en la Librería de la Editorial Kier de Buenos
Aires, Argentina, el 25 de septiembre de 2024 en compañía del escritor y tratadista
Masónico Eduardo Callaey
Por Iván Herrera Michel
Estimadas Hermanas y Hermanos Masones,
Respetados Directivos y amigos de la
Editorial Kier
Estimados amigos que hoy nos acompañan
Buenas tardes. Es un placer saludarlos.
Eduardo Callaey presentando al autor |
Este libro que he titulado “La Masonería. Guía para Aprendices” ha sido
concebido con una intención clara: ofrecer a los nuevos iniciados una brújula
que les permita orientarse en sus primeros pasos en nuestra Orden, y brindar a
los Masones de grados superiores una oportunidad de detenerse y reflexionar nuevamente
sobre los principios que nos guían, a menudo muy conocidos pero rara vez
cuestionamos. Por lo que me complace compartirlo con la esperanza de que sirva
tanto a los que recién comienzan como a quienes llevan años practicando el
método Masónico.
Como algunos de ustedes sabrán, he
tenido el honor de presidir organizaciones Masónicas internacionales, y desde
esas atalayas he sido testigo de los enormes retos que enfrenta nuestra
fraternidad al intentar preservar su esencia, mientras nos adaptamos a una
realidad que avanza de forma vertiginosa. Enfrentar estos cambios, sin
sacrificar nuestros valores fundamentales, es la tarea que se nos presenta, y
en este libro, que ahora les ofrezco, he tratado de caminar por ese delicado
sendero.
El impulso para escribir este libro
surgió de una necesidad que noté durante mis años en la Masonería, y en
especial durante mi desempeño como Segundo Vigilante de mi Logia. Al observar a
los Aprendices que entraban a la Orden, noté que muchos se sentían abrumados
por la cantidad de símbolos, rituales y enseñanzas que les eran presentados
desde el principio. Al mismo tiempo, observé que algunos Maestros, después de
años de servicio, perdían el norte, el sentido de asombro y la actitud de cuestionamiento
que los había acompañado al principio, y se pasaban a temas ajenos a la Masonería
confundiendo a los Aprendices y desviando el contenido de la Orden. Me pregunté
entonces: ¿cómo podríamos volver a conectar con ese sentido de descubrimiento,
tanto para los nuevos como para los veteranos?
Este libro trata de buscar ser esa
respuesta, y mi intención fue crear una guía clara, que ofrezca una comprensión
accesible pero profunda de los símbolos y enseñanzas de la Masonería,
proporcionando a los Aprendices una base sólida para sus primeros pasos, y a
los Maestros una oportunidad de reexaminar sus conocimientos asignándoles
significados a los rituales y símbolos a partir de una mayor abstracción centrada
en la moralidad y el comportamiento individual.
Escribir “La Masonería. Guía parta
Aprendices” no fue un proceso sencillo. Fue, en muchos sentidos, similar a
la labor de un Aprendiz que trabaja pacientemente sobre su piedra bruta,
intentando darle forma, en cumplimiento de aquel aforismo Masónico que afirma
que “lo que haces, te hace”.
En este sentido, el libro inicia
recordando la historia real de la Masonería, la importancia que ha tenido para
las sociedades, los diferentes estilos Masónicos, la geopolítica de la Orden,
su método, como deben entenderse sus grados, ritualidades y lo que llaman
esoterismo, su estructura de poder y funcional interna, la labor que se espera
del Aprendiz, y una detallada semiótica que sugiere una determinada forma de
percibir sus símbolos. Desde ahí, pasé a desarrollar cada capítulo como una
serie de lecciones interconectadas.
El desafío más grande que enfrenté fue
cómo presentar estos conceptos de manera que tocaran, tanto en el Aprendiz como
con el Maestro, su propio rol dentro de la Orden y como seguir profundizando el
aprendizaje.
Mi experiencia personal dentro de la Masonería
ha sido, en gran parte, la inspiración de muchas de las reflexiones que
presento en este libro. Uno de los momentos más importantes de mi vida Masónica
fue mi propia iniciación. En aquel ritual, rodeado de símbolos y Hermanos que
me observaban con mirada solemne, sentí una mezcla de emociones: asombro,
respeto, pero también confusión. En el ágape posterior, un viejo Masón, con un
tono tranquilo, me dijo: “No te preocupes si no entiendes todo hoy. El
camino es largo y cada paso tiene su lección”. Esa frase quedó me grabada
y, a lo largo de los años, supe que cada etapa de mi viaje Masónico tenía un
significado diferente, dependiendo del momento y de las condiciones en los que
me encontraba. Este libro está, en cierto modo, inspirado por esa idea: ofrecer
una guía para cada fase, reconociendo que el aprendizaje nunca termina.
Desde el mismo instante en que una
persona cruza el umbral de nuestras Logias, la idea central de la invitación que
se recibe es a que se inicie un proceso de transformación y metamorfosis. Todos
los presentes sabemos que la Masonería es, ante todo, un viaje interior; un
proceso que busca pulir nuestras imperfecciones, acercándonos cada vez más a la
plenitud moral e intelectual con visión de sociedad.
El libro aborda varios temas
fundamentales. Uno de ellos es la idea de la Masonería como un proceso de
transformación constante. Desde el momento en que el Aprendiz entra en la Logia,
su tarea es trabajar sobre sí mismo, perfeccionando su carácter y su mente, en
un proceso que no termina con la obtención de grados superiores. Al contrario,
cuanto más avanzamos en la Orden, más conscientes debemos ser de la importancia
de seguir perfeccionándonos.
A los más nuevos Masones me dirijo de
manera directa recordándoles que la Masonería, como toda empresa que vale la
pena, requiere paciencia, dedicación y perseverancia. En este libro, exploro en
profundidad el significado de nuestros símbolos, nuestras herramientas y
rituales, no como simples objetos de estudio, sino como verdaderos portales
hacia una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo que nos
rodea. Porque la meta última del Masón no es solo mejorarse en una dirección
humanista, sino, además, ser útil a la sociedad desde su particular entorno.
Otro tema crucial es el papel de la Masonería
en el mundo moderno. ¿Cómo puede una tradición tan antigua mantenerse relevante
en un mundo en constante cambio? En el libro, sostengo que la respuesta está en
nuestra capacidad para adaptarnos sin perder nuestros principios fundamentales.
Esto significa que, como Masones, debemos estar abiertos a nuevas ideas y
enfoques, sin dejar de lado los valores que nos han guiado durante tres siglos.
Aunque este libro surge principalmente
de mis propias experiencias y reflexiones, también quise respaldarlo con una
investigación juiciosa. Durante el proceso de escritura, consulté textos
clásicos de la Masonería desde el Siglo XVIII, buscando las raíces, y volví a
estudiar viejos y nuevos manuales, rituales y símbolos que forman parte de
nuestra práctica diaria. Esto me permitió ofrecer no solo una interpretación
personal, sino también un contexto histórico y filosófico más amplio.
Un aspecto que me fascinó durante la
investigación fue descubrir cómo algunos de los significados convencionales de
los símbolos Masónicos han evolucionado a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el símbolo
de la Piedra Bruta ha sido interpretado convencionalmente de diferentes maneras
a lo largo de los tres siglos que tiene la Masonería que ha llegado a nosotros,
lo que me llevó a reflexionar sobre cómo nuestras propias interpretaciones
cambian a medida que avanzamos en nuestro camino.
Opté por un estilo de escritura
accesible, pero que al mismo tiempo invitara a la reflexión. La Masonería, en
mi opinión, no debe presentarse como algo inaccesible o misterioso, sino como algo
que puede ser aplicado en la vida personal y cotidiana. Este enfoque me
permitió escribir un libro que pudiera ser útil tanto para los recién iniciados
como para los Maestros más experimentados. De esta forma, el género del libro
podría describirse como un híbrido entre el ensayo filosófico y el manual
práctico. No es solo una guía técnica sobre los rituales y símbolos, sino una
invitación a reflexionar sobre los principios que sustentan nuestra Orden y
cómo pueden aplicarse en el mundo actual.
El proceso de escritura fue, sin duda,
una montaña rusa emocional. Hubo momentos en los que sentí que las palabras
fluían fácilmente y otros en los que parecía que no podía avanzar. Uno de los
mayores desafíos fue encontrar un equilibrio entre la claridad y la
profundidad. Quería asegurarme de que los conceptos fueran comprensibles para
los Aprendices, sin sacrificar la riqueza simbólica que caracteriza a la Masonería.
Una de las mayores satisfacciones fue
recibir comentarios de algunos Hermanos que leyeron los primeros borradores,
especialmente los cuatro jóvenes Aprendices que en ese momento tenía mi Logia.
Sus comentarios, sugerencias y reflexiones me ayudaron a pulir el texto y me
dieron la certeza de que estaba en el camino correcto. Saber que el libro
resonaba con Masones de diferentes grados y experiencias fue una de las mayores
recompensas del proceso de escritura.
Sin embargo, este texto no es solo para
los Aprendices. A los Maestros y a los Masones de grados superiores, les
propongo un ejercicio constante de autoexamen. Al leer este libro, les invito a
reconsiderar y revisar la forma en que han internalizado los rituales, símbolos
y enseñanzas que han acumulado a lo largo de los años. Como guías dentro de
nuestra fraternidad, los Maestros tienen la responsabilidad de estar en
constante crecimiento para poder acompañar a los nuevos iniciados con la
sabiduría que solo se obtiene a través de la experiencia y la reflexión.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta
la Masonería hoy en día es el de mantenerse fiel a sus enseñanzas
fundamentales, mientras responde a las demandas de un mundo cada vez más
diverso, plural y veloz. En este libro, exploro la idea de que no hay
contradicción entre ambas aspiraciones. La Masonería ha sido, desde sus
orígenes, un espacio para el pensamiento libre y el progreso moral. No es una
institución estática, porque su fortaleza reside precisamente en su capacidad
para adaptarse a los tiempos, sin perder su esencia.
En varios de los capítulos hago un
llamado claro a la inclusión y a la diversidad dentro de nuestras Logias. En un
mundo donde las divisiones son cada vez más marcadas, la Masonería debe
erigirse como un ejemplo de fraternidad universal. Si algo podemos aportar como
Masones es la idea de que la unidad no se basa en la uniformidad, sino en el
respeto mutuo por nuestras diferencias.
Esta apertura hacia la pluralidad no
debe ser entendida como una dilución de nuestros principios, sino como un acto
de fortaleza. Al incorporar nuevas perspectivas y experiencias, enriquecemos
nuestra Orden, y contribuimos a que la luz Masónica se extienda aún más,
brillando en lugares donde antes parecía imposible.
Una de las características que más me
atraen de nuestra tradición es el uso de símbolos para comunicar verdades
profundas. En este libro, me he detenido a examinar con detalle algunos de los
símbolos más significativos de nuestra práctica, desde el mandil del Aprendiz
hasta cada herramienta de construcción y de control del avance del trabajo. No
he limitado mi análisis a su valor histórico o ritual, sino que me he permitido
explorar sus implicaciones psicológicas y filosóficas.
El simbolismo Masónico es, sin duda, una
fuente inagotable de crecimiento personal. Cada símbolo, cada herramienta,
tiene un significado que va mucho más allá de lo que podemos ver a simple
vista. Mi esperanza es que este libro no solo sirva para aquellos que están
iniciándose en el camino, sino también para aquellos que llevan años
recorriéndolo, permitiéndoles descubrir y redescubrir pepitas de oro y tesoros
escondidos en nuestra práctica simbólica.
El verdadero Maestro no es aquel que
cree pretensiosamente haber alcanzado la meta, sino aquel Aprendiz que ha
llegado a entender que el proceso de perfeccionamiento es continuo. La
verdadera maestría reside en reconocer que siempre hay algo nuevo por aprender,
algo nuevo por descubrir, y que nuestro único camino sensato es el de ser
eternos Aprendices alejados lo más posibles de delirios que generen percepciones
erradas de la realidad o del ejercicio antimasónico de comunicar, compartir y
buscar adeptos a un sistema de creencias.
Permítanme, por favor, contarles otra
experiencia personal que se relaciona con un Masón alejado de los delirios de
grandeza: En el ágape posterior a mi Iniciación se me acercó un antiguo Gran Maestro,
que había ocupado un alto cargo en la Confederación Masónica Interamericana
(CMI), y me dijo que el secreto Masónico del grado 33° consistía en que nunca nadie
deja de ser un eterno Aprendiz. Con el tiempo he llegado a la misma conclusión.
Este libro, en resumen, no es solo una
guía técnica, sino una reflexión sobre lo que significa ser Masón en el mundo
contemporáneo. Mi mayor deseo es que cada lector, independientemente de su
grado, encuentre algo en estas páginas que le inspire a seguir
perfeccionándose. La Masonería tiene la oportunidad de ser un faro de
sabiduría, siempre y cuando estemos dispuestos a adaptarnos y a seguir
aprendiendo.
En un mundo lleno de desafíos, la Masonería
tiene una oportunidad única para reafirmarse como un espacio de crecimiento, de
reflexión y de fraternidad. Si somos capaces de mantenernos fieles a nuestros
principios de libertad, igualdad y fraternidad, mientras nos abrimos al cambio,
estoy convencido de que nuestra Orden no solo perdurará, sino que florecerá en
los años venideros.
Agradezco profundamente a todos los que
me han acompañado en este proceso, y espero que este libro sea una guía útil
para los Masones de hoy y de mañana. La Masonería es, ante todo, un viaje de
evolución personal y colectiva, y mi esperanza es que “La Masonería. Guía
parta Aprendices” pueda ser útil para aquellos que buscan continuar en ese
camino.
LECTURA DE UN SEGMENTO DEL LIBRO
Ahora, permítanme, por favor, leerles
unas líneas del libro para mostrarles como está redactado. En particular los
acápites correspondientes a “¿Quién puede ser Masón?” “¿Quién es Masón?” y “La
iniciación Masónica”. (Página 42 a 48 del libro)
………………………………………
Agradezco profundamente su presencia
aquí hoy, y a la Editorial Kier por la oportunidad que me ha brindado para
saludarlos.
Muchas gracias.
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