Por Iván Herrera Michel
En nuestras Logias y charlas de
ágapes entre Hermanos y Hermanas vuelve recurrentemente la misma pregunta de si los
Masones somos herederos secretos de los templarios. A veces lo preguntan los mismos con
cierto orgullo, como si ese falso linaje monacal caballeresco fuera lo que le ha dado
brillo a la Orden, y debo confesar sin rodeos que, cada vez que escucho esa
historia siento que nos aparta de lo que de verdad importa de la raíz
histórica, lo verdaderamente iniciático de la Masonería y el deber ser del
Masón y la Masona, que es lo que se soporta con nombres y documentos
verificables que nadie puede inventar.
Por eso recibo con alegría la noticia
del nuevo libro "El mito templario y los orígenes de la Masonería",
de Raúl Renowitzky Comas, publicado por la Editorial Kier, que vuelve a
demostrar su buen ojo para ofrecer títulos que marcan agenda en el debate
Masónico y cultural. Conozco personalmente las conferencias y los escritos del
autor y sé que tiene la virtud de aclarar sin pontificar, desmontar sin herir y
de devolver serenidad allí donde otros prefieren el ruido, de tal manera, que solo
espero de las páginas del libro un mapa claro y sin fantasías ni delirios de
nuestro tránsito, desde aquellos gremios medievales y las pragmáticas de Schaw, pasando por Anderson, hasta ese Big Bang que dio inicio a la globalización y a la glocalización de la Masonería especulativa.
Un libro de historia documentada más que
un lujo erudito, es la llave que nos permite comprender el presente sin
naufragar en el mito y mantener el hilo invisible que une una generación con
las que le precedieron. Lo valioso de la obra de Renowitzky Comas es que pone
en su lugar el mito templario, y que lo haga con elegancia y rigor,
recordándonos que la historia real siempre supera a la ficción. En medio de
tanta retórica ligera y seudoesoterismos de ocasión, un libro de este estilo
devuelve dignidad al debate y nos recuerda que nuestra fuerza está en la piedra
trabajada, la palabra compartida y la fraternidad practicada, no en burbujas de
caballerías de novela.
Lo espero con entusiasmo porque sé que
me dará nuevas claves para pensar la Masonería real. Es decir, la que necesita
menos espadas y más lucidez, menos genealogías inventadas y más
responsabilidades con el presente. Sospecho que abrirlo será como escuchar a
alguien que te habla con la verdad sin maquillaje. Leerlo, presiento, que será
también como un acto iniciático.
Al final, uno no abandona un mito sin
más, sino que entra en la claridad de la historia. Y esa claridad, como la del
Caribe que no conoce de sombras duraderas, es la misma que mantiene viva la
Masonería que quiero seguir practicando.
Celebro además que haya sido publicado
por la Editorial Kier, que en tantas ocasiones ha sabido poner en circulación
libros que terminan convirtiéndose en imprescindibles en nuestras bibliotecas. Y
por último, agradezco este que, con elegante bisturí, nos recuerda que la
Masonería no necesita de templarios para brillar, sino de Masones dispuestos a
pensar con la frente despejada.
Gracias, Q:. H:. Raúl, por darnos este bisturí para cortar mitos sin anestesia.

1 comentario:
Mil gracias, mi Q:.H:. Iván, por tus generosos comentarios sobre mi libro. Debo decir que coincidimos plenamente. La masonería es, por si misma, una institución suficiente rica en principios que apoyan al ser humano en su interminable tarea de mejoramiento continuo. Cada peldaño de la escalera que transitamos es una enseñanza de vida tan completa y práctica que, con el debido respeto por todas las escuelas de crecimiento, no necesita de artilugios, esotéricos o de otra naturaleza, para cumplir con su cometido. No somos perfectos. Jamás lo seremos. Pero somos perfectibles y es ese el terreno en el que la masonería actúa. Como lo digo en el libro: "La masonería es, al fin y al cabo, una organización creada y moldeada por y para humanos, y los humanos actuamos como seres terrenales que somos. Nuestras actuaciones conducen a resultados tangibles, susceptibles de ser estudiados y entendidos desde la razón. Si alguna magia existe en todo el proceso de conformación de la masonería, esa magia no es otra que el ingenio, la voluntad y la perseverancia de cada uno de quienes la han ido forjando a través de los siglos. Y solo en ese sentido debemos atribuirle una esencia mágica a esta institución". Recibe un gran abrazo.
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