Por Iván Herrera Michel
Walter Benavides Antia |
Por fraternal deferencia
del Masón, economista, miembro de la Academia de Historia de Pereira e
investigador Walter Benavides Antia, ha llegado a mis manos un ensayo de su
autoría titulado “Don José Francisco
Pereira Martínez y sus hijos Pereira Gamboa”, que forma parte de la colección
“Pereira, Masonería e Historia”, en particular
del Tomo I “Pereira, en la Edad del
Aprendiz. 1540 – 1800”, cuyas 72 páginas he leído con interés en una sola noche.
Siempre me ha
sorprendido la implantación de la Masonería en una ciudad que como Pereira hoy no
cuenta con más de 500.000 habitantes. De hecho, proporcionalmente, y aunque
fuertemente divididos, la ciudad muestra el mayor porcentaje en Colombia de Masones y
Masonas en relación con su población general. Igual supremacía se observa cuando la
comparamos con la cantidad de Logias masculinas y mixtas que allí trabajan.
Todos practican el REAA
mayoritariamente en dos Obediencias: La Gran Logia Occidental de Colombia, fundada
en 1935 con sede principal en Cali, y la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”, fundada en 1893, con
sede principal en París, Francia, y presencia en 60 países. En el pasado Pereira
ha contado con logias de la Gran Logia Central de Colombia, con sede en
Bogotá, y del Gran Oriente Latinoamericano (GOLA), que es de carácter
internacional y posee Logias en América y Europa.
En 1990 en el marco de un gran cisma Masónico nacional, se fundó la Gran Logia del Eje Cafetero, con sede principal en Pereira y Logias en Armenia, la cual desapareció a los pocos años "por razones que no son del caso mencionar" como me afirmó con prudencia un Masón pereirano.
Ya yo había reseñado los
libros “La Masonería en la Literatura”
y “Simón Bolívar y la Francmasonería”
del también investigador y Masón pereirano Oscar Romero Aguirre, lo cual habla
muy bien del nivel intelectual de la Orden en esa ciudad.
En Colombia no es
frecuente rescatar la sociabilidad constructiva Masónica de sus grandes hombres,
ni el rol de la Masonería en la construcción de nuestras sociedades. De tal
manera, por ejemplo, que muy poco se referencia la Orden por parte de los
historiadores y educadores en las biografías de los 27 presidentes de la
república que han pertenecido a la Orden. Y ni hablar del sin número de
Ministros de estado, gobernadores, alcaldes, congresistas, empresarios,
militares, literatos, fundadores de universidades, Etc., que lo han sido desde
comienzos del siglo XIX hasta la fecha. Es como si existiera un pacto tácito de
no hacerlo, o nadie se hubiera dado cuenta de que tanta gente en el escenario
nacional ha estado unida por ese vínculo.
Esta obra de Walter
Benavides redacta en clave Masónica la biografía y el aporte que a la
sociedad colombiana,
y con especial énfasis a la ciudad de Pereira, ofrecieron José Francisco
Pereira Martínez y sus hijos Nicolás, Próspero, Guillermo, Emilio y Benjamín Pereira
Gamba, que regalaron el terreno para la fundación de la ciudad, y fueron, tanto
el padre como los primeros cuatro de sus cinco nombrados, conocidos Masones que
alcanzaron altos Grados del REAA, seguramente recibidos del Gran Oriente y Supremo
Consejo Neogranadino, fundado en 1833 con Carta Patente del Gran Oriente de
Francia y/o del Supremo Consejo Central
de Colombia, fundado en 1864 y declarado “irregular”
por el Supremo Consejo para la jurisdicción Sur de los Estados Unidos de
América siendo su Soberano Gran Comendador Albert Pike.
Escudo de la ciudad de Pereira |
Pero más allá de lo
local pereirano, el ensayo de Walter Benavides Antia se constituye en un
ejemplo a seguir al inscribirse en una nueva puesta en escena de la Masonería,
en su camino hacia la normalización frente una opinión pública que no la conoce
y en ocasiones vincula su devenir con singulares teorías conspirativas o
extraños predicamentos, ya que muestra una relación indiscutible entre la vida
pública de los Masones que han moldeado la historia y una corriente política de
progreso regional y nacional vinculada a su accionar.