Por Iván Herrera Michel
Mucha agua ha corrido bajo los puentes de la Masonería desde que el
26 de marzo de 1826 levantó Columnas la Gran
Logia Nacional Mexicana "La Luz", y al amparo del recién
instituido Rito Nacional Mexicano,
ofreció por primera vez la Iniciación Masónica a la mujer en plena igualdad con
el varón, constituyéndose en la primera Obediencia mixta de la historia.
Casi dos siglos después, difícilmente podemos encontrar un país en el que la Masonería
tenga presencia, en el que no exista una Gran Logia mixta. Paralelamernte, los cálculos más
conservadores hablan de unas 50 naciones en la que existen Grandes Logias
exclusivamente femeninas. Y hasta puede
uno fácilmente distinguir en el planeta Masónico femenino los matices de una escuela francesa,
una inglesa, una africana y una latinoamericana.
La confederación de Grandes Logias femeninas más antigua es
indudablemente el “Centro de Enlace
Internacional de la Masonería Femenina” (Centre de Liaison International de la
Masonnerie Femenine – CLIMAF -), fundado en París, en el año 1982, por un
grupo de Bélgica, Francia, Italia, Portugal, Suiza y Grecia.
Pero América no se ha dormido en sus laureles. El Primer Coloquio y Asamblea General de la “Federación Americana de Masonería Femenina”,
celebrado del 3 al 5 de octubre de 2013 en el Or:. de Buenos Aires, Argentina,
reunió a cuatrocientas Masonas de Grandes Logias exclusivamente femeninas de Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Méjico, Uruguay, Venezuela, Perú, Aruba y Panamá. De Colombia asistió una Delegación de Masonas
de la Federación Colombiana de Logias Masónicas, como única Obediencia Masónica
mixta invitada al evento.
En Colombia el mérito del primer Levantamiento de Columnas de un Taller
mixto lo posee la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano” (DH), con la Logia No. 623 “Sol de Colombia J. B. Acuña”, en 1937, que funcionó hasta el 9 de abril de
1948 cuando el periodo de la violencia liberal/conservadora que siguió al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, generó tales temores entre
los Masones bogotanos que se prefirió no reunirla de nuevo. Este Taller colombiano aparece en el libro
"Le Droit Humain International 1913
- 1947. De l’éveil à la mise en oeuvre", escrito por Marc Grosjean, ex
Gran Maestro del DH, y publicado por Editions Detrad aVs, París, 2002.
En lo sucesivo la Masonería permaneció masculina en Colombia,
hasta que nuevamente el DH, en la década de los 80s del siglo pasado, volvió a Levantar Columnas
de Logias mixtas, contando hoy en día con Logias en Barranquilla, Villa de
Leiva, Bogotá, Pereira, Cali y Bucaramanga.
Igualmente, el Gran Oriente Latinoamericano (Gola) tuvo a
principios de la primera década del siglo XXI una Logia mixta en Pereira
denominada “Fraternidad Lauterina” y
otra en Santa Marta, bajo el título de “Simón
Bolivar”. Ambas en sueños.
Pero el primer adelanto de la Masonería netamente colombiana, en
lo que se refiere a la igualdad de género al interior de la Orden, lo constituyó
la aparición, en el año 2007, en Barranquilla, de la "Federación Colombiana de Logias Masónicas", con Carta Patente
del "Gran Oriente de Francia". Seguidamente, iniciaron mujeres la Gran Logia
Central de Colombia, la Gran Logia del Norte de Colombia, la Gran Logia del
Caribe Colombiano y la Gran Logia Soberana de la República de Colombia (del
grupo UMSOY). Por su parte, el Gran
Oriente de Colombia recibe a las Masonas solo de visita.
Ahora un nuevo suceso se anuncia en la red relacionado con el rol
de la mujer en la Masonería colombiana, como es el de la instalación el once
de octubre de 2014 de la “Gran Logia
Femenina de la República de Colombia”, por parte de una Delegación de la
Gran Logia Femenina de Rumanía (1922) - la segunda en antigüedad del mundo después de la inglesa que nació mixta en 1908 y se convirtió en femenina en 1920 -, que le entregará Carta Patente “para la práctica del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado por los tres primeros Grados”.
Las tres Logias femeninas constituyentes de la nueva Obediencia llevan
por nombre los de “Manuela Beltrán”, en
Bogotá, “Cacica La Gaitana”, en
Barranquilla, y “Simona Duque de Álzate”,
en Medellín. O sea, el de dos heroínas
de la independencia nacional y una indígena que lideró su pueblo en contra de
la conquista española.
Es de esperar que la Masonería colombiana siga evolucionando, como corresponde a un mundo en permanente y acelerado movimiento.
Puede ser que veamos en el futuro más de una Gran Logia
femenina en el país, como sucede en México, Brasil y Argentina, para citar unos
pocos países de la región, o como en Francia e Italia, para traer a cuento un par
de ellos del viejo mundo.
En lo personal, y luego de haberme Iniciado y trabajado durante años en Logias
masculinas, soy un firme partidario del trabajo mancomunado de las mixtas del que disfruto actualmente, pero no
puedo dejar de admitir que existen Masones y Masonas que prefieren los Talleres
monogéneros, exclusivamente femeninos o masculinos. Y además, debo reconocer que
tienen todo el derecho del mundo de hacerlo.
De todos modos, y cualquiera que sean las circunstancias que enmarcan el nacimiento de la Gran Logia Femenina de la República de Colombia, solo cabe desearle buen
viento y buena mar, porque “la mies es mucha y los obreros son pocos”.