martes, 29 de octubre de 2024

EL PRINCIPAL PROBLEMA DE LA MASONERÍA

Por Iván Herrera Michel
         
Me agradó mucho haber sido testigo hace unos cuantos días de la interesante discusión de un grupo de jóvenes Masones de ambos sexos sobre cual podría ser el principal problema que tiene la Masonería en la actualidad. Voy a tratar de resumir sus conclusiones glosándolas un poco.
              
Observé que la mayoría estuvo de acuerdo en que el principal problema que enfrentamos es que, en muchos aspectos, seguimos actuando como si las cosas no hubieran cambiado. Es decir, que ven que la Masonería se ha quedado atrás en un mundo que va a toda velocidad. 

Sostuvieron que durante mucho tiempo las Logias fueron un espacio donde se discutían ideas nuevas, donde se aprendía a pensar de manera crítica y se repensaba el sistema, pero que hoy les parece que todo eso se ha vuelto un tanto rígido, como si costara mucho adaptarse a los tiempos que corren. Debo confesar que comparto esa visión.
               
Para las generaciones más jóvenes, esto puede resultar poco atractivo, porque buscan espacios más ágiles y abiertos donde sientan que lo que hacen tiene un impacto real y visible. Y en medio de eso, la Masonería a veces les parece que está atrapada entre ser conservadora, ser progresista o encontrar un punto intermedio que no siempre convence. Esta especie de tira y jala interno, que en parte es necesario, se vuelve problemático cuando perdemos de vista lo que debería ser el verdadero propósito: ser una comunidad que empuje a sus miembros a pensar, a crecer y a colaborar para un mundo mejor.
                   
Me limité a opinar que la clave podría radicar en la actualización de ciertas formas y prácticas sin perder lo esencial. Ser más inclusivos, más claros y, sobre todo, más conectados con las realidades actuales, sin abandonar los principios y los valores, y tratar de encontrar la manera de que sigan resonando en un contexto que pide cada vez más transparencia y menos formalismos. Porque, al final, la Masonería no debería ser una cápsula del pasado, sino un espacio vivo que evoluciona sin perder su particularidad.
           
Oyéndolos he ratificado mi impresión de que la Masonería en sus manos tiene la oportunidad de ser un refugio de pensamiento crítico, un espacio de debate libre y un bastión de ideales humanistas. Es decir, de ser fiel a sí misma.
                    
Me quedé pensando cuando dijeron que es posible que el segundo mayor problema que tenemos sería el de que las mentalidades que gobiernan amplios sectores de la Orden no fueran capaces de ir cediendo sus responsabilidades, derechos y deberes a sus sucesores naturales, marcando el comienzo de una nueva etapa que brinde legitimidad y respaldo a un liderazgo renovado en una transición fluida y ordenada.