Por Iván Herrera Michel
Muy Respetable Gran Maestro de la Muy
Respetable Gran Logia Central de Colombia, Ilustre Hermano Henry Polanía Triviño,
Dignidades y Oficiales de la Muy
Respetable Gran Logia Central de Colombia y de la Muy Respetable Logia Spica
No. 18,
Venerables Maestros presentes,
Queridas Hermanas y Queridos Hermanos,
Permítanme, por favor, iniciar estas
palabras expresando mi gratitud más sincera por la invitación que me cursaron a
este tercer aniversario y por la manera tan fraternal en que abren este espacio
a quienes, como yo, tenemos el privilegio de ser parte de su historia, en
calidad Honoraria. En otros lugares uno arriba a las Tenidas con cierta
cautela, como quien debe descifrar en dónde encajar, Aquí, en cambio, siempre
he encontrado un recibimiento fraterno que me honra con un espíritu Masónico en
su forma más auténtica, y que, dicho sea de paso, evita que uno tenga que hacer
de cartógrafo emocional para saber en dónde sentarse.
Hoy celebramos algo más que una efemeride.
Conmemoramos tres años desde el Levantamiento de Columnas de la Muy Respetable Logia
Spica No. 18, y celebramos también la Iniciación de un nuevo Hermano. Son dos
acontecimientos que no sólo coinciden en el calendario, sino que dialogan entre
sí, porque si bien el aniversario nos recuerda lo realizado hasta ahora, una
Iniciación nos coloca frente a lo que es posible realizar en el futuro.
Tres años en la vida de una Logia, son
un periodo en el que se aprende, se corrige, se persevera y se reafirma el
propósito. Spica ha transitado este tiempo con rigor y una madurez notable para
una estructura joven. Como miembro Honorario he tenido la oportunidad de
observar su crecimiento desde un lugar relativamente cercano gracias al
Internet.
Y en ese camino, corresponde destacar la
labor de nuestra Venerable Maestra. Conducir un Taller joven, constituido por
Masones antiguos de diferentes talantes, con orden, con claridad, con equilibrio
y con una inteligencia que inspira exige una virtud de gobierno que pocas veces
se reconocen con la suficiente amplitud, porque ante el éxito ajeno los
espíritus pobres siempre se atormentan. Su conducción le está dando a Spica un
rumbo firme.
Querido Hermano David Hernandez Bastidas, lo que vivió hoy no es un
gesto ceremonial ni un rito que pueda comprenderse sólo mediante lecturas. Es
una experiencia que abre un camino que se transforma en la medida en que usted
se transforma. Este método exige disposición a preguntar y sinceridad en el
trabajo interior. Si en algún momento siente que los símbolos le confunden
antes de iluminarle, no se inquiete porque todos nos iniciamos del mismo modo.
La serenidad, la paciencia y la humildad serán aliadas más valiosas que
cualquier explicación apresurada. Y el peor enemigo de su trabajo es el Hermano
o Hermana, que también, desafortunadamente, encontrará entre nosotros, que
habla mal de otro Hermano o Hermana. Si alguna vez nos acercamos con esta
intención, cuídese del que lo hace, así como de sus cantos de sirena y de su
interés en disociar.
Y aprovecho para decirle a nuestro nuevo
Querido Hermano que las dignidades Masónicas merecen siempre, dentro y fuera de
las Tenidas, un trato respetuoso y formal, por muy amigos personales que sean
de nosotros. No por un protocolo vacío, sino porque cada Dignidad y cada Oficio
encarna una porción viva de nuestra tradición, de acuerdo con los antiguos Usos
y Costumbres de la Masonería universal. En la Masonería siempre la forma, ha
sido parte del fondo.
Y permítame, por favor, una
recomendación fraterna. A veces encontrará Hermanos que buscan convertir la Masonería
en una especie de religión interior en donde todo cabe en nombre de una de un
esoterismo rebosante, muchas veces basado en autores que nunca fueron Masones y han desvisado sus significadsos y convocatorias. La
definición más antigua y extendida de la Masonería es que es un sistema de
moralidad, velado por alegoría e ilustrado por símbolos, lo que significa que
el verdadero esoterismo de la Masonería es de carácter moral y no metafísico ni
mágico, y nadie debe tratar de obligarnos a participar en un ejercicio mágico o
supersticioso. Tenemos el derecho inalienable a decir que no queremos
participar. Escuche siempre con respeto, pero mantenga la mirada y la mente
clara. Nuestra Orden es simbólica, no fantasiosa, profunda, pero no difusa,
trascendente, pero no devota de laberintos. La verdadera sabiduría Masónica es
sobria y luminosa, y no recargada de incienso. Déjese guiar por el Querido Hermano Segundo Vigilante, oiga sus enseñanzas, sus consejos, confíe en él, que, en su caso, usted tiene la suerte de haberle tocado el Iluestre Hermano Fernando Luichini, que le enseñará lo que es la verdadera Masonería y los modos correctos de ser y estar en la Orden.
Permítanme ahora, igualmente, detenerme
en un asunto que nuestro tiempo vuelve urgente. Este aniversario nos invita a
reflexionar sobre lo que significa crecer como Logia en un mundo atravesado por
tensiones políticas, económicas y culturales cada vez más intensas, y
discriminaciones contra las mujeres y los que aman diferentes a la mayoría.
Vivimos una época de democracias frágiles, discursos polarizados amplificados
por algoritmos, desigualdades crecientes y narrativas mediáticas que a menudo
prefieren el escándalo antes que la comprensión. Recientemente fuimos testigos
de un episodio televisivo que expuso a la Masonería colombiana en un
espectáculo público desafortunado, recordándonos cómo la imprudencia y los
disociadores pueden convertir una intención legítima en un daño innecesario. Es
una lección severa sobre la importancia de la prudencia, la sobriedad y el
juicio sereno. Hemos vuelto a oír tambores de guerra a los que, a mi juicio,
debemos responder con altura y grandeza de miras, con la plena y serena
convicción de que estamos en el lado correcto de la Masonería, de la historia y
filosofía de la Orden. Al ruido profano no se responde con más ruidos profanos.
La Masonería no crece ni encerrándose en
sí misma ni entregándose al ruido profano. Crece cuando piensa con lucidez en
medio de la confusión, cuando en tiempos ásperos escucha sin temor y responde
sin estridencia. Crece cuando trabaja (como lo hace esta Respetable Logia) con
coherencia y claridad, guiada por un Mallete ejercido con tino por una
Venerable Maestra con una trayectoria impecable, sin dejarse seducir por
excesos místicos ni por interpretaciones mágicas que prometen más de lo que
ofrecen. Hermano Aprendiz, si algún día escucha que nuestros símbolos poseen
potencias ocultas dignas de una trilogía de fantasía, o de un capítulo de Harry
Potter, recuerde sencillamente que la Masonería inspira realidades, no
fantasías.
Spica ha demostrado, desde su fundación,
que el espíritu Masónico puede florecer aun en tiempos convulsos. En un mundo
en donde reina la inmediatez y en donde la estridencia parece imponerse, esto
constituye un acto de auténtica civilización. Cuando la Masonería se practica
con autenticidad, no necesita elevar la voz; basta con ser coherente. Y cuando
es coherente, suele elevar algo más importante que la voz, como es el ejemplo
personal.
Mi Querido Hermano Aprendiz, no olvide
jamás que nuestra Orden es, ante todo, una escuela de formación humana, una
escuela en la que nadie se gradúa, pero en la que todos pueden avanzar. Este Taller será para
usted un hogar, una brújula y, en ocasiones, un espejo que no siempre dice lo
que uno quisiera, pero sí lo que uno necesita. Encontrará exigencia, diálogo
fraterno y un ambiente que le recordará que progresar moralmente es siempre más
valioso que destacar. El Querido Hermano Segundo Vigilante será su guía en este
camino.
Hermano Aprendiz: que este día sea su
punto de partida. Que sus pasos sean firmes, su curiosidad viva, su mirada
clara y su corazón dispuesto al crecimiento continuo.
Antes de concluir, vuelvo a reconocer la
conducción de nuestra Venerable Maestra, y presento un merecido tributo de
admiración a su claridad, su serenidad y su firmeza templada, demostrada hoy
una vez más, que son esenciales para que Spica avance con paso seguro. Dirigir
un Taller con equilibrio y sin perder la paciencia y la armonía interior es un
talento y una virtud que merece ser honrada.
Queridas Hermanas y Queridos Hermanos, celebremos
este tercer aniversario con la dignidad y la sobriedad que acompañan a las
obras verdaderamente valiosas. Que Spica siga elevándose con luz tranquila y
fraternidad auténtica en un mundo que necesita luces firmes y espíritus
serenos.
Es mi palabra, Venerable Maestra.
