Una
aproximación a su experiencia
Palabras leídas en nombre de la
Federación Americana de Supremos Consejos del REAA – FASCREAA - en el Foro
Masónico organizado por la Gran Logia Central de Colombia, fundada en 1985, en
el Templo de la Log:. Umbral de Oriente Nº 7, en el Oriente de Villavicencio, Colombia, el día 28 de junio de 2014 (E:. V:.), en el
que presentaron Ponencias el Gran Oriente de Colombia, la Gran Logia del Caribe
Colombiano, la Federación Colombiana de Logias Masónicas y la Obediencia
anfitriona.
Por:
Iván Herrera Michel.
(Saludos
protocolarios)
Queridos
Hermanos y Hermanas,
Tengo
mucho gusto en saludarlos en nombre de las Jurisdicciones de Altos Grados que
conforman la Federación Americana de Supremos Consejos del REAA (FASCREAA), y
en unirnos a este homenaje que se hace al ex Gran Maestro e IPH:. Gabriel Dávila
Mejía. Pilar fundamental del nacimiento
y la construcción de un pensamiento Masónico progresista en nuestro país.
De
igual manera, soy portador de un cálido y fuerte abrazo fraternal que desde el
Caribe colombiano les envía el Muy Resp:. Gran Maestro de la Federación
Colombiana de Logias Masónicas, Q:. H:. David Name Terán, junto con sus
felicitaciones por este hermoso templo que ustedes han construido
en el Or:. de Villavicencio en bien general de la Masonería colombiana.
En
lo personal, siempre ha sido para mí un placer visitar la Gran Logia Central de
Colombia, y encontrarme con mis Queridos Hermanos de muchos años en el accidentado
camino de mostrar a la Masonería colombiana que más allá de apremiarnos con dificultades
estériles, existe una manera progresista, no discriminadora y no dogmática de
entender y practicar nuestros cometidos constructivos.
Es
por esto que yo les agradezco muchísimo que me hayan invitado a repasar con
ustedes
la manera que tiene la Masonería para buscar sus fines, y honestamente
quiero contarles cuales han sido mis impresiones después de estar asistiendo a
las Logias Masónicas durante algún tiempo, advirtiendo escrupulosamente que suelo
admirar la óptica tradicional y no prejuiciada sobre los asuntos Masónicos, que reconoce una gran importancia a la cantidad
de libertad que otorga la Orden para repensar la realidad Masónica, para juzgar
autónomamente su presente y para valorar su aporte a la sociedad, desde una institución
contrahegemónica, diversa e incluyente.
Panorámica de Villavicencio |
Comenzaré
diciendo lo obvio. Lo que todo el mundo
sabe: Que en las Tenidas los Masones hablamos y discutimos sobre todo lo divino
y lo humano. Los Masones podemos, como
Terencio en el siglo II, decir que “nada
de lo humano nos es ajeno”,
Podemos
en una semana hablar de la prevalencia de nuevas infecciones del SIDA en
Colombia, y en la siguiente Tenida de las características esenciales de la
entelequia aristotélica, o de los 51 millones de desplazados que hay en el
mundo, o de si los chacras son seis como dice la teosofía o siete como enseña el
gnosticismo, o si simplemente no existen. O en cambio, ocuparnos de algo mucho
más prosaico y cercano como puede ser el suministro de agua en 100 barrios de Villavicencio
a raíz de la llegada del fenómeno del niño.
También
hay temas que nos exigen un gran esfuerzo de comprensión. Por ejemplo: El Gran
Oriente de Francia propuso para la vigencia 2012 – 2013, que todas sus 1.200 Logias
se ocuparan, como una cuestión de interés general, de responder a la pregunta
de ¿Cómo una sociedad que valora un ideal
de competición puede esperar concretar un ideal de igualdad? Yo he leído con atención las conclusiones de
sus 16 regiones nacionales e internacionales, y les puedo asegurar con absoluta
franqueza que el asunto está muy lejos de estar concluido. También he conocido un documento para la
reflexión general emanado del Gran Capitulo General del Rito Francés Femenino
de Francia, sobre lo que llama “Un
discurso amoroso sobre la laicidad”, que como se puede adivinar por su título
ofrece una óptica muy poco convencional.
Y
si queremos recordar una cuestión, todavía más difícil de tratar que la parcela
religiosa de la laicidad que se refiere a la separación entre la iglesia y el
estado, podemos traer a cuento el de la laicidad financiera que recomienda
la separación entre el estado y el sector financiero y económico. Son argumentos que tienen tanto de largo como
de ancho, que, de nuevo con Terencio, podemos decir que “es muy malo tener un lobo cogido por las orejas, porque no sabemos
cómo soltarlo ni cómo seguir aguantándolo”.
Frente
a estos apuros, y cualquiera que sea el tema tratado, la Masonería ofrece una
ruta particular y esforzada en la búsqueda de la materialización de un mundo
más libre, más igualitario y más solidario. Esta vía constituye su método y en
ella se vale de la metáfora de la construcción, en un transcurso Iniciático
sucesivo, en el que, como dicen los Masones franceses: “Lo que tú haces, te hace” (Cela que tu fais, te fait).
El
proceso comienza, en resumidos términos simbólicos, con la aceptación y la
admisión de personas que se convierten al mismo tiempo en un constructor y en una
construcción, y que proviniendo de un mismo contexto social y poseyendo
diferencias personales de todo tipo, a veces contradictorias entre sí, deben participar
armónicamente en una obra comunitaria a lo largo de su membresía, en tres
originales espacios especulativos que corresponden a cada uno de los tres Grados
básicos de la Orden.
En
medio de esta pluralidad, siempre retadora, conflictiva y asumida desde la
realidad circundante, la Masonería se ocupa en primer término, filosófica y
fraternalmente, de reunir y recoger en su seno a hombres y mujeres que de otra
forma difícilmente hubieran compartido un espacio común. A partir de allí, y contra
todo pronóstico, la especificidad del Método Masónico les hace girar sobre esa diversidad,
a la vez que se aprovecha de ella para la construcción que promete.
El
Método Masónico se sustenta única y exclusivamente en el trabajo en Logia. No
hay
lugar para él en una labor solitaria fuera del Taller. La razón de ser de esta
particularidad gravita en que impone que trabajemos en presencia e intrincados
con otros, de quienes a la vez somos otros diferentes. La experiencia florece
gracias a las opiniones cruzadas.
Las
discusiones que permanentemente vemos en las Tenidas sobre todo tipo de
saberes, adelantadas por personas no necesariamente especialistas en ellos,
terminan enriqueciendo y matizando las versiones filosóficas, intelectuales,
emocionales, religiosas, espirituales, profesionales, artísticas, Etc., de sus
participantes. En el sentido de posibilitarles una nueva visión que incorpore perspectivas
que antes no habían sido tenidas en cuenta o no les eran conocidas.
La
singularidad del Método Masónico se fundamenta en una ritualidad propia y en la
reflexión moralizada y convocante de sus símbolos constructivos, acompañadas de
una acción compatible, por su amplitud de cobertura, con cualquier convicción
personal, mientras ella admita inequívocamente el respeto al otro y la
aceptación de la diferencia.
Un
ritual, cualesquiera que sean sus objetivos, siempre es simbólico y representativo
de unos estándares de procedimientos enmarcados en una memoria histórica, tan
categóricos como redundantes, dirigidos a un determinado colectivo, en donde a
cada quien se le ha estipulado un rol en el tiempo y en el espacio.
El
Método Masónico implica querer pasar permanentemente de un estado presente a
una nueva fase de vida. Conlleva una promesa personal acerca de cómo deseamos
llegar a ser en el día de mañana en relación con lo que pensamos que es mejor
para nosotros y para los otros. En el entendido de que repensar nuestras
convicciones y opiniones de manera autónoma y crítica a la luz de otras miradas
puede facilitarnos una mayor conexión con nuestra conciencia moral así como
brindar más coherencia a nuestras acciones.
En
palabras del pensador y escritor español José Luis Cobos, “nuestro método Iniciático persigue hacer más dúctil nuestra Piedra,
nuestra condición, para que podamos acometer la serie de cambios que
necesitamos para conducirnos hacia el adueñamiento de nuestro ser” (Cobos,
J. L. (2013) El Método Masónico. Pág. 122. Oviedo, España: Editorial
masónica.es)
La
ceremonia de “Iniciación” Masónica, con
la que se aborda la pertenencia formal a la Masonería, es un Rito de Pasaje. Formaliza el cambio de un estado previo a uno
nuevo, mediante el cual ampliamos nuestras comprensiones sobre “el hombre y sus circunstancias” gracias
al contacto repetitivo con fórmulas de interiorización, socialización, integración
al pasado y consustanciación con el futuro, diferentes a otros caminos y procedimientos
Iniciáticos o especulativos.
Con
el uso del ritual, las herramientas y las estructuras administrativas como
símbolos, el Método Masónico busca sentar en el ámbito de lo concreto, nociones
y formas de pensamiento abstracto, al mismo tiempo que sugiere un patrón
constructivo centrado en el ser humano, portador de horizontes de sentidos y
comprensiones.
En
ese orden de ideas, el ritual Masónico, y las ceremonias que contiene, Grado
tras Grado, repiten cánones de conductas que señalan una manera de comportarse
en el presente, en la que los hechos, las personas, sus pensamientos y sus
emociones, se despojan de su dimensión común para adquirir una médula humanista
trascendental.
De
tal manera, que los Grados Superiores, Colaterales, Aliados, Adicionales,
Suplementarios, Accesorios, Ordenes de Sabiduría, Etc., nacidos en el siglo XVIII
al calor de diferentes inspiraciones míticas, legendarias, filosóficas,
religiosas o históricas, que se fueron articulando en rituales independientes
por cercanía, afinidad o negociación, formulan una oportunidad adicional a la simbólica
para aproximarnos con visión sistémica a algunas de las ideas e hitos que han
movido la civilización occidental, conservando el permanente pulido de la
Piedra Bruta y de su posterior ubicación, horizontal y vertical, en el
levantamiento del “Gran Templo de la
Humanidad”, que no es otro diferente a una persona más consciente de sus
potencialidades y una humanidad más feliz.
En
el curso del Método Masónico, un Masón cree y trabaja en y desde la autonomía
de su
pensamiento, y la valora como el prerrequisito para su biografía personal. En este sentido, el psiquiatra y escritor
húngaro Thomas Szasz, fallecido hace un par de años, dijo con acierto en una
ocasión: "La gente suele decir que
tal o cual persona no se ha encontrado todavía a sí misma. Pero la autonomía no
es algo que uno encuentra, es algo que uno crea."
Tampoco
le faltaba razón a Nietzsche cuando afirmó que ser independiente es un “privilegio de los fuertes”. Y lo digo porque me he dado cuenta de que en
el pulido de nuestra Piedra Bruta tenemos que confrontar con nuestro propio
inconsciente. Y eso reclama un gran
esfuerzo, porque exige trasgredir los límites de nuestra zona de confort
genética y ambiental.
Los
Masones insistimos en el compromiso con nuestros rituales, sin perder de vista
la esencia primera de la maquinaria teatral, con todos sus mecanismos de
espectáculo y entretenimiento, porque sabemos que sin ellos no funciona la
arenga doctrinal.
Queridos
Hermanos y Queridas Hermanas,
Por
último, y de nuevo, les reitero mis más sinceros agradecimientos por regalarme
esta impagable oportunidad para repasar el método que nos ofrece la Orden, en
medio de una inmejorable compañía, en la que reconozco a buena parte de lo más
avanzado del pensamiento Masónico colombiano.
Muchas
gracias a todos por esta oportunidad y por sus luces.
IHM.
Or:.
de Villavicencio - Colombia
Junio
28/2014