viernes, 3 de abril de 2009

La Masonería ante la Crísis del Medio Ambiente

Por Iván Herrera Michel

Palabras pronunciadas el día 28 de marzo de 2009 (E:. V:.), en el Or.. de Iquitos, República del Perú, en el Coloquio internacional que sobre la Crisis del Medio Ambiente se desarrollo en el marco de la celebración del 32º Aniversario de la Gran Logia Oriental del Perú, en el auditorio principal del "Centro de Referencia e Información de Suelos de la Amazonía Peruana" (CRISAP), del 27 al 30 de ese mismo mes, que reunió a Grandes Maestros, Grandes Maestras y Soberanos Grandes Comendadores del REAA de Perú, América y Europa.

 Muy Resp:. Y Ser:. Gran Maestro Walter Vargas Portocarrero, de la Gran Logia Oriental del Perú,

Ven:. Hno:. Jorge León Cabrera, Presidente de la Confederación de Grandes Logias Masónicas del Perú – CONFEGLOMAS,

Ven:. Hno:. Jorge León Cabrera, Presidente de la Confederación de Grandes Logias Masónicas del Perú – CONFEGLOMAS,

Señor Presidente de la Confederación Interamericana de Masonería Simbólica – CIMAS -, Muy Resp:. H:. Elbio Laxalte Terra,

Distinguidos Dignatarios de la República del Perú,

Muy Respetables y Serenísimos Grandes Maestros y Grandes Maestras Peruanos y Visitantes de Europa y América,

Dignidades y Oficiales de la Masonería Peruana y Representantes de Grandes Logias y Supremos Consejos de Europa y América,

Queridos Hermanos y Queridas Hermanas,

Ciudadanos peruanos que me han honrado con su amable acogida,

Señoras y señores que nos honran con su presencia,

Reciban ante todo, un fraternal y cálido saludo de este Masón latinoamericano que ha venido de lejos para darse el gusto de saludarlos personalmente recorriendo los legendarios caminos del evocador Tahuantinsuyo Inca, dentro del marco de los festejos del trigésimo segundo aniversario de labores Masónicas de la Muy Resp:. Gran Logia Oriental del Perú, con sede en el Oriente de Iquitos, en la tierra de los Boras ubicada en pleno corazón del ecosistema amazónico.

 Permítanme, por favor, comenzar estas cortas palabras confesándoles que yo podría tener sólidas razones para creer a pie juntillas que el majestuoso espectáculo de la vida, que hoy se impone arrogante ante nuestra vista, es tan sólido que es imposible que esté en peligro por cualquier cosa que nosotros pudiéramos hacer.

Me explico mejor: yo acabo de hacer un viaje fascinante desde el azul inmenso e interminable del Mar Caribe colombiano hasta el verde intenso y profundo de la Amazonía peruana.

 De tal forma, que es un poco contraevidente para mí concluir que esta exuberante fiesta de la vida que nos rodea estuviera en peligro por unas cuantas chimeneas, por unos cuantos cultivos, por unos cuantos desarrollos turísticos, y por unos cuantos etcéteras.

 Es decir, que para mí bien podría no ser tan fácil en estos momentos creerle al instituto de investigación tropical Smithsonian en Panamá, cuando afirma que cada minuto desaparece un área de selva virgen amazónica equivalente a cincuenta campos de fútbol.  O aceptar que el 17% de la Amazonía ya ha desaparecido por cuenta de un modelo económico no sostenible.

 Pero lo cierto, es que, pese a lo que a mí me pueda parecer a simple vista, la mayoría de los hombres de ciencia del mundo nos están mostrando indicadores preocupantes acerca del impacto del mayor dióxido de carbono en las condiciones necesarias para la supervivencia de la civilización.

 Ellos nos recuerdan a cada momento, que hay que enfriar un planeta que se está calentando a un ritmo inusual.  Al parecer, el mensaje central de las precauciones actuales es que si fuimos capaces de calentar el planeta, deberíamos ser capaces de enfriarlo.

 No creo que me corresponda en estos momentos, recordar lo que todos sabemos acerca de la necesidad de la reducción de la producción del dióxido de carbono, de la necesidad de reciclar las basuras, de la necesidad de gastar menos energía de origen fósil, de la necesidad de bañarnos rápido y en pareja, de la necesidad de reducir el uso de aires acondicionados, de la necesidad de aprovechar al máximo la luz solar, de la necesidad de no usar mucho el automóvil, etc., etc.

 Y no es porque la vida esté en peligro de desaparecer de la Tierra a causa de ese dióxido de carbono.  Sobre eso no existe actualmente un riesgo serio.

 La vida en la tierra es muy terca.  Al fin y al cabo prosperó sin oxigeno y sin ningún problema, durante sus primeros 2.000 millones de años en nuestro planeta.  De tal manera, que la tenaz persistencia y adaptación de la vida a situaciones extremas hace que el tema central de las preocupaciones por el cambio climático sea por la supervivencia de la civilización humana tal como la conocemos y por el sufrimiento masivo que esto causaría a miles de millones personas.

 Por otra parte, es posible que las poblaciones humanas que habitan actualmente esta selva Amazónica estén mejor preparados para sobrevivir a la calentura actual, sin que podamos saber en este momento si deberán adaptarse - y en qué sentido -, a las nuevas cadenas alimenticias y a las nueva De tal forma, que puede que sean ellos, y no nosotros los citadinos - ni los que vivimos a orillas de los mares, ni los que habitamos en ecosistemas menos sólidos -, los antepasados de una nueva humanidad que persista en la tendencia de contar con un cerebro cada vez más funcional, en la habilidad de hacer herramientas cada vez más útiles, en la capacidad de comunicarnos, en la propensión iniciática, en el disfrute de la poesía, en la construcción de la democracia, en la organización de foros como este, etc., etc. s condiciones climáticas. 

 O también, pueda que nuestros sobrevivientes sean los antecesores de una nueva especie que no sea capaz de repetir una civilización como la que ahora conocemos y solo cuenten, como los delfines, con sistemas básicos de comunicación y socialización.

 A mí me sorprenden mucho las ideas que han surgido para cuidar nuestro hábitat.  Hace poco leía en la edición virtual del diario El País, de España, cinco imágenes muy creativas que me llamaron la atención.

 La primera, es cultivar y abonar el plancton de los océanos para absolver de la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono con destino a su propia fotosíntesis.  El problema aquí, es que nadie sabe cómo sería el impacto en el ecosistema natural de los océanos.

 La segunda, es simular una erupción volcánica para llevar a la estratosfera millones de toneladas de partículas de dióxido de azufre para evitar que una parte de la energía solar llegara a la tierra.  El problema en esto, es que la capa de ozono se resentiría.

 La tercera, consiste en volver a las nubes más brillantes con el fin de devolver al espacio una gran parte de la luz solar, regándolas con agua de mar para crear innumerables gotas en torno a los granos de sal.  Parece que el alto número de barcos necesarios para ello hace incosteable el proyecto.

 La cuarta, es construir un paraguas espacial muy grande.  Ubicando a un millón ochocientas cincuenta mil kilómetros de la Tierra 16 millones de millones de finísimos discos de silicio que formarían una gigantesca sombrilla planetaria.  El problema de esta idea, es que se necesitan unos 100 años para fabricar los discos necesarios. Y,

 La quinta idea, sería capturar carbono en un programa global para almacenarlo en el fondo del mar donde las altas presiones lo volverían líquido.  En esta iniciativa, el problema es que nadie sabe cuál sería el impacto de esta novedad en la vida marina.

 De todos modos, el economista indio y premio Nobel de la Paz del año 2007, Rajendra Pachauri, advirtió en una entrevista concedida al  periódico francés “Le Monde”, en julio de ese mismo año, que "para contener el alza de las temperaturas  entre 2 y 2,4 grados centígrados, lo que según los estudios es el límite para no ponerse en grave peligro, sólo nos quedan siete años".  Y concluyó que "si las temperaturas siguen aumentando, la penuria de alimentos se agravará".

 En la República de Kiribati, que está conformado por un archipiélago de 33 islas ubicadas entre Hawái y Australia, en la mitad del Océano Pacífico, y en la República de las Maldivas, que integran 1.196 islas del Océano Índico, ya se está analizando con mucha seriedad la compra de territorios en otras partes del mundo para reubicar a sus pobladores, por cuenta del aumento del nivel del mar. 

 Algo que parece estar muy lejano para alguien que, como yo, se mueve entre esa gran matriz de la vida que es el mar Caribe y este poderoso pulmón del planeta que es la selva Amazónica. 

 Sin embargo, todo parece indicar que el aire limpio, el agua limpia, la tierra húmeda, los bosques sanos y la biodiversidad actual, son privilegios en retroceso que serían reemplazados por la sequía y la hambruna como motor y combustible del éxodo de millones de refugiados y nuevas confrontaciones por el acceso y la propiedad del agua y los alimentos.

 Cuando mencionamos la República de Kiribati, tendemos a pensar que es algo muy lejano y aislado, pero cuando recordamos los estragos del Katrina en New Orleans en el año 2005, que colmó de sufrimiento humano nuestras pantallas de televisión, ya lo sentimos como algo más cercano.   Pero en realidad, se trata de dos manifestaciones de una misma amenaza.

 Ahora bien – y es el motivo principal de reflexión al que nos convoca la Gran Logia Oriental del Perú en su trigésimo segundo aniversario –: ¿cuál puede ser el papel al que está llamada la Masonería en esta crisis civilizacional sin precedentes? 

 En principio, pienso que el papel sería el mismo que el de cualquier otra institución formada por hombres y mujeres libres que se reúnen, juntos o por separados, en plena libertad de conciencia y respeto mutuo, a analizar los grandes temas de la humanidad.

  Para ello, nuestras herramientas de diseño y construcción deben ir dirigidas a desbastar nuestras insensibilidades planetarias con el fin de colocarnos, ya no en el lugar del otro, sino, en el lugar de los otros, en el lugar del colectivo y en el lugar de la especie. 

  Y en esto, el tema de la inclusión en medio de la diversidad humana, así como el de la respuesta que damos a esa diversidad, es esencial.  Habría que trabajar en la construcción de la solución medio ambiental a las necesidades de todos las personas, sin ningún distingo y sin exigirle a ningún colectivo adoptar los sistemas de valores de otros.  La opción por la conciencia de la heterogeneidad, es fundamental en cualquier política que se adopte.

 En esta dirección, los Derechos Humanos de tercera generación, es decir los de los grupos y colectivos, podrían ser una fuente adicional de inspiración al momento de dedicarnos a nuestras especulaciones Logiales.  El egregor de la Logia haría su trabajo, como ya lo hizo cuando había continentes que liberar, libertades que declarar, igualdades que reconocer y fraternidades que profesar, y los Masones llevamos estos temas a nuestros Talleres y luego extrapolamos nuestras conclusiones a todo un mundo. 

 Hoy de nuevo la humanidad, ante su mayor reto de supervivencia, nos cuestiona el objeto de nuestras reuniones.

  Es una cuestión que se puede abocar desde la Masonería con una visión tridimensional del problema.  Vale decir, filosófica, sociológica e institucional.

 Filosófica: en cuanto se refiere a la razón de ser, a los valores, y a los fines últimos de la Orden.

 Sociológica: en lo que tiene que ver con el impacto y la eficacia de los hechos Masónicos en la realidad. E,

 Institucional: colocando el acento en lo que pasa en las Obediencias y en los Talleres, en su estructura organizacional, en su orientación ideológica, así como en la ciencia, en la doctrina y en el arte Masónico.

  De allí, la siguiente dimensión de trabajo sería obligatoriamente la extensión y puesta en escena del problema mediante todo tipo de herramientas virtuales, impresas, colegiadas, populares, parlamentarias, individuales, dialógicas, etc.  Este Coloquio que hoy nos reúne es una excelente muestra de ello.

 O sea que, ni más ni menos, podríamos hacer lo mismo que hemos venido haciendo desde siempre e instrumentar el mismo modelo de expansión de los siglos XVII, XVIII, XIX, XX y XXI, con los conceptos de libertad, de igualdad, de fraternidad, de laicidad, del método científico, de la filantropía, de la lucha contra las esclavitudes físicas y sicológicas, del sistema parlamentario, de la república liberal, y de un largo etc. de retos civilizacionales a los que la Masonería ha acompañado, en público y en privado, dentro de las paredes de sus Templos y fuera de ellos, como ninguna otra institución en la historia de la humanidad.

 Yo no creo que haya necesidad de actuar sistemáticamente de manera diferente a como lo hemos hecho en las grandes gestas Masónicas.  Sino, en mi concepto, de redireccionar muchos de nuestros esfuerzos constructivos en la dirección del cambio climático, tal como se hizo en el pasado con las redes Logiales que coadyuvaron con la independencia de América Latina, por ejemplo, o con la efervescencia que desde Francia se propago en relación con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, o con la participación de los Masones que posibilitaron la creación de la Organización de las Naciones Unidas,  para citar unos pocos ejemplos.

 Sin embargo, no podemos desconocer que la experiencia nos ha mostrado que la Masonería en cada sociedad tiene un accionar propio dependiente de la realidad en que opera.  Podríamos citar muchos ejemplos.  El del ingreso de la mujer, es apenas uno, y lo traigo a cuento solo por su vibrante actualidad. 

 No es coincidencia, por ejemplo, que siendo mi país el último de Latino América que le dio el voto a las mujeres, su Masonería sea tan reacia en términos mayoritarios a incorporarlas en igualdad de condiciones con los hombres.  En este tema, como en algunos otros que pertenecen a la sociología, la lógica de la fraternidad, que es el gran elemento aglutinador de la Masonería, así como la bandera de la igualdad, que es de las mayores consignas que ha poseído la Orden, terminan seriamente afectadas. 

 En el tema del cambio climático, que es otra forma de nombrar el calentamiento del planeta, no veo por qué pueda existir una excepción a la regla general de que la sociología suele terminar  imponiéndose en  la Masonería. 

 Yo no soy de los que cree que antes del plazo de siete años otorgados por nuestro Premio Nobel indio para iniciar medidas urgentes, la Masonería universal, en todas sus vertientes y orientaciones, se organizará en un uno y único plan común contra el cambio climático.

 Mis razones son de índole pragmático: la Masonería siempre ha estado dividida en sus aportes a la humanidad y no veo razón práctica a corto plazo para que todas sus partes decidan priorizar el tema del cambio climático por encima del que tópico que vienen trabajando muy bien, y desde el que hacen importantes aportes a la sociedad.

 Por ello, sencillamente, yo convoco a las Grandes Logias que se han vinculado a esta invitación trascendental que nos hace la Gran Logia Oriental del Perú, en su trigésimo segundo aniversario, a colaborar con la edificación de un futuro sostenible para la humanidad en la medida de sus alcances y en el de sus miembros, lo cual, dado los desarrollos tecnológicos actuales en materia de comunicación es mucho más eficiente de lo que nos podemos imaginar a simple vista.

Somos un colectivo de hombres y mujeres libres y de buenas costumbres con una jornada de trabajo por delante y con el único salario prometido de la supervivencia de la civilización humana.

 Nosotros los Masones, somos un poco como la etnia Boras que he venido a conocer personalmente en estas tierras.  Como ellos, vivimos de nuestras tradiciones y en nuestros imaginarios encontramos la inspiración para la construcción de nuestras vías iniciáticas. También como los Boras, nuestros mitos y leyendas, vividos, contados, repasados y comentados en múltiples reuniones, impregnados de la memoria colectiva de la Orden, nos impulsan siempre a la interpretación del presente.

 El Masón francés Víctor Hugo, alguna vez afirmó que “el futuro tiene muchos nombres: para los débiles, es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; y para todos, es la oportunidad.”  Por su parte, el también Masón Antoine de Saint Exupery, autor de “El Principito”, dijo que “el futuro tiene exactamente las mismas dimensiones de los sueños”.

 Confiemos en que, por diversos motivos y oportunidades -  y por que ya las condiciones están dadas y la tarea se ha tornado inaplazable – el trabajo Masónico que emprendemos hoy será excepcional en logros para la humanidad, y en que en este nuevo combate la Masonería tendrá la grandeza de nuestros sueños y la altura de nuestras glorias pasadas.

Muchas Gracias a todos.

 

martes, 3 de marzo de 2009

LÍMITES DE LA TOLERANCIA Y LA FRATERNIDAD

Por: Iván Herrera Michel

La Fraternidad y la Tolerancia son vínculos Masónicos que constituyen, sin lugar a dudas, unos de los rasgos más característicos con que se conoce a la Orden en la sociedad civil y uno de los pilares fundamentales de la sociabilidad Masónica.

 Y es afortunado su análisis en momentos en que muchas de las energías parecen convocarse para atender las adversidades de la coyuntura y las herencias de un pasado cismático con miras a colaborar en la construcción de un futuro superior.

 Entre los Masones y Masonas del mundo se observa que comienza a consolidarse una tendencia de pensamiento que está llamada a producir hondas mutaciones en la configuración de la Orden en el futuro. 

 Las nociones tradicionales que identificaban lo Masónico están siendo desplazadas en forma lenta pero consistente, por concep­ciones que - inspiradas en referentes contemporáneos que invocan lo fundacional -, entienden que lo Masónico no se agota en la tradición, sino que es, por el contrario, un punto de encuentro que sigue siendo innovador.

 En esta nueva acepción, lo Masónico incluye espacios liberales cada vez más amplios que no pueden ser legitimados ni gestionados en forma exclusiva y excluyente bajo la óptica ortodoxa. 

 Etimológicamente el término Tolerancia deriva del verbo latino tolerar, que significa aguantar, soportar, resistir, sufrir, consentir, permitir, etc.  Y paradójicamente, de esta definición proviene la mayor perversión del concepto filosófico del término. 

Muy flaco favor nos haríamos si, como dice el filósofo español Fernando Savater, soportamos la antropofagia como una especialidad culinaria que no compartimos pero que habría que respetar, o dejamos introducir en nuestros Talleres paradigmas que pretenden ser verdades absolutas, para no quebrantar el principio de Fraternidad, y permitir una Tolerancia concebida en los términos del Diccionario de la Real Academia Española, que significa, en su acepción más conocida: "respeto o consi­deración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras".

 Dicho lo anterior, es conveniente aclarar que la Tolerancia como condición necesaria para la socialización no contempla complicidades silenciosas hacía todo tipo de doctrina.  No se trata del "todo está bien" por el que llegamos al "nada está mal".  A contrario sensu, en nuestro caso la Tolerancia se perfecciona en el respeto de todos por los valores primordiales de la Masonería, y va de la mano con el "combate activo contra el mal".

 La Masonería, su necesidad de librepensamiento y su absoluto respeto por las convicciones de sus miembros, no es un orden vacio, sin reglas, ni valores, ni límites.

 Muy por el contrario, permitir sin reaccionar la trasgresión de los límites del cimiento pluralista de la Orden, o los intentos de atarla a una doctrina religiosa, a un partido político, a intereses mezquinos, a solapadas discriminaciones o a referentes dogmáticos, coloca de presente la debilidad de nuestras convicciones filosóficas, cuando no la complicidad con quienes no respetan el terreno ideológico que se necesita para el ejercicio de la libertad de conciencia que ha caracterizado a la institución en los últimos cuatro siglos.

 Una Masonería que se rehúsa a entregar una Tolerancia de alto nivel a la próxima generación, que se distingue por su indiferencia con respecto a las ambiciones, vicios y pasiones de sus miembros, a la que todo le da igual, y que se acostumbra a transitar por la calle del medio, a nadar entre dos aguas, por decencia, consideración o deseos de no polemizar, renuncia al contenido ético que soporta el deber ser institucional.  Es decir, pone en grave riesgo la posibilidad del libre examen que nos enorgullece.

 De igual manera, podríamos referirnos a la Fraternidad Masónica, para el caso que nos ocupa no la que proclamó la Revolución Francesa del siglo XVIII, con matices políticos, sino la que se relaciona con el afecto y la amistad que nece­sariamente produce el colegaje entre aquellos que unen sus vidas y sus esfuerzos a un proyecto trascendente común.

 ¿Debe un Juez Masón, en aras de la Fraternidad, absolver a un delincuente que asiste regularmente a una Logia Masónica?

 ¿Son tolerables todas las doctrinas y opiniones, cualquiera sea su naturaleza e intención, incluso a costa de que vayan claramente contra los derechos humanos y el progreso de la humanidad?

 ¿A qué estamos obligados exactamente, bajo la perspectiva de la Tolerancia y la Fraternidad Masónica, cuando nos referimos al régimen del Masón Augusto Pinochet?

 ¿Qué conducta debe asumir un Masón hacer cuando una Gran Logia comienza a girar en torno a los metales o cuando es evidente el aprovechamiento personal del patrimonio de la Orden? 

 ¿Estamos obligados a tener relaciones fraternales con las 51 Grandes Logias "de blancos" de los Estados Unidos y no con las 63 "de negros" ni con las femeninas?

 ¿Tiene derecho una autoridad Masónica a exigirnos antipatías hacia otros Masones o a arrastrar una Gran Logia hacia la confrontación con otra?

 No sería sorprendente que la respuesta mayoritaria a estos interrogantes sea negativa, por lo que en consecuencia podríamos concluir que la Tolerancia y la Fraternidad Masónica tienen un sentido coherente con el discurso social y moral de la Orden y posee unos limites claros, como son los de que la obligación de tolerar y fraternizar - de un Masón con respecto a otro Masón, o en relación con otra Logia o Gran Logia - desaparece cuando uno de ellos se aparta del proyecto fundacional Masónico, o socava las bases de la libertad de conciencia del grupo.

 Lo anterior, aun en el evento de que el infractor se encuentre a plomo con los deberes formales de su Logia, aparezca en la lista de sus miembros actuales, ostente un alto cargo o de que la Gran Logia en cuestión sea reconocida por una o muchas Grandes Logias.

 Lo correcto para un hombre o mujer libre y de buenas costumbres es que en tiempos de dificultades, obre con el realismo, la cordura, el valor y la gallardía que el imaginario Masónico exige. 

 Al hacerlo así, no me cabe la menor duda, la Orden merecerá el futuro, y la Masonería - la verdadera Masonería - saldrá adelante.

viernes, 13 de febrero de 2009

LA MASONERÍA PATRIÓTICA DE PUERTO RICO


Por: Iván Herrera Michel

Acabo de recibir por correo, remitido por el IPH:. Edgard Martínez Masdeus, 33º, Gran Maestro de la Gran Logia Mixta de Puerto Rico, dos fascinantes textos de su autoría, complementarios el uno del otro, recién salidos de la imprenta, denominados “La Masonería en Puerto Rico” y “La Masonería Patriótica Puertorriqueña”, los cuales he devorado con verdadero deleite por haber encontrado en ellos el desiderátum de las luchas internas y externas que la Orden ha adelantado en múltiples sitios y oportunidades en la búsqueda de la igualdad de género interna y la autonomía de los pueblos.

Está integrada actualmente la Masonería Patriótica de puerto Rico, por la Gran logia Mixta de Puerto Rico, el Gran Oriente Nacional de Puerto Rico, la Logia Femenina Julia de Burgos y la Logia General Antonio Valero de Bernabé. Estos dos últimos Talleres, trabajando sin vinculación a una Obediencia.

Igualmente, trabajan en la isla una Logia jurisdiccionada a la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”, y la Logia Chi Kung Tong Chinese Freemason of Puerto Rico (Masonería China de Puerto Rico), además de la Gran Logia Soberana de Puerto Rico (de la observancia anglosajona).

Todo esto, en una población nacional de 4.300.000 habitantes repartidos en 160 kilómetros de largo por 56 de ancho.

La existencia de esta Masonería Patriótica puertorriqueña es producto de la historia de ese Estado Libre Asociado y territorio no incorporado de los Estados Unidos con estatus de autogobierno, lo cual explica el Gran Maestro Edgard Martínez con un sólido soporte documental extraído de diferentes archivos históricos de Puerto Rico, y en riguroso orden cronológico y metodológico como es de esperar en un galardonado académico del Ateneo de Puerto Rico que ostenta un Doctorado en Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid en la Sesión de Filología Hispánica, con especialización en Literatura Hispanoamericana y estudios de Derecho en la Universidad de Puerto Rico

La razón de ser de la puesta en escena de esta Masonería, “se refiere al valor, al gesto y a la actuación de un grupo de Masones que a partir de la crisis surgida en los años cuarenta en el seno de la Gran Logia Soberana dio como resultado el surgimiento de una Masonería comprometida y militante con la causa de la lucha de la libertad de la PATRIA

En el siglo XIX existían en Puerto Rico un puñado de Logias, algunas mixtas con sus miembros trabajando en los Altos Grados del REAA, principalmente vinculadas al Gran Oriente Nacional de España, a la Gran Logia de Massachusetts, a La Gran Logia de la República de Santo Domingo, al Gran Oriente de Colón de Cuba, al Gran Oriente Español, al Gran Oriente de Venezuela, al Gran Oriente de Pensilvania, y algunas sin filiación específica.

Para ahorrar en detalles, en 1885 se fundó la Gran Logia Soberana de Puerto Rico, en 1896 por presión gubernamental se cierran todas las Logias de la isla, al año de la invasión norteamericana de 1898 se reanima esa Obediencia y ante la aceptación pasiva del estatus colonial y el “reconocimiento de la jurisdicción Masónica norteamericana y su dependencia del Supremo Consejo Sur de Estados Unidos”, un grupo de Masones en Rio Piedras, en 1942, crean una disidencia que, en palabras de un Documento de la Asamblea Anual Masónica de Arecibo de 1948, se rebelan contra “… la hegemonía de Grandes Maestros y grandes dignatarios que siempre sofocaron – discreta o violentamente – todo intento de expresión Masónica autentica …”.

En 1958, se inicia en esta Masonería patriota de Puerto Rico el reconocimiento formal del derecho de las mujeres a ser Masonas, que se le había negado al norte americanizarse la Masonería puertorriqueña en los albores del siglo XX.

Primero fe la lucha por la libertad de la patria, luego por la de la igualdad de la mujer en la Orden. Hasta ahora solo se ha conseguido en Puerto Rico crear espacios libres de dogmatismos para el enriquecimiento constructivo de la nación mediante la iniciación Masónica de las mujeres en igualdad de condiciones.

Aún les falta alcanzar el sueño de asistir portando sus Mandiles a la ceremonia pública de conmemoración del ingreso de la República de Puerto Rico a la comunidad internacional como sujeto de plenos derechos y deberes, en igualdad con todos los estados de la tierra.

Mientras tanto, y desde el mes de enero del año 1999, al clausurar la Tenida los Masones y Masonas de la Gran Logia Mixta de Puerto Rico, mirando una bandera nacional ubicada en la esquina nororiental del Templo, entonan, bajo la guía de VVen:. MMaest:. de los quilates Masónicos de la IPH:. Aída (Cusy) Pérez González, 33º, de la Logia Luz de Igualdad Nº 9, el Himno puertorriqueño patriótico compuesto en 1868 por doña Lola Rodríguez de Tió, llamado LA BORINQUEÑA, cuya letra dice así:

¡Despierta, borinqueño

que han dado la señal!

¡Despierta de ese sueño

que es hora de luchar!

A ese llamar patriótico

¿no arde tu corazón?

¡Ven! Nos será simpático

el ruido del cañón.

Mira, ya el cubano

libre será;

le dará el machete

su libertad...

le dará el machete

su libertad.

Ya el tambor guerrero

dice en su son,

que es la manigua el sitio,

el sitio de la reunión,

de la reunión...

de la reunión.

El Grito de Lares

se ha de repetir,

y entonces sabremos

vencer o morir.

Bellísima Borinquén,

a Cuba hay que seguir;

tú tienes bravos hijos

que quieren combatir.

ya por más tiempo impávido

no podemos estar,

ya no queremos, tímidos

dejarnos subyugar.

Nosotros queremos

ser libre ya,

y nuestro machete

afilado está.

y nuestro machete

afilado está.

¿Por qué, entonces, nosotros

hemos de estar,

tan dormidos y sordos

y sordos a esa señal?

a esa señal, a esa señal?

No hay que temer, riqueños

al ruido del cañón,

que salvar a la patria

es deber del corazón!

ya no queremos déspotas,

caiga el tirano ya,

las mujeres indómitas

también sabrán luchar.

Nosotros queremos

la libertad,

y nuestros machetes

nos la darán...

y nuestro machete

nos la dará...

Vámonos, borinqueños,

vámonos ya,

que nos espera ansiosa,

ansiosa la libertad.

¡La libertad, la libertad!

Dicho sea de paso, Lola Rodríguez de Tió (1843 – 1924), fue una patriota, escritora y poetisa nacida en Puerto Rico, a quien el escritor José Luis González llamó “la figura femenina de mayor prestancia en la lírica puertorriqueña” y autora de unos versos muy difundidos, que se refieren a la lucha de independencia de Cuba y Puerto Rico de finales del siglo XIX, que son del siguiente tenor:

… Cuba y Puerto Rico son,

de un pájaro las dos alas,

reciben flores y balas

sobre el mismo corazón...

Definitivamente, vale la pena sumergirse en las páginas de los dos nuevos libros del Gran Maestro Edgard Martínez Masdeus, para vibrar con una historia Masónica que para muchos de nuestros pueblo sucedió hace 200 años, y para los Masones patriotas puertorriqueños es muy actual.


viernes, 30 de enero de 2009

A PROPOSITO DE ABRAHAM LINCONL Y LA MASONERÍA

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Por: Iván Herrera Michel
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El día 21 de enero del año 2009, Barak Hussein Obama juró, en su posesión como 44º Presidente de los Estados Unidos de América, colocando su mano izquierda sobre una pequeña Biblia forrada con terciopelo de color vino tinto, con un borde metálico en blanco bañado en oro en las tres orillas de ambas tapas, adornada en todas sus orillas con una capa de oro. Este Biblia de 1.280 páginas fue publicada en 1853 por la editorial Oxford University Press.
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Para completar la foto que le dio vuelta al mundo, su orgullosa esposa Michelle sostenía con ambas manos la Biblia cerrada y el jefe de Justicia estadounidense, John Roberts, conducía el juramento.
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Los medios de comunicación hicieron incapie en que se trataba de la "Biblia de Linconl", para mostrar como el nuevo Presidente tenía como fuente de inspiración al Honorable Abraham Linconl. Y esto produjo un renovado interés del gran público en este héroe nacional norteamericano.
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En realidad, esta Biblia no era la de Linconl, sino la que usó en su posesión como 16º Presidente en 1861. Fue comprada de manera urgente para esa ocasión por William Thomas Carroll, empleado del Tribunal Supremo, ya que la de Linconl no se pudo usar por que en esos momentos iba viajando empacada con sus enseres personales hacia la Casa Blanca.
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De igual manera, se encuentra en mucha de la literatura Masónica y general, que Abraham Linconl fue Masón.
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Tampoco lo fue nunca.
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Sin embargo, existe evidencia documentada de su solicitud de ingreso a la Orden a la Tyrian Lodge, en Springfield, Illinois, USA, poco tiempo después de su nominación para la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, el 16 de mayo de 1860 en la ciudad Chicago.
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Por considerar que su ingreso a la Masonería podría ser interpretado como una maniobra electoral para obtener votos, retiró su solicitud con la promesa de que tocaría nuevamente el Pórtico del Templo cuando hiciera dejación del cargo de Presidente.
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Lincoln ganó las elecciones el 6 de noviembre de 1860 con 1.865.908 votos populares y 180 Grandes Electores. Y se posesionó el 4 de marzo de 1861, en medio de un gran operativo de seguridad debido a la amenaza de una invasión de rebeldes del sur a la capital, luego de haber sobrevivido a un intento de asesinato en Baltimore, Mariland, y verse obligado a llegar disfrazado a Washington el 23 de febrero de ese año.
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En 1863 realizó la "Proclamación de Emancipación" , mediante la cual abolió la esclavitud en Estados Unidos y promovió la XIIIª y XIVª enmiendas a su Constitución estableciendo la protección a los Derechos Civiles.
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Su Discurso más famoso fue el de Gettysburg, pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de los Soldados, en esa misma ciudad del Estado de Pensilvania, USA, el 19 de noviembre de 1863, y aunque en la lista de intervenciones de esa tarde no era la más importante, esta pieza ha sido considerada como uno de los más grandes discursos en la historia de la humanidad.
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En honor a la verdad, los asistentes esperaban las palabras del diplomático y académico Edward Everett, quien tenía bien ganada reputación de ser el mejor orador de su época. El discurso de Everett duró dos horas y el de Linconl, tres minutos. El de Everett, no hay forma de conseguirlo, y el de Linconl lleva 145 años de reediciones sucesivas.
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El texto del Discurso de Gettysburg, es el siguiente:
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Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación, concebida en la Libertad y consagrada al principio de que todas las personas son creadas iguales.
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Ahora estamos empeñados en una gran guerra civil, que pone a prueba si esta nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar largo tiempo. Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a consagrar una porción de ese campo como lugar del último reposo para aquellos que
dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa.
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Pero, en un sentido más amplio, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y muertos, que lucharon aquí lo han consagrado, muy por encima de nuestro pobre poder de añadir o restar algo. El mundo no advertirá apenas ni recordará mucho tiempo lo que digamos aquí, pero nunca podrá olvidar lo que ellos aquí hicieron. Somos más bien nosotros, los vivos, los que debemos consagrarnos aquí a la tarea inconclusa que aquellos que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien nosotros los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que de estos muertos a los que honramos tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron hasta la última medida colmada de la devoción; que resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán muerto en vano; que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de la libertad; y que el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no desaparecerá de la Tierra.
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El 14 de abril de 1865, en el Teatro Ford, en Washington D. C., asistiendo con su esposa a la comedia musical Our American Cousin, fue asesinado con un solo tiro de pistola por John Wilkes, un actor muy popular en la época, partidario de los Confederados.
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Hoy, sus restos se encuentran en la misma ciudad de Springfield, Illinois, USA, en donde quiso ser Masón a los 51 años de edad.
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Hubiera sido un gran honor tenerlo en la nómina de los Hermanos Masones