domingo, 7 de marzo de 2010

EL PATRIARCADO MASÓNICO: MÁS DE LO MISMO


Por: Iván Herrera Michel


¿Por qué un artículo sobre la mujer y la Masonería podría ser de mayor interés que uno sobre el hombre y la Masonería?

Sencillamente, por que gran parte de los Masones del mundo, así como de los no Masones que han oído hablar de la Masonería, sostienen que la Orden es un asunto de hombres y no de mujeres.

El hecho cierto, innegable y fácilmente constatable es el de que pese al mandato fundacional de Anderson de “unir lo que está disperso”, está unión de diferentes se presenta en muy pocas partes en la Orden.

Aunque, en honor a la verdad, tampoco el Pastor Anderson pensó en la posibilidad de que las mujeres fueran Masonas en sus celebres Constituciones de 1723 y 1738. Y si lo pensó, no dijo nada al respecto. Eso está claro.

Después vinieron las interpretaciones de estos textos, y se abrieron algunos pórticos para las mujeres, para la satisfacción de algunos y el escándalo de muchos.

Entonces, podríamos abordar el interrogante inicial en un marco general de “desunión de lo disperso”, al mismo tiempo que adoptamos una óptica de perfectibilidad de la Masonería para ir puliendo aristas del talante del respeto por el otro, la empatía, la tolerancia, el sexismo, la homofobia y el racismo, que vamos descubriendo aquí y allá en una inmensa Piedra Bruta institucional de tres siglos de existencia.

No obstante, este marco conceptual interno también está inmerso en otro mucho más amplio que lo influencia y lo determina: LA CIVILIZACIÓN HUMANA, en el entendido de que la Masonería evolucionó como un subproducto cultural que estandariza y conceptualiza un conjunto de intuiciones morales con diferentes alcances en la vida social y personal.

Es decir, que el rol que ha desempeñado la mujer en la Masonería no es más que una particularización más del PATRIARCADO que nos acompaña desde hace unos 10.000 años cuando el varón inventó el neolítico a partir del desarrollo de sus destrezas para la agricultura y la domesticación de animales, prefirió dejar la vida nómada y se quedó con los puestos de liderazgo de su comunidad.

La Masonería, no podía ser ajena a esta realidad sociológica en la que nació inmersa, ya que en realidad, el patriarcado fue un componente importante del caldo de cultivo que la propició. Ni Anderson ni Desagulier podrían negarlo.

O sea, que la respuesta a nuestro interrogante inicial sobre el rol de la mujer en la Masonería hay que buscarla en la sociología, y no en la filosofía ni en otra parte.

Hoy, con mayor conciencia y sensibilidad sobre la injusticia, hablamos de igualdad de género, que es un valor superior al que hemos elevado a “Derecho Humano” desde 1948.

En 1949 se publicaba en París con el sello Gallimard por primera vez el libro “El Segundo Sexo” de Simone de Beauvoir, que colocó el acento en la condición de inferioridad de las mujeres a lo largo del tiempo debido a las tradiciones y los prejuicios que las desplazaban a un segundo plano en la sociedad. Lo cual, es algo que puede aplicarse perfectamente a los tres siglos de la Masonería.

A partir de su lectura, una gran cantidad de mujeres y hombres entendieron, en la sociedad en general y en la Masonería, mucho mejor la vida de las mujeres.

Consultando rápidamente estadísticas encontramos que los hombres hoy ocupan la mayoría de las posiciones de poder y de toma de decisiones en la esfera pública, dando lugar a que las decisiones y políticas tiendan a reflejar las necesidades y preferencias de los hombres, no de las mujeres. Y aunque se calcula que ellas realizan dos terceras partes del trabajo en el mundo, sólo obtienen una tercera parte de los ingresos, y poseen menos del 1% de la propiedad mundial.

Según un informe del Consejo de la Unión Europea, se calcula que entre el 20% y el 25% de las mujeres en Europa han sufrido actos de violencia física al menos una vez en su vida adulta, y más del 10% han sido víctima de violencia sexual. Al menos una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sido golpeada, coaccionada sexualmente o ha sufrido otro tipo de abuso en su vida.

Y en un informe del Banco Mundial, se estimaba que la violencia contra la mujer era una causa de muerte e incapacidad entre las de edad de procrear tan seria como el cáncer y una causa de mala salud más frecuente que los accidentes de tráfico y la malaria juntos

En España solamente, en el año 2009 una mujer fue asesinada por su pareja o ex pareja cada 7 días en promedio. En Colombia cada 4 días.

Podríamos seguir recordando muchos más datos para mostrar una verdad dolorosa, invisible, generalizada y sistémica, que asoma sus narices en la Masonería.

En los veintiún estados independientes y los siete territorios dependientes que conforman Latinoamérica, el acceso de la mujer a la Iniciación Masónica en igualdad de condiciones con el varón ha seguido los vaivenes pendulares de las corrientes liberales y conservadoras que se han ido turnando el poder civil, así como la Cápiti Diminutio que ha sufrido la mujer occidental.

Desde que en 1833 el Rito Nacional Mexicano, decide en México Iniciar mujeres, hasta el Levantamiento de Columnas de la Logia “Ceterni Nº 9”, el 13 de enero del año 2010, jurisdiccionada a la Gran Logia Oriental del Perú, el camino por la igualdad de género al interior de la Orden en Latinoamérica ha sido largo, lleno de obstáculos y objeto de aguerridos ataques.

A partir de 1833, y a lo largo del Siglo XIX, casi no existen países latinoamericanos que no cuenten con Logias Mixtas. Y no me refiero a las de Adopción, sino a Talleres trabajando mayoritariamente en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y en el Rito Francés, en segundo lugar.

Sin embargo, desde comienzo del Siglo XX se impuso el patriarcado al interior de la Orden, alejando a las mujeres de la Iniciación Masónica, y se desarrolló una literatura que en principio invisibilizó a las Masonas y después negó su existencia. Aún hoy, con plena conciencia de su presencia y de la calidad de sus trabajos Masónicos, subsisten amplios sectores que prohíben que se les visite bajo la pena de expulsión.

No obstante, hoy no existe un solo país latinoamericano que no cuente con Logias femeninas o mixtas, ya sea trabajando independientemente, como la Logia Femenina “Julia de Burgos”, en Puerto Rico, o federadas obediencialmente, como la Gran Logia Unida ALMA MEXICANA, que cumple este año 51 de haber sido fundada, trabaja en el REAA y reúne cerca de 1.000 Masonas, agrupadas en 47 Logias esparcidas en 14 Estados de México.

Otra experiencia de interés que se desestima con mucha diligencia en las Obediencias masculinas, aunque el Internet la ha hecho muy pública en los últimos años, lo constituye la Gran Logia Mixta de Chile, fundada el 23 de febrero de 1929 a instancias del destacado filósofo hindú Curuppumullaje Jinarajadasa, miembro del Supremo Consejo del Grado 33 de la Orden Masónica Mixta Internacional "Le Droit Humain".

Lo anterior, sin mencionar la gran cantidad de Logias mixtas con que la Orden Masónica Mixta Internacional "Le Droit Humain" pobló Latinoamérica a partir del Levantamiento de Columnas, en 1919, de la Logia Nº 621 “Saint Germán” en el Oriente de San José de Costa Rica, gracias al empuje de ese gran Masón costarricense que fue José Basileo Acuña Zeledón.

Yo he conocido, en mi experiencia personal dentro de la Orden, la lucha que las Grandes Logias masculinas llevan a cabo contra la Iniciación de las mujeres, en nombre de la tradición, la regularidad, la libertad de asociación, lo Iniciatico, la pureza del Rito, los Landmarks, los 8 puntos de Londres, y un largo Etc., de discursos validantes de la discriminación y el patriarcado reinante.

Es una mancha oscura en la faz de la Masonería, que, tarde o temprano, habrá de superarse, ya que la historia es implacable.

Con el tiempo he descubierto que la ofensiva en contra de la Iniciación femenina, y el combate a favor de ella, no es un patrimonio exclusivo de mi región. Lo compartimos con todos los otros continentes, sin excepción alguna.

La historia se preguntará, sin lugar a dudas, sobre la clase de asociación que es la Masonería contemporánea, y sobre la competitividad ideológica de ella en el mundo de hoy.


domingo, 31 de enero de 2010

EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE LOS RITOS MASÓNICOS



Por: Iván Herrera Michel

Acaba de aparecer a la luz pública un interesante libro que ofrece una óptica novedosa del desarrollo histórico de la Masonería a partir del estudio de la evolución de sus Ritos y de las causas sociales que han generado sus cambios, titulado, precisamente, “Los Ritos Masónicos”, escrito por el Masón mexicano Manuel Rodríguez Castillejo, y editado y comercializado por MASÓNICA.ES (www.masonica.es).

El libro es fruto de un trabajo meticuloso de clasificación de las fuentes rituales originales y de la aparición de los cuatro bloques familiares en el árbol ritual Masónico que llegaron al siglo XXI, redactado con mente abierta, sin prejuicios, y basado en fuentes documentales idóneas, que muestran el conjunto de transformaciones o cambios que a través de los últimos tres siglos han originado la diversidad que existe a partir de dos antepasados comunes que inicialmente se originaron en el siglo XVIII en los ejes Dublín / York, y Edimburgo / Londres como iniciadores o cabeza de primera generación.

De acuerdo al Libro, las familias de los Ritos Masónicos, a la manera de las ramas de un árbol genealógico descendente, se fueron desprendiendo una de las otras, y estas a su vez siguieron subdividiéndose, formando nuevas formas rituales, sustituyendo en muchos casos a algunas anteriores que terminaron en callejones sin salida.

Lo cierto es que el mundo de la Masonería, tal como lo conocemos hoy, nunca hubiera existido de no ser por la presencia de sus Ritos y Rituales. En todas partes, se utilizan en distintas formas para la trasmisión del método constructivo.

Los Masones han abierto desde un principio nuevas eras en el diseño de los Ritos gracias a la adaptación social de los anteriores, permitiéndose ajustar sus modelos. Unos Ritos han sobrevivido, y otros se han extinguido, en una dinámica que comenzó con el inicio mismo de la Masonería y aún no se detiene.

Al parecer, en lo único que todos los Ritos están de acuerdo es en la distribución del Simbolismo en tres niveles. Aunque cada uno de ellos practique un modelo diferente. A partir de esta base estructural común tripartita y la diversidad ritual simbólica se organizaron diferentes esquemas de agrupación de Grados.

Veamos unos pocos ejemplos en Ritos muy conocidos:

a) En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, se organizaron 30 Grados “superiores” por los que se asciende a la manera de “una escalera”, para un total de 33. Por ello se le denominan “Altos Grados”.

b) En el Rito Francés, los Grados existentes en Francia en 1784 se juntaron en cinco grupos denominados “Ordenes”, que constituyeron círculos concéntricos, uno dentro del otro, de los cuales el simbólico es el externo y la Quinta Orden está en el centro. Por ello, en ocasiones se le denomina la “Orden Interior”.

c) En el Rito de la Emulación (Emulation Workings), se constituyeron Grados “colaterales”, en el mismo seno de la Logia, complementarios al de Maestro, como son los de “Maestro Instalado”, “de la Marca” y “del Real Arco”.

d) El Rito de York o Americano, es en la práctica una federación de los Ritos practicados por la “Masonería del Antiguo Gremio”, la “Masonería del Real Arco”, la “Masonería Críptica” y las “Órdenes Caballerescas”. A estos cuatro Ritos se accede sucesivamente, poseen independencia administrativa, y a sus respectivos Grados no se les numeran sino que se les llama por su nombre distintivo.

Los Ritos son herramientas esenciales en los diferentes alcances de la Orden, están ampliamente difundidos y cuentan con un peso ideológico muy fuerte. Como es el caso, verbi Gracia, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, ya sea en sus versiones deístas, ocultistas o laicas, que ha logrado insertarse de tal forma en las sociedades que cualquier persona medianamente ilustrada que no sea Masona sostiene, sin dudar, que “el máximo Grado de la Masonería es el 33”, ignorando las diferentes estructuras Rituales de los otros casi 30 Ritos que hoy existen.

Naturalmente, el concepto clave es el de “evolución”, para concebir esta forma de estudiar comparativamente la Masonería, así como para comprender que su riqueza es el producto de una larga serie de eventos de especialización y de extinción, en la obligada interacción con la sociedad en que está inmersa. En ocasiones, la depuración se presenta como en un modelo fluido de ensayo y error sociológico.

Estos cambios sustantivos en la estructura y orientación ideológica, que el libro “Los Ritos Masónicos” estudia en detalle, han originado en la práctica cuatro familias claramente diferenciadas. Estos linajes actuales, organizados sistemáticamente por Manuel Rodríguez Castillejos, son las siguientes:

a) Familia York: incluye a los Ritos Irlandés, Finlandés, Ecce Orienti, Del Antiguo Gremio (York o Americano) y Schroeder.

b) Familia Emulación o Inglesa: Incluye a los Rito Canadiense, Taylor, Bristol, Logic, Emulación, Oxoniense, West – End, Sussex y Oxford.

c) Familia Francesa: Incluye a los Ritos Adoniheramita, Escocés Primitivo, Australiano, Escocés Antiguo y Aceptado, Brasileño, Simbólico Italiano, Nacional Mexicano, de Adopción Francés, De Memphis y Mizraim (o Egipcio), Operativo de Salomón, Francés Restablecido, Francés de Referencia, Francés Moderno, Húngaro de San Juan y Francés Tradicional.

d) Familia Rectificada: Incluye a los Ritos Escocés Rectificado, Swedenborg, Sueco y Zinnendorf,


e) Sin Grupo Familiar: Solo cobija esta categoría al Rito Escocés Estándar, que es el más antiguo y practica la Gran Logia de Escocia.  Se trata de un Rito autónomo, sobreviviente del original de Edimburgo de finales del siglo XVII, que no pasó por el tamiz del Londres de 1717, la evolución en Europa continental del XVIII, la mutación política de Inglaterra, el positivismo de Compte, las adaptaciones filantrópicas norteamericanas, los propósitos libertarios, Etc., manteniéndose lejos de las influencias cabalísticas, caballerescas, herméticas, políticas, religiosas y positivistas, de las que fueron objeto los otros.

Trabajos así, elaborados con rigor académico, abren un filón investigativo nuevo en la literatura Masónica, mucho más real y aterrizado.

Por lo tanto, “Los Ritos Masónicos” se constituye en un libro imprescindible para quien desee conocer la interacción y mutua influencia que ha tenido la Orden Masónica y la sociedad, alejando la concepción de “burbuja” inmóvil, atemporal y suprasocial de la Masonería que solemos encontrar aquí y allá.


jueves, 7 de enero de 2010

ELS SÍGNES DELS PICAPEDRERS I ELS SÍMBOLS MAÇÒNICS

7 GENER 2010


Per: Iván Herrera Michel – Colòmbia

(Publicado en Idioma Catalán, gracias a la traducción fraternal del Q:. H:. Jordi Martí i Bautista del Or:. de Barcelona, España, en su blog “El Maçó Aprenent” (http://maconeria.blogspot.com/2010/01/els-signes-dels-picapedrers-i-els.html) el 7 de enero de 2010)

Un Estimat Germà de l'altre costat de l'oceà, amb qui acostumo a intercanviar opinions, m'interroga sobre els significats Maçònics simbòlics dels signes i marques que van deixar els picapedrers medievals en les seves edificacions.

La primera cosa que li adverteixo és que la seva pregunta part del context que afirma erròniament, fonamentant-se en el contingut de les Constitucions d'Anderson, que la Maçoneria Especulativa creada a Londres en 1717 descendeix dels gremis de constructors operatius de l'edat mitjana i el renaixement.

Igualment, li assenyalo com aquest error històric va propiciar una doctrina sobre arquitectura moralitzada de l'Orde, que va agermanar els ensenyaments simbòlics de la Maçoneria amb les pràctiques dels picapedrers medievals.

Molt lluny de l’anterior, els investigadors compten avui amb suficient material idoni com per a sostenir amb propietat que la Maçoneria dels “Moderns” de 1717 no descendeix de cap manera dels gremis de constructors, tot i haver calcat l’estructura organitzativa del sistema de Lògies operatives que dissenyà William Shaw a Escòcia, al 1598, així com el llenguatge i les línies grosses dels seus cerimonials, consignes verbals, contrasenyes i tocs rítmics identificadors.

Pel que fa als signes gravats en pedra, a Europa crida vivament l'atenció la quantitat de diferents estils que es troben en les construccions dutes a terme del segle X al XIII, ubicats en llocs fonamentals dels edificis com les bases de les columnes, primeres filades de sòcols, murs, pilars, pedres dels arcs, marcs de les rosasses, etc.

Sembla ser que es tracta d’un costum molt arrelat en els picapedrers i talladors que treballaren en aquests edificis, sobre la qual no van deixar textos o manuals instructius en forma escrita. Al cap i a la fi, entre el segle X i XIII la major part de la població europea era analfabeta, i això incloïa a reis, pagesos, Grans Mestres, etc., i la comunicació es limitava moltes vegades a imatges, símbols i marques.

No tots aquests signes i marques són iguals i ha resultat gairebé impossible trobar algun patró de distribució. A vegades es relacionen amb lletres dels alfabets llatins, fenici, etrusc, brahmi, arameu, itàlics, nordafricans, rúnics, etc. Altres vegades, són representacions d'eines de l'ofici, o de l'imaginari de l'època, o simplement fruit de la creativitat de l'autor. Tanmateix, alguns picapedrers van signar pedres amb el seu propi nom anteposant-li l'expressió “me fecit”.

Això indica una gran diversitat humana en la conformació dels grups de treball. I com l'autoria de l'obra, sol atribuir-se, ahir com avui, a l'autoritat que l'ordena o a què disposa els diners necessaris, el símbol es torna una espècie de reivindicació personal de l'obrer anònim que va col·locar el seu esforç i el seu art en ella. Encara, els obrers dels ponts, carrers i altres obres civils contemporànies deixen els seus rastres molt ocultes en elles.

Per això, els estudiosos del tema s'han vist en la necessitat de recórrer a diferents teories explicatives en relació amb el significat d'aquests signes, a partir d'una de les següents cinc hipòtesis:

1) Són l'alfabet d'un llenguatge esotèric originari de la màgia caldea i utilitzat com a conjur contra les potències enemigues i els elements de la natura.

2) Són marques fetes pels picapedrers per a l'ajust i seient dels carreus.

3) Són signatures de cada picapedrer per facilitar la posterior liquidació i cobrament del treball.

4) Són marques personals de cada picapedrer referents al seu nom, a les seves creences o devocions, al seu estat social o professió present o passada o a l'època en què es va realitzar l'obra.

5) Podrien ser, de manera conjunta o independent de les anteriors, la signatura del donant d'una columna, d'un carreu, d'una volta, etc.

Per a l'home medieval l'univers era un sistema de símbols amb una realitat molt vital. En això s’assemblen als Maçons, que han heretat aquesta forma de pensament per tal de construir sistemes que compleixen una tasca socialitzant i integradora. I és possible, que aquesta sigui una raó addicional per la qual trobem una certa familiaritat amb els signes dels picapedrers i en l'Orde hagin niat moltes idees de l'edat mitjana.

El 1976, el destacat teòric evolutiu Richard Dawkins en el seu llibre “El Gen Egoista”, parla de cert tipus d'informació amb la capacitat d'acta replicar-se i saltar de manera infecciosa de ment en ment com si d'un virus informàtic es tractés, al què anomena “meme”. Segons els defensors d'aquesta teoria, determinats motius perviuen en la cultura a través del temps tot i manifestar-se de diverses formes. És possible, que aquesta sigui una raó per a la pràctica del símbol en els homes i les societats.

Tractar d'analitzar el significat del signe d'un picapedrer, o trobar-li significats ocults coincidents amb les representacions Maçòniques actuals, és endinsar-se en un laberint especulatiu el resultats del qual poden mostrar-nos com -en paraules de Juan Luis Arsuaga, Codirector del Projecte Atapuerca, a Espanya- els símbols “són patrimoni exclusiu de la comunitat que els ha creat”.

En aquest ordre d'idees, és clar que els antics picapedrers cercaven transmetre alguna cosa amb els seus signes i marques, i els moderns Maçons són indagadors d'un significant convencional iniciàtic contingut en els símbols.


Hi ha una diferència





viernes, 1 de enero de 2010

LOS SÍGNOS DE LOS CANTEROS Y LOS SÍMBOLOS MASÓNICOS


Por: Iván Herrera Michel

Un Q:. Hno:. del otro lado del océano, con quien suelo intercambiar opiniones, me interroga acerca de los significados Masónicos simbólicos de los signos y marcas que dejaron los canteros medievales en sus edificaciones.

Lo primero que le advierto es que su pregunta parte del contexto que afirma erróneamente, con fundamento en el contenido de las Constituciones de Anderson, que la Masonería Especulativa creada en Londres en 1717 desciende de los gremios de constructores operativos de la edad media y el renacimiento.

De igual manera, le señalo como este error histórico propició una doctrina sobre arquitectura moralizada de la Orden, que hermanó las enseñanzas simbólicas de la Masonería con las prácticas de los canteros y picapedreros medievales.

Muy lejos de lo anterior, los investigadores cuentan hoy con suficiente material idóneo como para sostener con propiedad que la Masonería de los “Modernos” de 1717 no desciende en modo alguno de los gremios de constructores, a pesar de que calcó la estructura organizacional del sistema de Logias operativas que diseñó William Shaw en Escocia, en 1598, así como el lenguaje y las líneas gruesas de sus ceremoniales, consignas verbales, contraseñas y toques rítmicos identificatorios.

En cuanto a los signos grabados en piedra, en Europa llama vivamente la atención la cantidad de diferentes estilos que se encuentran en las construcciones llevadas a cabo del siglo X al XIII, ubicados en lugares fundamentales de los edificios como las bases de las columnas, primeras hiladas de zócalos, muros, pilares, piedras de los arcos, marcos de los rosetones, Etc.

Al parecer, se trata de una costumbre muy arraigada en los picapedreros, talladores y canteros que trabajaron en esos edificios, sobre la que no se dejó textos o manuales instructivos en forma escrita. Al fin y al cabo, entre los siglo X y XIII la mayor parte de la población europea era analfabeta, y eso incluía a reyes, campesinos, Grandes Maestres, Etc., y la comunicación se limitaba muchas veces a imágenes, símbolos y marcas.

No todos estos signos y marcas son iguales y ha resultado casi imposible encontrar algún patrón de distribución. En ocasiones se relacionan con letras de los alfabetos latino, fenicio, etrusco, brahmi, arameo, itálicos, norteafricanos, rúnicos, Etc. Otras veces, son representaciones de herramientas del oficio, o del imaginario de la época, o simplemente fruto de la creatividad del autor. Sin embargo, algunos canteros firmaron piedras con su propio nombre anteponiéndole la expresión “me fecit”.

Esto indica una gran diversidad humana en la conformación de los grupos de trabajo. Y como la autoría de la obra, suele atribuirse, ayer como hoy, a la autoridad que la ordena o al que dispone el dinero necesario, el símbolo se vuelve una especie de reivindicación personal del obrero anónimo que colocó su esfuerzo y su arte en ella. Todavía, los obreros de los puentes, calles y demás obras civiles contemporáneas dejan sus huellas un tanto ocultas en ellas.

Por ello, los estudiosos del tema se han visto en la necesidad de recurrir a diferentes teorías explicativas en relación con el significado de estos signos, a partir de una de las siguientes cinco hipótesis:

1) Son el alfabeto de un lenguaje esotérico originario de la magia caldea y empleado como conjuro contra las potencias enemigas y los elementos de la naturaleza.


2) Son marcas hechas por los canteros para el ajuste y asiento de los sillares.

3) Son firmas de cada cantero para facilitar la posterior liquidación y cobro del trabajo.

4) Son marcas personales de cada cantero referentes a su nombre, a sus creencias o devociones, a su estado social o profesión presente o pasada o a la época en que se realizó la obra.

5) Podrían ser, de manera conjunta o independiente de las anteriores, la firma del donante de una columna, de un sillar, de una bóveda, Etc.

Para el hombre medieval el universo era un sistema de símbolos con una realidad muy vital. En eso se parecen a los Masones, que han heredado esta forma de pensamiento para construir sistemas que cumplen una labor socializante e integradora. Y es posible, que esta sea una razón adicional por la que encontramos una cierta familiaridad con los signos de los canteros y en la Orden se hayan anidado muchas ideas de la edad media.

En 1976, el destacado teórico evolutivo Richard Dawkins en su libro “El Gen Egoísta”, habla de cierto tipo de información con la capacidad de auto replicarse y saltar de modo infeccioso de mente en mente como si de un virus informático se tratara, al que llama “meme”. Según los defensores de esta teoría, determinados motivos perviven en la cultura a través del tiempo aunque se manifiesten de diversas formas. Es posible, que esta sea una razón para la práctica del símbolo en los hombres y las sociedades.

Tratar de analizar el significado del signo de un cantero, o buscarles significados ocultos coincidentes con las representaciones Masónicas actuales, es adentrarse en un laberinto especulativo cuyos resultados pueden mostrarnos como - en palabras de Juan Luis Arsuaga, Co Director del Proyecto Atapuerca, en España – los símbolos “son patrimonio exclusivo de la comunidad que los ha creado.”

En este orden de ideas, es claro que los antiguos canteros buscaban trasmitir algo con sus signos y marcas, y los modernos Masones son indagadores de un significante convencional iniciático contenido en los símbolos.

Hay una diferencia.