sábado, 10 de marzo de 2018

EL ORIENTE ETERNO MASÓNICO


Por Iván Herrera Michel
                
A raíz del fallecimiento del Masón Oscar Pérez en Venezuela, me preguntan sobre que entendemos exactamente los Masones por “Oriente Eterno”, que sería el lugar o condición en donde “se encuentra desde entonces”. Y un Masón chileno retirado de las Logias me dice que el concepto de un lugar común denominado “Oriente Eterno” para almas buenas y malas, riñe con sus creencias cristianas.
                       
Para los Masones, la expresión “Paso al Oriente Eterno” se refiere a que, luego de su trasegar vital en busca de luz (moral, intelectualidad, conocimiento, espiritualidad, Etc.), finalmente al morir su memoria se confunde en el recuerdo de sus Hermanos con la memoria de los Masones que han fallecido antes. Es decir, que la metáfora no se refiere a un lugar (como en el cristianismo), sino a una condición evocativa que no le es incompatible y solo se aplica a los Masones.
                   
De todas las definiciones que he oído y leído sobre el concepto de Oriente Eterno hay dos poéticas que me aproximan a lo que daban a entender mis mayores sobre la memoria de un Masón luego de su fallecimiento, que, en resumidas cuentas, solo sería una estación de paso, o, en palabras de los indígenas Kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia), un corto paso en el viaje entre el vientre de la madre y el vientre de la tierra.
                 
Me refiero a que, en clave Masónica, si se me permite la extrapolación, me ubico en la perspectiva de Santa Teresa de Jesús cuando escribió que “Vivir se debe la vida, de tal suerte que viva quede en la muerte”, en afortunada armonía con los versos del colombiano Antonio Muñoz Feijoo que sostienen que “… / la vida es el honor, es el recuerdo. / Por eso hay muertos que en el mundo viven, / …”
                 
Por su parte, los Masones de Estados Unidos dicen que el Hermano “ha sido llamado a una más alta esfera de acción” (en la escala Gradual de su Iniciación sucesiva, añadiremos nosotros).
                 
De hecho, de lo que más se habla cuando se refrenda el Paso al Oriente Eterno de un Masón es de sus ejecutorias. De su vida ejemplar, su inclinación al estudio, su fraternidad, sus virtudes, sus servicios desinteresados, su compromiso con una causa noble, Etc., y siempre se destaca alguna particularidad por la que debería ser recordado con admiración o por la que se le pueda mostrar como ejemplo. Es como si quien muriera quedara “viviendo” de alguna forma virtual, real o aparente, en la mente de los Masones que le recuerdan y sobreviven.
                      
La vida y la muerte constituyen una unidad que más allá del sepulcro sigue produciendo efectos. Comienza con la tumba el misterio insondable de la noche de la vida. Desde el Gabinete de Reflexiones, los Masones nos acercamos, despojados de todo objeto de valor material, y conscientes de la fragilidad de la vida, ante la infinitud de la gran verdad que es una eternidad que sobrepasa nuestro entendimiento, y que, como el horizonte, mantiene la distancia, “entre lo sombrío de lo ignorado y lo inmenso” (José A. Silva).
                     
De donde resulta que el Oriente Eterno Masónico es un universo cálido de memoria colectiva, en el que está presente, y se campea, lo que se recuerda valorativamente de los Masones fallecidos, y en donde cada reminiscencia individual va diluyéndose hasta convertirse en “el olvido que seremos” (Borges), de la misma manera en que la luz del día va disolviéndose suavemente en la oscuridad de la noche.
                
Pero se equivoca quien considere que se apaga la luz cuando apenas la pierde de vista, ya que la luz memoriosa de quienes han partido antes sigue iluminando la labor de quienes le siguen.

viernes, 2 de febrero de 2018

OSCAR PÉREZ Y LA MASONERÍA

                 
Por Iván Herrera Michel
                

Oscar Pérez con distintivos Masónicos
No todo es consenso en la Masonería venezolana acerca de la opción armada que lideró el Masón Oscar Pérez contra su gobierno, ya que existen Masones en ese país que tienen un sentir político diametralmente opuesto. Un punto de discusión importante que he conocido, y lo planteó tangencialmente la Gran Logia de la República de Venezuela (la de Jesuita a Maturín en Caracas), en su comunicado del 26 de enero de 2018, se centra en que el método Masónico sugiere que es el Masón individualmente el que construye bajo su absoluta responsabilidad personal. No la institucionalidad Masónica.
                       
De tal forma, por ejemplo, que sería válido afirmar bajo esta premisa que la Masonería no libertó cinco naciones suramericanas, sino que lo hizo el Masón Simón Bolívar. Y en honor a la verdad, la discusión tiene tanta antigüedad como la Masonería moderna.
                    
Para el método Masónico, la evocación de los Masones fallecidos posee un rol constructivo de fomento y refuerzo de los valores institucionales, como parece haber propiciado el caso de Oscar Pérez, Iniciado en la Gran Logia Sur Oriental de Antiguos Libres Masones de la República Bolivariana de Venezuela – San Félix de Guayana, en el Estado de Bolívar, y posteriormente, al trasladarse a Caracas, hecho miembro de la Gran Logia de la República de Venezuela.
                      
A partir de su muerte se produjo una conmoción en la región, y ha sido motivo para que se hayan pronunciado con luces largas condenando su muerte, apoyando los motivos de su lucha o justificando la pertinencia de su alzamiento armado, Grandes Logias y Grandes Orientes masculinos, femeninos y mixtos de Uruguay, Colombia, Paraguay, Argentina, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile..., organizaciones multilaterales, medios de contenidos Masónicos, Blogs, y una buena cantidad de Masones y Masonas en las redes sociales.
                   
No obstante, es una realidad el que no hay unanimidad entre los Masones en Venezuela, por lo que no es correcto afirmar que “la” Masonería está afiliada o en contra del gobierno o de la oposición. Eso sería caer en reduccionismos y simplificar el análisis del paisaje Masónico en ese país.
                
Remontándonos al pasado (y ese parece ser un lugar común tácito o expreso), vemos que
Variedad de Acacia roja que es común en Venezuela
es cierto que mecieron la cuna de la independencia Masones como José Martí, Bernardo O’Higgins, José de San Martín,
Benito Juárez, Simón Bolívar, Andrés Bello, Francisco de Miranda, Simón Rodriguez, José Antonio Páez, Antonio José de Sucre, Antonio Ricaurte, Daniel Florencio O’Leary, Carlos Soublette, José Félix Ribas… Pero también fue notaria la participación activa de Masones realistas defendiendo los intereses de la monarquía española. Entre ellos, el Virrey José de la Serna, el Pacificador Pablo Morillo, el General José de La Mar, el General José María Barreiro (que ordenó fusilar el Masón Francisco de Paula Santander).
                   
Hoy en día, en Venezuela existen Logias en donde es mayoritaria la membresía de militares, así como muchos de ellos que ocupan dignidades en algunas de las varias Grandes Logias que operan en el país, y al igual que otros Masones civiles, tienen una mirada diferente a la de los pronunciamientos que se han hecho acerca del sentido del honor militar y la forma de servir a su pueblo invocado por Oscar Pérez.
                 
Tampoco es que sea algo nuevo que los masones se reúnan a pesar de que opinen diferente en lo político y en lo religioso. De hecho, de eso se trata lo de unir lo disperso que es la gran propuesta histórica de las Constituciones de Anderson de 1723.
               
El debate doctrinal es antiguo, está abierto, apenas comienza y bienvenido sea.
                        
Por lo pronto, yo deposito con respeto una rama de acacia sobre la tumba del Hermano fallecido.