jueves, 12 de julio de 2018

LISA Y HOMERO SIMPSON HABLAN DE MASONERÍA

             
Por Iván Herrera Michel
              
A veces encuentro escritos que me hubiera encantado redactar y publicar. Cuando así ocurre, pido previamente autorización a sus autores, y, si la obtengo, subo un post.
                      
 
En el siguiente dialogo, Homero Simpson explica con coherencia de vida por qué no quiere ser Masón. Fue escrito con mucho ingenio por Luis Algorri y Oscar Via Grau, de las Logias madrileña Arte Real No. 44 y barcelonesa Concordia Barcino Nº 43, del registro de la Gran Logia Simbólica Española. Posee chispa y humor. También lo tomo por serio, ya que conozco a algunos dentro y fuera de la Orden, que suscribirían complacidos lo que dice Homero. Sin mas comentarios, lo copio del Facebook de la Logia Arte Real No. 44, y lo trascribo tal cual apareció:
                
                   
 
 
DIÁLOGO INVENTADO ENTRE LISA SIMPSON Y SU PADRE, HOMERO
Por Luis Algorri y Oscar Via Grau
                   
LISA - Papá, hoy ha venido una chica francesa a la reunión del club del libro y me ha explicado cosas maravillosas acerca de su familia. Dice que sus padres son masones. ¿Tú conoces a los masones? ¡Yo quiero ser masona!
                        
HOMERO - Lisa, claro que conozco a los masones… Mmm, verás… Esa gente es rara, hijita. No son como nosotros. Plantea preguntas y te hacen pensar por ti mismo. Eso es cansado, Lisa. Yo prefiero que me den las respuestas ya hechas. Se vive mucho mejor cuando alguien te dice qué está bien y qué está mal, qué tienes que creer y qué no. ¿Qué necesidad hay de pensar por uno mismo? Ya se ocupan de eso Kent Brockman, el de la tele, y el reverendo Lovejoy.
                   
LISA - ¡Pero papá…! ¿No te parece increíííííble que cuiden así sus opiniones y las ajenas? Que busquen mejorarse a ellos mismos, a sus conocimientos, a sus, sus...
                      
HOMERO - ¡Yo con eso me aburrooo! Los masones escuchan con atención al que habla y no le interrumpen. Es mucho mejor el bar de Moe, donde quien tiene razón es el que más grita.
                        
LISA - ¡Precisamente por eso quiero conocer a esa familia! Una cena todos juntos para hablar de temas interesantes de verdad, y que todos aprendiéramos de todos para ser mejores personas, en lugar de verte cada dos días estrangulando a Bart...
                    
HOMERO - ¿Qué dices? ¿Aprender de los demás para hacerme mejor persona? Liiisa, ¿qué tengo yo que aprender de nadie? Aprender es para críos, yo ya sé todo lo que necesito saber. Y si hay algo que no sé, para eso están la tele y los amigos del bar. Hazme caso, cariño, y serás feliiiz como papá.
                  
LISA - Jooo… creo que hablaré con mamá. Le enseñaré esta foto que me ha dado mi nueva amiga, de sus padres y sus compañeros masones… ¡Mira qué cosas tan curiosas llevan! ¡Me ha dicho que están repletas de símbolos sobre los que charlan y debaten!
                
HOMERO – Oh, claro Lisa, qué buenos son los masones que se ponen esas ropas absurdas y estrambóticas y ridículas... ¡Se ponen trajes oscuros, mandiles y guantes!... Yo prefiero a nuestros párrocos de siempre, que se ponen simplemente sotana o clergyman, alzacuellos, fajín, amito, cíngulo, alba, estola y casullas de diversos colores. Como cualquier persona normal.
                       
LISA - ¡No, no, noooo! La Masonería no tiene nada que ver con el párroco ni con ninguna religión, papi. Me lo ha explicado Alexienne...
                    
HOMERO – Ay, mi niñita, qué inocente eres… Esa gente es una seeecta que gobieeerna el muuundo. Son peligrosos. Bailan alrededor de cabras y se comen cadáveres de niños pequeños que sacrifican con sus propias manos. ¿Que cómo lo sé? Pues porque en el bar comentaban un vídeo que alguien vio en el canal ese de los alienígenas. Es un canal serio, ¿eh? También ponen la lucha libre, ¡y videntes!…
                 
LISA - Vamos, papá, no irás a creer esas patrañas ridículas que...
                   
HOMERO - Además fíjate, Lisa: a los masones les han perseguido siempre todas las dictaduras, tanto las de derechas como las comunistas. ¡Hasta los islamistas dicen que son mala gente! ¡Y también la Iglesia! Pues por algo será, algo habrán hecho, ¿no, cariño?
                    
LISA - No sé papá… a mí me parece que un sitio donde hombres y mujeres, sin ningún tipo de prejuicio, pueden expresarse de manera absolutamente libre para compartir sus opiniones y pasar un rato lejos del día a día… ¡es una excelente idea!
                 
HOMERO - Esa es otra… ¡Ahora muchos dejan hacerse masonas a las mujeres! ¿Te imaginas, Lisa? ¡Eso es como si yo me voy a la bolera con los amigos una vez cada dos semanas y me puedo encontrar allí a tu madre o a sus hermanas! ¡Lo que me faltaba! ¡Hay sitios donde las mujeres no deben estar, no sirven para eso!
                     
LISA – Ay, papá… Dime cuántas de las personas más importantes de este país y del mundo entero han salido de una bolera. ¡Porque muchos han salido de una Logia!
                 
HOMERO - Importantes, importantes… ¿Como quién, eh?
                      
LISA - ¡Como Mozart!
                   
HOMERO - Mozart, Mozart. Muy bien. Mozart. ¿Y quién es ese tal Mozart, vamos a ver? ¿Juega al futbol? Esa gente dice que allí no se habla ni de religión ni de política. Entonces, ¿a qué van? ¡Por lo menos dejarán discutir de fútbol! ¿Cómo va a ser un gran personaje ese Mozart sin saber de fútbol?
                     
LISA – No solo existen el fútbol y la tele y el bar, papá… ¡Hay cosas mucho más importantes! La música, el medio ambiente, la lectura, los derechos humanos, la fraternidad...
               
HOMERO - ¿Fraternidad? ¿Qué es eso? Eso es de imbéciles. Es mucho mejor andarse con ojo, porque no te puedes fiar de nadie. Y si no mira al estúpido de Flanders, que me prestó tres mil dólares hace dos años y todavía cree que se los voy a devolver... ¡Heh! Hijita mía, si la fraternidad es de imbéciles, ándate también con mucho ojo con eso de la igualdad... ¿Qué es eso de que allí dentro son todos iguales? Yo trabajo en la central nuclear, ¿y ahora resulta que soy igual que Willie, que es un simple jardinero? ¿O que Smithers, que es un mariposilla? ¿O que Carl, que es negro? ¿O que Edna, que es mujer? Vamos, hombre: siempre ha habido diferencias y clases, ¡y así está bien!
                   
LISA - ¡Pero papá!
                        
HOMERO - Porque, además, ser masón es caro. Si me hiciese masón tendría que pagar al mes lo que me cuestan tres cervezas en el bar de Moe. ¿Se han creído que soy rico o qué?
                     
LISA - ¡Ay! ¡No aguanto más! ¡Voy a hablar con mamá!
                        
HOMERO - Y lo peor de todo: ser masón no adelgaza. Entonces ¿para qué sirve eso? Hmmm, Lisa, cariñito, ¿me traes otra cerveza? ¿Lisa? ¿Dónde estás, hijita?