jueves, 7 de enero de 2021

DE COVIDS, MURCIELAGOS Y MASONERÍA

 Por Iván Herrera Michel
               
Cuando recibí en mayo de 2020 la invitación para a una Tenida Cómica por Zoom creí que se trataba más que todo de un divertimento, pero lo que comenzó en deleite terminó en reflexión.
                                  
Lo malo fue que hasta los Masones se la dedican ahora al pobre murciélago como si no tuviéramos suficientes animales en las Logias. Me refiero a que desde un gallo al principio hasta una rara avis de dos cabezas al final, pasando por una pelicana a mitad de camino, y antes unos bueyes y un león. Entiendo que es por el Covid - 19, pero no es justo con el pobre animalito que en realidad terminó siendo la primera víctima mediática.
                     
En mi niñez celebrábamos cuando aparecía en el cielo de ciudad Gótica un murciélago, porque significaba que llegaba Batman. El tipo ganaba todas las peleas, tenía un carro mejor que el de “rápido y furioso” y en el cinturón llevaba todo lo que uno quería que le trajera el Niño Dios en diciembre. Esa imitación heroica de murciélago era perfecto hasta para ser novio de la hermana de uno.
                      
Luego, en la adolescencia, nos imaginábamos la felicidad de convertirnos en un murciélago, como Drácula, para entrar a media noche por la ventana en donde estaba en pijama la muchacha que nos traía de cabeza. Eran los tiempos en que ellas nos daban más vuelta que a un recipiendario. En los prolegómenos de la época, cuando a las niñas les daba la gana soltaban, como por descuido, un sádico SI, que dejaba al neófito ni desnudo ni vestido, desorientado y sin saber que seguía. En esas condiciones, convertirse en murciélago era un atajo de lo más atractivo.
                              
Habiendo hecho justicia a los murciélagos, y volviendo a la clase y objeto de la Tenida Cómica, debo reconocer con verdadera admiración el ingenio del, de la, de los, de las, de les, Hermano, Hermana, Hermanos, Hermanas, Hermanes o LGTBI que redactó o redactaron el ritual de la Tenida cómica, no sin presentar excusas por el larguero que me toca respetar de complementos directos de pronombres personales de la persona sobre la que recae la acción sexual del verbo. Ya que son brotes de la evolución que no discrimina, y una muestra de la instrucción inclusiva que se imparte ahora a los, las, les, Masones, Masonas y Masones desde la Banca de Aprendiz, Aprendiza y Aprendice.
                      
Además, ya sabemos que en temas Masónicos masculinos si Londres locuta, causa soluta, y que, desde la Inglaterra de los tres leones, el equipo rosa y la Premier League, mandaron a decir que con los transexuales no se metan, porque el problema de ellos es con las mujeres. Del resto, dijeron que cada quien es libre, mutatis mutandis, de hacer de su capa un sayo.
                          
Atreverse a construir un ritual “cómico”, armarlo y practicarlo, mostró neuronas espejos, repertorio conductual, intención instructiva, ritmo y disposición Logial, orden litúrgico, conocimiento iniciático y doctrina Masónica. La Tenida brotó de la realidad sin romper ni manchar nada, como sucedió hace 2.000 años con un parto.
                      
El ritual nos retó al hacernos contrastar (medio en broma, medio en serio), lecturas distintas, complejas y analíticas sobre el deber ser de un Masón en la transmisión. Se vivió una Tenida de esas que no aprobarían muchos Masones (para mayores pesares, la presidió una mujer), y uno, en sana crítica, podría válidamente preguntarse cuál puede ser el componente Masónico que hace que un Rito sea Masónico. Esa fue la parte seria del chiste.

Yo agradezco que me hubieran invitado porque desde que leí la expresión Tenida Cómica he ratificado mi convicción de que si hay un futuro para la Masonería. Y no lo digo solo por esta Tenida, a la que le doy la mayor importancia del mundo, ni porque sea un optimista afecto a los predicamentos achocolatados del pensamiento positivo, o a la idea de que la Orden nos hace sublimes (que el GADU me siga bendiciendo con mis pecados favoritos). Sino porque veo que los masones poseen la suficiente amplitud mental como para reírse de sí mismos, y la sensatez necesaria como para no tomarse en serio más allá de la raya.

Si de algo nos sirven los antecedentes históricos, podemos predecir que a más tardar en 2022 volveremos a celebrar Tenidas presenciales, a la que asistiremos la gran mayoría de los Masones actuales. Nos contaremos, haremos un brindis y los trabajos seguirán siendo sido justos y perfectos con los obreros satisfechos en sus columnas.

                           
También estoy seguro de que en algo nos habremos decantado, y de que seguiremos riéndonos de nosotros mismos.
                                  
                                           
                                  
 

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