Por
Iván Herrera Michel
En
los últimos días del mes de diciembre del año 2013 la editorial MASONICA.ES
sorprendió a sus lectores con un texto sobre Masonería que lleva el llamativo
título de “Haikus, Piedra y Cincel”
(http://www.masonica.es/ficha/?i=267).
Confieso
que a estas alturas de mi vida Masónica un libro sobre la Orden concebido y
escrito en clave de Haikus, me llamó poderosamente la atención por la
creatividad y el arrojo del autor, y me generó una gran curiosidad conocer la
forma emocional, sentimental y estética como pudo haber sido atrapado y
expresado algo tan complejo como son nuestros contenidos iniciáticos en unos poemas
tan breves en número de versos y en sílabas.
Yo
conocí el Haikus gracias a un compañero universitario que “cometía poesía” y que se le dio por contarle a la novia lo que
humanamente le despertaba a través de los tres, cinco o siete versos que
distinguen esta clase de poesía tradicional japonesa. Desde entonces pude darme cuenta de lo
difícil que resulta hacerla.
Pero
de ahí, a imaginarme que alguien escribiría algún día sobre Masonería un Haiku,
hay una enorme distancia. El libro me
llegó a mediados del mes de febrero de este año y luego de hacer tránsito por
la torrecita de los pendientes, le llegó la hora de la lectura.
Primera
sorpresa: el prólogo lo escribió la ex Gran Maestra de las Gran Logia Simbólica
Española, Ascensión Tejerina. Un
inesperado valor agregado que uno agradece.
Segunda
sorpresa: el autor, Eduardo Romera Martín, es un Masón de una Logia del Gran
Oriente de Francia en España, y eso me confirma la vieja sospecha de que a
veces resultan más liberales los de la península que los del hexágono.
Eduardo Romera Martín |
Tercera
sorpresa: las fotografías (Haiga) que
acompañan los textos fueron tomadas por una mexicana que no es Masona. No se me ocurre una forma más original de
publicar un libro Masónico.
De
las dos partes temáticas del libro prefiero la que se ocupa de la ceremonia de
Iniciación. De manera fluida, y golpe a
golpe de sentimiento y emociones (aware),
se va elaborando una Plancha sobre lo que se vive en ella, a la manera de la
que en muchas partes se exige a un Aprendiz recién aceptado en una Logia. La diferencia es que ahora el H:. Romera la traza
con la visión de un experimentado Maestro.
Y
aunque sin permiso del autor no voy a reproducir apartes significativos de las
169 páginas del poemario, sobre todo porque en el copyright está expresamente
prohibido, si me voy a permitir la libertad de transcribir un Haiku del libro como
botón de muestra y abrebocas, solo para ilustrar sobre lo interesante que
resulta su lectura:
LIII
Hojas
de acacia
Que
amortajan el suelo
Como
un sudario
Dicho
sea de paso, este es apenas el eslabón 53 de los 73 que contienen un recorrido
que comienzan con la Cámara de Reflexiones y terminan con el Cierre de
Trabajos, en una construcción admirable.
Por
otra parte, y sin ser necesariamente su propósito principal, el libro de manera
tácita refuerza la idea de que los Masones pueden desde el Grado de Aprendiz en
adelante explorar diferentes formas de expresarse en Logia de acuerdo con sus
sensibilidades y talentos. Y que en la
Orden se puede incentivar soluciones originales para desarrollar las desiguales
necesidades y características constructivas de sus miembros.
Ya
que para todos aquellos Masones y Masonas que deseen sorprender a sus Hermanos
con propuestas comunicativas novedosas mediante el aumento de los enfoques, la
única condición que exige el Método Masónico es que busquen de principio a fin la
fuerza, la belleza y la sabiduría en el trabajo.
Y
este libro lo ha logrado.