lunes, 2 de diciembre de 2013

LAS PEQUEÑAS GRANDES LOGIAS: ¿DEBILIDAD O FORTALEZA PARA LA MASONERÍA?


(Palabras pronunciadas en el Segundo Simposio Masónico “Francmasonería  en  la  Modernidad” organizado por la  Gran Logia Universal de Mixta de New Jersey, los días 20 y 21 de  septiembre  2013 (E:. V:.)
                                                     
Por Iván Herrera Michel
           
Uno de los más llamativos comportamientos de la Masonería de finales del siglo XX y de comienzos del XXI, lo constituye la aparición en todas partes del mundo de Grandes Logias, Grandes Orientes, Federaciones de Logias, Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Capítulos Generales del Rito Francés, Santuarios del Rito Memphis, Etc., de no más de unos 300 miembros agrupados en un máximo de 15 Logias, con un presencia muy activa en la radio, la televisión, la prensa y el Internet.
                          

Al parecer lo mediático les atrae, sobre todo para hacer público que son una Masonería fraternal, amable, que sus Templos no tienen telarañas, que se ocupan de los problemas actuales, que son personas de buenas costumbres, que es verdad que creen en la libertad, la igualdad y la fraternidad hasta el extremo de haber proscrito, en gran parte de su seno, la discriminación contra la mujer, que lo Masónico es una opción admirable, que respetan las creencias de todos, que son ciudadanos comunes y corrientes, que no quieren tener conflictos con otros Masones, que no les importa mucho lo que decidan en Londres, París o Washington, ni aceptan jefes que les impongan obligaciones ajenas a la doctrina Masónica. 
                                                                         
Estas nuevas opciones, aunque todavía minoritarias en número de miembros con respecto
Izq. a Der. SGC Adriano Medina, GM Benjamín Sabido, Víctor Salazar

a las de mayor antigüedad de su localidad, cuentan con un gran “empoderamiento”, buscan adquirir sus propias edificaciones, poseen una economía de autoabastecimiento, se les nota inclinación general al estudio y la discusión abierta, y cada vez es mayor la influencia que poseen en el cambio del imaginario de la Orden en la sociedad en general.  
                                      
En América, esa realidad contrasta con la caída en la membresía de las Obediencias de donde eran originarios sus fundadores.  Y la razón es sencilla: encarnan los sueños de varias generaciones de Masones de a pie de practicar un determinado estilo de Masonería, de acabar los caudillismos y de contar en lo organizacional con una democracia más participativa.     
                          
Hoy vemos que el mensaje de estas nuevas Obediencias está llegando con mucha fuerza a profesionales, comerciantes y segmentos de la clase media que antes estaban poco penetrados, y de donde proceden muchos de sus nuevos Iniciados.  Además, existe una demanda de socializar alrededor de valores humanistas que no se identifica con lo que ven en la Masonería de corte anglosajón y optan por un ambiente más liberal y progresista, posibilitando la aparición de diferentes perfiles que cubren más amplios sectores de la sociedad. 
                         
Es muy difícil poder contar cuantas Grandes Logias han nacido después de la segunda guerra mundial.  Es posible que algo tenga que ver esta expansión con la distención social y la incorporación de la mujer al mercado laboral que siguió al conflicto bélico.  El surgimiento de una nueva generación con un concepto más definido de la autonomía y de la autorrealización, pudo también ayudar a debilitar la concepción de que la disciplina institucional está por encima de la doctrina Masónica, y apoyar la idea de que siempre es posible crear una nueva Gran Logia.
                           
En este orden de ideas, uno se sorprende de la cantidad de Obediencias que trabajan sin mayores aspavientos y con mucho fervor, tratando de hacer las cosas bien y de que la fraternidad entre sus miembros sea una realidad.  Las más conocidas son las que asisten a encuentros plurales y predican en Internet con mucho entusiasmo su existencia, pero la verdad es que muchas están pasando desapercibidas, porque poseen estrategias no tan invasivas para mostrar la vida Masónica como un camino que sigue siendo contemporáneo y abierto a todos, siempre y cuando el accionar personal tenga sustento moral sólido.     
                           
La dinámica del surgimiento de nuevas Obediencias Masónicas se ha intensificado, porque a la par de mantener una raíz común con la historia y la filosofía de la Orden, ha promovido la práctica de la protección mutua con vínculos de solidaridad e inclusión, además de la afabilidad entre sus miembros en un ambiente general de transformación valórica del tejido familiar y social.
                             
Jersey City (Nueva Jersey) vistos desde Battery Park en Nueva York
No hay que menospreciar el fenómeno, porque más que una atomización de la Orden, el grueso de las pequeñas Obediencias que existen obedece al empuje de lo que hoy podríamos llamar, usando un término de reciente cuño, los “indignados” de la Masonería. 
                          
En efecto, al igual que en el movimiento ciudadano surgido en España y propagado por muchos países que conocemos desde el año 2011 como de los indignados, estamos frente a unos Masones que se organizaron luego de protestar pacíficamente en sus Obediencias de origen en la búsqueda de una versión más coherente de Masonería, alejada de personalismos, falsa división de poderes y segmentaciones antifraternales.
                    
Las nuevas Obediencias, por lógica más pequeñas que las anteriores, se distinguen más por su manera de accionar que por un cambio drástico en sus doctrinas, a las que de todos modos asumen con una visión más liberal.  Naturalmente, deseo dejar sentado a estas alturas que me refiero a lo que se define a partir de un proyecto serio y bien intencionado, y no a las aventuras de diversos plumajes o con interés comercial que en ocasiones encontramos.      
                                     
El movimiento, que comenzó con una concepción muy localista, a partir de desencuentros específicos que buscaban la recuperación de la trasparencia del espacio Masónico, con el pasar de los años  ha puesto en contacto entre sí a sus exponentes y se ha ido redibujando la geopolítica Masónica en la medida de que sus confederaciones, Coloquios, Simposios, Etc. representan, hoy en día, una fuente doctrinal importante como resultado de poder tratar libremente ciertos temas de interés general, así como un conglomerado a tener en cuenta por los grandes actores del panorama Masónico mundial.   
                                               
En este orden de ideas, en un hecho claramente visible, los miembros de este grupo han terminado creando plataformas para encuentros abiertos y proyectos colectivos sin afiliación institucional o subordinación alguna, pero conservando la intención indeclinable de sostener un diálogo respetuoso con todos, que termina siendo también una fuente de inspiración pro movilización en lugares en donde las diferencias aún no se concilian fraternalmente, o el ejercicio del poder se considera absolutista.
En el Simposio, con el GM puertorriqueño Edgar Mtnez. y la IPH:. Ayda Perez
                                          
Pareciera que los indignados de la Masonería que crean nuevas Obediencias, desean un cambio y un futuro más fiel a los principios generales de la Orden que garantice la igualdad de todos los Masones para acceder a los Grados, enseñanzas y Dignidades, y una jurisdicción que destierre de la vida Masónica a los embaucadores, así como una fraternidad que garantice por lo menos una buena amistad.
                                    
La inmensa mayoría de los líderes de las Grandes Logias históricas no han querido escuchar a los indignados locales, ni a los miles de Masones y Masonas que reclaman la abolición y el cambio en las normas injustas y discriminatorias, y los vicios que han permeado a la Orden en su interacción con las sociedades profanas.  
                                   
Tampoco, incluyen en sus grandes citas un punto del Orden del Día para tratar un tema que se les ha escapado de sus manos. Es una verdadera política de avestruz que niega el cambio que ya se presentó en la implantación universal de la Masonería.  La baja en la membresía y en las Iniciaciones, son apenas un par de indicadores de cómo han ido perdiendo presencia social.
                                  
De hecho, el aumento y la mayor diversidad Masónica son fenómenos frecuentes en sociedades más abiertas y plurales, y cerrarse a esta realidad implica la pérdida de los miembros que rechazan sus posturas conservadoras arrogantes, al tiempo que se dan cuenta que “su” Masonería es una más entre otras, y no “la” Masonería, como estaban convencidos de que eran antes de que el Internet le contara a la Aldea Global la verdad de la institucionalidad Masónica.
                              
Son varias las cosas buenas que se observan en la práctica en el accionar de las Obediencias pequeñas.  La comprensión, la conformidad, la oportunidad y la proximidad entre sus miembros hacen que los debates sean eficaces.   
                       
Y de todos modos, una Obediencia de las llamadas chicas se divide también obligatoriamente en otros subgrupos que son las Logias, en las que ya sobre la marcha general posee reflexiones con presupuestos más participativos y dificultades fácilmente conciliables, y los debates sobre los contenidos con los que se quiere trabajar fluyen más allá de convertirse en un decálogo de buenas intenciones al momento del debate grupal. 
                                
Mediante este ejercicio, cuando los temas importantes pasan a consideración del plenario central ofrecen la oportunidad de ayudar a la Obediencia a alejarse de la comodidad vegetativa y a aceptar los cambios y los desafíos con que el contexto social reta al método Masónico de construcción personal y colectiva de reasignificación y reubicación personal.  
                           
Con los IIHH:. Víctor Salazar y Juan Orrego, en un descanso de los trabajos
QQ:. HH:.,
                               
Sabemos que en la Masonería existe una alta movilidad de personas que llegan y se van pronto de las Logias.  A algunas la experiencia, aunque sea corta, les sirve para resituarse en relación con los otros y para asumirse como protagonista principal de su propia vida.  Para trabajar la empatía y a hacerle visible diferentes formas de construir una realidad personal y social. Con frecuencia, resaltamos esta experiencia, desde grandes y pequeñas Obediencias.
                            
Tampoco, es patrimonio de ninguna de ellas el sugerir en exclusiva una articulación constructiva entre lo personal y lo grupal, ni el proponer en el marco de lo ritual una reflexión sobre la reciprocidad entre lo instintivo, lo emocional inconsciente y la racionalidad consiente, así como sobre su rol Iniciático en lo que hacemos.
                            
No es cuestión de cuanto duramos asistiendo a una Logia.  Para quienes permanecemos en ella por un lapso mayor, un punto importante es definir que seguimos haciendo allí.  Y el tema no es fácil, porque, naturalmente, depende de que deseemos hacer cada uno de nosotros en la Masonería. 
                                  
Es decir, que a diferencia de otras organizaciones, en la Masonería sus efectivos más antiguos no necesariamente tienen la obligación de enseñar, aunque sí la de ayudar a transferir la Tradición Masónica, que es un proceso muy distinto y más colmado de incertidumbres y de complejidad. 
                                
En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado decimos que tenemos que llevar “orden desde el caos”, que es algo parecido, y a ello no le podemos atar una particular dimensión temporal ni un necesario guarismo de Masones dedicados a la labor.
                                         
La construcción de un tejido fraternal desde las Logias se tiene que presentar en modelos de participación Iniciática y en la adopción y aceptación de las diferentes formas de conducirse en las interacciones Masónicas. La comunicación y la trasmisión de la tradición instituyen el desarrollo integral de los Masones, con lo que se fortalece la adopción de adecuadas maneras de pulimento de la Piedra Bruta.
                                    
Comite Organizador del Simposio
En un área mayor, las Obediencias de pocos miembros tienden a actuar de manera cooperativa, y se favorece el que la fortaleza de la fraternidad dependa de la acción de cada Masón y de su sentido de pertenencia.  En este camino, se observa que comprometen su accionar en la solución de dificultades relacionadas con la equidad, la reciprocidad y la observancia de los principios generales de la Masonería.
                                     
En principio, yo aconsejo que los conflictos que de tarde en tarde crean tensiones en las Grandes Logias obstaculizando su gestión administrativa, su cohesión fraternal y su devenir Iniciático, se solucionen por las vías del diálogo y el consenso. La observancia de una estructura democrática con separación real de poderes puede ayudar mucho a superarlos. 
                               
No obstante, todos sabemos, que hay un momento en que se torna incompatible la coexistencia en una misma Obediencia, sobre todo cuando hay mayorías que se oponen por inercia, temor o interés personal a practicar una Masonería de buena calidad y prefieren un estatus quo poco Masónico.
                                              
En estos casos, soy un decidido partidario de que lo mejor para los Hermanos y para la Masonería es fundar una nueva Gran Logia, y en este sentido la aparición de nuevas Obediencias es una oportunidad para la Orden.
                                      
Y no hay que preocuparse mucho por ello, porque en honor a la verdad históricamente comprobada, y aunque parezca un contrasentido, desde 1717 en que se fundó la primera Gran Logia en Londres, la Masonería siempre se ha multiplicado dividiéndose.
                                        
Muchas gracias, Queridos Hermanos.
                                       
             
IHM
New Jersey – USA –
Septiembre 20 de 2013
.   


martes, 19 de noviembre de 2013

DE LA MASONERÍA FEMENINA Y EL REAA

           
Por Iván Herrera Michel
       
Entre los correos que suelen motivar mis publicaciones, hace un par de días he recibido una extensa carta de un Masón mexicano muy bravo en la que, palabras más palabras menos, me recrimina que le “haga propaganda” a la Masonería femenina, ya que este fenómeno, en su concepto, corresponde a una desviación de los tiempos modernos que “degrada a la Orden”, “atenta contra la pureza del Rito Escocés Antiguo y Aceptado”, y “muy fraternalmente” me “invita a rectificar la conducta”. 
          
Palabras duras, que no puedo ni quiero pasar por alto, ya que fortalecen una posición que he encontrado en varias partes de nuestro planeta Masónico.  A veces acompañada de un puñetazo en la mesa.    
         
Y es curioso que me corresponda aclarar tanto estos puntos y conceptos, puesto que en varios escenarios internacionales me he referido, con datos verificables en la mano, a que es nuestra Latinoamérica y no Europa, la pionera de las grandes decisiones que distinguen al mundo liberal y adogmático de la Masonería. 
              
Por ejemplo: En el tema del GADU una Gran Logia mexicana se le adelanto 12 años al Gran Oriente de Francia, y en el de la mixticidad otra Gran Logia Mexicana se le adelantó 70 años a la OMMI “El Derecho Humano”.  Es decir, en el mismo país de nuestro “fraternal” remitente.
              
No voy a referirme ahora a los rituales (Liturgias) de los 33 Grados del REAA, porque es
bien sabido que no hay uniformidad al respecto, y en algunos encontramos frases y párrafos completamente distintos a los que se practican en otras Jurisdicciones. Igualmente, hay diferencias en la denominación de los Grados y los cargos, así como en la forma de elección y/o nombramiento de las dignidades.  Lo cual constituye una pluralidad que debe tener en cuenta quien en la era de la información desee sentar magisterio y cátedra Masónica, reclamando universalidad para una costumbre local. 
              
En realidad, la únicas bases normativas comunes a todas las vertientes escocistas son las Grandes Constituciones de 1762 y 1786, y la “Nova Instituta Secreta et Fundamenta”, atribuidas al Rey Federico II de Prusia, con las reformas que les fueron introducidas en Lausana, Suiza, en 1875.  Aunque, en honor a la verdad, las reformas de Lausana no son de obediencia universal. 
            
El punto principal en estos documentos, para los fines de este escrito, es que ninguno de ellos prohíbe ni las Logias femeninas, ni las Grandes Logias Femeninas ni los Supremos Consejos femeninos. 
              
Ante esta ausencia de prohibición, suelen referirse los que no están de acuerdo con la presencia de la mujer en la Orden, a que es la “Tradición” del REAA la responsable de la exclusión.
               
Tampoco veo las cosas tan claras como dicen por ese lado, puesto que fundado el REAA en 1801, a los tres años, en 1804, ya lo estaba practicando la Logia mixta San Alejandro de Escocia, a la que se vinculó Simón Bolívar en 1805. 
               
O sea, que tampoco estamos en presencia de una de esas modas modernas a las que tanto se refieren algunos Queridos Hermanos.  La mixticidad es un hecho comprobado en el REAA que tiene casi su misma antigüedad.  Y hablando de México, sus méritos no se reducen únicamente a los que hemos mencionado. 
                  
He aprendido de mi Querida Hermana y buena amiga Margarita García Tablada, estudiosa como la que más y una estupenda representante de la Masonería femenina de México,  a quien tuve el honor de visitar y conocer en el año 2009 cuando ella ocupaba el cargo de Presidenta de la Gran Comisión de Relaciones Exteriores e Interiores de su Obediencia, en el Distrito Federal, que “la Masonería femenina aparece en México en 1883 con la fundación de la Logia Masónica Femenina “La Media Luz” en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, convirtiéndose esta en la primera Logia femenina del país, y según se tiene conocimiento del mundo, bajo la práctica del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Entre 1888 y 1891 se fundaron dos Logias (femeninas) en el Distrito Federal, una en Tamaulipas y otra en San Luis Potosí. La primera Gran Logia Femenina mexicana fue creada entre los años 1930 y 1935 llamada Gran Logia “Emancipación Dogmática Femenina”, con sede en el D. F., trabajaba con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, desapareciendo a principios de la década de los 60´s, fue la precursora en 1956 de la participación de las mujeres en la Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad.” (“Impacto de la Masonería Femenina en la Sociedad Actual”. Ponencia presentada en FAMAF. 2013)   
              
Es decir, que una vez más México se adelantó por 20 años a la creación de la Gran Logia Femenina de Francia, en 1952, que suele citarse erróneamente como la primera femenina del mundo.
                
Por lo tanto, yo invitaría a mi Querido Hermano remitente, de la forma más fraternal, a que sin perder el gusto por la particularidad masculina de su preferencia, no sea tan hostil con las otras formas de practicar y concebir la Masonería, y en especial con las relacionadas con el REAA, al que se refiere con mucho interés.
                   
La Masonería necesita pasar esa página absurda de divisiones internas, que tantos males le han traído.
                 
                 
                   

jueves, 31 de octubre de 2013

LA MASONERÍA FEMENINA NO DEJA DE SORPRENDER

           
Por Iván Herrera Michel
            

Y si necesitamos un indicador para darnos cuenta de para donde están corriendo las aguas, solo basta mirar lo que ocurrió en el Primer Coloquio y Asamblea General de la “Federación Americana de Masonería Femenina” (FAMAF - http://famaf.org/) organizado por la Gran Logia Femenina de Argentina, del 3 al 5 de octubre de 2013 en el Or:. de Buenos Aires, Argentina.
            
Allí se reunieron cuatrocientas Masonas procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Méjico, Uruguay, Venezuela, Perú, Aruba, Panamá, Colombia, Francia, Rumanía y España.  También asistieron representantes de la “Confederación de Grandes Logias Femeninas Regulares de México” (tiene 22 años de existencia), y del  Centre de Liaison International de la Maçonnerie Féminine” (CLIMAF)  – Fundado hace 21 años, reúne a Grandes Logias Femeninas de Francia, Bélgica, Suiza, Italia, Alemania, Portugal, España, Turquía, Rumanía, Grecia y Noruega -.  De Colombia asistió una Delegación de Masonas de la Federación Colombiana de Logias Masónicas, como única Obediencia Masónica mixta invitada al evento.
            
En la cita llamó la atención que ninguna de las cuatrocientos Masonas asistentes
Aspecto de la Ten:. de Clausura - FAMAF / 2013 -
representaba a la vertiente femenina subordinada a Grandes Logias masculinas, que conocemos como “Logias de Adopción”. Por el contrario, allí había desde Grandes Maestras y Soberanas Grandes Comendadoras de Supremos Consejos Femeninos del REAA, hasta Aprendizas recién Iniciadas. La sola Delegación de Masonas Chilenas contaba con un centenar de Hermanas.
                    
Nadie podrá negar que, ya sea en América o en Europa, difícilmente una organización Masónica internacional, sea masculina o mixta, reúna semejante guarismo de asistencia, que hubiera podido ser mucho mayor si las directivas de la FAMAF, totalmente sobrepasadas por su propia convocatoria, no cierran las inscripciones un mes antes, y abren una lista de espera. 
              
La FAMAF tiene sus orígenes remotos alrededor del año 2000 en los “Encuentros Latinoamericanos” (ELA), creados principalmente a instancias de la Gran Logia Femenina de Chile, que en el hemisferio occidental ha desarrollado un rol promotor similar al que en Europa distingue a la Gran Logia Femenina de Francia, y hoy se define a sí misma como “una organización que reúne a Grandes Logias, Grandes Orientes y Confederaciones de Grandes Logias Masónicas Femeninas del continente americano que cumplan con los requisitos estipulados en su Constitución y Reglamento General y se identifiquen con el ideario masónico universal, con el fin de aunar fuerzas que permitan extenderlo y fortalecerlo.”
                  
V Encuentro del ELA en Montevideo
Pero es en la IV Conferencia del ELA, celebrada en el año 2007 en Puerto Ordaz, Venezuela, en que surge la idea de crear una Federación, y en la V en Montevideo, Uruguay, del año 2010, cuando finalmente se transforma en la FAMAF y se elige una directiva para el periodo 2010 – 2013. 
                    
Después vendría lo de Buenos Aires en
octubre del año 2013, en donde se aprueba que la anfitriona para la próxima reunión sea la Gran Logia Femenina de Bolivia, cuya Gran Maestra es la Q:. H:. Teresa Loza  Ballester, y se acuerda la II Asamblea General y Coloquio para el año 2016 en Cochabamba, Bolivia, un país que con 10 millones de habitantes cuenta con cerca de 5.000 Masones con un fuerte arraigo masculinista.
              
La Presidenta actual de la FAMAF es la Q:. H:. Oriana Valdés, Ex Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Chile (2007 – 2010), Obediencia que fundada en 1983 hoy cuenta con 24 Logias y seis Comités distribuidos a lo largo de ese país, trabajando en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
                    
En lo personal, esta reunión de Buenos Aires me ha hecho recordar a una Masona
Gran Maestra Norma Mazur (En Or:. Eter:.)
extraordinaria, la poetisa argentina Norma Mazur (En Or:. Eter:.), a quien conocí en la reunión de CLIPSAS del año 1999 en Montreal, Canadá, cuando perteneciendo ella a la Gran Logia Femenina de Chile, trabajaba para levantar las Columnas de la Gran Logia Femenina de Argentina, de la que fue su primera Gran Maestra. Suya es la frase: “la igualdad espiritual no se legisla”.
                 
Aún conservo con mucho cariño un ejemplar autografiado que me envío de su obra “La Mirada”, y considero como una verdadera joya su artículo “La Mujer y la Masonería”, publicado en el libro “Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino”, en el año 2003 (que fue el de su paso al Or:. Eter..), por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, mediante el cual se analizó “el factor masónico en la identidad nacional argentina y en su cultura”.
                
Hoy Norma Mazur estaría muy orgullosa de cómo han ido corriendo las aguas de la Masonería femenina en su país, que era uno de sus grandes sueños, así como de la forma en que las Masonas de su tierra han afrontado semejante compromiso histórico. 
                 
Y por último, debemos reconocer que  es admirable la forma en que la Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Argentina, Rosa Surijón, en compañia de su Gran Canciller, Stella Maris, han honrado con lujo de competencia el espíritu constructivo heredado. 
                 
Circunstancia, que para mí no es extraña porque con ambas he tenido el honor de trabajar, en el marco de CLIPSAS, por el fortalecimiento de la Masonería progresista, desde su ingreso en mayo del año 2004 en Chile, durante la segunda Presidencia de Marc-Antoine Cauchie.
                     
                    
                
                            

sábado, 19 de octubre de 2013

LA LOGIA DE BOLÍVAR EN PARÍS


Por Iván Herrera Michel
             
A raíz de mi publicación anterior en la que referenciaba el reciente libro de Oscar Aguirre Gómez “Simón Bolívar y la Francmasonería”, algunos QQ:. HH:. me han escrito preguntándome si tengo alguna información adicional sobre la Logia San Alejandro de Escocia en la que el Libertador recibió los Grados de Compañero y Maestro Masón en París en 1805, de acuerdo con un Trazado de noviembre de 1805 que hoy reposa en el archivo del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Venezuela y una lista de Maestros Masones del Taller de diciembre de 1805 que se encuentra actualmente en la Biblioteca Nacional de París.
               
Bolívar de 23 años (Autor Desconocido)
Y no es para menos, ya que estos documentos son las principales pruebas que han sobrevivido acerca de su calidad y graduación Masónica, a los 21 años de edad, sin contar con que la Logia mixta a la que se vinculó en París gozaba de un gran prestigio en la sociedad y en la Masonería.
               
Por lo tanto, creo que debemos comenzar reproduciendo la versión en castellano del Trazado de la Tenida de Aumento de Salario de Bolívar, cuyo original fue redactado inicialmente en idioma francés, de la siguiente manera:
               
"A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, el 11, día del mes 11° del año de la Gran Luz 5805, los trabajos de Compañero fueron abiertos al Este por el Q:. H:. de la Tour D' Auvergne. El Oeste y el Sur iluminados por los QQ:. HH:. Thory y Potu. La lectura de la última Plancha Trazada fue hecha y sancionada. El Venerable propuso elevar al Grado de Compañero al Q:. H :. Bolívar, recién llegado iniciado, a causa de su próximo viaje que está en víspera de emprender. El parecer de los HH:. fue unánime para su admisión y la sanción favorable; el Q:. H:. Bolívar fue introducido al Templo y después de las formalidades requeridas prestó al pie del Trono la obligación de uso, colocado entre los dos Vigilantes fue proclamado Caballero y Compañero Masón de la Resp:. Madre Log:. Escocesa de San Alejandro De Escocia. El trabajo fue coronado de una triple Houza, y el H:. habiéndolo agradecido tomó puesto a la cabeza de la Columna del Mediodía".
               
Los trabajos fueron cerrados de la manera acostumbrada.
                
(Fdo.) J. La Tour D'Auvergne, Venerable Maestro; (fdo.) Thory, Primer Vigilante; (fdo.) Potu, Segundo Vigilante; (fdo.) Jura De; (fdo.) P. Vidal, G:. de J:. del 33°; (fdo.) D'Auduar, 33°; (fdo.) Simón Bolívar; {fdo.) C. Abraham; (fdo.) Jeanne de la Salle".
                   
Por la anotación del Grado 33° en algunas firmas, la ubicación del nuevo Compañero en la Columna del Sur, la posición del Primero y Segundo Vigilante, así como por la aclamación escocista Houza, queda claro que Bolívar recibió su Segundo Grado Masónico en el recién constituido Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
              
Con un detalle adicional de mucha importancia que muy poco se menciona y bastante se disimula. A la ceremonia asistió una Masona: Jeanne de la Salle.  Su firma lo atestigua.
                  
Tampoco podemos restar importancia a la presencia en la Primera Vigilancia de Claude Antoine Thory (1759 - 1827), connotado escritor y naturista francés, que en el área Masónica publicó “Histoire de la Franc-Maçonnerie et de la Grande Loge d'Ecosse” y “Acta Latomorum, ou chronoligie de l'histoire de la franche-maçonnerie Française et ètranglere”.  Thory había sido con anterioridad miembro de la Logia “Contrato Social” que presidió varias veces como Venerable Maestra la Princesa de Lamballe, María Teresa de Saboya-Carignano (1749 –1792).
                      
De todos modos, a estas alturas del escrito conviene hacer un resumen muy rápido del ambiente político y Masónico que rodeó la ceremonia Masónica parisina de Bolívar, ya que eran días convulsionados en lo uno y en lo otro.  Y también conviene recordar que el Simón Bolívar de París del año 1805 aún no era el héroe que se había llenado de gloria en Boyacá, Carabobo, Etc., ni el visionario de la Carta de Jamaica, ni el guerrero implacable del Decreto de Guerra a Muerte en la Campaña Admirable, ni el amante apasionado de Manuelita Sáenz, ni el controvertido dictador de la Gran Colombia.
                    
Para la época, llega a Paris un joven y acaudalado oligarca americano, que derrocha en
Estudiando con Andrés Bello (Pintura de T. Salas)
Europa durante años, y a manos llenas, riquezas sin fin en compañía de la más alta sociedad bilbaína, madrileña y parisina, de cuyo seno proceden su esposa y sus amantes. Era un muchacho de 21 años de edad, con muchas ganas de vivir, que se expresaba en español, inglés y Francés, y que luego de haber tenido los mejores profesores de América, había estudiado matemáticas en la Academia de San Fernando en Madrid, y en la Escuela Militar de Soreze, al sur de Francia, complementado la carrera militar que había iniciado como cadete 8 años antes en el Batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de los valles de Aragua, Venezuela, en 1797, en el que se graduó como Subteniente al año siguiente.
                  
Ese es el joven voluntarioso que recibe el Segundo y Tercer Grado Masónico en París, en el REAA, en la prestigiosa Logia mixta San Alejandro de Escocia, del Gran Oriente de Francia.
                   
Entonces, comencemos recordando que el Supremo Consejo del Grado 33° en Francia (el segundo en el mundo), fue creado el 20 de octubre de 1804 por el Conde Auguste de Grasse-Tilly, a partir de cinco Logias que se encontraban en conflicto con el Gran Oriente de Francia: "La Perfecta Unión", "La Reunión de Extranjeros", "Los Alumnos de Minerva", "El Circulo Oriental de Philadelphia" y "San Alejandro de Escocia", que con otras siete, el 22 de octubre de ese mismo año, reunidas en el edificio de la Logia San Alejandro de Escocia constituyeron la “Gran Logia General Escocesa del Rito Antiguo y Aceptado” bajo la Gran Maestría del Príncipe Luis Bonaparte y la Diputación de Grasse-Tilly.
                           
Muy rápidamente, las dos Obediencias establecen negociaciones dirigidas a una fusión entre la Gran Logia General Escocesa del Rito Antiguo y Aceptado y el Gran Oriente de Francia. El 27 de noviembre de 1804, José Bonaparte se convirtió en Gran Maestro del Gran Oriente de Francia y Luis Bonaparte en su Primer Gran Maestro Adjunto. Mientras tanto, el dos de diciembre de ese año Napoleón se coronó a sí mismo como Emperador en la catedral de Notre Dame de París.
             
Al día siguiente de la coronación, el tres de diciembre de 1804, Delegados del Gran Oriente de Francia y de la Gran Logia General escocesa firmaron el “Acta de Unión y Concordato” de las dos Obediencias, definiendo de paso la manera en que en adelante se administraría el Rito Escocés Antiguo y Aceptado del Grado 1° al 33°, teniendo al Gran Oriente de Francia como titular de su Tradición.  En consecuencia, la Logia San Alejandro de Escocia pasó al Gran Oriente de Francia, y el Gran Oriente de Francia detentó desde entonces la titularidad de la Tradición escocista del segundo Supremo Consejo del mundo, fundado por Grasse-Tilly.

Casi un año después, es este el marco Obediencial, en que el 11 de noviembre de 1805 el joven Simón Bolívar recibió el Grado de Compañero Masón en el seno del Gran Oriente de Francia y posteriormente el de Maestro. 
                   
Bolívar de 23 años (Autor desconocido)
Cuando Bolívar regresa al nuevo mundo en 1806, la Masonería que encuentra es de estirpe anglosajona y deriva de la Gran Logia Provincial de Jamaica, nacida al amparo de la “Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra” (1751) conocida principalmente como la “de los Antiguos”, en contraposición con la “Gran Logia de Londres y Westminster” (1717) llamada “de los Modernos”.  La unión entre los “Antiguos” y los “Modernos” solo se daría el 27 de diciembre de 1813, con el nacimiento de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
                   
Es decir, que Bolívar se topa en América con una Masonería comprometida con la geopolítica del momento, pero que no había transitado por el jacobinismo, la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas.
                 

Por sau parte, lo sociedad que fundó el médico francés Luis de Rieux y el procer Antonio Nariño, con el nombre de “Arcano Sublime de la Filantropía”, así como el ofrecimiento con base en poderes franceses de De Lacroix al General Santander para organizar la Masonería en la Nueva Granada, fueron, en el mejor de los casos, un par de golondrinas que no hicieron verano, pero esa es otra historia para otro artículo.
                
                 
                        
                     
               

lunes, 14 de octubre de 2013

BOLIVAR Y LA FRANCMASONERÍA

             
Por Iván Herrera Michel
                
En Colombia es poca la literatura relacionada con la Masonería que se publica y buena parte de ella se debe a nuestro infatigable H:. Oscar Aguirre Gómez, comprometido como el que más con la investigación y la difusión de diversos aspectos de la Orden.
                 
En esta ocasión, debemos saludar la aparición de su más reciente libro “Simón Bolívar y la Francmasonería”, editado por Grafitel y Cía. S. en C., que cuenta en su portada con una hermosa reproducción del óleo “Bolívar” pintado en París por la cubana Rita Matilde de la Peñuela en 1870, así como con una abundante y rigurosa bibliografía.
                  
En realidad, la relación de Bolívar con el pensamiento Masónico y con los Masones de su época (que son dos historias distintas, y de ambas se ocupa Oscar Aguirre) ha sido fuente de vivas controversias desde hace casi 200 años. 
                  
Enviado a Europa a completar su formación, Bolívar regresará a Venezuela casado con una aristócrata que morirá en Caracas de fiebre amarilla el 22 de enero de 1803, tan solo ocho meses después del matrimonio, en un giro del destino que será determinante para el futuro del joven viudo, que entonces buscó nuevas rutas para su vida viajando de nuevo a Europa en diciembre de ese mismo año.
                 
Al parecer, se inició en una Logia Masónica en Cádiz en febrero del año 1804, y aunque Michele Varcaire en su escrito “Bolívar. El Libertador”, sostiene haberle conocido un Diploma Masónico en su viaje de regreso a América en 1806, la prueba reina e irrefutable de su membresía a una Logia la constituye el Acta de la Tenida de su Aumento de Salario al Grado de Compañero celebrada en París el 11 de noviembre de 1805, por la Logia San Alejandro de Escocia. 
                        
Oscar Aguirre se refiere este Acta, en cuyo texto la presentación de las firmas y el lugar asignado al recipiendario en el Taller, muestran con toda claridad que la ceremonia se llevó a cabo en el REAA, que es algo que no se puede afirmar de su Iniciación en Cádiz, por cuanto para el año 1804 el Conde Grace Tilly apenas estaba implementándolo en Francia, y mucho menos de su Exaltación al Grado de Maestro en Londres en la célebre Gran Reunión Americana, fundada por Francisco Miranda en 1797, sobre la cual existe una discusión aún no concluida acerca de su real naturaleza Masónica. 
                   
No obstante, en 1828, el mismo Bolívar le dice a Louis Perú De Lacroix que había recibido el
Grado de Maestro Masón en París, lo que coincide con una lista de membresía publicada por la Logia San Alejandro de Escocia en el mes de diciembre de 1805, en la que aparece su nombre entre los Maestros Masones del Taller. 
                          
En adelante, Ángel S. Parodi en su libro “Vida Masónica de Bolívar” sostiene que Bolívar solicitó y le fue negado en 1814 el Grado 18 del REAA, y la “Gaceta de Caracas” afirma que recibió el Grado 33° del REAA en Lima, al finalizar la campaña del sur, de manos de Antonio Valero de Bernabé, miembro de la Logia Fraternidad Bogotana N° 1.  Pero esta afirmación es insostenible si tenemos en cuenta el que Valero solo recibió el Grado 33° del REAA en el año 1843, y no podía, por elementales razones, trasmitirlo 20 años antes. 
                     
Igualmente, existe la hipótesis de que Bolívar nunca recibió el Grado 33° por encontrarse en Trujillo, Perú, el 21 de abril de 1824 cuando Joseph Cerneau viajó a Caracas, procedente de Nueva York, para otorgar el Grado 33° a setenta y siete distinguidos ciudadanos, en su mayoría que se hubieran distinguido en las luchas independentistas, once Grados 32°, ocho Grados 30° y treinta y tres Grados variados.  Para un total de ciento veintinueve Masones, con quienes se instalaron el 24 de junio de ese mismo año el primer Supremo Consejo del REAA de Venezuela y la primera Gran Logia de Venezuela con el nombre de “Gran Logia de Colombia”, con Carta Patente de la Gran Logia de Maryland.  
                         
Para tal efecto, Cerneau arribó y actuó con plenos poderes otorgados por el Supremo Consejo de Nueva York, que fundado en 1813 se fusionó con el Supremo Consejo de Boston en 1867, para instaurar el Supremo Consejo para la Jurisdicción Norte de los Estados Unidos que desde entonces tiene su sede principal en Lexington, Massachusetts.
                     
De todos modos, en Nueva York existe un museo Masónico que muestra un Mandil y un Collarín del Grado 32° supuestamente pertenecientes a Bolívar, y esto deja planteada la posibilidad de que a Bolívar lo que se le aprobó fue el Grado 32° del REAA, sobre el que tampoco existe indicio de que lo haya efectivamente recibido. Es posible que Cerneau, al no haber podido conceder el Grado 32° a Bolívar se haya devuelto con esas decoraciones escocistas a Nueva York y allí se le haya dado una importancia acorde con la trascendencia histórica de su destinatario inicial.  De ser autentico el Mandil y el Collarín, para los historiadores queda abierta la cuestión de que porque se le aprobó el Grado 32° y no el 33°.
                       
Sin embargo, la anécdota sirvió para que algunos autores afirmaran con base en una generosa y admirada tradición que El Libertador ostentó el Grado 33°.  La verdad, es que no existe evidencia conocida de que Bolívar haya ascendido en la escala Masónica más allá del Grado de Maestro Masón, sin perjuicio de la influencia que la doctrina Masónica haya podido tener en el contenido de la Carta de Jamaica, el Manifiesto de Cartagena, el Discurso de Angostura, y en su copiosa correspondencia.   Tampoco se conoce evidencia de que haya sido en América un Masón logialmente activo.
                      
Oscar Aguirre en su obra “Simón Bolívar y la Francmasonería”, se refiere con erudición a muchos otros aspectos, entre los que podríamos resaltar la mirada estrictamente Masónica que propone sobre la coincidencia entre el pensamiento Masónico en boga y el de Bolívar, los hechos que rodearon el arresto de Francisco Miranda en Puerto Cabello en julio de 1812, el día en que Bolívar compartió “habitación y techo” con Morillo en Santa Ana el 27 de noviembre de 1820 y el encuentro con el General San Martín en Guayaquil el 26 y 27 de julio de 1822. 
                     
Asimismo, resulta imperdible el capítulo dedicado al Bolívar íntimo que “bastante fastidiado” se rebela a su edecán De Lacroix, del 2 de mayo al 26 de junio de 1828, en el célebre “Diario de Bucaramanga”, que compara con las reflexiones finales de las “Memorias de Napoleón en Santa Elena”, reproducidas por el secretario de Bonaparte, Emmanuel de las Cases, desde su abdicación hasta finales de 1816, cuando el autor fue expulsado de la isla de Santa Elena por las autoridades británicas.
                     
Y tiene por que, con qué y cómo hacerlo Oscar Aguirre, puesto que además de Masón y escritor, ha sido Presidente de la Sociedad Bolivariana de Santa Rosa de Cabal (1997 – 98), fundador y director de la Gaceta Bolivariana (2000 - ), miembro fundador y primer Presidente de Sociedad Bolivariana de Pereira (2000 – 2003), y en especial, publicó en el año 2009 el ensayo “Entorno a Bolívar”, y tiene inéditos los textos “Manuela Sáenz, Caballeresa del Sol” y “Flora Tristán, Hija de Bolívar”.
                        

El libro se puede adquirir escribiendo a su autor al correo: oscar.aguirre.2007@hotmail.com