Hace unos días
conversábamos con un Masón estudioso acerca de los eventos que la Gran Logia
Unida de Inglaterra (GLUI) ha organizado para celebrar los trescientos años de la
primera Gran Logia del mundo y los 50 años en el cargo del actual Gran Maestro,
que terminan con una reunión internacional en el Royal Albert Hall de
Londres el 31 de octubre de 2017.
La conversación derivó
hacia los problemas actuales de la GLUI bajo la batuta de un Gran Maestro que cumplió
el 14 de junio de 2017 medio siglo de su posesión cuestionado dentro de la
Orden por sus deficientes resultados, y por fuera de ella por sus no muy buenas
costumbres.
De hecho, el Duque de
Kent es un miembro de la realeza poco apreciado en Inglaterra al que se le
apoda “el príncipe pobre” porque
siempre anda metido en problemas económicos.
ESCÁNDALOS
PÚBLICOS
Duque de Kent |
El primer escándalo
económico del Duque estalló en la prensa en el año 2002, cuando se hizo público
que estaba pagando un alquiler de menos de 320 Libras Esterlinas mensuales por
su apartamento en el palacio de Kensington, un privilegio a costa de los
contribuyentes. Su prima, la Reina Isabel II, acudió en su ayuda y desembolsó
de su propio peculio a lo largo de los siguientes siete años las 120.000 Libras
Esterlinas mensuales que cuesta realmente el alquiler. A partir del año 2010 el
Duque de Kent fue obligado a pagar el canon de su propio bolsillo y para tal efecto
vendió una casa de campo en 2006 por cerca de cinco millones seiscientos mil
Libras Esterlinas.
Posteriormente explotó
otro escándalo público de aún mayor trascendencia en el año 2012 cuando el
diario The Sunday Times informó que el
Duque de Kent recibió “por lo menos”
320.000 Libras Esterlinas de Boris Berezovski. Los pagos se realizaron en 56
entregas de entre 5.000 y 15.000 libras, desde 2002 hasta 2008, canalizados a
través de empresas offshore con sede en Gibraltar, que es un paraíso fiscal, a
nombre del secretario privado del Duque.
No era para menos. En 1996 la revista Forbes publicó un artículo con el
título “¿El padrino del Kremlin?”,
escrito por el periodista ruso-americano Paul Klebnikov, en el que presentaba a
Berezovski como un jefe mafioso que ordenaba asesinar a sus adversarios, que
sirvió de base a un libro con el mismo nombre. Klebnikov fue asesinado en 2004.
En el año 2007 un tribunal de
Moscú encontró a Berezovski responsable de desfalco por 9 millones de dólares a
la aerolínea Aeroflot, por lo que fue condenado a devolverlos y a pagar seis
años de cárcel. En Rusia también se le había acusado de estar vinculado con la
muerte de varios adversarios de Putin, entre ellos Alexander Litvinenko,
desertor del Servicio Federal de Seguridad, y la periodista Anna Politkóvskaya.
Además, se le expidieron ordenes de captura en Rusia y Brasil por fraude,
desfalco y lavado de dinero.
Berezovski fue
investigado por las autoridades financieras suizas desde 1999 por blanqueo de
dinero y pertenencia a una organización criminal. En 2003 la Bundesanwaltschaft
inició una querella criminal en su contra por blanqueo de dinero a través de
las empresas suizas Ovaco AG, situada en la Monbijoustrasse en Berna, y Años SA
en el World Trade Center de Lausana. Finalmente, Boris Berezovski falleció en
el año 2013 en Londres. Aparentemente se suicidó ahorcándose.
De allí que los pagos de
Berezovski a un miembro de la
realeza británica mediante empresas de un tercero ubicadas en un paraíso
fiscal, generaran tantas sospechas sobre la honestidad del Duque de Kent.
LA
GRAN MAESTRÍA DEL DUQUE DE KENT
Posesionado como Gran
Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra a los 24 años de edad, el Duque de
Kent es quien más tiempo ha estado al frente de la GLUI desde que fue
constituida el 27 de diciembre de 1813, y su legado a los 50 años de ejercicio el
más pobre. El Gran Maestro que le sigue en permanencia en el cargo fue el
Príncipe Arthur, Duque de Connaught y Strathearn, quien ejerció el cargo de 1901
a 1939 y dejó una GLUI mucho mejor posesionada en el establecimiento británico.
Durante los 50 años de
Gran Maestría del Duque de Kent, la GLUI se alejó de ser una institución fundamental
para la construcción y cohesión del Imperio Británico y de funcionar, en
palabras de Jessica Harland – Jacobs, como “constructora
de imperio”. Y el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra en 1987
sostuvo oficialmente que era incompatible con la Masonería. De todos modos, su
actual primado desde marzo de 2013, el arzobispo de Canterbury Justin Welby ha
guardado silencio cuando se le ha preguntado al respecto, y permitió en el mes
de febrero de 2017 una ceremonia Masónica en la Catedral anglicana previo el pago
de 300.000 Libras Esterlinas.
Lawrence Roger Lumley, 11° Conde de Scarbrough |
Cuando Lawrence Roger
Lumley, 11° Conde de Scarbrough, entregó la Gran Maestría a los 71 años de edad
al joven Duque de Kent el 14 de junio de 1967, la GLUI contaba con 900.000
miembros activos según los registros que para la fecha brindaba el libro “List Of Lodge”. Hoy según datos
oficiales sus efectivos apenas llegan a 200.000. Es decir, menos de una cuarta
parte.
Para la misma fecha, la GLUI
contaba con unas 9.000 Logias, y hoy posee 6.800. Según datos de la Quatur
Coronati la disminución promedio sostenida es del 4%. El tiempo medio de
permanencia de Masones en la GLUI pasó de 20 años a 5 años. Desde el año 2000
alrededor de 700 Logias han abatido Columnas. Y con ironía se afirma en los pasillos
que algunas Logias “parecen la antesala
de Dios”. La tendencia a la baja no disminuye.
Bajo la Gran Maestría del
Duque de Kent, la GLUI en el campo internacional ha mantenido su política de
fomento de la discriminación contra la mujer y se ha enrocado en su espíritu
vaticanista y cismático. La terquedad en este sentido frente al crecimiento de
la Masonería femenina y mixta ejerce una considerable presión interna. Paralelamente,
con la caída de la Cortina de Hierro la GLUI se dio a la tarea de dividir
sistemáticamente la Masonería que iba surgiendo en los países de Europa
oriental en donde había sido prohibida. Y parece no notar que en el grupo de
Grandes Logias “reconocidas” la
membresía se reduce significativamente por deserción, baja en las Iniciaciones
y por los cismas que sufre por Masones que desean practicar una Masonería más
soberana.
COLOFÓN
Un Masón de la Gran Logia
de España me escribió hace un par de años que el liderazgo del Gran Maestro de
la GLUI es a la colectividad Masónica mundial, como el del presidente de
Estados Unidos para el mundo.
No deja de tener razón. La
verdad es que nada de lo anterior pasaría de ser un asunto interno del GLUI y
de su comunidad de Grandes Logias subordinadas, si no fuera porque los alcances
de sus decisiones afectan el conjunto general de la Masonería, uniéndola,
dividiéndola, haciéndola inclusoria o discriminadora. Lo que invariablemente
repercute en el imaginario general interno y externo de la Orden.
Por lo tanto, y tal como
sucede con Donald Trump en USA, frente a un líder internacional de sus alcances
uno esperaría que tuviera mejores cartas de presentación, un gobierno más
eficiente y que fuera más libre y de buenas costumbres.