Por
Iván Herrera Michel
Ponencia
presentada el 29 de Septiembre de 2018 (E:. V:.), en la Asamblea extraordinaria
de la Orden Francmasónica Universal celebrada en Pomptom Planes, New Jersey,
USA, siendo anfitrionas la Gran Logia de Habla Hispana en los Estados Unidos de
América, la Omega Grand Lodge of New York y la Grande Loge Haitienne de Saint
Jean Des Orient D'Ultramer of New York.
(Saludos
protocolarios y fraternales)
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Louis Daly, Nadja Gordon y Gloria Sabido
Grandes Maestros Anfitriones
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Mis
Queridas Hermanas. Mis Queridos Hermanos.
Ante
todo, gracias por aceptar que comparta con ustedes en New Jersey unas
cuantas reflexiones sobre lo Masónico, y, sobre todo, por haberme permitido conocer
unas ponencias tan magnificas como las que he escuchado hoy.
Hablemos
de como hace pedagogía de lo suyo, la Masonería.
Para
mí, lo Masónico es muy sencillo, es íntimo, es bastante útil y es profundamente
moral.
En
lo básico, común y simbólico, se trata de una metáfora creativa de la
construcción de sí mismo y de nuestras sociedades utilizando progresivamente
las herramientas de la albañilería, de acuerdo con los niveles organizacionales
de este oficio.
A
lo que añadimos una teatralidad sobre un asesinato legendario por parte de un pequeño grupo de hipócritas motivados por la ignorancia y la
ambición. Paro lo cual, la pedagogía que utiliza la Masonería se vale de un
juego de roles, mediante el cual se hace actuar al futuro Maestro en un guion
que sigue este sicodrama.
En
lo público y visible, la metodología Masónica propone un perfeccionamiento
moral, individual y social de la persona, con una implicación humanista que
debe proyectarse a la sociedad en general, a nuestros espacios profesionales,
laborales, familiares...
En
este sentido, somos Maestros y pedagogos del nuevo tipo de ciudadanía y de
sociedad que anhelamos.
En
lo íntimo y personal, la pedagogía Masónica nos orienta a un conocimiento
profundo de nuestra realidad interior en tanto seres trascendentes, para
estimular el nacimiento de una persona nueva. Nos guía hacia un antes y un
después.
Es decir, que la pedagogía Masónica
implica una labor de doble vía.
Por un lado, una de Introspección o de mirada
hacia el interior de nosotros mismos, y por el otro, una mirada prospectiva que
es, como lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
una “exploración de posibilidades futuras
basada en indicios presentes”.
Estas
dos clases de pedagogía (exotéricas, con X y esotéricas con S), mezcla de
teatro y filosofía, componen la que utilizan las Logias con una clara intención
Iniciática. Es decir, como una experiencia decisiva de transito que inicia progresivamente,
Grado tras Grado, un nuevo orden de sensibilidades. Para ello, la Orden recurre
a unos rituales, a unas ceremonias, a unos símbolos y a unas alegorías.
Ejercicios
Masónicos que, en honor a la verdad, puede seguir cualquier persona, sin
importar su sexo, su orientación sexual, el color de su piel, si posee una
ideología de derecha o de izquierda, si profesa una religión o ninguna, si
ejerce una profesión o un oficio, si tiene mucho, poco o ningún bien material, si
es un veinteañero o un octogenario, o si es un atleta o un minusválido
funcional, por ejemplo.
Ya
que la práctica de pasar de una oscuridad a una claridad no es monopolizable y
la herencia de la tradición Masónica es un patrimonio inmaterial e intangible
de la humanidad.
Que
una Logia abra o cierre el pórtico de su templo con base en prejuicios o discriminaciones, no ha sido nunca una buena política en el camino de construir
una humanidad con más libertad, con más igualdad y con más fraternidad que las
que nos tocó en suerte. Ni en el de hacer énfasis en los intereses compartidos
de la humanidad para un mundo más pacífico, más saludable y, más respetuoso de
la diferencia.
Un
punto importante de partida, para abordar el tema de la pedagogía Masónica es
el reconocimiento del hecho incontrovertible de su aproximación al conocimiento ético, científico y sociológico sigue manteniendo
validez. La libertad de pensamiento, la ética incluyente y el respeto por la
diversidad de las concepciones y las posturas ajenas es un requisito mínimo de
socialización en un mundo globalizado que, contando con un crecimiento
poblacional desbordado y procesos migratorios dinámicos, juntan modelos
culturales diversos en una misma sociedad.
Como
dice René Hubert en su “Historia de la
Pedagogía”: “El problema de la
educación es el problema del destino del hombre”.
Es
natural que el contar con un pensamiento libre y con unas buenas costumbres,
como atributo de la personalidad, sea el distintivo de las personas que
ingresen a la Masonería.
No
obstante, aunque este sello de carácter debe acompañar la aceptación y la
permanencia en las Logias, no debe ser tomado, en sí mismo, como un objetivo
general de la Orden. Es tan solo, la necesaria plataforma sobre la que habrá de
levantarse el edificio de la construcción personal y grupal.
Cualquiera
que sea la ocupación del nuevo Masón – abogado, arquitecto, pintor,
comerciante, médico, músico, pastor, peluquero, ingeniero, filósofo, rentista
de capital, astronauta, contador, militar, industrial, piloto, cura,
periodista, etc. –, en el Taller Masónico debe tener la posibilidad de
acrecentar su formación personal y académica con otra adicional de corte
humanista que permita potenciar la propagación de aptitudes útiles en la
conformación de una sociedad más justa e igualitaria.
Este
es el núcleo fundamental del asunto.
No
es sencillo diseñar un programa de instrucción en la Masonería. Entre sus
miembros existen desniveles en su formación, así como diferencias culturales
originadas en las diversas procedencias geográficas de cada uno de ellos, distintas
motivaciones para pertenecer a la Orden, y cada quien ingresa con una maleta
llena con su pasado, sus valores y sus convicciones.
Algunos
Masones son estudiosos de los textos básicos y continuamente encuentran nuevos
contenidos en su redacción, otros son imprescindibles para la buena marcha del
componente social del grupo, otros llegaron a la Orden buscando un camino
esotérico, otros tienen una formación sicológica militar, otros quieren cambiar
el mundo hacia una dirección más liberal, otros quieren conciliar su formación
religiosa con los predicamentos Masónicos, otros consideran que la Orden es un
grupo de opinión, otros que es un taller de pensamiento, otros quieren hacer
obras filantrópicas, a otros les parece agradable estar entre todos los
anteriores, y así un largo etc.
Por
su parte, cuenta la Masonería entre sus normas universales, en sus tres
primeros Grados, con dos funcionarios expresamente señalados para servir de
guía en la formación de los nuevos miembros, actuando de paso como una especie
de tutores e intermediarios entre estos y las directivas de la Logia.
Para
el éxito de esta relación “tutorial”,
es ideal mantener una línea de comunicación abierta que permita la confianza de
los neófitos y la detección oportuna de problemas en su formación Masónica.
Siempre en un clima de absoluto respeto y de amplia tolerancia cuando se
presenten novedosas interpretaciones como resultado del discurso Masónico a la
luz de nuevos paradigmas del conocimiento científico y la reflexión filosófica.
Al
fin y al cabo, las respuestas institucionales de la Orden deben estar acordes
con la satisfacción de la demanda humanista de la sociedad, como eslabones de
una misma cadena progresista, y son precisamente estas nuevas lecturas las que
sirven de combustible a la evolución del pensamiento.
De
la misma manera, las ayudas audiovisuales y las consultas frecuentes a la
Internet, deben ser exigidas a los Aprendices y Compañeros en la preparación y
presentación de sus trabajos, así como también deben constituirse en
herramientas frecuentes para los Maestros Masones en la configuración de una
imagen no anacrónica de la Masonería y de sus miembros.
Es
bastante seguro que los nuevos Masones provengan de contextos académicos
universitarios en donde la educación va de la mano con los avances de la
tecnología, la Web sea reputada como la principal fuente de conocimientos, y el
descalificarlas sea símbolo de atraso. Esta última desconfianza tiene sus
orígenes esencialmente en el cambio de época que venimos atravesando.
…………………………..
Hoy practicamos la Masonería en la mejor
etapa de la humanidad. Y lo digo a pesar de que diariamente veo la cantidad de
violencia que muestran los noticieros, los periódicos y las revistas. Y también
lo digo, a pesar de que conozco más violentologos que pazologos, que me podrían
inclinar a mermar mi confianza en la humanidad.
Pero lo cierto es que, por primera vez en la
historia de la especie humana, muere en el mundo más gente por obesidad que por
hambre. Mueren más personas de vieja que por epidemias. Y los accidentes matan
más individuos que todas las clases de violencia sumadas. El pensador Yuval
Noah Arari, demostró en su libro, “21
Lecciones para el Siglo XXI” (Penguin Random House Grupo Editorial España,
30/08/2018) que en las antiguas sociedades agrícolas la humanidad causaba hasta
el 15% de las muertes. En el siglo XX, la violencia mató el 5% de las personas.
Hoy la violencia de todo tipo es responsable del 1%.
Hemos avanzado penosamente y falta mucho por
hacer. Pero creo que el mayor triunfo de la Orden Masónica es que sembró, y
ayudó a sembrar, las semillas de las ideas básicas que dejaron su huella en los
últimos tres siglos, en infinidad de grandes y pequeñas corporaciones,
tribunales, tratados, universidades, ONGs, Etc., que hoy las defienden con
ardor.
La pedagogía Masónica siempre ha funcionado
mejor cuando ha logrado contar con densidad humanista en una sociedad, y cuando
ha luchado por los derechos de las personas, de los colectivos y de los
pueblos.
Los Masones latinoamericanos tenemos la
obligación de hacer pedagogía en nuestras sociedades, en la común tarea de
construir un mundo mejor.
Tenemos obligaciones pedagógicas, frente a la
violencia contra las mujeres, sus menores salarios frente a igual trabajo que
el hombre y la negación del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
Tenemos obligaciones pedagógicas, para
fortalecer los valores y los derechos de las diferentes formas de familias, sean
heterosexuales u homosexuales, propiciando un relacionamiento incluyente e
igualitario.
Practicando y enseñando a nuestros hijos que
no se debe agraviar ni desconocer el derecho a la igualdad del que ama
diferente.
Tenemos obligaciones pedagógicas, frente a
las migraciones de todos nuestros países, sin excepción, que, desde la década
de los 60s del siglo pasado, se dirigen a Europa, Australia y Estados Unidos,
huyendo de las dictaduras militares, la violencia y la pobreza, o buscando
mejores horizontes para sus hijos.
Tenemos obligaciones pedagógicas, frente a la
migración de venezolanos y nicaragüenses, huyendo de las dificultades económicas
de sus naciones, a quienes debemos recibir sin discriminaciones, creando
oportunidades de integración social con apego a una sólida línea humanista y un
indeclinable respeto a sus derechos fundamentales al asilo, a la vida, a la
salud, al trabajo, a la igualdad, al buen nombre, a la honra, a la intimidad,
al libre desarrollo de su personalidad, a no ser objeto de esclavitud,
servidumbre ni trata de seres humanos, a la libertad de culto y de expresión, a
la paz, a presentar peticiones a las autoridades, a circular libremente por
nuestros países, a un debido proceso con las garantías necesarias para ejercer
su defensa, a la libertad y a reunirse y asociarse.
Tenemos obligaciones pedagógicas, frente a
los discursos populistas de derecha y de izquierda que promueven totalitarismos,
odios y miedos.
Tenemos obligaciones pedagógicas para no
convertir la Masonería en una cuestión exótica, trivial y etérea, que solo
exista en nuestra imaginación, soportada por creencias extrañas y
pseudociencias.
Y, sobre todo, tenemos obligaciones
pedagógicas para conservarla como algo que propicia que quienes accedemos a
ella no nos mitifiquemos a nosotros mismos.
Para que comprendamos que la violencia verbal
y los discursos de odio, como el bumerang, siempre vuelven a quien lo lanza.
Para que no seamos insensibles al dolor que podemos
ocasionar.
Para concebir las relaciones sociales en un
marco abierto y cooperativo.
Y para que la historia no nos recuerde como
la generación Masónica de los Masones indiferentes.
Muchas Gracias.
New Jersey, USA.
Sept. 29 de 2018 (E:. V:.)