Quiero comenzar
diciéndoles que me siento muy a gusto en el Or:. de Bucaramanga, hablando sobre
uno de los conceptos que más incoherencia muestra entre nuestras Planchas en
las Tenidas y revistas y nuestra conducta cotidiana, en el marco de las
celebraciones del
septuagésimo (70)
aniversario de la Resp:. Logia Hombres Libres No. 2. Un
Taller que es más antiguo que su Gran Logia y que ha regalado sus luces durante la mayor parte de
los 112 años de existencia continua de la Masonería santandereana, primero
jurisdiccionada al Gran Oriente y Supremo Consejo Neogranadino (hoy Supremo
Consejo del Grado 33ª para Colombia), luego a la Gran Logia Nacional de
Colombia, con sede en el Or:. de Barranquilla, y hasta 1972 a la Gran Logia de
Colombia, con sede en el Or:. de Bogotá.
En lo personal, y a raíz del cisma de los 80s en la
Masonería colombiana, aún recuerdo, como si fuera ayer, la Carta Patente de la
Respetable Logia Renovación N° 1-12, en 1989, en una de las paredes del Templo
de la Muy Resp:. Gran Logia del Norte de Colombia, con sede en Barranquilla, en
donde estaba jurisdiccionada, así como la militancia muy entusiasta en la
Masonería liberal de la Respetable Logia Santander y Omaña No. 15-1 en la Gran
Logia Central de Colombia, a donde pertenece nuestra Q:. H:. Maestra Masona, Margarita
Rojas Blanco, con sede en el Or:. de Bogotá.
Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo los puentes
de la Orden, muchas ofensas y descalificaciones nos hemos proferido, y la única
y triste realidad es que no hemos podido encontrar la senda de la unión de la
Masonería nacional para elaborar un proyecto común en medio de nuestras
diferencias de estilo, ni nos aceptarnos institucionalmente como somos, aunque
nos llamemos con orgullo librepensadores. Cuarenta años de división fratricida,
en una Masonería sensiblemente disminuida, me han convencido de que la bandera Masónica
más defendida que hemos tenido en Colombia muestra que solo aceptamos a los
otros si se convierten en lo que nosotros somos.
Y digo que estoy muy a gusto, porque, de hecho, la
Confederación Interamericana de Masonería Simbólica – CIMAS – (Que es el
equivalente en la Masonería liberal a la Confederación Masónica Interamericana -
C. M. I. – del sector de la Masonería masculina), ha señalado desde hace ya
muchos años el día 20 de septiembre como el día de la “Libertad de
Pensamiento”, y desde entonces sus directivos vienen invitando a que
dediquemos unos momentos a meditar sobre lo que esto significa.
Saludo igualmente, a los conferencistas de ayer y hoy,
agradeciéndoles sus luces, y en especial a mi Q:. H:. colombo árabe Farid Numa,
a quien expreso mi mayor solidaridad frente al genocidio que está sufriendo el
pueblo palestino por parte de Israel, así como en la persona de nuestra Q:. H:.
Maestra Masona Margarita Rojas Blanco, el ejemplo superior de tolerancia y
aceptación de la diferencia que nos está dando al haber aceptado una invitación
proveniente de una Gran Logia en donde está prohibido que se le reconozca
oficialmente como Masona.
Al respecto del libre pensamiento, hay dos frases que
rondan mi mente desde que cursaba estudios en la facultad de Derecho de la
Universidad Libre de Colombia, y que no sé por qué razón siempre relaciono con
el método constructivo a que nos apremia la Masonería.
Cuando he sido invitado a hablar sobre la Masonería a
estudiantes universitarios, suelo decirles que, si en esta frase cambian la
expresión “Universidad libre” por “Logia”, pueden hacerse una
idea cercana de lo que se trata en teoría la Orden Masónica. Hagamos el
ejercicio: “la
Logia no debe ser un foco de sectarismo, ni una fuente perturbadora de la
conciencia individual, sino una amplísima aula en donde se agiten y debatan con
entera libertad todos los principios filosóficos y avances científicos
aceptados por la más moderna civilización”.
La otra frase que recuerdo con frecuencia es del
también Masón Manuel Azaña, político, escritor, presidente del gobierno de
España (1931-1933, 1936) y de la Segunda República Española (1936-1939), quien
sostuvo que “la libertad no hace felices a las personas, las hace
sencillamente personas”. Y ya en la Orden, caigo en cuenta que pocos o
ningún libro sobre libre pensamiento recomiendan en las Logias en la formación
de un Masón.
Todos sabemos que la libertad es algo muy valorado por
los Masones, y en mi concepto, la de pensamiento es fundamental para la puesta
en marcha de las otras libertades a las que nos convoca la Orden. No obstante,
posee el riesgo de que nuestros pensamientos estén limitados por las opciones
que nos dejan los controles sociales, las presiones mediáticas y las
identidades colectivas. Por eso vemos, por ejemplo, pobres de derecha y ricos
de izquierda, con buenos niveles de educación. En eso se equivocó Carlos Marx
cuando dijo que las condiciones materiales determinan la ideología frente a los
intereses de clases.
O, para traer a cuento otra ausencia de libre
pensamiento en nuestras Logias, podemos fijarnos en esos QQ:. HH:. que todavía
quieren discutir si las mujeres pueden ser o no Masonas. Frente a esto siempre
recuerdo las palabras de la Q:. H:. María Desraime cuando contesto a la misma
inquietud hace más de un siglo que “la inferioridad de las mujeres no es un
hecho de la naturaleza, ni la inferioridad legal no está basada en ninguna ley
natural, sino que resultan de la intervención masculina”. Creo que está de
más recordar que nuestra Q:. H:. María Desraime fue la Cofundadora de una
Obediencia Masónica mixta en 1893 (más de dos décadas antes que la masculina
más antigua de Colombia) y una membresía que representa una cantidad más de 10
veces superior a la de nuestro país, sumando peras y manzanas.
Sin embargo, si queremos hacer las cosas
responsablemente, la libertad de pensamiento es imprescindible para la
identificación de las aristas que debamos desbastar en la ardua labor de pulido
de nuestra propia Piedra Bruta, dirigida a elaborar y aconsejar un proyecto de
vida personal y social con sentido autónomo. De tal manera, que la Masonería no
es un fenómeno normativo, sino un método que cuenta con una caja de
herramientas para aprender a pensar libremente. El Masón homosexual Federico García
Lorca dijo en una ocasión que en la bandera de la libertad había bordado el
amor más grande de su vida. Dicho esto, espero que el librepensamiento de mis
Hermanos presentes no tenga inconveniente cuando cito a uno de tantos
homosexuales que son orgullo de la Masonería.
La Orden Masónica, al igual que la sociedad, está
pasando por una de esas terribles pandemias que desde la antigüedad la ha
acompañado, y que tanto se ha descrito desde las investigaciones
antropológicas, históricas y la literatura universal. No me refiero a la del COVID
– 19 (ya de esa quedan pocos rezagos) sino a la de la plaga de los activistas
de la desinformación en las redes sociales. Por ejemplo: dice con frecuencia mi
Q:. H:. Margarita Rojas Blanco que a los Masones nos gusta mucho el mito, y
debe ser por eso que todavía andamos diciendo desde los años 50s del siglo
pasado que el General Francisco de Paula Santander fue Masón cuando no ha
habido forma de sostener la hipótesis historiográficamente ni existe fuente
alguna primaria, directa o indirecta, que lo sostenga.
Dicen que la humanidad ya no será la misma. Y lo dicen
pensadores muy acreditados, que en mi opinión han caído en la tentación de alejarse
del libre pensamiento al pasarse del bando de los historiadores y filósofos al
de los profetas anunciando la llegada de mundos bienaventurados o
apocalípticos.
Tengo la seguridad de que el gran aliado de la
modernidad líquida, en la que estamos inmersos en palabras de Zygmunt Bauman, es
el teléfono celular. Es un instrumento extraordinario y único que está en las
manos de todos, jóvenes y viejos, y un muy vigoroso objetante de los grandes
relatos oficiales y las imprecisiones con que se encausaba a la sociedad y a la
Masonería hasta hace muy poco. La potencialidad de lo que coloca al alcance
general va increíblemente acelerada y desde ya vemos como en las Logias en
medio de las Tenidas alguien consulta, en tiempo real, la veracidad de un dato
de la Plancha que está siendo leída.
La Masonería no es la excepción al mundo que vivimos
diariamente. Hoy es imposible decirle a un recién Iniciado que la Masonería no
admite ateos, homosexuales, transexuales, mujeres, negros, cojos, ancianos,
Etc. Lo más que se le puede decir, es que hay Grandes Logias y Grandes Orientes
que si admiten a todas estas personas, y que hay algunas en donde está
prohibido que entren algunas de ellas. Yo recomiendo siempre advertírselo
previamente, para evitar que pierda su tiempo y su dinero y nos haga perder nuestro
tiempo también. Igualmente, es bueno decirles que no somos muy libre pensadores
que digamos y que de vez en cuando encontrará entre nosotros alguna que otra caverna
dogmática muy orgullosa de serlo.
La Masonería hoy se enfrenta a la disminución
sostenida de su membresía. La masculina de blancos en Estados Unidos, según
datos oficiales, viene perdiendo un promedio de 40.000 miembros al año y ya
desde el año 2019 bajó el guarismo a menos de un millón por primera vez desde
hace 150 años luego de contar con unos 5 millones en 1960. Eso ha creado
problemas económicos mayúsculos, la venta de sus Grandes Templos o su
transformación total o parcial en locales comerciales para poder solventar los
costos operacionales. De seguir así, es fácil deducir que en unos 25 años
desaparecería.
Pero no es un caso único, aunque sea paradigmático. En
muchos países sucede igual. Ni siquiera Inglaterra es la excepción de esta
caída drástica de la membresía, sumada al aumento de la edad promedio de los
Masones y la disminución en el tiempo de permanencia en la Orden de los nuevos
Iniciados.
Enfrentamos riesgos reales, y la solución en mi
parecer no pasa por cambiar nuestros rituales, crear nuevos ritos ni variar el
método Iniciático que hemos heredado. Son maravillosos, y estoy seguro de que,
si no fuera por culpa de lo que muchas veces vemos en los Masones, la Masonería
estaría llevando sus luces a los adultos jóvenes con mayor éxito. Me refiero a
las personas menores de 44 años.
Los Milennials son a quienes deberíamos estar
preparando para que asuman las riendas de la Orden. No existe otra generación
posible para hacerlo. Es la siguiente. Ellos hoy tienen el mayor nivel de
escolaridad que ha tenido una generación en toda la historia, están sacando
adelante una familia y desean ser reconocidos socialmente como personas de bien
y causar un impacto en la sociedad. Los Masones diríamos: que son mayores de
edad, y personas libres y de buenas costumbres.
La Masonería es un cuerpo de alegorías, mitos y
simbolismos, que constituyen una propuesta constructiva para que cada
sensibilidad escoja una posible vida para sí mismo. Eso es libre pensamiento
puro y duro.
Voy a referirles una anécdota que viví con un alumno
de la universidad. Cierto día me llamó para contarme que había aplicado a una
Logia a través de un colega profesional. Me alegró la noticia, porque es muy
buena persona, y quedó en que cuando le contestaran me comunicaba la fecha de
su Iniciación. Pasó el tiempo y me lo encontré casualmente. Me dijo cosas que
me hicieron pensar. Me relató que efectivamente le habían comunicado su
aceptación en la Logia y que estaban a la espera de fijar una fecha para la Iniciación.
En el camino, sucedió que su padrino cumplió años y en el agasajo tuvo la
oportunidad de conocer un grupo de Masones y oír sus opiniones, moralismos y
sentencias sobre diversos tópicos profanos. Su conclusión fue que “había
pasado el examen de los Masones, pero que los Masones no habían pasado su
examen”. Entonces decidió no Iniciarse.
Para los Milennials su libertad, su individualidad y
su crecimiento personal no son negociables, y el relevo generacional en todas
las áreas de la sociedad se está produciendo en este momento. Ellos están
familiarizados con los videos tutoriales, los libros virtuales, las plataformas
de aprendizaje remoto y las salas de encuentro virtuales. Y si realmente no
mostramos un libre pensar en nuestra cotidianidad no van a sentirse interesados
en ingresar.
Pero, honestamente, mis QQ:. HH:., ¿Estamos preparados
para aceptar lo que viene? ¿O ya le declaramos la guerra a la generación que
viene?
En honor a la verdad, cada sector de la Masonería
tiene su propia realidad y cantidad de resistencia o resiliencia frente al
fluir del tiempo y las circunstancias. Y de allí surgen sus respuestas. Sean
desde el libre pensamiento o desde la dogmatización de sus convicciones. Por
ejemplo, se puede observar en África, Europa y las Américas una clara tendencia
de la Orden hacia el fortalecimiento de confederaciones regionales de Grandes
Logias que se han ido alejando del masonismo masculino. ¿Podemos abrir con libertad
de pensamiento el debate institucionalmente en nuestras Grandes Logias?
Un punto importante de partida, para abordar el tema
de la educación de un Masón es el reconocimiento del hecho incontrovertible de
que el método Masónico de aproximación al conocimiento ético, científico y
sociológico sigue manteniendo validez. La libertad de pensamiento, la ética
incluyente y el respeto por la diversidad de las concepciones y las posturas
ajenas es un requisito mínimo de socialización en un mundo globalizado que,
contando con un crecimiento poblacional desbordado y procesos migratorios dinámicos,
juntan modelos culturales diversos en unas mismas metrópolis.
En desarrollo de lo anterior, más que grandes reformas
internas lo que las Grandes Logias fugadas a burbujas ideológicas o metafísicas
requieren es un cambio de actitud frente al trabajo Masónico, para dar paso a
nuevas visiones y modelos instructivos capaces de hacer germinar un pensamiento
libre, universalista, y creativo, así como valores y actitudes fácilmente
reconocibles. Como dice René Hubert en su libro “Historia de la Pedagogía”:
“El problema de la educación, es el problema del destino del hombre”. Y
esto, se puede lograr perfectamente desde el esoterismo Masónico sin necesidad
de apelar a esoterismos ajenos o el importar creencias.
Es natural que el contar con un pensamiento libre y
con unas buenas costumbres, como atributo de la personalidad, sea el distintivo
de las personas que ingresen a la Masonería. Pero, aunque este sello del
carácter debe acompañar la permanencia en las Logias, no debe ser tomado, en sí
mismo, como un objetivo general de la Orden. Es tan solo, la necesaria
plataforma ética e ideológica sobre la que habrá de levantarse el edificio de
la construcción personal, grupal y social de los Masones.
Cualquiera que sea la ocupación del nuevo Masón –
abogado, arquitecto, pintor, comerciante, médico, músico, pastor cristiano,
ingeniero, filósofo, rentista de capital, astronauta, contador, militar,
industrial, piloto, sacerdote, periodista, etc. –, en el Taller Masónico debe
tener la posibilidad de acrecentar su formación personal y académica con otra
adicional de corte humanista que permita potenciar la propagación de aptitudes
útiles en la conformación de una mejor sociedad y una mejor versión de sí mismo
diseñada autónomamente. Este es el núcleo fundamental del asunto, y sin
practicar un libre examen es imposible mejorar algo, sea Masónico o profano.
No es fácil diseñar un programa de instrucción en la
Masonería. Entre sus miembros existen desniveles en su formación, así como
diferencias culturales originadas en las diversas procedencias geográficas e
ideológicas de cada uno de ellos, además de distintas motivaciones para
pertenecer a la Orden.
Algunos Masones son estudiosos de los textos básicos y
continuamente encuentran nuevos contenidos en su redacción, otros son
imprescindibles para la buena marcha del componente fraternal del grupo, otros
llegaron a la Orden buscando un camino metafísico o una religión interna, otros
quieren cambiar el mundo hacia una dirección más liberal, otros quieren
conciliar su formación religiosa con los predicamentos Masónicos, otros
consideran que la Orden es un grupo de opinión, otros que es un taller de
pensamiento, a otros les parece divertido estar entre todos los otros
anteriores, y así un largo etc. Y a mí, por ejemplo, no me alcanza el asombro
para masticar y digerir que una Logia de la Gran Logia de los Andes haya
invitado para hoy a un Masón de una Logia Mixta, como yo, y a una Maestra Masona
como nuestra Q:. H:. Margarita Rojas Blanco. Para ustedes, mi mayor admiración.
Hoy por hoy, los grandes temas de la Modernidad se
encuentran en crisis frente a una nueva concepción de la manera ética de
relacionarse las personas en sociedad que se ha dado en llamar postmodernidad.
Lo de hoy es lo incluyente, lo multicultural, lo multiético, y la revisión de
los paradigmas.
Frente a la correlación histórica del pensamiento
Masónico con la atemporalidad y la trascendencia, la Orden cuenta con una
destreza que le permitiría sobrevivir como algo muy actual, y es el hecho de
que desde las Constituciones de Anderson de 1723 se define expresamente como un
“punto de encuentro de aquellos que de otra forma no se hubieran conocido”
y el de servir para “unir lo que está disperso”.
En este contexto, los Masones se equivocan si no
asumen una actitud coherente frente a un aspirante que viene con información
real de lo que le espera al momento de ingresar a la Orden y del emplazamiento
del grupo Masónico al que aspira pertenecer en el contexto general de la Orden.
Voy a contarles una anécdota de la que fui testigo. En
una Iniciación de un joven profesional que tiene un post grado universitario,
cuando le preguntaron de que parte del cuerpo quería que le extrajeran la
sangre contestó que no aceptaba que le tocaran su cuerpo. El Venerable Maestro
sorteó como pudo la situación, pero cuando en su momento el recipiendario no
aceptó que le impusieran un sello en su pecho aduciendo que tampoco aceptaba
que lo marcaran, tocó decretar un receso para que el Experto le explicara con
mucho tacto en Pasos Perdidos que todo era simbólico y no real. Imagínense, si
no consentía en esas cosas, menos iba a aceptar la pena del Signo del Orden al
momento de prestar su juramento. En realidad, están entrando con los ojos mucho
más abiertos de lo que lo hacíamos nosotros y no tragan entero.
Los alcances de contar con una mayor información
Masónica inicial no afectan solamente a la credibilidad de las decisiones
institucionales, sino además al impacto que en el Aprendiz puede producir el
contacto con nichos de pensamientos restrictivos que no se involucran con la
diversidad que saben que existe en el mundo real.
Para los nuevos actores sociales, el mundo no es uno
ni único, y saben de antemano que la Masonería tampoco lo es, por lo tanto, les
resulta difícil adaptarse a ordenamientos normativos y morales que incluyan
algún tipo de exclusión social o adoctrinamiento moral.
La cuestión principal del problema no está relacionada
forzosamente con conceptos tales como “novedad” o “juventud”,
sino con el de adopción de posturas por parte de los lideres de la Masonería
frente a la información disponible, la gestión del conocimiento en la
experiencia Masónica y el nuevo capital intelectual que ingresa a las Logias.
Uno de los retos actuales de las Grandes Logias
consiste en determinar una forma idónea para que su accionar se beneficie de la
amplia oferta disponible de conocimientos acerca de la Orden en el mundo y de
la interconectividad personal de los Masones, sin perder su esencia local que
es fruto de su propia historia. No olvidemos que el nuevo Masón ha dejado de
actuar a la manera de un recipiente vacío.
Mis QQ:. HH:. todos,
Hace unos 20 años, un poco por entretenimiento y por
llevar algo para debatir en mi Logia, me di a la tarea de diseñar un Test para
medir el espectro y el grado de libre pensamiento que poseen mis Hermanos. Con
la venia de los presentes voy a traer unas cuantas preguntas del Test, con la
sugerencia de que cada uno de nosotros las conteste en silencio, y se mida a sí
mismo en privado, su nivel de libre pensamiento. Ahí van: (por favor no
contesten ahora en voz alta).
¿Aceptaría
Ud. que en su Logia ingrese un "creyente en un
principio creador estúpido"?
¿La Tolerancia Masónica significa respetar desde el
más ingenuo idealismo hasta el racismo más aguerrido?
¿La Fraternidad Masónica implica encubrir delitos
cometidos por otro Masón o prevaricar para favorecer a otro Masón?
¿El concepto de Igualdad Masónica lleva implícito que
todos los seres humanos son iguales en el mundo profano, pero no dentro de la
Orden?
¿El Juramento Masónico debe ser siempre prestado sobre
una Biblia?
¿La presencia de una Biblia es obligatoria en las
Tenidas?
¿Frente a la afirmación "sólo puede existir
una Gran Logia en un mismo territorio", usted sostiene que es lo mejor?
¿La Masonería como se practica a través de la Internet
es una amenaza para la Orden?
¿Frente a la afirmación "las mujeres pueden
ser Masonas", Ud. afirma que es lo peor que le puede pasar a la Orden?
¿La iniciación de un nuevo Masón es un asunto interno
del Taller o afecta a toda la Gran Logia?
¿La "Regularidad" sirve hoy, ¿para
nada? ¿Para probar que se está frente a un Masón "de verdad"?, ¿para
lo mismo que sirve una peinilla a un calvo?
¿Los 25 Landmarks de Mckey de 1858, son de una antigüedad
y una obligatoriedad incontestable?
¿Considera Ud. que los Masones pueden hablar en sus
Tenidas de política y religión?
¿La afirmación “un cojo no puede ser iniciado en la
Masonería”, le parece inhumana?
¿Está de acuerdo en expulsar de su Gran Logia a los
homosexuales que actualmente pertenecen a la Gran Logia de los Andes?
Después de oír estas preguntas:
¿Piensa que el autor está tratando de confundir a los
Masones?
¿Se dio cuenta que usted Si es un Masón libre
pensador?
¿Siente latir un Talibán por dentro?
¿Afirma que el autor debe tocar estos temas con más
responsabilidad?
¿Va a pedirme el cuestionario para compartirlo por
WhatsApp?
El librepensamiento es una actitud de vida que fomenta
la búsqueda de la verdad, sin sesgos cognitivos basados en dogmas, mitos,
prejuicios, autoridades, tradiciones que van contra los Derechos Humanos, Etc. Para
ello se requiere hacernos las preguntas difíciles, estudiar, ser autónomo,
tolerantes, aceptar la diferencia, ejercer la autocrítica y tener honestidad en
los debates.
Ya en el método constructivo Masónico, el Compás
simboliza los límites que no debemos dejar traspasar por otros Masones o
profanos, la Escuadra simboliza la rectitud y coherencia con lo que pensamos y
sentimos, el Nivel simboliza la imparcialidad en el análisis, la Plomada el
apego al deber ser Masónico, el Mazo simboliza nuestra voluntad independiente y
el Cincel la inteligencia y el cuidado en la gestión de nuestras sensibilidades
y pensamientos.
En lo personal, tengo unos sesenta años inmerso en
ambientes académicos. Toda una vida, ya sea como alumno y como profesor. Y me
admira más ese impulso curioso que anima al ser humano, desde la niñez hasta la
vejez, para aprender cosas nuevas, vinculado con la capacidad simbólica
desarrollada por la especie desde antes, inclusive, de que se encontraran y se
amaran los neandertales y los cromañones para darnos una nueva forma de estar
en el mundo. También me llama la atención el énfasis que se hace desde el
sistema Masónico en la transferencia de conocimientos, tradiciones, miradas, ideas,
valores y actitudes. De tal manera es el impacto de este aprendizaje continuo,
que en buena medida somos lo que la instrucción ha hecho de nosotros.
Lo que a veces, desafortunadamente (y hay que decirlo
también), es utilizado al servicio de un aparato ideológico. Por lo que siempre
estará vigente la reflexión humanista acerca de quien instruye, cómo se instruye
y para que se instruye. Tanto, como la del cuidado que hay que tener de instruir
sin la pretensión subordinante de adoctrinar. Instruir respetando al instruido
no es una simple acumulación estéril de datos para ganar Grados, sino el buscar
crear criterios propios alejados de los dogmas.
Para un sector importante de la Masonería, la instrucción
ha sido siempre motivo de preocupación y de externalización de su acción
constructiva. Sobre todo, en Latinoamérica, en donde casi no hay un país en el
cual grupos de Masones no hayan apoyado la creación de una universidad basada
en la libertad de catedra y de pensamiento en el siglo XIX, con un compromiso mayor con la defensa de la libertad
individual al servicio de la humanidad, la promoción de la igualdad, y una
oferta real de respeto a la diferencia. O lo que es lo mismo (expresado en el
lenguaje del siglo XVIII de una de nuestras más importantes divisas), con la
libertad, con la igualdad y con la fraternidad.
Lo que nos puede llevar a considerar, en resumidas
cuentas, que el método constructivo de la Masonería y la educación en general comparten,
por diferentes caminos, una implicación social y la intención de transformar la
sociedad a través del cambio de conducta de las personas en el camino de buscar
la mejor forma de aprovechar sus potencialidades. Y eso ha sido valido, tanto
en el siglo XVIII como en el siglo XXI.
No podemos negar que nos están pasando cosas que hace
poco parecían propias de una novela de ciencia ficción, y debo confesar que la
ciencia ficción ya me está pareciendo menos interesante que la realidad que me
asalta cada día en un verdadero tsunami hipertecnológico e hiperacelerado que
nos va cambiando permanentemente el mundo con fenómenos y experiencias que no
vamos pudiendo prever. Ya no es cuestión de que el futuro se acerque más rápido
de lo que creemos, sino que el mismísimo presente se va más rápido de lo que lo
alcanzamos a comprender, generando desdoblamiento de la realidad y nichos
sociales paralelos.
A mí me fascina estudiar cómo hemos llegado al Siglo
XXI, desde nuestros albores prehistóricos, hasta crear entes virtuales
artificiales que amenazan con asumir el control de nosotros mismos. Surgiendo
del seno mismo de la vida en la tierra, primero nos dedicamos a la
transformación de materiales. Después, transmutamos la energía, desde el agua,
el vapor y la electricidad. Después, vino la adquisición acelerada de la
información. Y ahora vamos por la transformación de la gestión del conocimiento
desde un invento que llamamos inteligencia artificial (que ya ingresó a las
Logias), que sin tener una esfera moral ni vida (en los términos en que la
define la biología y la filosofía) nos desafía porque comenzó funcionando como
una extensión de nuestra mente y ahora parece que está creando más inteligencia
e independizando. Ya veremos como nos va con esta nueva rueda suelta.
El terreno de la Masonería es el terreno de lo moral.
Desde su fundación, hace tres siglos, se le definió, precisamente, como “un
sistema peculiar de moral, velado por alegorías e ilustrado por símbolos”.
A mí me resulta muy difícil aceptar que la Masonería sea una burbuja ajena a la
realidad, en donde esté prohibido debatir con los pies en la tierra o sobre si
hay personas que pueden construir humanidad y sociedad y otras no deben hacerlo
por ser mujeres, adultos mayores o cojos. Y para eso se requiere decantar
miradas y debatir sin supremacismos, dogmas, tabúes ni prohibiciones. Es una
equivocación pensar que por ser Masón se debe limitar nuestro libre examen y
permitir la colonización de espacios personales y empatías inviolables.
Solo por curiosidad, para comprender mejor a los
activistas del masculinísmo en la Orden, y aun dando una validez normativa, que
no la tiene, al listado de Landmarks propuesto por Albert Mackey, entre muchos
otros listados propuestos, en sana crítica, con frecuencia me pregunto porque
si quienes sostienen que por el Art. XVIII no debe haber mujeres en la
Masonería permiten que haya adultos mayores. En realidad, la prohibición para
mujeres y ancianos está redactada en el mismo listado, en el mismo artículo y
con las mismas palabras para ambos. Por otro lado, en ninguna parte del famoso
listado de Mackey observo que se aclare que un Masón puede seguir siéndolo
cuando llegue a viejo si ha envejecido en las Logias. Por las dudas les
recuerdo que la OMS establece que a partir de los 60 años se inicia la edad
avanzada de una persona. Deberían propugnar también por el retiro de la
Masonería de los mayores de 60 años si vamos a ser imparciales en el
cumplimiento de la norma.
Parecería que existe un sesgo manifiesto y una falta
de coherencia en contra de las mujeres y a favor de los adultos mayores.
También se lo ve en el sostener que el listado de Mackey de 1858 representa los
límites de una Masonería nacida en 1717.
Mi punto es que, como le aprendí a nuestra Q:. H:.
Margarita Rojas Blanco, “los Masones solemos interpretar los landmarks como
los cristianos interpretan la biblia”. A veces en prosa y a veces en verso.
A veces literalmente, a veces simbólicamente y a veces desvirtuando lo que leemos.
A veces prestándole oídos a alguien que se cree más iluminado que nosotros que
nos explica (ya sea con la paciencia del Santo Job o acompañado de
descalificaciones) que obviamente comprendimos mal y que nuestra soberbia no
nos deja entender bien ni abrir la mente.
Me han dicho que eso no pasa en la Gran Logia de los
Andes (lo que es una muy buena noticia para mí), pero en honor a la verdad, eso,
cuando sucede en otras partes, no es ni serio ni un ejemplo de libre
pensamiento.
Sentado lo anterior, créanme por favor, cuando les
digo, que la promesa que hace la Masonería consiste en brindar la posibilidad
de dialogar sin intermediarios consigo mismo, de confrontarnos, y de elaborar
en consecuencia un argumento propio para incorporarlo a la propia biografía. Es
este el real carácter instrumental de los muchos textos y psicodramas entre
nosotros. Es el “atrévete a pensar” que Kant escribió en el frente de su
casa.
El siglo XXI nos ha encontrado (a Masones y no
Masones) ante una anómala situación de violencia estructural y funcional que se
ha convertido en una patología humana con carácter de devastación planetaria.
Lo primero que se observa es que la humanidad no es simétrica en sus
preocupaciones para comprender los alcances del doble estándar moral del
sistema financiero internacional, la ética empresarial y la ley de la selva de
la comunidad internacional.
Cuesta trabajo imaginar, cuál debe ser el monto total
del dinero de propiedad de dictadores, políticos corruptos, criminales y
mafias, del mundo entero, que se encuentra depositado en los Paraísos Fiscales,
del que se deriva, en buena medida, la solidez de la economía de sus países, la
buena salud de su moneda, y su disponibilidad de activos monetarios, mientras
que los ilícitos que lo generan mantienen sumergida en la pobreza, el hambre,
las enfermedades y la desnutrición a la mayor parte de la humanidad.
Sabemos que está muy lejos el día en que se prohíba el
secreto bancario del que se sostienen las economías de algunos países, se
ordene la repatriación de los capitales robados a los estados pobres o se
incluya dentro de los crímenes contra la humanidad el ocultamiento
internacional de los frutos económicos del narcotráfico, la corrupción y la
venta ilegal de armas, que se alienta, se fomenta y crece al amparo de esta
eficiente complicidad financiera.
Lo perverso de la historia radica en que todavía,
basados en la capacidad de disuasión de su impresionante armamento, y unos
siempre presentes e invasivos algoritmos, impiden a todas luces que la gente
piense libremente y adquiera en consecuencia una visión crítica.
Si los Masones queremos educar para que reine la
democracia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la laicidad, la
universalidad del ser humano, el respeto mutuo, y la tolerancia - cuyas
ausencias conducen a altos niveles de violencia - debemos primero crear un
contexto libre pensador en que estos valores sean fácilmente asimilables, y en
el que no exista el peligro de que su introducción se convierta en nuevos
caballos de Troya que vehiculicen renovadas forma de colonialismo ideológicos por
parte de quienes poseen la mayor responsabilidad en la conducción de nuestras
Grandes Logias y Supremos Consejos.
Una instrucción desde el sistema de valores Masónicos
debe aplicarse a sensibilizar para elegir dirigentes que sean conscientes, que
no posean propensión a la violencia verbal, y que no supongan su superioridad
moral sobre otros, que no entiendan que la sumisión está al servicio de sus
intereses, que se den cuenta que sus injustas presiones causan severas
perturbaciones además de la ruptura de la fraternidad, que no sean insensibles
al dolor que ocasionan, que conciban las relaciones fraternales en un marco
abierto y cooperativo, que entiendan que los fines para los que fue concebida
la Masonería requiere a un Masón libre en una Logia libre.
Para una institución Iniciática que se define como
especulativa, como lo es la Masonería desde hace tres siglos, el desarrollo
sostenible más importante que puede emprender es el de las ideas humanistas
responsables. Es decir, el de las iniciativas a partir de modelos arquetípicos
que envuelvan principios, valores y reglas.
En el curso del Método Masónico, un Masón crea y
trabaja en y desde la autonomía de su pensamiento, y la valora como el
prerrequisito para su biografía. En este sentido, el psiquiatra y escritor
húngaro Thomas Szasz, dijo con acierto en una ocasión: "La gente suele
decir que tal o cual persona no se ha encontrado todavía a sí misma. Pero la
autonomía no es algo que uno encuentra, es algo que uno crea."
Precisamente esta construcción de autonomía en el
pensar es de las más grandes invitaciones que hace la Orden Masónica a propios
y extraños.
De nuevo agradezco de manera especial a la Respetable
Logia Hombres Libres No. 2, la honrosa invitación que me ha cursado para compartir
con ustedes algunas reflexiones sobre el libre pensamiento entre los Masones,
en el marco de las celebraciones de su septuagésimo (70) aniversario.
Es mi palabra. Muchas gracias por escucharme.
Iván Herrera Michel
Universidad Autónoma de Bucaramanga