Por Iván Herrera Michel
Básicamente los Magios son unos
señores nada espartanos que usan sayal y cordón franciscano a quienes acusan
de ser Masones porque se precian de pertenecer a una influyente sociedad
secreta.
Las fuentes consultadas coinciden en que tienen miembros muy importantes (como los Skull & Bones de Yale) de la talla de George Bush, Jack Nicholson y Mr. T. Orville Redenbacher (el tipo de las gafas gruesas de las palomitas de maíz). Y hay quienes afirman que son una Obediencia Masónica con presencia en Springfield, una ciudad fundada en 1796 por unos colonos que buscaban la Nueva Sodoma, orientados por una extraña interpretación de un paisaje bíblico.
Las fuentes consultadas coinciden en que tienen miembros muy importantes (como los Skull & Bones de Yale) de la talla de George Bush, Jack Nicholson y Mr. T. Orville Redenbacher (el tipo de las gafas gruesas de las palomitas de maíz). Y hay quienes afirman que son una Obediencia Masónica con presencia en Springfield, una ciudad fundada en 1796 por unos colonos que buscaban la Nueva Sodoma, orientados por una extraña interpretación de un paisaje bíblico.
No ha sido fácil ubicar la
población de Springfield, ya que, de acuerdo con la serie, entre las 35 localidades
de los Estados Unidos que tienen el mismo nombre, la de los Simpson estaría
ubicada al oeste de Shelbyville, al sur de Ciudad Capital, al noreste de
Ogdenville y al sureste de Cypress Creek, a lo que la película agrega que
limita con los estados de Ohio, Nevada, Maine y Kentucky, lo que tocó descartar
por imposible. En el transcurso de la investigación apareció una guía de la
ciudad con el nombre de “Are we There
Yet? The Simpsons: Guide to Springfield” (“¿Ya llegamos? Los Simpson: Guía de Springfield”), publicada en 1998
por nada menos que HarperCollins Publishers, que resultó todo un fiasco a pesar
de los trece dólares más gastos de envío que costó un ejemplar usado. Y por
otra parte, un amigo nos puso en contacto a través del joven Bart Simpson con un payaso judío que se llama Krusty,
que es hijo de un rabino, pero ya sabemos que esta gente nunca dicen lo que están pensando. (Me
refiero a los payasos, no a los judíos. Que conste).
Igualmente, se parecen a los
Masones en que se reúnen a cubierto de extraños, tienen nombres simbólicos como
en algunas Logias de España e Hispanoamérica, en sus Templos se observan dos columnas,
un sol y una luna, la escuadra cruzada con el compás, un ojo en medio de un triángulo,
pertenecen a diferentes estratos sociales, e ingresan por medio de símbolos y
alegorías que afirman “combatir la sombra
de la ignorancia y buscar la luz del conocimiento y la verdad” (me quito el
sombrero). Y resultaron tan buenos para hablar y beber cerveza como los del
Ganso y la Parrilla. Son datos, y hay que darlos.
Ágape de los Magios |
Y como si no bastara el callejón
sin salida en el que estábamos, un testigo que parecía saber de lo
que hablaba llamado Matt Groening aseguró en el año 2012 que la ciudad se
parece a la Springfield de Oregón, lo que terminó por perfeccionar la peor
colección de datos del mundo.
Así las cosas, pasamos a las evidencias contenidas en el material disponible. Lo primero que salta a la vista es que los Magios y los Masones si tienen cosas en común. Comencemos indicando que su nombre original es “Stonecutters”, que en el Reino de España castellanizaron como “Canteros”, porque no hubo muchos votos en el Palacio de las Cortes para el catalán “Picapedrer”, y en Hispanoamérica como “Magios”, por qué hay quienes afirman que así se dice en el idioma quechua, y otros que significa “regular” en el maya yucateco. Ninguna de las dos hipótesis pudo probarse (dicho sea de paso). Tampoco cuantos votos obtuvo “Picapedrer” en Madrid, porque le preguntamos a un Vicepresidente del Congreso de Diputados y ya también sabemos cómo es esta gente. (Me refiero a los Vicepresidentes, no a los madrileños. Que conste).
Por su lado, el himno “We Do” (Nosotros lo Hacemos) de los Stonecutters está inspirado en una gente que se reúnen en la localidad de Oosterbeek (antigua Benedendorp), en el municipio de Renkum, en la provincia de Gelderland, a cinco kilómetros al oeste de Arnhem, capital de la provincia de Güeldres, y vecina del plusregio de Stadsregio Arnhem-Nijmegen, en la rivera del Rin. Para los más despistados: el famoso Club de Bilderberg que está imponiendo el nuevo orden mundial encompinchado con los iluminatis, los annunakis, los reptilianos y los coronavirus. (!Toca aclarar cada cosa a los despistados!).
El himno dice así: “¿Quién gobierna la corona británica? / ¿Quién mantiene a raya el sistema métrico? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos // ¿Quién mantiene la Atlántida en los mapas? / ¿Quién mantiene a los marcianos en secreto? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos // ¿Quién mantiene rezagado el coche eléctrico? / ¿Quién hace qué Steve Guttenberg sea una estrella? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos // ¿Quién le quita al cavefish su vista? / ¿Quién organiza las noches del Oscar? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos.”
Cuando estudiamos la sociabilidad de los Magios, encontramos que no son iguales sus fines a los de la Masonería, ya que lucen privilegios que no tienen los demás ciudadanos. Como por ejemplo, contar con una carretera oculta y despejada para ir a trabajar, poseer parqueaderos exclusivos, estar exonerados de multas de tránsito, tener asientos que dan masaje en la oficina, disfrutar de un servicio honesto de plomería y conocer que la línea de emergencia no es la 911, sino la 912 (hablo en serio). Lo que los asimila a una asociación de patrañeros ventajistas y los aleja de conformar una institución que, como la Masonería, busca construir una sociedad basada en la libertad, la igualdad y la fraternidad (sigo hablando en serio). Tampoco se observa en ellos la más mínima inclinación al estudio, lo que tampoco es muy serio. (También lo digo en serio).
Cuando Homero (pronúnciese HO-mər en inglés y Ομηρος en griego) Simpson llega a ser el jefe de los Magios, acepta la sugerencia de Lisa, su hija demócrata de ocho años, de colocar su liderazgo al servicio de la caridad y la beneficencia, como los del Club Rotario. Sorprendentemente, esta medida genera una crisis interna que termina con el rechazo al pobre Homero (pronúnciese HO-mər en inglés y Ομηρος en griego) y planes para asesinarlo.
Quedando claro que los Magios no se reúnen para “dar de sí antes de pensar en sí”, ni buscan “ser un instrumento de paz, en donde haya odio”. Al tiempo que se descarta la hipótesis inicial y se comprueba que los Magios ni son Masones, ni son rotarios ni son franciscanos.
Así las cosas, pasamos a las evidencias contenidas en el material disponible. Lo primero que salta a la vista es que los Magios y los Masones si tienen cosas en común. Comencemos indicando que su nombre original es “Stonecutters”, que en el Reino de España castellanizaron como “Canteros”, porque no hubo muchos votos en el Palacio de las Cortes para el catalán “Picapedrer”, y en Hispanoamérica como “Magios”, por qué hay quienes afirman que así se dice en el idioma quechua, y otros que significa “regular” en el maya yucateco. Ninguna de las dos hipótesis pudo probarse (dicho sea de paso). Tampoco cuantos votos obtuvo “Picapedrer” en Madrid, porque le preguntamos a un Vicepresidente del Congreso de Diputados y ya también sabemos cómo es esta gente. (Me refiero a los Vicepresidentes, no a los madrileños. Que conste).
Por su lado, el himno “We Do” (Nosotros lo Hacemos) de los Stonecutters está inspirado en una gente que se reúnen en la localidad de Oosterbeek (antigua Benedendorp), en el municipio de Renkum, en la provincia de Gelderland, a cinco kilómetros al oeste de Arnhem, capital de la provincia de Güeldres, y vecina del plusregio de Stadsregio Arnhem-Nijmegen, en la rivera del Rin. Para los más despistados: el famoso Club de Bilderberg que está imponiendo el nuevo orden mundial encompinchado con los iluminatis, los annunakis, los reptilianos y los coronavirus. (!Toca aclarar cada cosa a los despistados!).
El himno dice así: “¿Quién gobierna la corona británica? / ¿Quién mantiene a raya el sistema métrico? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos // ¿Quién mantiene la Atlántida en los mapas? / ¿Quién mantiene a los marcianos en secreto? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos // ¿Quién mantiene rezagado el coche eléctrico? / ¿Quién hace qué Steve Guttenberg sea una estrella? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos // ¿Quién le quita al cavefish su vista? / ¿Quién organiza las noches del Oscar? / Nosotros lo hacemos, nosotros lo hacemos.”
Cuando estudiamos la sociabilidad de los Magios, encontramos que no son iguales sus fines a los de la Masonería, ya que lucen privilegios que no tienen los demás ciudadanos. Como por ejemplo, contar con una carretera oculta y despejada para ir a trabajar, poseer parqueaderos exclusivos, estar exonerados de multas de tránsito, tener asientos que dan masaje en la oficina, disfrutar de un servicio honesto de plomería y conocer que la línea de emergencia no es la 911, sino la 912 (hablo en serio). Lo que los asimila a una asociación de patrañeros ventajistas y los aleja de conformar una institución que, como la Masonería, busca construir una sociedad basada en la libertad, la igualdad y la fraternidad (sigo hablando en serio). Tampoco se observa en ellos la más mínima inclinación al estudio, lo que tampoco es muy serio. (También lo digo en serio).
Cuando Homero (pronúnciese HO-mər en inglés y Ομηρος en griego) Simpson llega a ser el jefe de los Magios, acepta la sugerencia de Lisa, su hija demócrata de ocho años, de colocar su liderazgo al servicio de la caridad y la beneficencia, como los del Club Rotario. Sorprendentemente, esta medida genera una crisis interna que termina con el rechazo al pobre Homero (pronúnciese HO-mər en inglés y Ομηρος en griego) y planes para asesinarlo.
Quedando claro que los Magios no se reúnen para “dar de sí antes de pensar en sí”, ni buscan “ser un instrumento de paz, en donde haya odio”. Al tiempo que se descarta la hipótesis inicial y se comprueba que los Magios ni son Masones, ni son rotarios ni son franciscanos.
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P. S. El Centro Masónico de
Investigaciones Serias sobre Temas Inserios no aprobó, pese a la recomendación
del Comité de Evaluación, el Proyecto sobre una Logia que los texanos tienen en
la Luna, ni el de porque las mujeres no pueden ser Masonas, ya que no hubo
acuerdo sobre si eran temas serios o inserios. Sometidos al criterio de los
pares, tampoco hubo unanimidad. (Para los que siempre andan pensando mal, dejo
constancia que mi balota fue blanca).
Favor no insistir.