Por:
Iván Herrera Michel
Voy
comenzar estas líneas, recordando una frase del Masón Vince Lombardi. Un
legendario entrenador que pasó al Or:. Eter:. en Nueva York en 1970 y que tiene
un lugar de honor en el “Salón de la Fama
del Fútbol Americano Profesional”: “nadie
puede predecir que altura podrá alcanzar... ni lo sabrá tampoco hasta que no
despliegue plenamente sus alas”.
En
Masonería, una persona se inicia en una Logia y encuentra no solo un Rito en
especial entre muchos otros de los que existen, sino además una particular manera
de concebirlo en medio de muchas otras formas. Hasta ahí todo es normal, pero
lo que también suele suceder es que ese nuevo Masón es inducido a considerar que esa es la “única”
y “correcta” manera de Masonería que
existe Y eso no solo no es cierto, sino que además le impide desplegar en
libertad plenamente sus alas.
Si
dedicarse con entusiasmo al método y a la metáfora constructiva Masónica sobre
la plataforma de un Rito en especial ya de por sí es inspirador, encararse con
dos al mismo tiempo es fascinante por las perspectivas que ofrece. Lo digo
desde mi experiencia personal de siempre. Cuando mi inicié y recibí todos mis
Grados simbólicos acostumbraba practicar cada vez que quería el REAA y el Rito
de York. Y ahora también lo hago ocasionalmente
con el REAA y el Rito Francés o Moderno.
También
he observado que nuestros Aprendices de hoy están igual de contentos como lo
estábamos los aprendices de hace treinta años comentando las particularidades,
las diferencias y el simbolismo de los dos Ritos Masónicos que practicamos. No he conocido desde entonces una razón que me
convenza de que a los Aprendices se les deba limitar en su conocimiento de la Masonería.
En mi opinión, tampoco tenemos el derecho a coartarles su instrucción Masónica
ni de manipularles la información. Ellos deben tener la oportunidad de
desplegar plenamente sus alas.
Voy
más allá. Por el contrario, los Maestros Masones tenemos la obligación de
instruirlos
en los Ritos para los que estamos autorizados en el espectro de la
Orden. Y hay que hacerlo sin miedo a la
libertad de ellos, sin sentirnos amenazados por sus convicciones y
conclusiones, y con sencillez, que es lo más difícil del mundo. Y por sobre
todo, sin escepticismo ni tratando de colonizar las Tenidas con ideas que no
son propias del corpus Masónico. Controlando siempre el método Masónico, pero nunca
al Masón.
Mandil de Maestro del REAA |
Ellos,
y no nosotros, son los titulares del derecho a elegir su propio horizonte
Iniciático cuando tienen dos posibilidades al frente, ya sea porque quieren ver
ampliados sus medios o por un asunto de pulimento de su propia Piedra Bruta en
una determinada manera que han elegido conscientemente. Sobre todo, porque
resulta evidente que la formación en dos ritos produce una huella más profunda
a la vez que brinda una sensación de
avance en la Orden a partir de la dedicación desarrollada.
Cada
Rito posee cierto grado de coherencia con otros que les son más o menos afines.
También he notado que algunos son incompatibles entre sí. En el caso del REAA y
el Rito Francés, no hay incongruencia si los asumimos desde una lectura liberal
no prejuiciada y progresista. De esta manera, nos facilita que las
comprensiones que adquirimos en el uno nos preparen mejor para las del otro.
Los
expertos en Masonería repiten una y otra vez que es necesario cultivar un
espíritu crítico dirigido a reflexionar con mente abierta sobre las prácticas Masónicas.
Pero resulta curioso, por decir lo menos, que muchos de quienes pregonan esta
disciplina al mismo tiempo precisan lo que debe entenderse de manera invariable
por un símbolo, por los predicamentos de un solo sector de la Orden o por las
alegorías de un Rito en especial, en desmedro de la categoría de diversidad
que remite a la visión de una realidad fragmentada, previa a una ética basada
en valores y no en referentes absolutos.
La
Masonería progresista tiene una doctrina, pero a los Masones no les es dado
adoctrinar a nadie. Estas circunstancias están separadas por una línea muy fina
que es preciso tener clara. El adoctrinamiento Masónico en un solo Rito, cuando
se puede trabajar armónicamente en dos que sean coherentes, es lo contrario de
la construcción Masónica respetuosa. Convierte al iniciado en un Masón sin
autonomía, caracterizado por la fe ciega y la ausencia de pensamiento crítico
con respecto a las potencialidades constructivas de otro Rito. Restringe la
información necesaria para tomar decisiones. Le impide pensar y elegir por sí
mismo.
Mandil de Maestro del Rito Francés |
En
esta relación derecho – deber – construcción, diseñada en clave Masónica, el Masón
que posee el derecho a educarse, tiene igualmente el deber de educar y de ser
la construcción.
Como
Venerable Maestro de una Logia Masónica, traté siempre de ser respetuoso del
derecho que tienen los Aprendices, los Compañeros y los Maestros de conocer los
Ritos que legítimamente se ofrecen.
En
mi Taller hemos tratado de crear un clima para cada Ritual que incluya unas
determinadas condiciones físicas, que van desde la decoración del Templo hasta
la de los Masones, pasando por el texto explícito. En consecuencia, mis Hermanos que se han
apersonado de la experiencia se han dado cuenta de que es la vivencia
iniciática la que activa el potencial del metodo constructivo, y han comprendido
que la falta de conocimientos crea un paraíso que siempre termina mal.
Ellos
han ido desarrollando con cada Rito nuevas agudezas. Asimilando vitalmente los
componentes Masónicos y fortaleciendo su compromiso con el estudio de los
asuntos de la Orden. Y naturalmente, han estado creando un egregor para el
Taller en el que se pueda libremente desplegar plenamente las alas.