sábado, 31 de agosto de 2013

LA SAGA DE LAS MUJERES EN EL GRAN ORIENTE DE FRANCIA

Publicado en la REVISTA CULTURA MASONICA No. 15 (Julio/13. http://masonica.es/ficha/?i=206)
  
Por Iván Herrera Michel
         
La verdad sea dicha: a los franceses solo los entienden, los otros franceses.
       
En mi caso personal, tuve la oportunidad de tener un tío abuelo, Gabriel Michel, que siendo hijo de palestinos, había nacido, crecido y estudiado en París.  Un verdadero trotamundos - orgulloso hasta su muerte de un enredado parentesco con Louise Michel - cuyas charlas dominicales en la década de los 60s y 70s eran lo más cercano al Internet que yo podía encontrar.  
           
Con él comprendí, que los franceses son un pueblo liberal que posee consistentes referentes conservadores.
         
Y aunque este contrasentido, constituye una noción muy difícil de entender para alguien como yo, nacido, crecido y educado a orillas del Caribe, es precisamente el marco didáctico a partir del cual suelo aproximarme al centenario tema de la saga de la mujer en el Gran Oriente de Francia.
             
Un caso representativo de ello, es el siguiente:
          
El 17 de agosto de 1963 un Masón catalán de tan solo 29 años de edad, que había crecido como refugiado en Grenoble, y era miembro de una Logia del Gran Oriente de Francia allí, fue ejecutado mediante el Garrote Vil en la madrileña Cárcel de Carabanchel. 
               
El franquismo lo acusó de haber puesto unas bombas tres semanas antes en la Sección de Pasaportes de la Dirección General de Seguridad y en la Delegación Nacional de Sindicatos, en Madrid, que provocaron más de veinte heridos.  En esos momentos se desempeñaba como Secretario del Frente Ibérico de Jóvenes Libertarios de Grenoble, y era un  entusiasta miembro del Consejo Ibérico de Liberación.  En consecuencia, la prensa española lo llamó “terrorista” y años después, el Tribunal Supremo de España negó a sus familiares la revisión del caso.
                 
Al poco tiempo de su muerte, y en honor a su memoria, unos Masones levantaron las Columnas de la “Logia Iroise Joachim Delgado”, jurisdiccionada al Gran Oriente de Francia, que adquirió celebridad en 1969 al ser disuelta e irradiadas sus dignidades como resultado de haber Iniciado a una mujer en su Templo de Grenoble.
               
Una disposición radical, que en principio no se esperaría del principal referente liberal del mundo, que además afirma sin temblarle el pulso, como parte integral de su propuesta Masónica, que: “La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad. Trabaja por la mejora material, ética, y el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad.”
                 
Sin embargo, no fue esta drástica reacción un hecho aislado, fruto de las coyunturas de la época o del sesgo personal de unos funcionarios.  Muy por el contrario, se trataba para 1969 de la ratificación de una política institucional instalada muy consistentemente desde hacía un siglo en el seno del Gran Oriente de Francia. 
             
Ni siquiera, Grandes Maestros de la talla y el peso ideológico e histórico del teólogo Frédéric
Frederic Desmons
Desmons y el reconstructor Arthur Groussier (cada uno con cinco mandatos a cuestas), se ocuparon de ofrecer a la mujer la Iniciación Masónica.  Tampoco lo hizo el intelectual trotskista Fred Zeller en su paso por la Gran Maestría.
             
Aunque, en aras de la justicia, a Desmond hay que abonarle que inicialmente defendió con notorio énfasis la Iniciación de las mujeres en las Logias del Gran Oriente de Francia, para luego abandonar la idea, y finalmente pasar a la historia vinculado con la controvertida decisión de 1877 sobre el Gran Arquitecto del Universo.  Medida que, dicho sea de paso, no era ninguna novedad en la Masonería, puesto que ya la habían adoptado algunos años antes los Grandes Orientes de Bélgica e Italia, y Grandes Logias de Buenos Aires, Hungría y México.  Pero los franceses se llevaron los aplausos y las peloteras.  Y en esas estamos todavía.
            
Igualmente, debe abonarse que Fred Zeller, siendo Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, otorgó a la Gran Logia Femenina de Francia en 1973 Carta Patente del Rito Francés, para facilitarle a la Hermanas una práctica alternativa al Rito Escocés Antiguo y Aceptado que venían practicando desde su creación en la segunda postguerra mundial.
           
Así son los franceses. 
           
Jacques Mitterrand
A pesar de lo anterior, la discusión interna sobre la autorización a las Logias para Iniciar mujeres se presentó regularmente desde 1869, con resultados siempre negativos.  Los debates se harían fuertes entre 1880 y 1930, al calor del republicanismo de la Tercera República Francesa, y en el camino surgirían dos vías alternas exógenas que si bien no disminuyeron la presión, si tuvieron la virtud de brindar una nueva razón para la negativa: 1) En 1893 nace la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”, y 2) En 1901, la Gran Logia de Francia refunda las Logias de Adopción de donde surgirían medio siglo después la Gran Logia Femenina de Francia, que se precia de ser la raíz de las Grandes Logias femeninas actuales.
                  
Gracias al surgimiento de este nuevo paisaje Masónico francés, hasta el año 2010, medio Gran Oriente de Francia remitiría a las mujeres a estas y otras obediencias Masónicas mixtas y femeninas que fueron naciendo. 
               
Yo mismo, le escuché hace muy pocos años a un Gran Maestro del Gran Oriente de Francia que la mixidad en sus Logias redundaría negativamente en las relaciones con las otras Obediencias francesas de su amistad, a pesar de que recibían a las Hermanas de visita desde 1974, en que se aprobó bajo la Gran Maestría de Jean-Pierre Prouteau.  Pero eso no satisfacía ni el interés de la otra mitad de Hermanos, ni el deseo de las mujeres de practicar la Masonería con el perfil y los valores del Gran Oriente del hexágono.
             
La historia ha demostrado lo infundada que estaba de esta fraternal previsión.
               
Por otra parte, aunque los estatutos vigentes desde 1901 no imponían que el Gran Oriente de Francia fuera masculino, sus autoridades prohibieron administrativamente en 1910 a sus miembros formar parte de una Logia mixta, escenario enrevesado que se repitió, con alguna variante en el Convento del año 2009, cuando por una precaria mayoría de votos se definió que el Gran Oriente ni era masculino ni podía tener mujeres entre sus miembros. 
            
Así son los franceses.
            
COLOFÓN INESPERADO
         
Llegados en estas al siglo XXI, los acontecimientos se precipitaron en tan solo cuatro años, y lo que no pudo ser en más de un siglo tomó por sorpresa a todo el mundo. Para mayor estupor, la mixidad llegó desde las entrañas mismas del Gran Oriente de Francia, invocando sus valores más fuertes y en la forma más insospechada que alguien pudiera imaginar:
               
-       En el año 2007, un Hermano amaneció un día convertido en Hermana!!
              
En efecto, un Maestro Masón transexual que se había Iniciado quince años antes en la Logia parisina “L´Université Maçonnique”, asistió a su Taller como mujer sin las particularidades masculinas con las que había nacido y con todos los atributos físicos y civiles femeninos, gracias a unas costosas cirugías hechas en Tailandia y al reconocimiento de la República Francesa de su nueva condición sexual.
               
Pierre Lambicchi
Casi tres años después de idas y venidas entre la Cámara Suprema de Justicia Masónica, los Conventos y las sesiones del Consejo de la Orden, que comenzaron bajo el mandato de Jean-Michel Quillardet, el Gran Maestro Pierre Lambicchi, bajo el peso de los hechos, emitió un comunicado público fechado en París el 21 de enero de 2010, informando que:
                  
“El Gran Oriente de Francia ha oficializado el estado civil de uno de sus miembros, ahora una mujer, tras haber emprendido ésta un valiente proceso que dice mucho en su favor. La Justicia de la República le ha reconocido su nueva identidad y he pedido a los servicios administrativos de la Obediencia la regularización de esta situación específica. (…).
              
La iniciación es un proceso que, en la intimidad de cada ser, permite el desarrollo de la personalidad y su realización. La Francmasonería le ha permitido hacer esto realidad. La elección de todo francmasón, de toda francmasona, es respetable. Se pueden tener dudas pero cada uno, cada una, conoce la dificultad de vivir sus propias elecciones y encontrar su identidad.
                   
El Gran Oriente de Francia desea que ella continúe su vida masónica en armonía, con sabiduría y comprensión.
                
En cualquier caso, esta decisión administrativa no conlleva ninguna consecuencia sobre el debate relativo a la libertad de las Logias de iniciar mujeres o afiliar Hermanas en el seno del Gran Oriente de Francia. (…).”
                  
Olivia Chaumont
El nombre de la Hermana es Olivia Chaumont, y es además la primera Venerable Maestra y la primera Delegada a un Convento anual del Gran Oriente de Francia desde 1728.
                
Paralelamente, y de manera independiente, se desarrollaba un controvertido proceso en la misma Cámara Suprema de Justicia Masónica, contra la Logia Combat (París IV) por haber Iniciado una mujer el 24 de mayo de 2008, en el emblemático Templo  Arthur Groussier.  
                        
El Taller había solicitado sin éxito el permiso para la Iniciación femenina desde el año 2006, y cansados de esperar decidieron llevarla a cabo bajo el Mallete del Venerable Maestro Jean Jacques Mitterrand, hijo del dos veces Gran Maestro del Gran Oriente de Francia Jacques Mitterrand (1962 - 1964 y 1969 – 1971) a quien le tocó disponer (Oh sorpresa!), en su segundo ejercicio, la disolución de la “Logia Iroise Joachim Delgado”. 
                
El ejemplo fue imitado el 3 de junio del mismo año por otras cuatro Logias: La Escalera Humana, La Línea Recta, Prairial y Saint Just 1793.  La razón que se invocó siempre fue la misma: La Constitución del Gran Oriente de Francia no distingue géneros.  
                 
Y entonces, ardió Troya. Se calificó a las Iniciaciones como inaceptables vías de hecho, en virtud de que los defensores de la iniciativa solo habían alcanzados en los Conventos del año 2008 un 49% de los votos, y en el de 2009, un 44%.  A pesar de que en 2006 estuvieron a solo seis de triunfar.  
                 
Finalmente, el 2 de septiembre de 2010, el 146avo. Convento del Gran Oriente de Francia reunido en Vichy aprobó la Iniciación de mujeres y la afiliación de Masonas en sus Logias, y hoy, entre sus 53.000 miembros, cuentan con 1.200 Hermanas y 500 solicitudes están en trámite de ingreso.
                     
Bien afiliadas y bien iniciadas”, afirmó recientemente el Gran Maestro José Gulino a la revista institucional "Humanisme".
   
Así son los franceses.

                 
         

                   

viernes, 16 de agosto de 2013

EL MÉTODO MASÓNICO


Por Iván Herrera Michel

De Midi a Minuit”, es el título de un activo blog dirigido a la “Francmasonería, y otras reflexiones, con o sin Mandil…”, que administra un Masón francés identificado curiosamente con el nombre de “Guizmo”.  Para visitarlo solo hay que ir a la dirección: http://demidiaminuit.net/2013/08/13/la-methode-maconnique/
            
Recientemente, el 13 de agosto de 2013, el H:. Guizmo publicó un artículo que bajo el título de “El Método Masónico” (La Methode Maçonnique) presenta una visión muy didáctica acerca de lo que con esa denominación está produciendo en España y Francia una literatura de muy buena factura. 
                
En idioma castellano, a quien desee profundizar en el concepto, le recomiendo vivamente las 166 páginas del libro “El Método Masónico. El sentido del método iniciático de la Francmasonería” escrito por José Luis Cobos, en el que aborda el tema siempre presente de la vigencia actual de su método Iniciático desde su consistencia y coherencia.  El libro se puede adquirir a domicilio por solo 12 Euros en http://www.masonica.es/ficha/?i=73&sa=9
               
Por considerarlo de interés general introductorio, me he permitido traducir y publicar en este espacio una versión libre en castellano del artículo del H:. Guizmo, así:

                
EL MÉTODO MASÓNICO
             
Por Guizmo
              
Un pequeño artículo hoy para hablar sobre el método masónico, o al menos mi percepción de lo que a mis propios ojos representa la Masonería.
               
Uno de los grandes principios de la Masonería es el de reunir en su seno a personalidades radicalmente diferentes. Diferentes por sus orígenes, su medio social, su nivel de estudio, o su posición en la sociedad.  Es esta la diversidad que nosotros venimos a buscar en la Logia con el fin de enriquecernos mutuamente en el contacto con otros.  Pero para ser humildes y ser honestos, a escala de la Logia, no podemos pretender ser especialistas en todos los temas que puedan ser discutidos.  Un día nosotros hablamos, por ejemplo, de la educación, en otro de economía, y un tercero sobre ética.  Sería presuntuoso, pienso yo, creernos con mayor autoridad que los grupos de investigación especializados en el estudio de estos difíciles temas. 
                
En mi opinión, nuestras ideas son pertinentes cuando ellas ameritan algo nuevo, original, en el debate público, una sensibilidad o un color particular.  Que ellas originen un proceso diferente.  A estos procesos es lo que se conoce como el Método Masónico, y se fundamenta en dos cosas: el Ritual y el estudio de los símbolos.  Es interesante anotar que este método posee una doble acción, por una parte permite un perfeccionamiento individual, y por otra parte propone una reflexión alternativa.
                       
El estudio del Ritual y la reflexión sobre los símbolos impulsan al Masón a superarse, a construirse, a tallar su piedra con fuerza y precisión, para tratar de comprender el mundo con más justicia y mesura.  Por la perseverancia, nosotros aprendemos paso a paso a afinar nuestro pensamiento, en la moderación, teniendo el cuidado de liberarnos de nuestros prejuicios y de nuestros juicios apresurados. Es de esperar que a fuerza de trabajo, la calidad de nuestra reflexión se vea poco a poco afectada de manera positiva. 
                 
Las herramientas y los símbolos que manejamos nos permiten ir más allá de las palabras y las reflexiones, apoyados por metáforas y alegorías cuyo sentido común nos son conocidos a todos, pero que reinventamos sin cesar, porque estas reflexiones Masónicas tienden a liberar los mecanismos habituales del pensamiento.  En tanto que Masones, nosotros intentamos mantener un espíritu crítico, y de dar un paso atrás que nos permita evitar las trampas del militantismo, de la complacencia y de la pose inútil.  De nuevo, es de esperar que esta manera de abordar la discusión facilite el surgimiento de ideas originales, equilibradas, innovadoras y sin límites.
             
La diversidad de los miembros que constituyen las Logias deviene ahora en una riqueza, porque en lugar de un grupo especializado en tal o tal área, nosotros podemos abordar cada discusión con una nueva mirada.  Lo que parecía ser una imitación se convierte en ahora en un activo.
              
Y lo que garantiza una buena Tenida es el intercambio, y que asegure que cada palabra, cada opinión sea escuchada y respetada.  Es el Ritual, con varios siglos de antigüedad, lo que guía nuestros trabajos como los rieles en un tren.
                   
Agosto 13/2013.





            

miércoles, 31 de julio de 2013

LA INQUIETUD DE SÍ MISMO


Prólogo de mi más reciente libro “Las Herramientas Masónicas”.  Editorial Masónica.es (http://www.masonica.es/ficha/?i=108)
       
Por Javier Otaola Bajeneta
Ex Presidente de CLIPSAS, y
Ex Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica de España
                   
Javier Otaola B.
La Masonería como tradición iniciática se arraiga en la experiencia de la acción constructiva, en el trabajo creador, en la confección y estudio de las herramientas, a través de las cuales el ser humano multiplica su capacidad de acción y dialoga con el mundo que habita.  En la elección de sus herramientas elige el ser humano sus proyectos, su originalidad personal y sobre todo le descubre el problema de su propio ser: la inquietud de sí mismo (Michel Foucault) que ha sido desde siempre la tarea del pensamiento filosófico y de la espiritualidad humana, el precepto del Oráculo de Delfos - gnothi seauton - conócete a ti mismo.
                    
No es casualidad por eso que Iván Herrera Michel haya escogido el análisis de las herramientas, su significado simbólico y su valor hermenéutico para entender el método Masónico. 
                       
Esa inquietud del sí-mismo, esa necesidad de preguntarse ¿Quién soy? Es un privilegio de
los seres humanos que no alcanza ni a los animales ni a los dioses, y nos obliga a realizar una reflexión ética.  La Masonería nos sugiere que la respuesta a esa pregunta la hemos de encontrar en la ACCIÓN  en las obras que emprendamos, no tanto en los logros de esa acción sino en la intencionalidad de nuestros actos: Lo que tú haces, te hace. 
                      
La Masonería en sus rituales, en su sociabilidad y en su método desarrolla lo que Foucault denominaría “prácticas de transformación del yo” que no son sino INICIACIONES.  Iniciaciones que de diversas maneras ya se practicaban en la Grecia Clásica.  Iván Herrera Michel no deja de analizar ninguna de las herramientas que definen el trabajo del Masón, y saca de su hermenéutica luminosas reflexiones: del mazo, del cincel, de la regla de 24 pulgadas, de la palanca, del nivel, de la plomada, de la llana, del compás, de la escuadra.  Y merece destacar su reflexión sobre la piedra bruta, imagen de nuestro propio ser. 
                     
Platón recoge en el diálogo Fedón el pensamiento de Sócrates, que pone en relación nuestros actos, nuestros hechos, nuestras intenciones con el Ser que hemos llegado a ser a través de nuestros actos.  Se podría decir que terminamos EX –sistiendo a base de IN-sistir en nuestros actos, esa In-sistencia son los golpes del mazo y el cincel sobre la piedra que tallan así nuestros vicios y virtudes, nuestras cualidades y a la postre nuestro perfil humano.
                   
 Dice Sócrates.
                  
Quien en su vida ha cuidado de su alma y ha filosofado, purificándose, no teniendo en nada las riquezas y honores, quien al conocer ha despreciado los sentidos por ser engañosos, utilizando para saber solo el alma, quien de este modo obra viviendo según la razón, se libera y es digno de pertenecer a la estirpe de los dioses.
                 
La inquietud de Sí implica la experiencia de la oscuridad, del peligro de perderse en el laberinto, la búsqueda de la luz para encontrar nuestro camino nos lleva al cuidado de Sí y en ese cuidado está incluido el cuidado de los Otros: la ética.
                  
Ese conocerse a sí mismo, cuidar de sí mismo, pulir nuestro ser, no nos lleva al ensimismamiento y al enamoramiento de nosotros mismos sino que es una cierta manera de “relacionarse con”, ese cuidado de sí mismo, lo que llamamos el “pulimento de nuestra piedra” se desarrolla, en relación fraternal con otros mediante una actividad de palabra y escritura, donde se enlazan el trabajo de sí sobre sí y la comunicación con el otro: se alcanza sólo en el reconocimiento mutuo. 
                
No es un ejercicio solitario sino una práctica social. 
               
La actitud iniciática que nos propone la Logia constituye una manera nueva – no profana - de relacionarse con los otros y también con las cosas. 
                   
La iniciación a través de las “desfamiliarización” del mundo, colocándonos en nuestra desnuda humanidad, extrañándonos de la cotidianidad suscita en nosotros un sentido agudizado de lo real.
                 
Ese cuidado de sí no se puede convertir en una especie de narcisismo moral, a modo de un culturismo del espíritu, no debe quedar fijado en sí mismo o en la auto-fascinación sino que debe conducir a la materialización del imperativo ético de la Masonería: Libertad, Igualdad, Fraternidad
                   
La Masonería no es dogmática ni siquiera doctrinaria pero sí es proactiva y propone una serie de pautas abiertas que han de concretarse en cada uno de nosotros, la Masonería se presenta como el arte de sí mismo, el arte de llegar a ser de una manera plena lo que ya somos como posibilidad: la mejor versión de nosotros mismos. 
                   
El libro de Iván Herrera Michel nos ayuda en ese arte. 
              
                     
Javier Otaola B. 
                      
              

martes, 2 de julio de 2013

EL TALLER MASÓNICO

           
Por Iván Herrera Michel
                            

En la edad media, un Taller era un elemento productivo y pedagógico, práctico y teórico, que constituía de manera reglamentada la célula básica de un gremio.  Para esa época, los Talleres poseían un dueño que recibía el título de Maestro, el cual tenía bajo su responsabilidad, en disposición jerárquica laboral descendente, los oficiales o compañeros y los aprendices. 
   
No necesariamente era el lugar en donde se realizaba la labor artesanal.  El término podía referirse además (o solamente) al sitio de reunión o a la unidad económica.
       
En la terminología Masónica se denomina Taller o Logia, a la unidad primordial de la Masonería.  Es decir, al mismo tiempo, designa a un grupo de Masones trabajando mancomunadamente o al sitio en que se reúnen. 
          
Un conjunto de Talleres conforman una Obediencia Masónica (Gran Logia, Gran Oriente, Federación, Gran Priorato, Asociación, Etc.), aunque algunos de ellos prefieren trabajar de manera independiente, o, para decirlo en el lenguaje Masónico, “Bajo la Bóveda Celeste”.  Estas Obediencias, aunque son en teoría autocéfalas, suelen agruparse en asociaciones de variado espectro ideológico, con diferentes clases de delegación de la soberanía.
             
En la Masonería una Logia representa una pequeña parte de una realidad atemporal mucho más grande que excede las tres dimensiones espaciales.  A raíz de este fenómeno, la Iniciación Masónica preside una serie consecutiva de percepciones y la cognición plena de los encuentros de nuestro universo vital con el de los demás.  Una Logia figura la realidad, a la vez que es el preámbulo de esa realidad
            
En un Taller Masónico sus participantes se sirven de la realidad para crear, en la ficción, una reflexión sobre la misma.  Y aunque tengan distintas versiones de ella, en el trabajo comunitario perciben un mundo más complejo, completo y refinado.  En una Logia, cada Masón o Masona puede decidir por sí mismo la clase de persona que desea y puede ser.  O que rol quiere desempeñar en la vida.  Igual que todo el mundo. 
           
Pero con la diferencia de que emplea para la decisión una perspectiva simbólica constructiva.  Que en la Masonería está formada por eso que Charles Porset definió como una “voluminosa oferta acumulada a través del tiempo”.
           
En el Taller, los Masones y las Masonas están llamados a habitar entre la tradición y lo contemporáneo, entre el pasado y el futuro, entre lo racional y lo intuitivo, entre lo que recordamos y lo que imaginamos, entre lo que viene de vuelta de los grandes relatos y lo que está descubriendo un escenario expectante, entre lo personal y lo social, entre lo pensado y lo actuado.  Es a la vez un éxodo y un adviento, en el que la cuestión de la construcción brota de la especulación y la voluntad de cada quien.
               
En el Taller, el Masón y la Masona pueden abrirse a una clase de racionalidad no centrada
en si misma que emana de su propia esencia, y se proyecta a lo comunitario y trascendente, buscando en la especulación una razón de ser para el presente.  Puede hacer uso de su capacidad metafórica.  Mezclar multidisciplinariamente estados funcionales diferentes.
             
Por eso, siempre se ha enseñado que las dimensiones de una Logia son: de este a oeste, de norte a sur y del cielo al centro de la tierra. 
         
O sea, que todo lo abarca.  Que nada le es ajeno.