Iván Herrera Michel
La efervescencia creativa del siglo XVIII trajo también consigo una organización del método Masónico que no había existido antes. La aceleración en el crecimiento del número de las Logias y del de los Masones, sobre todo en Francia, España y Alemania, llevó a los Talleres a hombres provenientes de muy diversas extracciones ideológicas, que van desde las metafísicas hasta las racionales.
En Francia, los partidarios de la familia real escocesa de los Estuardo, desplazados del trono inglés por los Hannover, y emigrados a París, fueron los grandes impulsadores de los llamados “Altos Grados” Masónicos. De hecho, a las Logias en que se practicaban se les comenzó a conocer como “Escocesas” y correspondían a lo que hoy denominamos, dentro del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Logias de “Perfección”.
Para ser admitido en una de esas Logias Escocesas, en la segunda mitad del siglo XVIII se requería no solo ser miembro activo de una Logia simbólica, sino además haber ocupado, por lo menos, uno de sus tres cargos principales.
Por la circunstancia particular de que tradicionalmente los Maestros Masones Escoceses acostumbraban usar el color rojo, este color pasó a ser el de las Logias Escocesas, y como los Maestros ingleses se decoraban con un cordón azul se fue generalizando la denominación de Logias Azules para las que se ocupaban de los tres primeros Grados simbólicos. La costumbre ha llegado hasta el siglo XXI.
De esta forma llegaron a la Orden los Rosacruces, los que afirmaban descender de los Templarios, los que venían de pelear con los curas, los netamente racionales, los platónicos, los pitagóricos, los de la Cábala, los dionisíacos, los herederos de los Misterios de Isis y Osiris del antiguo Egipto, los iluminados, los alquimistas, los hugonotes, los teósofos, los ateos, los deístas, los teístas, los agnósticos, y un largo etcétera.
Lo cierto es que ninguna de estas corrientes de opiniones esotéricas, y de creencias o no creencias, sobre la mortalidad o inmortalidad de la vida, o sobre la existencia de un alma que sobrevive a la muerte biofísica, o sobre una figura suprema creadora, controladora y/o reguladora del universo, nace y surge de la Masonería, sino que llegan a ella tardíamente como por aluvión, y se le incorporan como un afluente lo hace a un río.
La forma en que la Masonería del siglo XVIII solucionó las diferencias conceptuales de sus miembros, en medio de este maremagnum ideológico, fue estructurando espontáneamente sistemas de Grados, más o menos eclécticos, con contenidos diferentes a los tres que acababa de concebir, cada uno con una orientación específica y un encadenamiento particular.
Poco a poco, estos Grados, y sus sistemas, se fueron juntando hasta que finalmente se nuclearon en asociaciones denominadas Ritos, con diferentes extensiones. Existen, y han existido desde entonces, Ritos de 3, 5, 7, 9, 33, 99 Grados, etc.
El término Rito deriva etimológicamente de la palabra latina Ritus, que designaba un formalismo o algo convencional. Desde la antigüedad existían algunas prácticas a las que se le imponía que fueran realizadas solemnemente con el fin de que se grabaran en la imaginación. Los gobernantes procuraban la repetición de gestos, coros, signos, símbolos, palabras, canciones, etc., para crear acondicionamientos uniformes en la realización de prácticas colectivas denominadas Ritos.
En la historia se conocen ritos religiosos, jurídicos, militares, familiares, morales, etc., entre otros. La Masonería no escaparía a esta disciplina.
Un Rito, para ser eficaz en la transmisión de una influencia, debe contener fórmulas y procesos vivenciales que den ritmo y armonía, así como consistencia, permanencia, unidad, pertinencia y particularización, además de condiciones y experiencias grupales sensitivas.
La Masonería, desde mediados de la década de los 30 del siglo XVIII, hasta los días de hoy, concibió una gran cantidad de Ritos con el fin de atender unas determinadas circunstancias históricas y sociales, o interiorizar en su seno diversas corrientes metafísicas, políticas, monacales, laicas y caballerescas en boga entre la clase alta de la época, la cual las introdujo a la Orden al ingresar masivamente a las Logias. Había más alcurnia para los Masones, si la Orden descendía de los Templarios, y anteriormente de los misterios del antiguo Egipto, que si fuera una derivación de los prosaicos gremios de albañiles y constructores.
Un Rito Masónico es un conjunto sistemático de ceremonias y entrelazamientos de concepciones. Ellos han variado de acuerdo con un período histórico, una connotación, un objetivo y una temática, considerados por sus practicantes.
De los Ritos que llegan al siglo XXI, los más difundidos en el mundo, son el Escocés Antiguo y Aceptado, el de York, el Francés, el Francés Moderno, el Schröeder, el de MemphisMizraim, el de Adonhiram, el Emulation, el de los Caballeros de Oriente y el de Heredom. Igualmente existen Ritos nacionales como el Brasilero, el Ecléctico Lusitano y el Mexicano. Algunos de estos Ritos poseen variaciones menores y/o adaptaciones geográficas y culturales. También existen muchas Grandes Logias que sostienen que no practican ningún Rito.
Sin embargo, los Ritos más practicados hoy en día, teniendo en cuenta el número de Masones que lo observan, son el de York y el Emulation, los cuales se mantienen focalizados en el mundo anglosajón. No obstante, el más difundido geográficamente en el planeta es el Escocés Antiguo y Aceptado.
Los Ritos distintivos de las dos Obediencias simbólicas más emblemáticas de la Orden desde el siglo XVIII son:
a) Gran Logia Unida de Inglaterra: Practica el Rito Emulation (Rito de la Emulación) estructurado en 1816 y 1823, que es el oficial desde entonces y tiene la característica de que solo fue publicado por escrito en el año 1969. Antes de esa fecha debía observarse de memoria. Según el ex Presidente de CLIPSAS y ex Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica de España, Javier Otaola “este Rito representa una corriente practicista muy del gusto anglosajón, influida por las iglesias Reformadas y el humanismo filantrópico individualista”.
b) Gran Oriente de Francia: Practica oficialmente el Rito Francés, llamado Francés Moderno desde principios del siglo XIX. Fue estructurado inicialmente desde los años 1740, codificado y adoptado en 1786 e impreso en 1801. En la segunda mitad de los años decimonónicos, así como en 1935 fue reformado dos veces, al igual que en 1970, cuando se le simplificaron las pruebas y los viajes. Este Rito es el más antiguo de Europa continental. El mismo J. Otaola afirma que es “una corriente racionalista que aproxima a la ciencia y al progreso a través de distintas fases: la espiritualista (Newton, Goethe...), la racionalista crítica (Kant), la positivista (Comte), que se van imbricando sucesivamente”.
Y ya que hemos mencionado los perfiles de los Ritos Francés Moderno y Emulation, terminamos el tema comentando que el autor mencionado sostiene igualmente que el Escocés Antiguo y Aceptado “representa una corriente esoterista que recoge toda la tradición de los Misterios antiguos y de las tradiciones esotéricas”.
Muchos Ritos existieron por breves períodos de tiempo y se dejaron de practicar. Muchos otros mantienen sus tradiciones casi inalteradas. Se estima que han existido cerca de 250.
No obstante, independientemente de las relaciones entre los cuerpos que administran los Ritos y las Grandes Logias, dentro del marco de sus orientaciones particulares, todos ellos fueron creados por Masones que defendieron y propagaron la Orden por toda la Tierra, buscando convertir a sus Hermanos en personas mejores que puedan mejorar, a su vez, a la sociedad.
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