Por: Iván Herrera Michel
Me acabo de enterar de una Q:. H:. de mi alta consideración y estima que se retiró de la Masonería en virtud de haber decidido entre su militancia católica y su membresía Masónica.
Antes de contestar a algunos QQ:. HH:., que me han preguntado en público y privado mi opinión, he conversado con ella y oído sus razones, y me he convencido de que mi Q:. H:. ha optado libre, espontanea y soberanamente, al conocer los alcances y reflexionar sobre las recientes declaraciones del Papá Francisco, en relación con su proyecto de vida personal, y seguir en exclusiva el camino espiritual que le ofrece la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Mis mayores respetos a su decisión, porque paradójicamente eso es lo que siempre he entendido que pretende e invita el método Masónico desde hace tres siglos cuando fue institucionalizado.
Es decir, que cada persona se regale autónomamente a si misma un libreto biográfico personal que le brinde un sentido, así como paz, orden y armonía a su vida y una forma consiente de servir a la humanidad desde una mirada particular basada en valores trascendentes.
Me atrevo a pronunciarme sobre el tema, motivado en que el número de consultas recibidas, de aquí y de allá, de HH:. que ostentan desde el Grado de Aprendiz hasta el 33° del REAA, y de parientes de Masones acerca del tópico y de las presuntas creencias "que debe profesar un Masón si quiere ser un buen Masón" ha sido significativamente alto.
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