Por
Iván Herrera Michel
Desde
una perspectiva antropológica e histórica, una Iniciación Masónica encarna los
elementos esenciales de lo que Arnold van Gennep en 1909 y Victor Turner en
1969 denominaron “ritos de paso”, resaltando el estado de transición (liminal,
le llamaron) que se vive cuando alguien atraviesa un umbral simbólico entre
dos etapas específicas, sin pertenecer completamente a ninguna de ellas.
La
Masonería, con su riqueza simbólica y su metodología ritual, ha venido desde su
fundación hace tres siglos reproduciendo este esquema con una fidelidad
sorprendente, en el marco de su especificidad de no contar con un único rito de
paso, sino con una serie que marca el camino a través de distintos
Grados.
Van
Gennep identificó tres fases fundamentales en todo rito de paso, que no serían
simples categorías teóricas, sino experiencias que se viven desde el primer
momento en que se cruza el umbral, a las cuales llamó separación, liminalidad e
incorporación, y en la Masonería tendrían las siguientes características:
SEPARACIÓN:
Desde el momento en que el candidato solicita su recepción en una Logia o en un
nuevo Grado, inicia un proceso de desapego de su estado anterior. Para citar un
solo ejemplo, el aislamiento en la Cámara de Reflexión, las preguntas que se le
plantean y los elementos simbólicos que lo rodean buscan inducir una
introspección profunda. Esta etapa es análoga a las prácticas de iniciación de
antiguas sociedades, en las cuales el aspirante debía dejar atrás su identidad
pasada antes de poder acceder a un nuevo conocimiento. Mary Douglas, en su obra
“Pureza y Peligro” (1966), explora cómo las transiciones en los ritos implican
la reestructuración de la identidad y el enfrentamiento con lo desconocido.
También Catherine Bell, en “Ritual: Perspectivas y Dimensiones” (1997),
introduce la noción de agencia ritual, destacando cómo los participantes en los
ritos no son solo receptores pasivos, sino que contribuyen activamente a la
construcción de su propio significado.
LIMINALIDAD:
Aquí es en donde la transformación alcanza su clímax. Turner, en “El Proceso
Ritual”, describe este estado como un espacio intermedio, ambiguo, en donde el
individuo no está “ni aquí ni allá”, ya no es lo que era, pero tampoco es lo
que será, y se encuentran en tránsito hacia un nuevo estado del ser. Durante
los ritos de paso Masónicos, el candidato experimenta este pasaje conducido a
través de pruebas, sicodramas, alegorías y símbolos que lo confrontan con sus
propias limitaciones, en un estado de vulnerabilidad controlada, en donde cada
detalle está diseñado para provocar en él una toma de conciencia sobre su
propio potencial y sus responsabilidades futuras. Claude Lévi-Strauss, en “El
Pensamiento Salvaje” (1962), nos muestra cómo los mitos y rituales estructuran
la realidad de los iniciados, permitiendo que este tránsito simbólico tenga un
impacto real en su psique. Más recientemente, Richard Schechner, en “Estudios
de la Performance: Una Introducción” (2002), ha explorado el concepto de ritual
como performance (representación), sugiriendo que los ritos de paso son
experiencias dramatizadas en las que los participantes reinterpretan
activamente su propio papel en la comunidad.
INCORPORACIÓN:
Una vez superadas las ritualidades, el iniciado es reconocido como parte de un
nuevo nicho de la fraternidad. No es el mismo que llegó, pues ha pasado por un
proceso de transformación que lo ha cambiado. La entrega de los signos
distintivos del nuevo Grado es la validación de que ha superado su etapa
liminal y ahora forma parte de una comunidad con la que comparte valores y
aspiraciones. Edmund Leach, en “Cultura y Comunicación” (1976), enfatiza la
importancia de los signos y símbolos en los rituales de paso, mostrando cómo
estos consolidan la nueva identidad del iniciado dentro de su comunidad.
Adicionalmente, Ronald Grimes, en “Hasta lo más Profundo del Hueso:
Reinventando los Ritos de Paso” (2000), argumenta que los ritos contemporáneos
han evolucionado para adaptarse a las necesidades cambiantes de las sociedades
modernas, sugiriendo que la Masonería, al igual que otros sistemas rituales,
continúa redefiniendo sus procesos para seguir siendo relevante.
Los
diferentes ritos de paso de la Masónicas marcan transiciones dentro de su
sistema estructural, y, más que unas simples ceremonias, son eventos cargados
de simbolismo y de significado humano. Lo que se experimenta en ellos no se
limita al contexto de la Logia, sino que resuena en la vida cotidiana del
iniciado. Turner hablaba de la "communitas", esa sensación de
fraternidad genuina que se experimenta en los momentos de tránsito ritual. Esto
es especialmente evidente en la Masonería, en donde la Iniciación no solo marca
la entrada a una institución, sino además la integración a una comunidad. Por
ejemplo, y en lo personal, puedo mencionar con especial afecto la primera vez
que estreché la mano de un Masón desconocido lejos de mi ciudad y sentí que lo
conocía desde hacía mucho tiempo.
Históricamente,
la Masonería ha sabido preservar y adaptar este legado iniciático continuado.
Sus raíces se hunden en las antiguas cofradías de constructores, pero su método
ha sido refinado por influencias del simbolismo renacentista, el pensamiento
ilustrado y el contacto con diferentes sistemas de creencias. Esta riqueza es
lo que hace que sus ritualidades no pierdan vigencia y sigan tocando fibras
esenciales de la experiencia humana. Porque al final del día, más allá de
títulos, mandiles y rituales, lo que nos queda es el viaje interior que cada
uno emprende a su propio ritmo, descubriendo sus propias respuestas en el
proceso. Tal vez la verdadera magia del simbolismo Masónico radique en su
capacidad de decirnos algo distinto a cada uno, dependiendo del momento de
nuestra vida en que nos encontremos.
Comprender
las iniciaciones sucesivas Masónicas como unos ritos de pasos nos permite
verlas en su verdadera dimensión humana como un proceso de transformación
individual y colectiva.
La Masonería, al preservar este mecanismo ancestral, no
solo perpetúa un método de enseñanza simbólica, sino que ofrece la oportunidad de reencontrarse consigo mismo en un nivel más profundo que
puede ser asumido desde una sociología del ritual o una epistemología de la
experiencia iniciática.
3 comentarios:
Mi QH ∴ es una gran verdad embrionaria que se abre a una nueva luz pristina , despejada y de un toque sensorial misterioso .
TAF ∴
Excelente trabajo y muy clara su explicación del proceso de cambio que genera el ingreso a la Orden Masónica. Muchas gracias por compartir este estudio.
Muchas gracias hermano. Aunque retirado hace mucho tiempo, quiero recuperar, a sabiendas de la superficialidad y limitaciones del tiempo transcurrido algo, que alguna vez fue, y hoy, en la senectud, no hay que dejar en el olvido. Sentí verdaderamente una satisfacción inmensa. Y sobdretodo, venir de mi querido hermano Iván, a quien conocí en, ya las épocas remotas , sino me equivoco, con la Logia Masónica en la calle de las Flores en Barranquilla, ni para que recordar los probables motivos de la gran disgregación que ocurrió. Hermano, lo invito a que siga en su carrera de ascenso en la Orden. Es para mi ver a una persona que confraternizó conmigo, como disfruta del momento que vive, y haciendo lo que le gusta. S:.F:.U.
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