Palabras leídas en el Coloquio sobre
" Masonería y Templarismo desde una
Perspectiva
Contemporánea" celebrado en el Or:. de Montevideo,
Uruguay, el día 5 de abril de 2014 (E:. V:.), en el marco del 700 Aniversario de la muerte de Jacques
de Molay, organizado por el Gran Oriente
de la Franc-masonería del Uruguay – GOFMU -
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(Saludos
protocolarios)
Quiero
iniciar estas palabras agradeciendo en nombre de los Supremos Consejos que
conforman FASCREAA está inmejorable oportunidad que nos ofrece el Gran Oriente de
la Franc-Masonería del Uruguay, para que en un encuentro en Montevideo, y bajo
el alero del Escocismo, repasemos el tema de la influencia que la “Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y
del Templo de Salomón”, que existió entre los siglos XII al XIV, tendría en
la Masonería.
En
desarrollo de esta convocatoria, creo que hay que comenzar recordando que no
solo la Masonería no es descendiente de los Caballeros Templarios europeos que hicieron
presencia en la Palestina de la edad media, sino que además tampoco lo son las
múltiples ordenes neotemplarias que hoy se reclaman como sus herederos y
sucesores.
Tampoco
lo son los miembros del cartel delincuencial de los “Caballeros Templarios” fundado en Michoacán, México, en el año 2011,
para, según sus palabras, luchar contra el “desmoronamiento
de los valores morales y los
elementos destructivos que prevalecen hoy en la sociedad".
No
obstante, en todos ellos vemos como al espíritu gregario que les anima, se une
una firme inspiración motivacional justiciera basada en lo legendario de la
Orden del Temple, y una inclinación a identificarse como unos Templarios
modernos.
Precisamente,
en relación con estos neotemplarios contemporáneos, yo recuerdo que una asociación
denominada “Orden Soberana del Temple de
Cristo”, sin poder demostrar su filiación histórica con la Templaria disuelta
en 1307 por Clemente V, pero asegurando ser su heredera universal presentó en
Madrid, España, en el año 2008, una demanda judicial contra el Papa Ratzinger exigiendo
la rehabilitación de la Orden y el pago de una indemnización de 100.000
millones de Euros. Es decir, el
equivalente a unos ocho veces el Producto Interno Bruto de Uruguay. Por su
parte, el Papa Karol Wojtyła trató de reunirse con ellos y al llamado acudieron
más de 400 organizaciones. Ninguna pudo demostrar por lo menos 300 años de antigüedad.
Para
resumir, traigo estos datos a cuento para resaltar el hecho de que lo que hoy existe
son cientos de organizaciones que se autodenominan Templarias, sin tener la más
mínima legitimidad histórica para hacerlo.
La
historia muestra que los inicios en el siglo XVIII de la corriente neotemplaria
florecen en coincidencia con la difusión de la naciente Masonería Especulativa
en el continente europeo. Los
principales puntos de encuentros y de hibridación de ambas organizaciones se
darían a partir de 1730, especialmente en Alemania, con la aparición del rito de
la “Estricta Observancia Templaria”,
y en Francia con el célebre Discurso del Caballero de Ramsay de 1737 en París. De esta suerte de encuentros surgieron algunas
ramas evolutivas que fueron desapareciendo o diversificándose con el tiempo.
En
la inflamada imaginación de aquellos Masones del siglo XVIII se articuló la
unión entre lo mitológico del neotemplarismo y el romanticismo de un origen de
la Masonería ligado a las cruzadas.
Estas
nuevas asociaciones híbridas, resultantes del cruce de la Masonería y los
neotemplarios, conservaron, cual más cual menos, características religiosas y
formas de pensamiento simbólicas, unidas a un decorado personal y locativo adaptable,
que incluye, por ejemplo, en algunos casos, el uso simultaneo de la capa blanca
y la cruz roja de los Templarios con el Mandil de los Masones. También suelen utilizar en sus rituales formas
estructurales de la Masonería empalmadas con invocaciones místicas atribuidas a
los Templarios.
La
verdadera historia de los Templarios, es decir, la de los devotos monjes,
hábiles guerreros, grandes terratenientes, eficientes banqueros y políticos
influyentes que vivieron durante dos siglos de la edad Media, es tanto o más
interesante que la entonada, romántica, mágica y esotérica que se propagó desde
el siglo XVIII.
De
hecho, el adoctrinamiento que practicaron los fundadores de la “Estricta Observancia Templaria”, durante
la segunda mitad del siglo XVIII, fue reducido con el paso del tiempo a unos
cuantos ritos más dentro del corpus Masónico general, que aunque alejados del
objetivo inicial, finalmente instituyeron una forma de Masonería cristiana que
aún persiste.
Por
lo que no obstante contar con una corta existencia de 44 años, la “Estricta Observancia Templaria” dejó una
huella muy visible en la Masonería. A
grandes rasgos, el Rito actual que más se le aproxima es el “Rito Escoces Rectificado”, que combina
el pensamiento esotérico de Martínez de Pasqually con un cristianismo de corte trinitario,
y surge cuando en 1783 el Convento de Wilhemlmsbad, en Alemania, se pronunció en
contra de la hipótesis que sostenía que los Masones eran descendientes de los
templarios de la edad media.
De
igual manera, para esa época se presentó una profusa dispersión de “Altos Grados” Masónicos de inspiración
Templaria que terminaría permeando y dejando sus retoños en la franja
filosófica de varios Ritos, como por ejemplo, el de York, el Francés y el REAA,
de los más conocidos en Hispanoamérica, entre otros que se siguen practicando en
Suecia, Alemania, Etc.
Ahora
bien, esbozado este rápido panorama, corresponde aclarar que los préstamos entre
la Masonería y los neotemplarios, no se presentaron en el campo de lo
esotérico, puesto que muy por el contrario de lo que afirma la construcción fantasiosa
que ha propagado la leyenda de los Templarios desde hace tres siglos, los
miembros de la Orden del Temple no practicaron un esoterismo tomado de oriente,
en el sentido espiritualista que se le quiere atribuir, y que trasmitido a los
gremios de constructores llegó a la Masonería Moderna.
Entre
otras cosas, porque la presencia de la iglesia Católica en todas las
actividades de los gremios de constructores era omnipresente, y en sus archivos
documentales y en su correspondencia conocida no aparece rastro alguno de ello.
Por lo tanto, mal se puede sostener que los constructores de catedrales poseyeron
un esoterismo que traspasado de boca a oído durante cuatrocientos años no dejó
la más mínima huella para la historiografía científica. De haberse presentado, estaríamos
frente a una gigantesca muestra de secretismo de cuatro siglos que el teléfono
roto de múltiples generaciones de obreros casi analfabetas hubiera trastocado
en grado sumo.
Los
Templarios eran cristianos católicos, leales al Papa, que profesaban un culto especial
a la Virgen María, hombres y mujeres, mitad clérigos y mitad seculares, monjes
y soldados al tiempo, nacidos poco después de la reforma gregoriana y del cisma
de oriente, que se diferenciaban de los otros cruzados en que mantenían buenas
relaciones con el cristianismo y el islamismo del este. Prueba de ello, es que llegaron incluso a
disponer en algunas de sus iglesia de un lugar especial para que los musulmanes
fueran a orar, y hasta abogaron ante el Vaticano por un diálogo interreligioso.
Y
esa característica diplomática de tolerancia frente a otras culturas y pueblos,
nacida seguramente como consecuencia de su rol de guardián de las fronteras
entre la cristiandad latina, la cristiandad oriental y el islamismo, hay que
admitirlo, era y es una rareza, tanto en el siglo XII como en el XXI.
Pero
de allí, a sostener que por su proximidad y contacto en Palestina con otros
sistemas de creencias fueron receptores de antiguos misterios que practicaban
en secreto, hay una distancia muy grande que solo se sostiene en la leyenda.
Los
rasgos de la única forma de pensamiento esotérico que encontramos en la
historia de los Templarios corresponden a préstamos parciales de origen europeo
desde la Cábala. Con una salvedad, los
encontramos en sus documentos a partir del siglo XIII, ya que la Cábala nace a
finales del XII en el sur de Francia y España, e influenció por igual a los
cristianos europeos de la época, fueran o no Templarios.
Hecha
esta salvedad, debemos también señalar que las mediciones científicas que se
han hecho sobre concentraciones elevadas de algún tipo de energía en
territorios, enclaves y construcciones templarias, no han arrojado resultados
que permitan concluir que es cierta la hipótesis que en tal sentido afirma la
leyenda.
Y
salvo alguna información secreta, encriptada o codificada, que requiere toda
institución del tamaño y los intereses de la Orden del Temple, no hay pruebas
de que los Templarios usaran un alfabeto propio. El que se predica como de ellos, y goza de
gran popularidad, concebido a partir de la llamada “Cruz de las Ocho Beatitudes”, fue una creación del neotemplarismo en
el siglo XIX. Tampoco existió en Europa en los siglos XII y XIII una
arquitectura que pudiéramos denominar templaria.
Y
en cuanto a las mujeres que formaron parte del Temple, queda para la historia una
anécdota muy interesante. Resulta que en
el año 1324, las Templarias de Mülen, en la Diócesis de Worms, a orillas del
rio Rin en Alemania, aún continuaban sin acatar la Bula papal que había abolido
la Orden. Doce años después de
promulgada. Por causa de esta rebeldía
femenina, los últimos Templarios de la historia fueron curiosamente unas Templarias.
…………………………………..
Ahora
bien, mis QQ:. HH:.
Llegados
a este punto, no quiero ni puedo soslayar que esta fraternal invitación para
compartir con ustedes en el Or:. de Montevideo, me la ha cursado conjuntamente
el Gran Oriente de la Franc-Masonería del Uruguay en asocio con su Supremo
Consejo del Grado 33°, por lo que deseo culminar estas reflexiones con unas rápidas
palabras sobre la presencia del imaginario neotemplario y de la historia
templaria en el REAA. En particular, en su
versión liberal y adogmática, que es como lo concebimos.
Conforme
a lo que he dicho, y en el entendido de que el combate de los templarios de la
edad media se ubicaba en el campo religioso y militar, y el de la Masonería
desde el siglo XVIII en el terreno de lo moral, ¿Cómo debemos entonces entender
las referencias a los templarios que poseen los Grados 23 al 30 del REAA? ¿Qué
aportan estos relatos a la formación de un Masón escocista?
Detengámonos
un poco, porque es muy probable que aquí estemos frente al núcleo duro del
método de aproximarnos a los contenidos de la Orden, desde sus primeros Grados
hasta los últimos.
Para
efectos de la invitación que propone el REAA, la metáfora inicial del pulido de
la Piedra Bruta pertenece al mismo conjunto de cosas que la leyenda de Hiram y
la versión neotemplaria de la muerte de Jacques de Molay. A todas estas alusiones hay que tomarlas en
el marco del sinigual encuentro de historias, leyendas y alegorías con el propósito
particular de la búsqueda Masónica.
El
Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en su conjunto, a la vez que retoma las
diferentes etapas del pensamiento occidental, brinda una filosofía humanista que
convoca a tener una conciencia esclarecida de la historia, para de esta manera
conciliar la defensa de las libertades y las autonomías personales, con la
pertenencia a un colectivo social, étnico, cultural o religioso. En donde el
valor fundamental a observar, es que la humanidad es un fenómeno plural a cuya
pluralidad debemos acercarnos con absoluto respeto. Un IPH:. De la Federación Colombiana de
Logias Masónicas, mi buen amigo y Q:. H:. Alberto Martelo, que dirige la
Orquesta Filarmónica de mi Obediencia, suele explicar el trabajo armónico que
debe distinguir el REAA elaborando una metáfora a partir de la cantidad de
arreglos musicales que los músicos pueden llevar a cabo con solo siete notas.
No
es correcto tratar de hacer hablar el Templarismo medieval o el neotemplarismo a
través de los contenidos de los Grados del REAA. Sería perder el tiempo. También lo sería el intentarlo con los
Caballeros Teutones o de Malta, o con los Iluminados de Baviera, o con los
Sufíes, o con la Iglesia Católica, o con los Patriarcas hebreos, o con los
rabinos judíos, o con la escuela pitagórica, o con la Cábala, o con los
misterios egipcios, o con un largo etcétera de asociaciones de las que
encontramos noticias reales, legendarias o míticas en nuestra Iniciación
progresiva.
Cada
una de estas asociaciones constituyó o constituye una entidad propia, con
autonomía particular. Pretender captarlas
en la ficción de un máximo de dos horas, que dura en promedio la puesta en
escena de un Grado Masónico, solo arrojaría un pálido reflejo de su realidad
que traicionaría por reduccionista su original contenido filosófico e histórico.
Si
en el siglo XVIII los títulos de los “Altos
Grados” lisonjeaban la vanidad de los nobles y plebeyos europeos, hoy bajo
una óptica humanista los contenidos implícitos en cada uno de los Grados del
REAA deben favorecer la construcción del que llamamos el “Gran Templo de la Humanidad”, que no es otro diferente a un mundo más igualitario, libre y solidario
que el que encontramos.
Lo
que me propongo resaltar, es que a simple vista se observa que el REAA no está ensamblado
para exaltar o reprobar algo en especial.
Muy por el contrario, al hacer eco de las diferentes doctrinas y
episodios, reales, legendarios, alegóricos o ficticios, que han dejado su
impronta en la construcción del mundo occidental, el Rito parece convidarnos a que
adquiramos sabiduría sobre la dimensión fractal de la existencia social y transcendente
del hombre y sus realidades.
Cuando
la Orden Templaria hizo su aparición en el escenario de la historia en el año
1120 el mundo era muy distinto al que conocemos. Es más, los historiadores medievalistas
coinciden en que más que Felipe el Hermoso o Clemente V, lo que hizo
desaparecer a la Orden del Temple en 1313 fue que ya había perdido la razón de
ser de su fundación y en consecuencia se había desnaturalizado su objetivo
inicial. Y ese es un punto importante
al momento de estudiar la presencia de la Orden del Temple en Europa y en el
Mediterráneo oriental. Y ¿por qué no decirlo?, de la puesta en escena
de la Masonería en el siglo XXI.
Hoy
en día, para el combate contra la pobreza, el hambre, la desigualdad, el mayor
acceso al agua potable, la sostenibilidad de los recursos renovables, la
democratización del mundo, la reducción de la brecha entre países ricos y
pobres, la ampliación de la red de salud pública, la situación de la mujer, la
transnacionalización del crimen organizado, Etc., que son algunos de los más
apremiantes desafíos contemporáneos, no se requiere una Orden religiosa y
militar.
Los
llamados ahora a primera fila son los gobiernos nacionales, la ONU, la Unión
Europea, las ONGs, la Cruz Roja Internacional, Mercosur, Etc. Para manejar las finanzas mundiales, hoy
tenemos, por ejemplo, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Para una fuerza multinacional armada están
los “Cascos Azules”, y así podríamos
seguir con una larga lista de instituciones construidas multilateralmente con
fines altruistas para trabajar, en palabras de las Grandes Constituciones escocistas
de 1786, por “la Unión, la Felicidad, y
el Bienestar de la familia humana en general y de cada hombre en particular”.
Esta
búsqueda constituye el Big Bang propositivo del REAA, cuya inspiración está
gobernada por la acción. Para seguirlo
diciendo en términos científicos, ella representa el porqué del Bang del Big Bang.
Hay
que comenzar por proscribir desde nuestros Talleres Masónicos la no aceptación
de la diferencia, hay que reflexionar sensatamente sobre lo que han sido las
experiencias y las ideologías del pasado que el REAA nos muestra, y sus ecos en
el presente.
Cuando
llevemos adelante este trabajo, es posible que no haya institución más fuerte
que la nuestra porque seremos un referente moral imprescindible para nuestros
pueblos, en contraste con todas esas formas de pensamiento que manipulan la
conciencia y arruinan la educación dotando a los jovenes con un mapa de
convicciones equivocadas.
…………………..
QQ:.
HH:.,
Al
terminar estas palabras, ante todo quiero agradecerles su paciencia por
escucharlas. Y como siempre dice un
amigo mío: “a la bondad del publico me remito”.
Muchas
gracias a todos.
IHM
Or:.
de Montevideo – Uruguay
Abril
5 de 2014 (E:. V:.)