miércoles, 24 de julio de 2024

LIBREPENSAMIENTO MASÓNICO Y SU APLICACIÓN COTIDIANA

Ponencia leída en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Colombia, en el marco de la celebración del septuagésimo (70º) aniversario de la Logia Hombres Libres No. 2, de la Gran Logia de los Andes, el 19 de julio de 2024 (E:.V:.) 

           Por: Iván Herrera Michel

           Buenos días, mis Hermanos y mis Hermanas,

 
Quiero comenzar diciéndoles que me siento muy a gusto en el Or:. de Bucaramanga, hablando sobre uno de los conceptos que más incoherencia muestra entre nuestras Planchas en las Tenidas y revistas y nuestra conducta cotidiana, en el marco de las celebraciones del septuagésimo (70) aniversario de la Resp:. Logia Hombres Libres No. 2. Un Taller que es más antiguo que su Gran Logia y que ha regalado sus luces durante la mayor parte de los 112 años de existencia continua de la Masonería santandereana, primero jurisdiccionada al Gran Oriente y Supremo Consejo Neogranadino (hoy Supremo Consejo del Grado 33ª para Colombia), luego a la Gran Logia Nacional de Colombia, con sede en el Or:. de Barranquilla, y hasta 1972 a la Gran Logia de Colombia, con sede en el Or:. de Bogotá.
                        
En lo personal, y a raíz del cisma de los 80s en la Masonería colombiana, aún recuerdo, como si fuera ayer, la Carta Patente de la Respetable Logia Renovación N° 1-12, en 1989, en una de las paredes del Templo de la Muy Resp:. Gran Logia del Norte de Colombia, con sede en Barranquilla, en donde estaba jurisdiccionada, así como la militancia muy entusiasta en la Masonería liberal de la Respetable Logia Santander y Omaña No. 15-1 en la Gran Logia Central de Colombia, a donde pertenece nuestra Q:. H:. Maestra Masona, Margarita Rojas Blanco, con sede en el Or:. de Bogotá.
                        
Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo los puentes de la Orden, muchas ofensas y descalificaciones nos hemos proferido, y la única y triste realidad es que no hemos podido encontrar la senda de la unión de la Masonería nacional para elaborar un proyecto común en medio de nuestras diferencias de estilo, ni nos aceptarnos institucionalmente como somos, aunque nos llamemos con orgullo librepensadores. Cuarenta años de división fratricida, en una Masonería sensiblemente disminuida, me han convencido de que la bandera Masónica más defendida que hemos tenido en Colombia muestra que solo aceptamos a los otros si se convierten en lo que nosotros somos.
                   
Y digo que estoy muy a gusto, porque, de hecho, la Confederación Interamericana de Masonería Simbólica – CIMAS – (Que es el equivalente en la Masonería liberal a la Confederación Masónica Interamericana - C. M. I. – del sector de la Masonería masculina), ha señalado desde hace ya muchos años el día 20 de septiembre como el día de la “Libertad de Pensamiento”, y desde entonces sus directivos vienen invitando a que dediquemos unos momentos a meditar sobre lo que esto significa.
                     
Saludo igualmente, a los conferencistas de ayer y hoy, agradeciéndoles sus luces, y en especial a mi Q:. H:. colombo árabe Farid Numa, a quien expreso mi mayor solidaridad frente al genocidio que está sufriendo el pueblo palestino por parte de Israel, así como en la persona de nuestra Q:. H:. Maestra Masona Margarita Rojas Blanco, el ejemplo superior de tolerancia y aceptación de la diferencia que nos está dando al haber aceptado una invitación proveniente de una Gran Logia en donde está prohibido que se le reconozca oficialmente como Masona.
                  
Al respecto del libre pensamiento, hay dos frases que rondan mi mente desde que cursaba estudios en la facultad de Derecho de la Universidad Libre de Colombia, y que no sé por qué razón siempre relaciono con el método constructivo a que nos apremia la Masonería.
                        
                         
Cuando he sido invitado a hablar sobre la Masonería a estudiantes universitarios, suelo decirles que, si en esta frase cambian la expresión “Universidad libre” por “Logia”, pueden hacerse una idea cercana de lo que se trata en teoría la Orden Masónica. Hagamos el ejercicio: “la Logia no debe ser un foco de sectarismo, ni una fuente perturbadora de la conciencia individual, sino una amplísima aula en donde se agiten y debatan con entera libertad todos los principios filosóficos y avances científicos aceptados por la más moderna civilización”.
                   
La otra frase que recuerdo con frecuencia es del también Masón Manuel Azaña, político, escritor, presidente del gobierno de España (1931-1933, 1936) y de la Segunda República Española (1936-1939), quien sostuvo que “la libertad no hace felices a las personas, las hace sencillamente personas”. Y ya en la Orden, caigo en cuenta que pocos o ningún libro sobre libre pensamiento recomiendan en las Logias en la formación de un Masón.
                   
Todos sabemos que la libertad es algo muy valorado por los Masones, y en mi concepto, la de pensamiento es fundamental para la puesta en marcha de las otras libertades a las que nos convoca la Orden. No obstante, posee el riesgo de que nuestros pensamientos estén limitados por las opciones que nos dejan los controles sociales, las presiones mediáticas y las identidades colectivas. Por eso vemos, por ejemplo, pobres de derecha y ricos de izquierda, con buenos niveles de educación. En eso se equivocó Carlos Marx cuando dijo que las condiciones materiales determinan la ideología frente a los intereses de clases.
                      
O, para traer a cuento otra ausencia de libre pensamiento en nuestras Logias, podemos fijarnos en esos QQ:. HH:. que todavía quieren discutir si las mujeres pueden ser o no Masonas. Frente a esto siempre recuerdo las palabras de la Q:. H:. María Desraime cuando contesto a la misma inquietud hace más de un siglo que “la inferioridad de las mujeres no es un hecho de la naturaleza, ni la inferioridad legal no está basada en ninguna ley natural, sino que resultan de la intervención masculina”. Creo que está de más recordar que nuestra Q:. H:. María Desraime fue la Cofundadora de una Obediencia Masónica mixta en 1893 (más de dos décadas antes que la masculina más antigua de Colombia) y una membresía que representa una cantidad más de 10 veces superior a la de nuestro país, sumando peras y manzanas.  
                    
Sin embargo, si queremos hacer las cosas responsablemente, la libertad de pensamiento es imprescindible para la identificación de las aristas que debamos desbastar en la ardua labor de pulido de nuestra propia Piedra Bruta, dirigida a elaborar y aconsejar un proyecto de vida personal y social con sentido autónomo. De tal manera, que la Masonería no es un fenómeno normativo, sino un método que cuenta con una caja de herramientas para aprender a pensar libremente. El Masón homosexual Federico García Lorca dijo en una ocasión que en la bandera de la libertad había bordado el amor más grande de su vida. Dicho esto, espero que el librepensamiento de mis Hermanos presentes no tenga inconveniente cuando cito a uno de tantos homosexuales que son orgullo de la Masonería.
                        
La Orden Masónica, al igual que la sociedad, está pasando por una de esas terribles pandemias que desde la antigüedad la ha acompañado, y que tanto se ha descrito desde las investigaciones antropológicas, históricas y la literatura universal. No me refiero a la del COVID – 19 (ya de esa quedan pocos rezagos) sino a la de la plaga de los activistas de la desinformación en las redes sociales. Por ejemplo: dice con frecuencia mi Q:. H:. Margarita Rojas Blanco que a los Masones nos gusta mucho el mito, y debe ser por eso que todavía andamos diciendo desde los años 50s del siglo pasado que el General Francisco de Paula Santander fue Masón cuando no ha habido forma de sostener la hipótesis historiográficamente ni existe fuente alguna primaria, directa o indirecta, que lo sostenga.
                       
Dicen que la humanidad ya no será la misma. Y lo dicen pensadores muy acreditados, que en mi opinión han caído en la tentación de alejarse del libre pensamiento al pasarse del bando de los historiadores y filósofos al de los profetas anunciando la llegada de mundos bienaventurados o apocalípticos.
                      
Tengo la seguridad de que el gran aliado de la modernidad líquida, en la que estamos inmersos en palabras de Zygmunt Bauman, es el teléfono celular. Es un instrumento extraordinario y único que está en las manos de todos, jóvenes y viejos, y un muy vigoroso objetante de los grandes relatos oficiales y las imprecisiones con que se encausaba a la sociedad y a la Masonería hasta hace muy poco. La potencialidad de lo que coloca al alcance general va increíblemente acelerada y desde ya vemos como en las Logias en medio de las Tenidas alguien consulta, en tiempo real, la veracidad de un dato de la Plancha que está siendo leída.
                       
La Masonería no es la excepción al mundo que vivimos diariamente. Hoy es imposible decirle a un recién Iniciado que la Masonería no admite ateos, homosexuales, transexuales, mujeres, negros, cojos, ancianos, Etc. Lo más que se le puede decir, es que hay Grandes Logias y Grandes Orientes que si admiten a todas estas personas, y que hay algunas en donde está prohibido que entren algunas de ellas. Yo recomiendo siempre advertírselo previamente, para evitar que pierda su tiempo y su dinero y nos haga perder nuestro tiempo también. Igualmente, es bueno decirles que no somos muy libre pensadores que digamos y que de vez en cuando encontrará entre nosotros alguna que otra caverna dogmática muy orgullosa de serlo.
                    
La Masonería hoy se enfrenta a la disminución sostenida de su membresía. La masculina de blancos en Estados Unidos, según datos oficiales, viene perdiendo un promedio de 40.000 miembros al año y ya desde el año 2019 bajó el guarismo a menos de un millón por primera vez desde hace 150 años luego de contar con unos 5 millones en 1960. Eso ha creado problemas económicos mayúsculos, la venta de sus Grandes Templos o su transformación total o parcial en locales comerciales para poder solventar los costos operacionales. De seguir así, es fácil deducir que en unos 25 años desaparecería.
                    
Pero no es un caso único, aunque sea paradigmático. En muchos países sucede igual. Ni siquiera Inglaterra es la excepción de esta caída drástica de la membresía, sumada al aumento de la edad promedio de los Masones y la disminución en el tiempo de permanencia en la Orden de los nuevos Iniciados.
                       
Enfrentamos riesgos reales, y la solución en mi parecer no pasa por cambiar nuestros rituales, crear nuevos ritos ni variar el método Iniciático que hemos heredado. Son maravillosos, y estoy seguro de que, si no fuera por culpa de lo que muchas veces vemos en los Masones, la Masonería estaría llevando sus luces a los adultos jóvenes con mayor éxito. Me refiero a las personas menores de 44 años.
                  
Los Milennials son a quienes deberíamos estar preparando para que asuman las riendas de la Orden. No existe otra generación posible para hacerlo. Es la siguiente. Ellos hoy tienen el mayor nivel de escolaridad que ha tenido una generación en toda la historia, están sacando adelante una familia y desean ser reconocidos socialmente como personas de bien y causar un impacto en la sociedad. Los Masones diríamos: que son mayores de edad, y personas libres y de buenas costumbres.
                        
La Masonería es un cuerpo de alegorías, mitos y simbolismos, que constituyen una propuesta constructiva para que cada sensibilidad escoja una posible vida para sí mismo. Eso es libre pensamiento puro y duro.
                       
Voy a referirles una anécdota que viví con un alumno de la universidad. Cierto día me llamó para contarme que había aplicado a una Logia a través de un colega profesional. Me alegró la noticia, porque es muy buena persona, y quedó en que cuando le contestaran me comunicaba la fecha de su Iniciación. Pasó el tiempo y me lo encontré casualmente. Me dijo cosas que me hicieron pensar. Me relató que efectivamente le habían comunicado su aceptación en la Logia y que estaban a la espera de fijar una fecha para la Iniciación. En el camino, sucedió que su padrino cumplió años y en el agasajo tuvo la oportunidad de conocer un grupo de Masones y oír sus opiniones, moralismos y sentencias sobre diversos tópicos profanos. Su conclusión fue que “había pasado el examen de los Masones, pero que los Masones no habían pasado su examen”. Entonces decidió no Iniciarse.
                      
Para los Milennials su libertad, su individualidad y su crecimiento personal no son negociables, y el relevo generacional en todas las áreas de la sociedad se está produciendo en este momento. Ellos están familiarizados con los videos tutoriales, los libros virtuales, las plataformas de aprendizaje remoto y las salas de encuentro virtuales. Y si realmente no mostramos un libre pensar en nuestra cotidianidad no van a sentirse interesados en ingresar.
                   
Pero, honestamente, mis QQ:. HH:., ¿Estamos preparados para aceptar lo que viene? ¿O ya le declaramos la guerra a la generación que viene?
                        
En honor a la verdad, cada sector de la Masonería tiene su propia realidad y cantidad de resistencia o resiliencia frente al fluir del tiempo y las circunstancias. Y de allí surgen sus respuestas. Sean desde el libre pensamiento o desde la dogmatización de sus convicciones. Por ejemplo, se puede observar en África, Europa y las Américas una clara tendencia de la Orden hacia el fortalecimiento de confederaciones regionales de Grandes Logias que se han ido alejando del masonismo masculino. ¿Podemos abrir con libertad de pensamiento el debate institucionalmente en nuestras Grandes Logias?
                   
Un punto importante de partida, para abordar el tema de la educación de un Masón es el reconocimiento del hecho incontrovertible de que el método Masónico de aproximación al conocimiento ético, científico y sociológico sigue manteniendo validez. La libertad de pensamiento, la ética incluyente y el respeto por la diversidad de las concepciones y las posturas ajenas es un requisito mínimo de socialización en un mundo globalizado que, contando con un crecimiento poblacional desbordado y procesos migratorios dinámicos, juntan modelos culturales diversos en unas mismas metrópolis.
                      
En desarrollo de lo anterior, más que grandes reformas internas lo que las Grandes Logias fugadas a burbujas ideológicas o metafísicas requieren es un cambio de actitud frente al trabajo Masónico, para dar paso a nuevas visiones y modelos instructivos capaces de hacer germinar un pensamiento libre, universalista, y creativo, así como valores y actitudes fácilmente reconocibles. Como dice René Hubert en su libro “Historia de la Pedagogía”: “El problema de la educación, es el problema del destino del hombre”. Y esto, se puede lograr perfectamente desde el esoterismo Masónico sin necesidad de apelar a esoterismos ajenos o el importar creencias.
                          
Es natural que el contar con un pensamiento libre y con unas buenas costumbres, como atributo de la personalidad, sea el distintivo de las personas que ingresen a la Masonería. Pero, aunque este sello del carácter debe acompañar la permanencia en las Logias, no debe ser tomado, en sí mismo, como un objetivo general de la Orden. Es tan solo, la necesaria plataforma ética e ideológica sobre la que habrá de levantarse el edificio de la construcción personal, grupal y social de los Masones.
                         
Cualquiera que sea la ocupación del nuevo Masón – abogado, arquitecto, pintor, comerciante, médico, músico, pastor cristiano, ingeniero, filósofo, rentista de capital, astronauta, contador, militar, industrial, piloto, sacerdote, periodista, etc. –, en el Taller Masónico debe tener la posibilidad de acrecentar su formación personal y académica con otra adicional de corte humanista que permita potenciar la propagación de aptitudes útiles en la conformación de una mejor sociedad y una mejor versión de sí mismo diseñada autónomamente. Este es el núcleo fundamental del asunto, y sin practicar un libre examen es imposible mejorar algo, sea Masónico o profano.
                        
No es fácil diseñar un programa de instrucción en la Masonería. Entre sus miembros existen desniveles en su formación, así como diferencias culturales originadas en las diversas procedencias geográficas e ideológicas de cada uno de ellos, además de distintas motivaciones para pertenecer a la Orden.
                        
Algunos Masones son estudiosos de los textos básicos y continuamente encuentran nuevos contenidos en su redacción, otros son imprescindibles para la buena marcha del componente fraternal del grupo, otros llegaron a la Orden buscando un camino metafísico o una religión interna, otros quieren cambiar el mundo hacia una dirección más liberal, otros quieren conciliar su formación religiosa con los predicamentos Masónicos, otros consideran que la Orden es un grupo de opinión, otros que es un taller de pensamiento, a otros les parece divertido estar entre todos los otros anteriores, y así un largo etc. Y a mí, por ejemplo, no me alcanza el asombro para masticar y digerir que una Logia de la Gran Logia de los Andes haya invitado para hoy a un Masón de una Logia Mixta, como yo, y a una Maestra Masona como nuestra Q:. H:. Margarita Rojas Blanco. Para ustedes, mi mayor admiración.
                        
Hoy por hoy, los grandes temas de la Modernidad se encuentran en crisis frente a una nueva concepción de la manera ética de relacionarse las personas en sociedad que se ha dado en llamar postmodernidad. Lo de hoy es lo incluyente, lo multicultural, lo multiético, y la revisión de los paradigmas.
                      
Frente a la correlación histórica del pensamiento Masónico con la atemporalidad y la trascendencia, la Orden cuenta con una destreza que le permitiría sobrevivir como algo muy actual, y es el hecho de que desde las Constituciones de Anderson de 1723 se define expresamente como un “punto de encuentro de aquellos que de otra forma no se hubieran conocido” y el de servir para “unir lo que está disperso”.
                       
En este contexto, los Masones se equivocan si no asumen una actitud coherente frente a un aspirante que viene con información real de lo que le espera al momento de ingresar a la Orden y del emplazamiento del grupo Masónico al que aspira pertenecer en el contexto general de la Orden.
                      
Voy a contarles una anécdota de la que fui testigo. En una Iniciación de un joven profesional que tiene un post grado universitario, cuando le preguntaron de que parte del cuerpo quería que le extrajeran la sangre contestó que no aceptaba que le tocaran su cuerpo. El Venerable Maestro sorteó como pudo la situación, pero cuando en su momento el recipiendario no aceptó que le impusieran un sello en su pecho aduciendo que tampoco aceptaba que lo marcaran, tocó decretar un receso para que el Experto le explicara con mucho tacto en Pasos Perdidos que todo era simbólico y no real. Imagínense, si no consentía en esas cosas, menos iba a aceptar la pena del Signo del Orden al momento de prestar su juramento. En realidad, están entrando con los ojos mucho más abiertos de lo que lo hacíamos nosotros y no tragan entero.
                        
Los alcances de contar con una mayor información Masónica inicial no afectan solamente a la credibilidad de las decisiones institucionales, sino además al impacto que en el Aprendiz puede producir el contacto con nichos de pensamientos restrictivos que no se involucran con la diversidad que saben que existe en el mundo real.
                       
Para los nuevos actores sociales, el mundo no es uno ni único, y saben de antemano que la Masonería tampoco lo es, por lo tanto, les resulta difícil adaptarse a ordenamientos normativos y morales que incluyan algún tipo de exclusión social o adoctrinamiento moral.
                    
La cuestión principal del problema no está relacionada forzosamente con conceptos tales como “novedad” o “juventud”, sino con el de adopción de posturas por parte de los lideres de la Masonería frente a la información disponible, la gestión del conocimiento en la experiencia Masónica y el nuevo capital intelectual que ingresa a las Logias.
                      
Uno de los retos actuales de las Grandes Logias consiste en determinar una forma idónea para que su accionar se beneficie de la amplia oferta disponible de conocimientos acerca de la Orden en el mundo y de la interconectividad personal de los Masones, sin perder su esencia local que es fruto de su propia historia. No olvidemos que el nuevo Masón ha dejado de actuar a la manera de un recipiente vacío.
                  
Mis QQ:. HH:. todos,
                             
Hace unos 20 años, un poco por entretenimiento y por llevar algo para debatir en mi Logia, me di a la tarea de diseñar un Test para medir el espectro y el grado de libre pensamiento que poseen mis Hermanos. Con la venia de los presentes voy a traer unas cuantas preguntas del Test, con la sugerencia de que cada uno de nosotros las conteste en silencio, y se mida a sí mismo en privado, su nivel de libre pensamiento. Ahí van: (por favor no contesten ahora en voz alta).
                   
¿Aceptaría que en su Logia ingrese un "ateo estúpido"?            
               
¿Aceptaría Ud. que en su Logia ingrese un "creyente en un principio creador estúpido"?
                     
¿La Tolerancia Masónica significa respetar desde el más ingenuo idealismo hasta el racismo más aguerrido?
                             
¿La Fraternidad Masónica implica encubrir delitos cometidos por otro Masón o prevaricar para favorecer a otro Masón?
             
¿El concepto de Igualdad Masónica lleva implícito que todos los seres humanos son iguales en el mundo profano, pero no dentro de la Orden?
                       
¿El Juramento Masónico debe ser siempre prestado sobre una Biblia?
                       
¿La presencia de una Biblia es obligatoria en las Tenidas?
                            
¿Frente a la afirmación "sólo puede existir una Gran Logia en un mismo territorio", usted sostiene que es lo mejor?
                  
¿La Masonería como se practica a través de la Internet es una amenaza para la Orden?
                         
¿Frente a la afirmación "las mujeres pueden ser Masonas", Ud. afirma que es lo peor que le puede pasar a la Orden?
               
¿La iniciación de un nuevo Masón es un asunto interno del Taller o afecta a toda la Gran Logia?
                         
¿La "Regularidad" sirve hoy, ¿para nada? ¿Para probar que se está frente a un Masón "de verdad"?, ¿para lo mismo que sirve una peinilla a un calvo?
                       
¿Los 25 Landmarks de Mckey de 1858, son de una antigüedad y una obligatoriedad incontestable?
               
¿Considera Ud. que los Masones pueden hablar en sus Tenidas de política y religión?
                      
¿La afirmación “un cojo no puede ser iniciado en la Masonería”, le parece inhumana?
                            
¿Está de acuerdo en expulsar de su Gran Logia a los homosexuales que actualmente pertenecen a la Gran Logia de los Andes?
                   
Después de oír estas preguntas:
                
¿Piensa que el autor está tratando de confundir a los Masones?
                   
¿Se dio cuenta que usted Si es un Masón libre pensador?
                       
¿Siente latir un Talibán por dentro?
                  
¿Afirma que el autor debe tocar estos temas con más responsabilidad?
                      
¿Va a pedirme el cuestionario para compartirlo por WhatsApp?
                        
El librepensamiento es una actitud de vida que fomenta la búsqueda de la verdad, sin sesgos cognitivos basados en dogmas, mitos, prejuicios, autoridades, tradiciones que van contra los Derechos Humanos, Etc. Para ello se requiere hacernos las preguntas difíciles, estudiar, ser autónomo, tolerantes, aceptar la diferencia, ejercer la autocrítica y tener honestidad en los debates.
                     
Ya en el método constructivo Masónico, el Compás simboliza los límites que no debemos dejar traspasar por otros Masones o profanos, la Escuadra simboliza la rectitud y coherencia con lo que pensamos y sentimos, el Nivel simboliza la imparcialidad en el análisis, la Plomada el apego al deber ser Masónico, el Mazo simboliza nuestra voluntad independiente y el Cincel la inteligencia y el cuidado en la gestión de nuestras sensibilidades y pensamientos. 
                       
En lo personal, tengo unos sesenta años inmerso en ambientes académicos. Toda una vida, ya sea como alumno y como profesor. Y me admira más ese impulso curioso que anima al ser humano, desde la niñez hasta la vejez, para aprender cosas nuevas, vinculado con la capacidad simbólica desarrollada por la especie desde antes, inclusive, de que se encontraran y se amaran los neandertales y los cromañones para darnos una nueva forma de estar en el mundo. También me llama la atención el énfasis que se hace desde el sistema Masónico en la transferencia de conocimientos, tradiciones, miradas, ideas, valores y actitudes. De tal manera es el impacto de este aprendizaje continuo, que en buena medida somos lo que la instrucción ha hecho de nosotros.
                         
Lo que a veces, desafortunadamente (y hay que decirlo también), es utilizado al servicio de un aparato ideológico. Por lo que siempre estará vigente la reflexión humanista acerca de quien instruye, cómo se instruye y para que se instruye. Tanto, como la del cuidado que hay que tener de instruir sin la pretensión subordinante de adoctrinar. Instruir respetando al instruido no es una simple acumulación estéril de datos para ganar Grados, sino el buscar crear criterios propios alejados de los dogmas.
                            
Para un sector importante de la Masonería, la instrucción ha sido siempre motivo de preocupación y de externalización de su acción constructiva. Sobre todo, en Latinoamérica, en donde casi no hay un país en el cual grupos de Masones no hayan apoyado la creación de una universidad basada en la libertad de catedra y de pensamiento en el siglo XIX, con un compromiso mayor con la defensa de la libertad individual al servicio de la humanidad, la promoción de la igualdad, y una oferta real de respeto a la diferencia. O lo que es lo mismo (expresado en el lenguaje del siglo XVIII de una de nuestras más importantes divisas), con la libertad, con la igualdad y con la fraternidad.
                         
Lo que nos puede llevar a considerar, en resumidas cuentas, que el método constructivo de la Masonería y la educación en general comparten, por diferentes caminos, una implicación social y la intención de transformar la sociedad a través del cambio de conducta de las personas en el camino de buscar la mejor forma de aprovechar sus potencialidades. Y eso ha sido valido, tanto en el siglo XVIII como en el siglo XXI.
                         
No podemos negar que nos están pasando cosas que hace poco parecían propias de una novela de ciencia ficción, y debo confesar que la ciencia ficción ya me está pareciendo menos interesante que la realidad que me asalta cada día en un verdadero tsunami hipertecnológico e hiperacelerado que nos va cambiando permanentemente el mundo con fenómenos y experiencias que no vamos pudiendo prever. Ya no es cuestión de que el futuro se acerque más rápido de lo que creemos, sino que el mismísimo presente se va más rápido de lo que lo alcanzamos a comprender, generando desdoblamiento de la realidad y nichos sociales paralelos.
                        
A mí me fascina estudiar cómo hemos llegado al Siglo XXI, desde nuestros albores prehistóricos, hasta crear entes virtuales artificiales que amenazan con asumir el control de nosotros mismos. Surgiendo del seno mismo de la vida en la tierra, primero nos dedicamos a la transformación de materiales. Después, transmutamos la energía, desde el agua, el vapor y la electricidad. Después, vino la adquisición acelerada de la información. Y ahora vamos por la transformación de la gestión del conocimiento desde un invento que llamamos inteligencia artificial (que ya ingresó a las Logias), que sin tener una esfera moral ni vida (en los términos en que la define la biología y la filosofía) nos desafía porque comenzó funcionando como una extensión de nuestra mente y ahora parece que está creando más inteligencia e independizando. Ya veremos como nos va con esta nueva rueda suelta.
                         
El terreno de la Masonería es el terreno de lo moral. Desde su fundación, hace tres siglos, se le definió, precisamente, como “un sistema peculiar de moral, velado por alegorías e ilustrado por símbolos”. A mí me resulta muy difícil aceptar que la Masonería sea una burbuja ajena a la realidad, en donde esté prohibido debatir con los pies en la tierra o sobre si hay personas que pueden construir humanidad y sociedad y otras no deben hacerlo por ser mujeres, adultos mayores o cojos. Y para eso se requiere decantar miradas y debatir sin supremacismos, dogmas, tabúes ni prohibiciones. Es una equivocación pensar que por ser Masón se debe limitar nuestro libre examen y permitir la colonización de espacios personales y empatías inviolables.
                           
Solo por curiosidad, para comprender mejor a los activistas del masculinísmo en la Orden, y aun dando una validez normativa, que no la tiene, al listado de Landmarks propuesto por Albert Mackey, entre muchos otros listados propuestos, en sana crítica, con frecuencia me pregunto porque si quienes sostienen que por el Art. XVIII no debe haber mujeres en la Masonería permiten que haya adultos mayores. En realidad, la prohibición para mujeres y ancianos está redactada en el mismo listado, en el mismo artículo y con las mismas palabras para ambos. Por otro lado, en ninguna parte del famoso listado de Mackey observo que se aclare que un Masón puede seguir siéndolo cuando llegue a viejo si ha envejecido en las Logias. Por las dudas les recuerdo que la OMS establece que a partir de los 60 años se inicia la edad avanzada de una persona. Deberían propugnar también por el retiro de la Masonería de los mayores de 60 años si vamos a ser imparciales en el cumplimiento de la norma.
                 
Parecería que existe un sesgo manifiesto y una falta de coherencia en contra de las mujeres y a favor de los adultos mayores. También se lo ve en el sostener que el listado de Mackey de 1858 representa los límites de una Masonería nacida en 1717.
                   
Mi punto es que, como le aprendí a nuestra Q:. H:. Margarita Rojas Blanco, “los Masones solemos interpretar los landmarks como los cristianos interpretan la biblia”. A veces en prosa y a veces en verso. A veces literalmente, a veces simbólicamente y a veces desvirtuando lo que leemos. A veces prestándole oídos a alguien que se cree más iluminado que nosotros que nos explica (ya sea con la paciencia del Santo Job o acompañado de descalificaciones) que obviamente comprendimos mal y que nuestra soberbia no nos deja entender bien ni abrir la mente.
                   
Me han dicho que eso no pasa en la Gran Logia de los Andes (lo que es una muy buena noticia para mí), pero en honor a la verdad, eso, cuando sucede en otras partes, no es ni serio ni un ejemplo de libre pensamiento.
                       
Sentado lo anterior, créanme por favor, cuando les digo, que la promesa que hace la Masonería consiste en brindar la posibilidad de dialogar sin intermediarios consigo mismo, de confrontarnos, y de elaborar en consecuencia un argumento propio para incorporarlo a la propia biografía. Es este el real carácter instrumental de los muchos textos y psicodramas entre nosotros. Es el “atrévete a pensar” que Kant escribió en el frente de su casa.
                        
El siglo XXI nos ha encontrado (a Masones y no Masones) ante una anómala situación de violencia estructural y funcional que se ha convertido en una patología humana con carácter de devastación planetaria. Lo primero que se observa es que la humanidad no es simétrica en sus preocupaciones para comprender los alcances del doble estándar moral del sistema financiero internacional, la ética empresarial y la ley de la selva de la comunidad internacional.
                      
Cuesta trabajo imaginar, cuál debe ser el monto total del dinero de propiedad de dictadores, políticos corruptos, criminales y mafias, del mundo entero, que se encuentra depositado en los Paraísos Fiscales, del que se deriva, en buena medida, la solidez de la economía de sus países, la buena salud de su moneda, y su disponibilidad de activos monetarios, mientras que los ilícitos que lo generan mantienen sumergida en la pobreza, el hambre, las enfermedades y la desnutrición a la mayor parte de la humanidad.
                     
Sabemos que está muy lejos el día en que se prohíba el secreto bancario del que se sostienen las economías de algunos países, se ordene la repatriación de los capitales robados a los estados pobres o se incluya dentro de los crímenes contra la humanidad el ocultamiento internacional de los frutos económicos del narcotráfico, la corrupción y la venta ilegal de armas, que se alienta, se fomenta y crece al amparo de esta eficiente complicidad financiera.
                          
Lo perverso de la historia radica en que todavía, basados en la capacidad de disuasión de su impresionante armamento, y unos siempre presentes e invasivos algoritmos, impiden a todas luces que la gente piense libremente y adquiera en consecuencia una visión crítica.
                        
Si los Masones queremos educar para que reine la democracia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la laicidad, la universalidad del ser humano, el respeto mutuo, y la tolerancia - cuyas ausencias conducen a altos niveles de violencia - debemos primero crear un contexto libre pensador en que estos valores sean fácilmente asimilables, y en el que no exista el peligro de que su introducción se convierta en nuevos caballos de Troya que vehiculicen renovadas forma de colonialismo ideológicos por parte de quienes poseen la mayor responsabilidad en la conducción de nuestras Grandes Logias y Supremos Consejos.
                      
Una instrucción desde el sistema de valores Masónicos debe aplicarse a sensibilizar para elegir dirigentes que sean conscientes, que no posean propensión a la violencia verbal, y que no supongan su superioridad moral sobre otros, que no entiendan que la sumisión está al servicio de sus intereses, que se den cuenta que sus injustas presiones causan severas perturbaciones además de la ruptura de la fraternidad, que no sean insensibles al dolor que ocasionan, que conciban las relaciones fraternales en un marco abierto y cooperativo, que entiendan que los fines para los que fue concebida la Masonería requiere a un Masón libre en una Logia libre.
                    
Para una institución Iniciática que se define como especulativa, como lo es la Masonería desde hace tres siglos, el desarrollo sostenible más importante que puede emprender es el de las ideas humanistas responsables. Es decir, el de las iniciativas a partir de modelos arquetípicos que envuelvan principios, valores y reglas.
                       
En el curso del Método Masónico, un Masón crea y trabaja en y desde la autonomía de su pensamiento, y la valora como el prerrequisito para su biografía. En este sentido, el psiquiatra y escritor húngaro Thomas Szasz, dijo con acierto en una ocasión: "La gente suele decir que tal o cual persona no se ha encontrado todavía a sí misma. Pero la autonomía no es algo que uno encuentra, es algo que uno crea."
                  
Precisamente esta construcción de autonomía en el pensar es de las más grandes invitaciones que hace la Orden Masónica a propios y extraños.
                 
De nuevo agradezco de manera especial a la Respetable Logia Hombres Libres No. 2, la honrosa invitación que me ha cursado para compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el libre pensamiento entre los Masones, en el marco de las celebraciones de su septuagésimo (70) aniversario.
              
Es mi palabra. Muchas gracias por escucharme.
                   
Iván Herrera Michel
Universidad Autónoma de Bucaramanga
70º Aniversario de la Logia Hombres Libres No. 2
Gran Logia de los Andes