Por
Iván Herrera Michel
Una
revisión cuidadosa de las fuentes disponibles lleva a replantear la fecha fundacional de la primera Gran Logia del mundo. Todo parece indicar que no fue
el 24 de junio de 1717 en la Taberna El Ganzo y la Parrilla de Londres, sino, cuatro
años después, el 24 de junio de 1721, en el Stationers’ Hall de esa misma
ciudad bajo
la mirada de la prensa y en presencia de centenares de Masones.
En la
Inglaterra de la segunda década del siglo XVIII se respiraba una atmósfera de
transformación. La Revolución Gloriosa (1688) había dejado atrás el
absolutismo, y la monarquía parlamentaria se consolidaba bajo el reinado de
Jorge I, el primer soberano de la Casa de Hannover, llegado de Alemania. El Parlamento
ganaba poder frente al trono, y una nueva élite mercantil e ilustrada comenzaba
a modelar el rumbo del país. Londres, por entonces, era una ciudad en expansión
demográfica, agitada por los intercambios comerciales, los salones científicos
y una vida intelectual cada vez más secular. La Royal Society y la Society of
Antiquaries impulsaban debates sobre ciencia, historia y política, mientras en
las tabernas se discutían los temas del día con libertad. Era, sin duda, un
clima propicio para el nacimiento de una Masonería especulativa moderna.
En
este contexto, esta afirmación, que puede parecer disruptiva a primera vista,
se sustenta en el hecho sencillo pero decisivo de que no existe evidencia
documental contemporánea alguna que respalde la celebración de una reunión el
24 de junio de 1717 que fuera fundacional e institucional de una primera Gran
Logia. Ni actas, ni notas de prensa, ni diarios personales, ni panfletos, ni
referencias circunstanciales. El silencio es absoluto. En contraste, el año 1721
ofrece abundantes fuentes y testimonios primarios que dan cuenta de una
transformación real, visible y explícita en la vida Masónica londinense.
El
documento más relevante al respecto es el Book E de la Lodge of Antiquity No.
2, que es un manuscrito fechado pocas semanas después del 24 de junio de 1721,
que consigna con claridad la realización de una Gran Asamblea en el Stationers’
Hall de Londres - la histórica sede del gremio de impresores, libreros y
editores edificada en 1760, que aún se conserva junto a la catedral de San Pablo - en la que fue instalado
como Gran Maestro el Duque de Montagu, que prestó juramento sobre la Biblia de
“proteger las franquicias y libertades de los Masones, así como los
registros antiguos”. Este es, hasta donde alcanza la evidencia, el registro
fiable más antiguo que se conoce de la existencia de una Gran Logia.
A ello
se suman los relatos publicados en la prensa londinense de la época. Entre el
26 y el 28 de junio de 1721, periódicos como The Post Boy y The Weekly Journal
describieron extensamente un banquete Masónico celebrado en el Stationers’
Hall, con la participación de entre 300 y 400 Hermanos. Lo más relevante de estas crónicas es que se refieren explícitamente a la
existencia de una “Gran Logia”, lo que sugiere que, para entonces, la
institución ya había adoptado una configuración pública y estructurada.
Otros
testimonios contemporáneos refuerzan esta interpretación. William Stukeley,
miembro de la Royal Society y figura destacada en los círculos ilustrados de su
tiempo, registró en su diario personal la realización del banquete, el discurso
pronunciado por John Theophilus Desaguliers, la lectura de un manuscrito
antiguo y la elección del Duque de Montagu como Gran Maestro. El propio
Desaguliers, en sus notas personales, describió con detalle el cortejo, la
ceremonia, y la formalización de los cargos. Ninguno de ellos hizo jamás
alusión alguna a una reunión fundacional en 1717.
Los
historiadores Andrew Prescott y Susan Sommers, vinculados a la Logia de
Investigación Quatuor Coronati No. 2076, han sido enfáticos al respecto: “no
existe ningún testimonio contemporáneo de una Gran Logia entre 1717 y 1721”.
Es a partir de junio de 1721 cuando aparecen, de manera simultánea y coherente,
varias fuentes independientes que describen una organización formalizada, con
estructura jerárquica, visibilidad pública y liderazgo definido.
Si
bien es cierto que en la segunda edición de las Constituciones de James
Anderson (1738) se menciona un banquete celebrado el 24 de junio de 1717 en la
taberna del Ganso y la Parrilla, también hay que anotar que se trata de una
fuente escrita de más de dos décadas después, sin respaldo documental
contemporáneo y sin testigos que corroboren su relato. Frente a ello, el Book E
de 1721 representa una fuente de mucho mayor peso histórico y credibilidad.
Por lo
tanto, si se examinan los hechos con rigor crítico, todo parece indicar que la
institucionalización efectiva de la primera Gran Logia tuvo lugar en 1721, y no
en 1717. Sería entonces cuando se habría producido el paso, documentado y público,
de una Masonería dispersa en Logias aisladas a una estructura centralizada con
vocación de regulación y permanencia. Y este paso marcaría el inicio de una
etapa nueva, caracterizada por la racionalización de los antiguos usos, la
adopción de formas representativas y la proyección pública.
Aunque
la
ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, el establecer con precisión
esta cronología constituye una
reivindicación del método histórico, de la documentación contrastable y del
espíritu ilustrado que animaron el nacimiento de la modernidad Masónica en el
Londres de las primeras décadas del siglo XVIII.
La
fecha de 1721, por estar respaldada por documentos y testimonios claros, brinda
un prestigio social más sólido y palpable que la reunión de 1717, que parece
más bien una construcción simbólica que ha servido para dar identidad a la
Masonería. Entender esto es aceptar que en la Masonería historia, mito y símbolo se entrelazan con una etiqueta en la forma personal de comportarse y un protocolo en la estructura formal de los eventos, para sostener su sentido profundo.
En lo personal, me
parece que debemos abrazar la dualidad de respetar el rigor histórico sin
perder de vista la función vital que cumplen los mitos, porque en esa tensión
está también la riqueza de nuestro legado. Solo desde esta comprensión
abierta podremos honrar verdaderamente el legado que nos fue confiado.
Blog de Iván Herrera Michel dedicado al cultivo de la tolerancia y el respeto a la diferencia
martes, 17 de junio de 2025
FUNDACIÓN DE LA PRIMERA GRAN LOGIA. HACIA UNA NUEVA CRONOLOGÍA
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