Por Iván Herrera Michel
Quizás la expresión más problemática (y el
tópico de consultas más frecuente) acerca de las Constituciones de Anderson de
1723 es la de su artículo primero que afirma que “El Masón… no será jamás un
estúpido ateo…”. De hecho, la pelotera
sobre la obligatoriedad de creer o no en Dios y en su verdad revelada viene
generando desde hace 145 años el mayor cisma y catástrofe de la fraternidad
Masónica.
Y es llamativo que la formula no tenga
antecedentes ni en la Masonería Operativa, ni en los Olds Charges ni en los
Reglamentos Generales de George Payne de 1721. Todo indica que James Anderson decidió
traerla a la Orden en 1723, por iniciativa propia, desde la doctrina
presbiteriana que profesaba como ministro de la Iglesia Swallow Street, en el
West End de Londres, desde el año 1710.
La mención más antigua que se conoce del
concepto de “ateo estúpido” se encuentra en un libro publicado por el ministro
presbiteriano John Weemes (1579? -1636), en el mismo el año de su muerte, con
el larguísimo título de “Un tratado de los cuatro hijos degenerados, a
saber, el ateo, el mago, el idólatra y el judío. Aquí se tratan muchas
cuestiones provechosas sobre el ateísmo, la brujería, la idolatría y el
judaísmo; y diversos lugares de la escritura borrados de las lenguas originales”.
En su obra, Weemes clasificó a los ateos
en las siguientes cuatro categorías que abordó didácticamente desde la teología
presbiteriana:
1) Ateo contradictor inspirado por la
filosofía: no solo niega a Dios, sino que además niega a todas las
religiones.
2) Ateo escéptico: se plantea
como problema la existencia o inexistencia de Dios.
3) Ateo inspirado por la ciencia de
la física: mide todas las cosas de acuerdo con las leyes de la naturaleza.
4) Ateo estúpido: de su boca sale
cualquier cosa por ser un tonto.
De donde resulta, que la
incompatibilidad en la Masonería solo se dispuso para los “ateos estúpidos”
y no para los ateos inspirados por la filosofía, el escepticismo o la ciencia.
También es claro que cuando Anderson habla
de un tipo de ateo en especial se refiere al que niega la existencia del Dios de la Biblia, y no a otra forma de “principio creador”, “energía”,
“grandes iniciados”, “entidades”, Etc. que suelen mencionar de manera
ambivalente para dar cabida a algunas espiritualidades ateas a favor de sus creencias personales,
y en detrimento de los Masones realmente creyentes en la existencia de un Dios
y en su verdad revelada.