miércoles, 1 de abril de 2015

A UN SIGLO DEL GENOCIDIO DE ARMENIA

          
Por Iván Herrera Michel
       
Bandera de Armenia
A los colombianos el nombre de Armenia nos es muy familiar. De hecho, en la geografía nacional encontramos 43 accidentes geográficos, ciudades y pueblos llamados así. De ellos, la ciudad de Armenia, en el centro del país, adquirió mayor notoriedad internacional el 25 de enero de 1999 cuando fue víctima de un terremoto con magnitud de 6.2 grados en la escala de Richter.
       
En esa ocasión, varias organizaciones sudamericanas de armenios caucásicos enviaron ayuda humanitaria a los 200.000 damnificados de la ciudad que les recordaba la patria, a pesar de que Colombia nunca ha contado con una comunidad de exiliados de ese pueblo, como sí sucedió en Argentina, Uruguay, Venezuela y Brasil.
           
El origen del nombre en Colombia se debió a que desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX estuvo en boga bautizar las haciendas, los ríos y las nuevas poblaciones con nombres bíblicos o del medio oriente. De esta práctica nos quedaron Palestina, Líbano, Circasia, Calcedonia, Tebaida, Alejandría, Antioquía, Betania, Caucasia, Jericó, Etc., además de Armenia.   
                 
El 24 de abril de 2015, se cumplen cien años del “Genocidio de Armenia” (la del Cáucaso) y sorprende la lucha que ha costado que países democráticos que se precian de su defensa de los derechos humanos, reconozcan por lo menos que alguna vez existió el desplazamiento forzado y el asesinato de cerca de dos millones de armenios a manos del imperio otomano desde 1915 hasta 1923. Hasta ahora solo veinte países del mundo lo han reconocido como una realidad histórica, siendo Uruguay el primero en hacerlo en 1965.
             
En cuanto a la Masonería se refiere, en el mes de abril del año 2007 una delegación oficial del Gran Oriente de Francia compuesta por el Primer y Segundo Gran Maestro Adjunto y el Gran Secretario de Relaciones Exteriores, Claude Geidan, George Ferre y Guy Akobian, respectivamente, en rueda de prensa celebrada en la ciudad de Everán, Armenia, manifestaron abiertamente que “…su visita tenía como objetivo expresar su pesar por las víctimas del Genocidio Armenio y condenar el crimen más grande del siglo 20… los acontecimientos de principios del siglo 20 fueron parte de la política de exterminio de los armenios adelantada por la Turquía otomana, y la actual política de negación es la continuación del genocidio… el objetivo de la visita es participar en la ceremonia dedicada al 92° aniversario del Genocidio Armenio…
           
Tsitsernakaberd Memorial
Posteriormente, el Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, Guy Arcicet, en visita oficial a Ereván, Armenia, en el mes de julio de 2011, rindió tributo a las víctimas del genocidio frente al Tsitsernakaberd Memorial, en un acto organizado por la Logia “les Fils D´Ararat”, con sede allí.
                   
La humanidad necesita reencontrarse con su memoria, pero a veces pareciera como si sobre el alma colectiva pesara un pecado grave e inconfesable, que no tendría otra motivación real que la de sepultar los derechos humanos y de los pueblos bajo la montaña de intereses de los poderosos.  
               
Centenarios como el del Genocidio de Armenia conllevan una invitación implícita a fortalecer la justicia penal internacional. Ningún gobierno del mundo debe estar exento de responder judicialmente por crímenes contra la humanidad.
         
No de otra manera se puede prevenir la perversa propensión marginal a avasallar naciones, que aún muestran las relaciones de poder entre los pueblos.    
           
           
           


lunes, 2 de marzo de 2015

BREVE HISTORIA DE LOS MASONES EN LATINOAMERICA

              
Por Iván Herrera Michel
              
Al recalar los vientos de la Masonería en las playas del nuevo mundo se encontró con estructuras socio – económicas diseñadas esencialmente para las colonias españolas en América, y en ellas encontró un nicho para su dinámica.
                   
A diferencia de Europa, Latinoamérica no transitó por la Edad Media ni por el Renacimiento, ni vivió la experiencia de las Guildas y los gremios de artesanos. Sus unidades productivas prehispánicas estaban organizadas de manera diferente. Tampoco la historia de sus pueblos originarios osciló al vaivén de peleas religiosas, de la Revolución Industrial ni se fraguó en la Revolución Francesa. La Masonería, como una noción surgida de las entrañas renacentistas de Europa, fue una idea más de los importadas del viejo mundo que en muy poco se enriqueció con nuestras herencias ancestrales.
             

Tres siglos antes de su independencia, se había iniciado en Latinoamérica un proceso sistemático de destrucción del orden social y político de los pueblos originarios mediante una conquista que no duró más de sesenta años, y sobre la que se construyó una leyenda épica que narra como unos pequeños grupos de soldados españoles y portugueses sometieron a grandes imperios y aguerridas alianzas tribales por las armas, la diplomacia y la política, a todo lo largo y ancho de un territorio dos veces más grandes que Europa.
                 
Muy lejos de lo anterior, la realidad es que tres grandes acontecimientos posibilitaron esta rápida y arrolladora conquista: el regicidio de los monarcas de los dos más grandes imperios de América y diez pandemias simultáneas.  A saber:
                   
1) La tortura y ahorcamiento del gobernante Cuauhtémoc, después de la toma de Tenochtitlan, capital del imperio Azteca, el 30 de junio de 1521 por Hernán Cortés, en el actual México, con la ayuda de 200.000 indígenas al mando de los señores de Cempoala, Texcoco y Tlaxcala, aprovechando pugnas locales;  
                      
2) La emboscada y captura con engaños al Inca Atahualpa, emperador del Tahuantinsuyo, el 16 de noviembre de 1532, y posterior ejecución el 26 de julio de 1533, por parte de Francisco Pizarro, en Cajamarca, actual Perú; y
                    
3) La muerte durante los 60 años de la conquista del 90% de los nativos por la viruela, el sarampión, la influenza, la peste bubónica, la difteria, el tifus, la escarlatina, la varicela, la fiebre amarilla y la tos convulsiva, que trajeron los españoles y portugueses, para las cuales el sistema inmunológico de los indígenas no estaba preparado.
                    
Consolidada la catástrofe, el asentamiento de los imperios español y portugués, y el sometimiento a las leyes de los conquistadores, la mayor parte de Europa se benefició de manera significativa con las riquezas de América, en especial con su oro y su plata, y se maravilló con sus productos, de los cuales el tomate, la papa, el tabaco, la quina y el cacao, son apenas unos cuantos ejemplos de los que tuvieron un enorme impacto en las economías y las costumbres europeas
                       
A finales del siglo XVIII un pequeño rocío de Logias inglesas y francesas se esparció sobre el hemisferio occidental sin mayor trascendencia para Latinoamérica. Pero las gotas se hacen ríos a raíz de las abdicaciones de Bayona de Fernando VII, la posterior insurrección contra José Bonaparte y la aparición en España de Las Juntas “de Gobierno”, “Supremas”, “Revolucionarias” y “Provinciales”, así como de las “Cortes de Cádiz”, entre 1808 y 1812. A partir de allí, viajó al nuevo mundo un puñado de Masones con la misión especial de promover “Gritos de Independencias” que impidieran la circulación de bienes a la España bonapartista y juraran lealtad al "augusto y desgraciado Monarca Don Fernando VII", a quien en ese entonces llamaban “El Deseado”.
                        
De esta manera, se crearon entre 1808 y 1814 Juntas de Gobierno en los actuales países de México, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, Argentina, Chile, Paraguay, El Salvador y Perú, por "Comisionados Regios", alguno de ellos Masones, integradas por miembros de una burguesía ilustrada y comercial mestiza local, que aunque al principio no fueron separatistas, bebiendo de las mieles de una mayor soberanía, buscaron la independencia total, para instaurar estados nacionales, también a la manera de los que se concebían en el viejo continente, encontrándose con la férrea oposición y el absolutismo de Fernando VII tan pronto recuperó el trono y a quien ahora llamaban “ El Rey Felón”.
                     
Entonces vino la sangrienta pacificación de las colonias americanas de 1814 a 1820 encargada al Masón Pablo Morillo, que dejó a su paso una larga estela de Masones americanos arrestados, fusilados y ahorcados y de Logias clausuradas. Al arreciar la rebelión, fue una suerte para los independentistas que el también Masón Rafael del Riego decidiera en 1820 no cruzar el Atlántico para enfrentar a los libertadores Simón Bolívar, José de San Martín, Etc., y en cambio se quedara en la península proclamando la Constitución de 1812, conocida como “La Pepa o “La Constitución de Cádiz”. El 7 de noviembre de 1823 Rafael de Riego, fue ahorcado y posteriormente decapitado en Madrid, luego de haber caído prisionero por una traición.
                    
En este camino, los mejores socios que podían encontrar los sublevados eran los rivales comerciales de España, que para esas fechas eran los franceses y los ingleses. Ellos arribaron en sus navíos con dos nuevas clases de Masones que terminaron nucleando en nuevas Logias a las clases independentistas criollas, ya sea por interés económico o por vocación libertaria.
                         
En consecuencia, una vez consolidada la nueva alianza, los Masones en Latinoamérica, discurriendo como ingleses en lo económico y pensando como franceses en lo político, propugnaron por la adopción de medidas liberales sobre libertad de comercio, regímenes aduaneros, abolición de la esclavitud, tributación, presupuestos nacionales, empréstitos, Etc., que requerían la existencia de un estado, que poco a poco fue consolidándose hasta que, llegado el siglo XX, las dos grandes guerras mundiales y sus posteriores instituciones multilaterales, políticas y financieras, el desaparecimiento del imperio francés, la reducción del señorío británico, y la bipolaridad que le siguió, dibujaron un nuevo paisaje de endeudamientos impagables y agitación social, al que continuó la adopción del modelo neoliberal. Y en esas estamos.
                  
Brasil no ofrece una historia muy diferente a la de los Masones girando en torno a las luchas entre criollos y portugueses alrededor del tema económico, para luego tener un papel protagónico en la abolición de la esclavitud, la proclamación de la república y la independencia nacional, salvo que es el único país en la región que contó con dos Reyes como Grandes Maestros, al estilo de algunos reinos europeos.
                   
En este caso se trató de Pedro I de Brasil y IV de Portugal, quien independizó a Brasil de Portugal y se proclamó Emperador de Brasil. Se Inició el 5 de agosto de 1822 y se instaló a los dos meses como el segundo Gran Maestro del Gran Oriente de Brasil. Dignidad que ocupó dos veces, y una vez más su hijo, Pedro II. Llama la atención que Pedro I eligió como nombre simbólico Masónico el de “Guatimozín”, que era el dado por los españoles a Cuautémoc, último gobernante azteca de Tenochtitlán, en México, a quien Cortez, apresó, quemó mojándole los pies y manos para luego prenderles fuego y finalmente ahorcarlo
                           
Hoy el Gran Oriente de Brasil es una Obediencia masculina que cuenta con más de 97.000 miembros, repartidos en 2.400 Logias, y la presencia de la Masonería en Brasil está tan extendida, que entre antiguas, nuevas, masculinas, femeninas, mixtas, “regulares”, “liberales”, Etc., en sus veintiséis estados y un Distrito Federal deben existir por lo menos 200 Obediencias Masónicas.
                   
Mientras tanto, en México se presentan dos de los hechos más relevante que distinguen a la Masonería liberal, y que no han sido suficientemente reconocidos por la historiografía de la Orden, con frecuencia eurocéntrica:
                 
1) Se constituye el Rito Nacional Mexicano bajo el Supremo Gran Oriente del Rito Nacional Mexicano el 22 de agosto del año de 1825 y se crea la “Gran Logia Nacional Mexicana "La Luz", que por primera vez en la historia ofrece la Iniciación Masónica en igualdad de condiciones a la mujer con el hombre. Se anticipó siete décadas a la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”, y
                        
2) En 1865, el Rito Nacional Mexicano deja de trabajar "A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo", y lo hace "Al triunfo de la verdad y al progreso del género humano". Siete años antes que lo hiciera el Gran Oriente de Bélgica y doce años antes que el Gran Oriente de Francia.
                    
Los lazos entre los Masones españoles y los latinoamericanos solo se reanudarían a partir de 1870 con la presencia de Logias del Gran Oriente Español en Cuba, Puerto Rico y Argentina, sobre todo, y se interrumpieron una vez más en el siglo XX por las dos Guerras mundiales y el franquismo. Pero serían ejemplares durante la dictadura de Franco (1939 – 1975) al brindar los mexicanos hospitalidad al Grand Oriente Español y al Supremo Consejo del Grado 33 para España en el exilio. Algunos Masones españoles se afiliaron a Grandes Logias mexicanas y algunos Talleres conformados por españoles no regresaron después de la “transición democrática”, como es el caso de la logia "Luz hispánica" que aún hoy sigue jurisdiccionada a la Gran Logia Valle de México.
                      
Actualmente Latinoamérica está pensando más autónomamente y un planteamiento de integración latinoamericanista muy crítico con los ejes doctrinales y diplomáticos del modelo Masónico anglosajón y con la geopolítica de la Orden se impone. En esta dinámica, las grandes distancias, el valor de las divisas y los altos costos de desplazamiento son retos internos que permanentemente hay que superar.
                   
Salvo el caso del Gran Oriente de Brasil, con unos 97.000 Masones, la Gran Logia de Cuba, con 12.000, la Gran Logia de Bolivia con 5.000, y algún otro país, la región no es escenario de Obediencias muy numerosas al estilo de las históricas de Inglaterra, Francia e Italia, ni de oficialmente multilingües como la Gran Logia Alpina de Suiza cuyas Logias trabajan oficialmente en cuatro idiomas dentro del mismo país. Tampoco ninguna ha defendido la monarquía como forma de gobierno.
                               
En este sentido, y a la manera propia de cada una, las Confederaciones Masónicas Latinoamericanas están buscando ser Talleres de pensamiento social dirigidos a repensar permanentemente la realidad regional con un enfoque claramente humanista.
                         
Ya sea en el ámbito de influencia anglosajona o en el de la Masonería progresista.
                  
                 
               
                   
                        

martes, 17 de febrero de 2015

MUCHO VA DE LA ORDEN NORTEAMERICANA A LA AFRICANA

           
Por Iván Herrera Michel
            
Dos eventos celebrados en el mes de febrero de este año, distanciados por medio mundo, marcan claramente las diferencias y contradicciones doctrinales de la Masonería que aboca el siglo XXI. 
             
 El primero al que me voy a referir es la “Conferencia de Grandes Maestros de Masones de Norteamérica”, que se llevó a cabo en el  Hyatt Regency Vancouver Hotel, en Vancouver, Canadá, del 14 al 17 de febrero de 2015.
              
Muy poco se puede decir de esta reunión: turismo, galantes fiestas, conferencias agradables, paseo al acuario de Vancouver para las “cuñadas” y no invitación a ningún Gran Maestro norteamericano de las decenas de Grandes Logias Prince Hall de negros que han sido “reconocidas” como “regulares” por sus otros tantos pares de Estados Unidos y por la Gran Logia Unida de Inglaterra. Lo cual prueba con la tozudez de los hechos, que la segregación racial sigue siendo una práctica muy arraigada en el grupo. La agradecida genuflexión francesa del Gran Maestro de la GLNF y la súplica para que lo “reconocieran” por parte de la presidencia de la CMF completó la coreografía.
                      
En claro contraste con lo anterior, y con la presencia de Louis Daly, Presidente de CLIPSAS, se reunió en Lomé, Togo, del 5 al 8 de febrero de 2015, la “Conferencia de Potencias Masónicas Africanas y de Madagascar” (CPMAM, por sus iniciales en francés).  Estas citas desde 1992 llevan el nombre de “Encuentros Humanistas Africanos y Malgaches” (REHFRAM, también por sus iniciales en idioma galo).
                
La CPMAM, de una manera igualmente muy diferente a los anglosajones, es una asociación de Obediencias nacionales africanas y de Madagascar que trabajan en el respeto de sus personalidades y sensibilidades, reconociéndose su soberanía mutua, no siendo una supra Obediencia ni tribunal de instancia superior.
                
En esta oportunidad, los Masones africanos promulgaron una declaración interesante y muy actual, del siguiente tenor:
                 
DECLARACIÓN DE LOMÉ
                 
- Considerando el aumento del fundamentalismo y del terrorismo en el continente y en el mundo;
                  
- Considerando el impacto negativo sobre la estabilidad y la tranquilidad de los pueblos y las naciones;
                  
- Considerando el derecho de los pueblos a vivir en total seguridad y paz al interior de las fronteras de sus países y de practicar y ejercer su libertad de opinión y de pensamiento;
                 
- Considerando las últimas recomendaciones de los organismos internacionales sobre la paz y la seguridad en África y el mundo;
                 
Nosotros, los masones de África y del mundo, participantes en el vigesimotercero REHFRAM – 2015, en Lomé, Togo, declaramos nuestro apoyo a:
                 
- Todas las iniciativas y acciones dirigidas a proporcionar soluciones sostenibles para la prevención de conflictos, la erradicación de los brotes de intolerancia en todas sus formas y el terrorismo;
                     
- Hacer un llamamiento a todos los Masones y Masonas del mundo, y a todas las personas amantes de la paz y la libertad, para hacer todo lo posible para derrotar el terrorismo y la intolerancia en todas sus formas;
                      
- Recomendar a los Jefes de Estado y a la comunidad internacional que hagan todo lo posible para garantizar la paz, la seguridad de las personas y los bienes en el continente y el mundo.
             
Dado en Lomé, Togo, el 7 de febrero de 2015. 
                
                  
                  




sábado, 31 de enero de 2015

EL MATONEO MASÓNICO

                
 Por Iván Herrera Michel
              
Entre los varios correos que he recibido relacionados con mi intervención en el Tercer Simposio Masónico de New Jersey (USA) el 20 de  septiembre  2014, un par de ellos se refirieron “in Extenso” al tópico del “matoneo” en la Masonería, coincidiendo en que es un asunto del que se debe hablar “con contundencia”.
                
Tema sensible entre los sensibles el que resaltan estos QQ:. HH:., y que no por minoritario deja de representar una realidad palpable en muchas Obediencias que coarta su accionar, resquebraja la fraternidad y distorsiona la construcción Masónica.
                 
El “matoneo” entre Masones es una forma de ejercicio de un poder no democrático, jerarquizado y desigual, que suele apoyarse abusivamente en un mayor Grado, en un cargo directivo, en la defensa de un rito, en la debida obediencia, en la regularidad, en un supuesto misterio, en los Landmarks, en los Antiguos Usos y Costumbres, en un centralismo piramidal, en la desinformación, Etc. Cualquier pretexto sirve para sus fines.
                  
A veces se recurre a la alienación en el camino de eliminar la pluralidad de pensamiento y vencer la resistencia al abuso. Al respecto, un Gran Maestro colombiano señala a los Masones que “la libertad de conciencia no está por encima de los deberes a los cuales se comprometieron para adquirir su calidad de Masón”, olvidando que en medio de la impresión sicológica que producen los pasajes de la Iniciación el recipiendario “jura lo injurable”, únicamente por la confianza que tiene a los Masones que conoce y el respeto que le profesa a la Orden. Nadie en su sano juicio toma como reales las penalidades simbólicas a las que se refieren las ceremonias Masónicas.   
                    
Muy por el contrario, lo realmente Masónico es que la Orden no puede imponer compromiso alguno que vulnere las libertades individuales de alguien, sea Masón o no lo sea. Por lo que resulta terrible, por decir lo menos, que por haberse Iniciado en la Masonería una persona haga retroceder o renuncie a su libertad de pensamiento.
                  
Por este camino, el juego de palabras y el manejo polisémico de los conceptos reviste con un falso aire de erudición. Las tácticas de intimidación y las amenazas, tácitas o expresas, de irradiación, irregularización, obstrucción de la escala gradual, no acceso a cargos, Etc., acostumbran completar el cuadro.
                  
Muchos Masones prefieren retirarse de los Talleres de manera discreta tan pronto perciben que no han ingresado al ambiente fraternal que esperaban encontrar y que, por el contrario, son testigos de tratos diferenciales cuando no de frecuentes expresiones antifraternales. En estos casos, no tengo ningún inconveniente en aconsejar a quienes esto suceda, en aras de su tranquilidad y salud mental, que se retiren de ese remedo pernicioso de Masonería.
                   
También hay los que sobrellevan calladamente lo de su Obediencia, pero abrevan en fuentes Masónicas más afines con sus sensibilidades Iniciáticas, intelectuales, éticas, ideológicas, espirituales, personales o sociales. Es lamentable que algunos deban hacerlo a escondidas o que no puedan referirse públicamente a ellas so pena de “matoneo”. Pero es una verdadera chifladura que hagan de la genuflexión un modo de ser y estar en la Masonería.
                 
Siempre es fácil identificar porque “matonea” el que ejerce un poder. Lo espinoso es
adentrarse en la psiquis del “matoneado”. Las razones, indiscutiblemente, hay que buscarlas en el cálculo interesado, la baja autoestima, el miedo a ser excluido, la esperanza de una recompensa, la interpretación errónea de la realidad, Etc.
                   
Toda coerción o manipulación, cualesquiera sean las razones invocadas, es ajena a la práctica Masónica, y no debe ser tolerada. Menos aún por quien se precia de ser una persona libre y de buenas costumbres. La libertad de pensamiento y de conciencia no es un privilegio que se otorga y se recibe, sino un derecho que se respeta y se exige.
                 
Por mi parte, me gustan mucho los ambientes Masónicos que conjugan el verbo “Respetar” en presente indicativo. Es decir:
               
Yo me respeto,
Tú te respetas,
Él se respeta,
Nosotros nos respetamos,
Vosotros os respetáis, y
Ellos se respetan.
                            

Porque me muestran que una Logia puede (y debe) ser justa y perfecta no solo en lo formal, sino además, y es lo más importante, en lo doctrinal, lo Iniciático, lo institucional, lo disciplinar y lo fraternal. 
                
                
                 
                   

miércoles, 14 de enero de 2015

EL DESAFÍO MASÓNICO AMERICANO


EL NUEVO LIBRO DE ALAIN DE KEGHEL
        
Por Iván Herrera Michel
       
IPH:. Alain de Keghel
Comienza muy bien el año 2015 con la primicia que me da el IPH:. Alain de Keghel, Secretario General del Consejo de Soberanos Grandes Comendadores de Europa, y ex SGC:. del Supremo Consejo del REAA del Gran Oriente de Francia, sobre la aparición a la luz pública de su nuevo libro, “EL DESAFÍO MASÓNICO AMERICANO - Una tradición en mutación fuertemente confrontada”.
           
La primera jornada de firma se llevará a cabo el 24 de enero de 2015 en el marco de la celebración del 250 aniversario de la Logia "Sinceridad", del Gran Oriente de Francia, y del coloquio "Permanencia del espíritu Masónico de 1764 a 2014", que se celebrarán en Besançon, "(no solo) una de las ciudades más hermosas de Francia, sino también abundante en personas de corazón y de genio”, como la calificó Stendhal en “Rojo y negro”.  
          
Alain de Keghel, conocedor como muy pocos europeos del desarrollo y particularidades de la Orden en el hemisferio occidental, no solo ofrece esta vez una mirada aterrizada sobre la realidad Masónica americana alejada de las caricaturas y los prejuicios, gracias a una rigurosa investigación basada en fuentes seguras y actualizadas, sino que además explora con audacia una interesante perspectiva de futuro.
            
La primera edición es en francés, y será seguida de una estadounidense en inglés y otra mexicana en español.
          
Ya habíamos tenido la oportunidad no solo de disfrutar de la fraternidad y amistad del IPH:. Alain de Keghel, sino también de redactar a cuatro manos con el IPH:. Elbio Laxalte Terra la introducción a la versión en castellano de su libro “La Masonería. Una Perspectiva Geopolítica” (publicado anteriormente en francés, italiano, inglés y japonés), y presentado en Mendoza, Argentina, el 26 de septiembre de 2013, en el marco de las Asambleas Generales de la “Confederación Interamericana de Masonería Simbólica” (CIMAS) y de la “Federación Americana de Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado” (FASCREAA).
           
Ahora “EL DESAFÍO MASÓNICO AMERICANO…”, viene a ser un valioso complemento a su tratado sobre la geopolítica de la Orden, y con toda seguridad se constituirá en una “referencia obligada para todo aquel que desee hacer un análisis lucido de la Masonería contemporánea”, como anuncia su presentación.
                
Bienvenido!
             



               
          

viernes, 2 de enero de 2015

DE LOS LANDMARKS O DE LO MASÓNICO DE LO MASÓNICO

   
Por Iván Herrera Michel
  
Acostumbra la Federación Colombiana de Logias Masónicas celebrar al final de cada año un Conversatorio sobre temas Masónicos y sociales, y el correspondiente a 2014, entre otros, incluyó un panel sobre “Los Landmarks”, que desarrollaron con admirable altura conceptual las Masonas y los Masones que asistieron.    
       
Como quiera que es un tópico sobre el que me consultan con frecuencia los Masones, peguntando si los Landmarks del pasado son aplicables al presente de la Orden o si podrán sobrevivir a los grandes cambios que estamos viviendo, quiero referirme a ellos rápidamente y de paso aprovechar para contestar algunos correos.
          
Así las cosas, lo primero que quiero dejar sentado es que la discusión está muy mal planteada en estos términos. Los Landmarks Masónicos siempre han sido los mismos desde 1721 en que introdujeron en Londres el concepto. La naturaleza británica de su noción es la del derecho consuetudinario no escrito basado en referentes doctrinales e inspiradores, y por lo tanto al codificarse en un sistema normativo escrito de estirpe grecolatina pierden su función evocadora de principios y valores.
          
Es decir, que la concepción de límites de la Masonería surge en el seno de la tradición jurídica del norte de Europa cimentado en usos y costumbres, lo que otorga al interprete capacidad para innovar y sentar precedentes en obligada aplicación de su propia jurisprudencia en los casos no previstos o que se aparten de las costumbres. 
       
Esta claridad es fundamental, para su estudio.
          
Los Landmarks son los bordes sistemáticos que delimitan lo Masónico. El problema surgió cuando a la pregunta
Portada de las Constituciones de Anderson de 1723
“¿Cuáles son los límites que la hacen única a la Orden?”, en los Estados Unidos más de un siglo después de aparecido el término respondieron con más de 30 listados diferentes de normas positivas, diseñadas especialmente para regir en adelante la Masonería en nombre de una antigüedad “inmemorial” que en honor a la verdad no tenían.  
            
De hecho, para la Gran logia Unida de Inglaterra, en sus 8 “Principios Básicos para el Reconocimiento de Grandes Logias” de 1929, “los principios de los antiguos Landmarks y los Usos y Costumbres de la fraternidad, deben ser estrictamente observados”.  Sin precisar que o cuales eran.
                
Posteriormente, en 1989, cuando fueron revisados y nuevamente redactados esos 8 “Principios Básicos…”, los ingleses concretaron un poco más lo que debía entenderse por “Landmarks” disponiendo que “ella deberá adherirse a los principios establecidos y a los Usos (los antiguos Landmarks) y Costumbres de la Orden, e insistir en que ellos sean observados en sus Logias” (“It must adhere to the established principles and tenets (the ‘Ancient Landmarks’) and customs of the Craft, and insist on their being observed within its Lodges).  Del texto se desprende claramente que los Usos son los Landmarks.
             
De la palabra Landmark no existe constancia de que se hubiera utilizado en los gremios de constructores antes de 1717. Ninguna de sus reglamentaciones hace uso de ella. Aparece en la Masonería moderna en 1721 en los reglamentos compilados por George Payne, cuando dice: “Cada Gran Logia tiene autoridad para modificar este Reglamento o redactar otro en beneficio de la Fraternidad, siempre que se mantengan invariados los antiguos Landmarks“. En las Constituciones de Anderson de 1723 se usó por segunda vez en la frase “que los principios de los Landmarks, usos y costumbres del oficio sean estrictamente observados”. Pero ambos documentos dejaron el concepto sin precisar. Tampoco lo hicieron las reformas inglesas de 1738 y 1813 cuando emplearon la palabra..
         
Por su lado, la Masonería de los Estados Unidos de la segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la multiplicación de listados escritos de “auténticos, universales e inalterables Landmarks”. Algunos con más éxitos que otros.
               
Para la Masonería europea continental el tema nunca ha despertado mayor interés. De hecho, los Reglamentos de 1773 con los que se organiza el Gran Oriente de Francia, que es el gran referente de la Masonería liberal, no menciona la palabra. Ni siquiera traducida al francés (borne).
           
Roscoe Pound
La teoría más aceptada por los estudiosos e historiadores, coincide con la del norteamericano Roscoe Pound, Diputado Gran Maestro de la Gran Logia de Massachusetts en 1915 y Decano de la Facultad de Leyes de Harvard entre 1916 y 1936, que sostiene que cuando George Payne y James Anderson se refirieron a los Landmarks, no pensaron en ninguna “ley inmemorial” sino en una expresión genérica que sonara bien en esa época, y la incluyeron sin preocuparse demasiado por su significado.
             
El hecho cierto es que Roscoe Pound estuvo muy afortunado cuando escribió en su libro “Jurisprudencia Masónica” en 1919, que "tanto si usamos el término Landmarks como si no, ellos coinciden con la idea que se nos ha hecho familiar bajo ese nombre”, porque los concibamos cómo los concibamos, todos comprendemos en que consiste “lo Masónico de lo Masónico”.
                  
Dependiendo de dónde y cómo se viva se hace Masonería de una cierta manera. Se asume el mundo Masónico en un cierto número de formas distintas. La cultura influye. Influye en cómo nos comunicamos, en cómo nos movemos o en la manera en que pensamos en los Landmarks. Es importante que cuando pensemos en la Masonería, no hablemos de una gran institución global, porque no existe. Cuando se ve en el mapa y se escucha a los Masones se descubre que somos diferentes.
                        

Para el pensamiento Masónico, lo abstracto de los conceptos no escritos no es excusa para no advertir que los alcances de la responsabilidad frente a la tradición, los usos y las costumbres, es lo que en definitiva constituyen los Landmarks de la Orden, y que estos son consustanciales con el multilateralismo en que nació inmersa en 1717.