jueves, 1 de octubre de 2020

EL TEMA NO ES LA MUJER EN LA MASONERÍA

  Artículo publicado inicialmente en la revista trimestral virtual ADONIRAM, del Supremo Concejo Central del Grado 33 y Último del REAA para la República de Colombia, Volumen III, Número 2, correspondiente a octubre – diciembre de 2019.
            
Por Iván Herrera Michel
"No es la mujer en la Masonería,
Tampoco es la Tradición.
Es el patrañero sin empatía,
Ya hay suficiente ilustración."
                                   
La leyenda cuenta que mientras el Titanic naufragaba una pareja decidió morir abrazada como la de Pompeya, dos caballeros se vistieron de frac para hacerlo como los Gentleman que siempre habían sido, la Wallace Hartley Band interpretó 'Nearer, my God, to Thee' y hubo quien al oírla se olvidó de la prisa. Por su lado, el chef de la pastelería pensó que era una magnífica oportunidad para un brindis y se sirvió una copa.
                   
Era la medianoche de un día perfecto de suave brisa. Con un mar maravillosamente quieto en el más hermoso de los paisajes, y un viaje que partiendo de las costas inglesas conducía más de un millar de sueños a la primavera de un nuevo mundo. El invierno se alejaba y los últimos Icebergs se acercaban imponentes. La tripulación había recibido cinco advertencias de choque con hielos ese día, pero continuaron a la misma velocidad. Y sin saberse como, cuando ni por qué, la galanura, el savoir faire y la distinción se mezclaron con la agonía del ensueño y el tropel de la salvación.  
                 
En grandes áreas de la Masonería parece estar sucediendo algo parecido. Embelesadas en discusiones eternas, oratorias sublimes, declaraciones que pocos leen, aferrados a un pasado que no existió como lo cuentan, disfrutando conflictivas fraternidades, galantes en glamorosos cocteles, ufanos parientes de antiguas familias, asaltados por curiosos esoterismos, abandonadas las grandes avenidas doctrinales, de cara a una inigualable oportunidad para el sueño de seguir construyendo el Templo inacabado de una humanidad más feliz, pareciera que no perciben el riesgo de ser un Titanic que choca en un océano postmoderno contra un iceberg ecléctico, sin paradigmas y sin axiomas.
                         
El tema no es la mujer. Aunque su exclusión pertenezca al repertorio de la orquesta del Titanic.
                      
Para invalidar la presencia de la mujer en la Masonería en igualdad de condiciones con el varón, he escuchado toda clase de explicaciones subjetivas, raras, extrañas, esotéricas, bíblicas, energéticas, seudocientíficas, falsos históricos, con una racionalidad insólita, de una sociabilidad subordinada, inspiradas en San Pablo o en el modelo mariano, prevenidas ante la lujuria de los varones, pregonando que las mujeres antiguamente, que los incas esto, que los egipcios aquello, que los celtas aseveran, que los anunnakis sostienen, que los reptilianos afirman, que la cábala muestra, que el tarot enseña, que los extraterrestres consideran, que el Kybalión dice, que la tradición indica…
                  
El tema no es la mujer. Aunque su discriminación forme parte de una contumaz estulticia.
               
La Masonería afronta naufragios inesperados que la sorprendieron en pleno baile de celebración de pasadas glorias. Por primera vez se plantea la desaparición de la humanidad por el cambio climático, el derretimiento de los polos, el deterioro de la biodiversidad, la falta de agua, la insostenibilidad de la alimentación, la deforestación de los bosques, la contaminación de los océanos, el aumento de la población, las ecomigraciones, algún cataclismo nuclear... No se sabe qué hacer con la inteligencia artificial, ni si hay que ponerle límites al posthumanismo, ni como organizar una fuga a otros planetas, ni cómo enfrentar los negacionismos, ...
                       
Un ejemplo al canto de necedad innecesaria, lo podemos ver en el Secretario Ejecutivo de la Conferencia Mundial de Grandes Logias Regulares, en la XLII reunión de la VI Zona de la Confederación Masónica Interamericana (CMI), en septiembre de 2019, en Asunción, Paraguay, afirmando que la Masonería masculina de corte anglosajón no supera actualmente los 700.000 miembros en total.
                        
Claramente es una exageración histriónica dirigida a la gradería que le pareció más importante que un asunto doctrinal, porque no es cierto.
                  
Si un dato confiable existe en Estados Unidos, es el que ofrece la “Masonic Service Association” (MSA), que publica desde 1924 el número de Masones que las Grandes Logias de hombres blancos de USA reportan anualmente para asuntos fiscales. El guarismo de 2017 fue de 1.076.626. Si persiste la marcada tendencia a la baja que se observa desde 1964, al cierre del año fiscal de 2019 se estima que serán menos de un millón. La menor cantidad contabilizada desde el inicio. Y en 25 años desaparecerían.
                     
En lo personal, no creo que sea importante que los Masones sean 7 millones o 700 mil. El dato no es tan significativo, después de que se tomen el trabajo de ponerse a trabajar en clave constructiva alejados de burbujas distractoras y autismos institucionales.
                     
De hecho, aprendí de la Gran Maestra de la Gran Logia Simbólica Española y ex Vice Presidenta de CLIPSAS, Ascensión Tejerina, citando a la antropóloga Margaret Mead, que “nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. En realidad, son los únicos que lo han cambiado.
              
El tema no es la mujer. Es algo más de fondo. 

Es el patrañero sin empatía.
                   
                 
                  
                  
                   

3 comentarios:

Rosember Rivadeneira B. dijo...

Buen día Q:. H:. Excelente artículo. Por momentos adopta una estructura poética, pues emplea un lenguaje que impregna de romanticismo el aura del lector. En otros pasajes encarna un instrumento narrativo. Una crítica razonada en él está reflejada, destacando en todo caso que los cambios no están determinados por los imponentes grandes números, sino por la calidad de los pequeños.

Rosember Rivadeneira B:.
Gr:. Maest:. Gr:. Log:. Sierra Nevada de Santa Marta.

T:. A:. F:.

Ofelia Gallego Beltrán dijo...

Excelente artículo. Si la masonería no se repiensa y reencausa su norte, se convierte en una especie en vías de extinción. Independiente de si es masculina, femenina o mixta. Se ha convertido en muchas cosas, incluso en algo muy parecido a los clubes sociales, alto totalmente alejado de sus objetivos y metas originales, de los principios que profesa.

Unknown dijo...

Te felicito Iván Herrera M. Ya es tiempo de aceptar un cambio en la filosofía masónica aceptando por igual a la mujer a quien le debemos casi todo. La tolerancia no la encuentro en los Lank marks, que más bien se "adueñaron de una verdad a modo" y aceptaresa verdad como universal sería tanto como ir en contra del principio masónico más importante: el combate al fanatismo que debemos practicar, de otra forma es eceptar el fanatismo como norma.
Seguiremos luchando los seres libres por esa libertad