miércoles, 15 de junio de 2022

¿EXISTE LA LOGIA PERFECTA?

Por Iván Herrera Michel
               
Me ha causado curiosidad la pregunta que me hace un Masón inglés acerca de cuáles serían las características particulares que debería tener una Logia para ser perfecta.
                      
Para evitar confusiones, mi corresponsal me aclara que no se refiere a los requisito y composición del Quorum que muestran la mayoría de los catecismos Masónicos, que (a falta de mención en los Reglamentos Generales de Payne de 1721 y las Constituciones de Anderson de 1723) están basados en la “Masonry Dissected” de Samuel Pritchard de 1730, que define una Logia Justa y Perfecta como aquella constituida por siete o más Masones que sean “un Maestro, dos Vigilantes, dos Compañeros del Oficio y dos Aprendices Aceptados”. Definición que en casi tres siglos ha sufrido notorias variaciones.
                           
En este orden de ideas, me está consultando sobre la cualidad que el Oxford Dictionary define cuando dice que “perfect” es algo que “having everything that is necessary; complete and without faults or weaknesses” (tiene todo lo necesario; completo y sin fallas ni debilidades), concepto que me resulta familiar porque en castellano el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “perfecto/ta” como algo “que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto”.
                          
Asimiladas las claves del lenguaje, pasé a contestar lo obvio: No existe ni ha existido nunca, en ninguna parte del mundo ni en época alguna, una Logia perfecta.
               
Me explico:
                         
La perfección apunta al mito y a la utopía, además de que no corresponde a la capacidad de transformarse de las personas y de sus formas asociativas a la que se dirige la propuesta constructiva de la Masonería. No obstante, este rasgo distintivo no impide el que las Logias a la vez sean, y siempre hayan sido, perfectibles a partir de sus egregores, sus miembros y sus referentes.
                                  
El punto neural de la inquietud parece centrarse en que la imperfección natural de las personas que conforman una Logia, en la práctica es un componente potencialmente perturbador para la misma, pero cabe aclarar que sin Masones no existe la Logia. El componente humano le es consustancial.  
                        
Por otra parte, es normal que se presenten desavenencias en un grupo que, como la Masonería, aspira desde las Constituciones de Anderson de 1723 a permitir en su seno que “cada uno (sea) libre en sus individuales opiniones… (y)… el Centro de Unión y el medio de conciliar verdadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas”. También es normal que no encajemos enteramente en un sitio como si nos los hubiera diseñado un sastre a la medida.
                        
Las acciones frente a lo que queremos cambiar para mejorar en nuestras Logias siempre pasarán por la tolerancia, el consenso y la democracia como fórmulas de conciliar opiniones distintas y de transigir para llegar a acuerdos.
                        
De igual forma, y no es menos importante, siguiendo de la mano de Anderson, al momento de la elección de los directivos “toda preferencia entre los masones ha de fundarse únicamente en la valía y mérito personal, a fin de que los Señores estén bien servidos y no tengan de qué avergonzarse los hermanos ni haya motivo de despreciar el Arte Real”.
                        
Pero a mi juicio, es todavía más transcendental para colaborar con la perfectibilidad logial el que estemos dispuestos en todo momento a brindar personalmente una mayor dosis de fraternidad y excelencia a los trabajos y al egregor.
                                 
                            
                               
                             
                                
 

3 comentarios:

MRGM ADRIANA LEON dijo...

Muy interesante punto de vista y muchas gracias por la información histórica

Anónimo dijo...

Excelente Q.'. H.'. Iván, es toda una gran verdad eso de Logia Perfecta. Los elementos que las componemos aún estamos con muchas aristas. TAF.

Elliot Cohen dijo...

Gracias por el Trazado QH Iván:

No puede ser fácil y requiere cierto training mantener la unidad en la diversidad de nuestro mundo masónico. Algo así como en física se describe como un equilibrio inestable, ya que una fuerza menor puede cambiar el estado.

Por otro lado el ruido y tumulto del exterior permea algo al interior aunque se frena con nuestras prácticas y decisión de mantenernos "al orden", con el respeto que queremos entregar y recibir, con las discrepancia fraternal en el mundo de las ideas pero sin ataques personales.

Una buena Logia fija metas de corto y largo plazo, planifica el futuro para cumplirlas, adecuandose a los imprevistos y turbulencias de la sociedad donde vive y convive.

Un fraternal abrazo