miércoles, 14 de enero de 2015

EL DESAFÍO MASÓNICO AMERICANO


EL NUEVO LIBRO DE ALAIN DE KEGHEL
        
Por Iván Herrera Michel
       
IPH:. Alain de Keghel
Comienza muy bien el año 2015 con la primicia que me da el IPH:. Alain de Keghel, Secretario General del Consejo de Soberanos Grandes Comendadores de Europa, y ex SGC:. del Supremo Consejo del REAA del Gran Oriente de Francia, sobre la aparición a la luz pública de su nuevo libro, “EL DESAFÍO MASÓNICO AMERICANO - Una tradición en mutación fuertemente confrontada”.
           
La primera jornada de firma se llevará a cabo el 24 de enero de 2015 en el marco de la celebración del 250 aniversario de la Logia "Sinceridad", del Gran Oriente de Francia, y del coloquio "Permanencia del espíritu Masónico de 1764 a 2014", que se celebrarán en Besançon, "(no solo) una de las ciudades más hermosas de Francia, sino también abundante en personas de corazón y de genio”, como la calificó Stendhal en “Rojo y negro”.  
          
Alain de Keghel, conocedor como muy pocos europeos del desarrollo y particularidades de la Orden en el hemisferio occidental, no solo ofrece esta vez una mirada aterrizada sobre la realidad Masónica americana alejada de las caricaturas y los prejuicios, gracias a una rigurosa investigación basada en fuentes seguras y actualizadas, sino que además explora con audacia una interesante perspectiva de futuro.
            
La primera edición es en francés, y será seguida de una estadounidense en inglés y otra mexicana en español.
          
Ya habíamos tenido la oportunidad no solo de disfrutar de la fraternidad y amistad del IPH:. Alain de Keghel, sino también de redactar a cuatro manos con el IPH:. Elbio Laxalte Terra la introducción a la versión en castellano de su libro “La Masonería. Una Perspectiva Geopolítica” (publicado anteriormente en francés, italiano, inglés y japonés), y presentado en Mendoza, Argentina, el 26 de septiembre de 2013, en el marco de las Asambleas Generales de la “Confederación Interamericana de Masonería Simbólica” (CIMAS) y de la “Federación Americana de Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado” (FASCREAA).
           
Ahora “EL DESAFÍO MASÓNICO AMERICANO…”, viene a ser un valioso complemento a su tratado sobre la geopolítica de la Orden, y con toda seguridad se constituirá en una “referencia obligada para todo aquel que desee hacer un análisis lucido de la Masonería contemporánea”, como anuncia su presentación.
                
Bienvenido!
             



               
          

viernes, 2 de enero de 2015

DE LOS LANDMARKS O DE LO MASÓNICO DE LO MASÓNICO

   
Por Iván Herrera Michel
  
Acostumbra la Federación Colombiana de Logias Masónicas celebrar al final de cada año un Conversatorio sobre temas Masónicos y sociales, y el correspondiente a 2014, entre otros, incluyó un panel sobre “Los Landmarks”, que desarrollaron con admirable altura conceptual las Masonas y los Masones que asistieron.    
       
Como quiera que es un tópico sobre el que me consultan con frecuencia los Masones, peguntando si los Landmarks del pasado son aplicables al presente de la Orden o si podrán sobrevivir a los grandes cambios que estamos viviendo, quiero referirme a ellos rápidamente y de paso aprovechar para contestar algunos correos.
          
Así las cosas, lo primero que quiero dejar sentado es que la discusión está muy mal planteada en estos términos. Los Landmarks Masónicos siempre han sido los mismos desde 1721 en que introdujeron en Londres el concepto. La naturaleza británica de su noción es la del derecho consuetudinario no escrito basado en referentes doctrinales e inspiradores, y por lo tanto al codificarse en un sistema normativo escrito de estirpe grecolatina pierden su función evocadora de principios y valores.
          
Es decir, que la concepción de límites de la Masonería surge en el seno de la tradición jurídica del norte de Europa cimentado en usos y costumbres, lo que otorga al interprete capacidad para innovar y sentar precedentes en obligada aplicación de su propia jurisprudencia en los casos no previstos o que se aparten de las costumbres. 
       
Esta claridad es fundamental, para su estudio.
          
Los Landmarks son los bordes sistemáticos que delimitan lo Masónico. El problema surgió cuando a la pregunta
Portada de las Constituciones de Anderson de 1723
“¿Cuáles son los límites que la hacen única a la Orden?”, en los Estados Unidos más de un siglo después de aparecido el término respondieron con más de 30 listados diferentes de normas positivas, diseñadas especialmente para regir en adelante la Masonería en nombre de una antigüedad “inmemorial” que en honor a la verdad no tenían.  
            
De hecho, para la Gran logia Unida de Inglaterra, en sus 8 “Principios Básicos para el Reconocimiento de Grandes Logias” de 1929, “los principios de los antiguos Landmarks y los Usos y Costumbres de la fraternidad, deben ser estrictamente observados”.  Sin precisar que o cuales eran.
                
Posteriormente, en 1989, cuando fueron revisados y nuevamente redactados esos 8 “Principios Básicos…”, los ingleses concretaron un poco más lo que debía entenderse por “Landmarks” disponiendo que “ella deberá adherirse a los principios establecidos y a los Usos (los antiguos Landmarks) y Costumbres de la Orden, e insistir en que ellos sean observados en sus Logias” (“It must adhere to the established principles and tenets (the ‘Ancient Landmarks’) and customs of the Craft, and insist on their being observed within its Lodges).  Del texto se desprende claramente que los Usos son los Landmarks.
             
De la palabra Landmark no existe constancia de que se hubiera utilizado en los gremios de constructores antes de 1717. Ninguna de sus reglamentaciones hace uso de ella. Aparece en la Masonería moderna en 1721 en los reglamentos compilados por George Payne, cuando dice: “Cada Gran Logia tiene autoridad para modificar este Reglamento o redactar otro en beneficio de la Fraternidad, siempre que se mantengan invariados los antiguos Landmarks“. En las Constituciones de Anderson de 1723 se usó por segunda vez en la frase “que los principios de los Landmarks, usos y costumbres del oficio sean estrictamente observados”. Pero ambos documentos dejaron el concepto sin precisar. Tampoco lo hicieron las reformas inglesas de 1738 y 1813 cuando emplearon la palabra..
         
Por su lado, la Masonería de los Estados Unidos de la segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la multiplicación de listados escritos de “auténticos, universales e inalterables Landmarks”. Algunos con más éxitos que otros.
               
Para la Masonería europea continental el tema nunca ha despertado mayor interés. De hecho, los Reglamentos de 1773 con los que se organiza el Gran Oriente de Francia, que es el gran referente de la Masonería liberal, no menciona la palabra. Ni siquiera traducida al francés (borne).
           
Roscoe Pound
La teoría más aceptada por los estudiosos e historiadores, coincide con la del norteamericano Roscoe Pound, Diputado Gran Maestro de la Gran Logia de Massachusetts en 1915 y Decano de la Facultad de Leyes de Harvard entre 1916 y 1936, que sostiene que cuando George Payne y James Anderson se refirieron a los Landmarks, no pensaron en ninguna “ley inmemorial” sino en una expresión genérica que sonara bien en esa época, y la incluyeron sin preocuparse demasiado por su significado.
             
El hecho cierto es que Roscoe Pound estuvo muy afortunado cuando escribió en su libro “Jurisprudencia Masónica” en 1919, que "tanto si usamos el término Landmarks como si no, ellos coinciden con la idea que se nos ha hecho familiar bajo ese nombre”, porque los concibamos cómo los concibamos, todos comprendemos en que consiste “lo Masónico de lo Masónico”.
                  
Dependiendo de dónde y cómo se viva se hace Masonería de una cierta manera. Se asume el mundo Masónico en un cierto número de formas distintas. La cultura influye. Influye en cómo nos comunicamos, en cómo nos movemos o en la manera en que pensamos en los Landmarks. Es importante que cuando pensemos en la Masonería, no hablemos de una gran institución global, porque no existe. Cuando se ve en el mapa y se escucha a los Masones se descubre que somos diferentes.
                        

Para el pensamiento Masónico, lo abstracto de los conceptos no escritos no es excusa para no advertir que los alcances de la responsabilidad frente a la tradición, los usos y las costumbres, es lo que en definitiva constituyen los Landmarks de la Orden, y que estos son consustanciales con el multilateralismo en que nació inmersa en 1717.  
           
              
                   

domingo, 14 de diciembre de 2014

DIALOGANDO CON ANDRÉ SZAKVARY

              
Por Iván Herrera Michel
        

IPH:. André Szakvary
André Szakvary es un Masón que ha vivido la geopolítica real del escocismo como muy pocos. Es decir, la que deciden los Masones de carne, huesos y corazón.
                  
Húngaro de origen y exiliado en Francia durante la última guerra mundial, en dónde adelantó estudios de cirugía en Paris y en un Business School americano, André Szakvary terminó siendo muy activo en la Masonería francesa y rumana, hasta el punto de haber sido elegido en 1996 como Soberano Gran Comendador (SGC:.) del Supremo Consejo más antiguo de Rumanía (fundado por Constantino Moroiu en 1881), luego de su retorno a Bucarest en 1993 de su “asilo” en París desde la década de los 50s del siglo pasado por las persecuciones a la Masonería del bloque comunista.
              
El IPH:. Szakvary entregó el cargo de SGC:. en diciembre de 2012 al IPH:. Liviu Mannecan, después de ejercerlo durante casi 17 afanosos años, en permanente diálogo con los tres grupos internacionales al que pertenecen el SC:. para la Jurisdicción Sur de USA, el SC:. de Francia, y con las jurisdicciones que asisten a los Encuentros Internacionales de Altos Grados.
             
En una cena que compartimos hace pocas semanas, y aprovechando nuestra amistad, le he solicitado a André un “dialogo” público sobre su visión del paisaje escocista, y ha accedido con la condición de que lo deje decir lo que él quiere decir. No puedo pedir más, y la verdad es que recordó varios acontecimientos que ya es hora de colocar sobre el tapete para el análisis serio del origen de muchos de nuestros problemas actuales, con miras a un mejor futuro.
               
Así las cosas, comencemos este dialogo:
               
IHM/ Mi Q:. H:. André, cuando pienso en la Masonería de Rumanía no puedo dejar de relacionarla con el intervencionismo norteamericano después de la caída de Nicolae Ceauşescu en 1989. La nueva era Masónica rumana comenzó en mayo de 1993 cuando una delegación del Supremo Consejo para la Jurisdicción Sur de USA, encabezada por su SGC:. C. Fred Kleinknecht, desconoció la historia, el aporte y la existencia del Supremo Consejo rumano de 1881 en el exilio.
              
AS/ En efecto, el Supremo Consejo rumano de 1881 ya estaba regularmente reinstalado en Rumanía en el mes de mayo de 1993, y las prerrogativas del Supremo Consejo ya habían sido transmitidas en Bucarest al nuevo Soberano Gran Comendador, Dan A. Lazarescu, que había vivido toda la época comunista en esta ciudad. Fred Kleichnecht no ha hecho más que un acto de imperialismo invadiendo un territorio ocupado por un Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, regularmente reinstalado.
               
Fred Kleinknecht otorgó los Altos Grados 32˚ y 33˚ en el Centro Militar de Bucarest a más de 200 rumanos entre los cuales algunos ni siquiera habían sido iniciados en los primeros Grados… y en octubre del mismo año citó a Washington, USA, en el extranjero, a los Masones así elevados al Grado 33˚, pagando todos los gastos, para instalar un nuevo Supremo Consejo “bis” para Rumanía, lo que no corresponde a las Constituciones del REAA...
                
IHM/ Conozco perfectamente la situación porque algo parecido sucedió en Colombia cuando Fred Kleinknecht le otorgó el Grado 32° a 212 Masones en el extranjero en la ciudad de Balboa, en el vecino país de Panamá, el día 18 de junio de 1994, y menos de un mes después reunió en Washington a un pequeño grupo de ellos para concederles el Grado 33° y crear un nuevo Supremo Consejo colombiano, ignorando olímpicamente el fundado en 1833. Fue un accionar sin límites ni pudor que lesionó la fraternidad de cerca de una docena de naciones que aún no encuentran el camino de la unión fraternal.
                   
Pero volviendo a la Masonería rumana, la Conferencia de Grandes Maestros de Norteamérica reunida en Calgary, Canadá, en febrero de 2005, profundizó la división de ese país al declarar “regular” a una recién fundada Gran Logia relacionada con el Supremo Consejo creado por los estadounidenses en 1993, pasando por encima de la que tenía para la época 125 años de constituida. El paisaje Masónico de Rumanía nunca volvió a tener el esplendor ni la calidad de la membrecía de antes de la segunda guerra mundial. ¿Cómo es que un Masón francés como tú se vio envuelto en semejante enredo rumano? ¿Te arrepientes de algo? ¿Valió la pena?
               
AS/ Soy un ciudadano francés que tiene como el ex presidente Nicolás Sarkozy unos ascendientes húngaros. Y soy un Masón francés de toda mi vida Masónica, iniciado en Paris en los años 60 durante mis estudios de medicina. Después de mi actividad en los hospitales de Paris, asistí a un Business School americano y por eso digo que mi secunda profesión es la de Marketing – Manager Internacional. Llegué a Rumanía por cuenta de unas empresas francesas y no por la Masonería. Pero mis Hermanos Masones de Francia me han pedido que diera una mano a la renaciente Masonería rumana y como siempre en todos los asuntos, cuando metes el dedo, el asunto te come el brazo y… el cuerpo… y así fue!
                  
¿Valió la pena? No me corresponde a mí contestar esta pregunta, pero sí con mis Hermanos rumanos hemos llegado a imponer la imagen de una Gran Logia y de un Supremo Consejo del REAA serios, tengo que estar satisfecho.
                  
IHM/ Tres grupos internacionales y varios “Vaticanos” escocistas en el mundo. ¿Qué futuro le ves al escocismo?
                     
AS/ De antemano hay que dejar claro que en la Masonería no existen “Vaticanos” ni entidades que tengan el poder de decidir quién es Masón y quien no lo es. La calidad de Masón se adquiere por la Iniciación en una “Logia justa y perfecta” y trabajando en su propio perfeccionamiento con la ayuda de los Hermanos
                    
¿El futuro como lo veo?: triste. Y como ya lo he dicho en una conferencia: si se sigue el camino actual la Masonería escocista tradicional ya tiene un pie en la tumba. Se puede comparar con la situación económica de muchos países “desarrollados” que viven una crisis financiera importante por no haber respectado un cierto número de reglas básicas.
                   
De la misma manera y por las mismas causas, nos encontramos nosotros los Masones escocistas en una crisis moral y estructural por no haber respectado las bases fundamentales de nuestra Orden. Hoy en día, en nuestro mundo cualesquiera hace cualquier cosa, dondequiera y de cualquier modo. Además, es seguro que la política del Supremo Consejo para la Jurisdicción Sur de Estados Unidos y de la Gran Logia Unida de Inglaterra de crear e imponer los conceptos de “regularidad” y de “irregularidad” ha instituido divisiones en lugar de unidad, y han llevado a la creación múltiple de Grandes Logias y Supremos Consejos, algunos de los cuales lo único de Masónico que tienen es el nombre.
                     
Existe una Gran Logia en Inglaterra que se formó en 1717 en Londres, pero que es la heredera de Logias y Grandes Maestros profesionales, que ya existían en Londres e Inglaterra previamente, y mucho antes en York, en Escocia y en algunos otros países europeos. Sus Tradiciones transcurrieron por siglos y promulgaron unas reglas de vivir y una moral. (Verbi Gracia: los Antiguos Deberes, el Manuscrito Regius, el Cook, el Shaw…etc....)
                        
Anderson, Désaguliers y Newton consignaron esas bases en el Artículo I. del Capítulo “The Charges of a Free-Masón” de la Constitución de Anderson de 1723, reafirmando desde entonces la universalidad de la Orden  
                 
Lo mismo se puede decir del Supremo Consejo de Charleston, ya que fue formado por once Gentlemen de Charleston. Once Gentlemen originarios de siete países distintos… ¿No es para desde el inicio proclamar la universalidad de la Masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado?
                      
IHM/ El Supremo Consejo para la Jurisdicción Sur de USA tiene un pasado intervencionista muy poco ejemplar. Basta ver el desastre que propicio cuando la crisis de 1964 del Supremo Consejo de Francia. Pero el periodo en que fue su SGC:. C. Frederick Kleinknecht, de 1995 a 2003, se distinguió por profundizar esta política creando a diestra y siniestra nuevos Supremos Consejos en países en donde ya había uno, aprovechando rencillas locales. Las de Colombia y Rumanía, son apenas dos de las fraternidades Masónicas nacionales que en Europa y América se vieron seriamente fracturadas cuando intervino Kleinknecht a golpe de báculo. Tú que lo conociste bien, ¿Qué buscaba Kleinknecht?
                       
AS/ Estábamos en la época del imperialismo norteamericano en el mundo entero. El intervencionismo norteamericano no tenía límite: Intervención en Panamá, en Cuba, en Corea, en Vietnam, Chile, Medio-Oriente…etc.... Como ex-alto responsable de la administración estadounidense Fred Kleinknecht aplicaba la política de los Estados Unidos de esa época. Siendo Soberano Gran Comendador la aplicó en el mundo Masónico!
                    
A la salida de los problemas de la primera, y después de la segunda guerra mundial, las instancias anglo-estadounidense se han auto-proclamado referencias Masónicas mundiales, inventando para sus relacionados el calificativo de “regular” y para los demás el de “irregular”, según cualificaciones establecidas con sus propios criterios, dividiendo así la unidad de la Masonería mundial. Esta unidad ya fue fragilizada por la discrepancia entre la Gran Logia Unida de Inglaterra y el Gran Oriente de Francia en 1877, y después concretamente por el cambio del texto del artículo primero de las Constituciones básicas de Anderson en 1813 por la misma Gran Logia Unida de Inglaterra.
               
Son “fracturas” que todavía dividen el mundo Masónico.
                          
IHM/ El Supremo Consejo de Francia ha conformado un grupo internacional de Supremos Consejos en el que entre otros militan algunos de los “irregularizados” por el Supremo Consejo para la Jurisdicción Sur de USA, y que en su VII reunión, en Nápoles, Italia, en octubre de 2012, adoptó el nombre de “Alianza Internacional Masónica Escocista” (AIME), cuyo Tratado de fundación firmó el IPH:. Dan Roman por un Supremo Consejo rumano. Tú que estuviste cerca del Supremo Consejo de Francia y del de la Jurisdicción Sur de USA, cuéntanos, por favor, ¿La AIME aporta mayor valor agregado a la Masonería que las “Conferencias mundiales de Supremos Consejos”? ¿Cuál es la diferencia real y doctrinal entre los dos grupos?
                       
AS/ ¡La “Irregularización” que hacen el Supremo Consejo para la jurisdicción Sur de USA y la Gran Logia Unida de Inglaterra, como he dicho antes, no tiene un valor de calidad! Como lo dicen nuestras Constituciones: son regulares los que trabajan regularmente según la tradición y las Constituciones.
                      
Las Constituciones existen desde el inicio de la Masonería y muy por delante de la creación de estas “supremas instituciones”. ¡No existe en ningún texto la definición de una entidad que pueda decidir quién es Masón y quien no lo es!
                      
Eso es del mismo nivel que los apellidos de Masonería “dogmática”, “adogmática”, “libre” “libertad de opinión” “laica”…etc.…hay que pensar que provienen de “Hermanos” que no han leído las Constituciones o no las han comprendido, ya que es bastante claro que las Constituciones Masónicas en sus textos fundadores dejan al hombre su libertad de pensamiento y de opinión.
                      
En efecto, en el Art. I de las Constituciones de Anderson de 1723 encontramos: “But though in ancient Times Masons were charg'd in every Country to be of the Religion of that Country or Nation, whatever it was, yet 'tis now thought more expedient only to oblige them to that Religion in which all Men agree, leaving their particular Opinion to themselves; that is to be good Men and true, or Men of Honour and Honesty, by whatever Denomination or Persuasions they may be distinguish'd; whereby Masonry becomes the Center of Union and the Means of conciliating true Friendship among Persons that must have remain'd at a perpetual Distance." (En el inglés del texto original)
                        
La versión en español del Art. I. de las Constituciones de Anderson de 1723 es: Pero aunque en tiempos antiguos los Masones estaban obligados a pertenecer a la religión dominante en su país, cualquiera que fuere, se considera hoy mucho más conveniente obligarlos tan sólo a profesar aquella religión que todo hombre acepta, dejando a cada uno libre en sus individuales opiniones; es decir, que han de ser hombres probos y rectos, de honor y honradez, cualquiera que sea el credo o denominación que los distinga. De esta suerte la Masonería es el Centro de Unión y el medio de conciliar verdadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas.
                      
Para mí es un pasaje muy bonito y con palabras tan precisas y escogidas cuidadosamente, que  en el contexto Estuardo /Hannover de la época en que fueron redactadas, se admite generalmente que Newton y Désaguliers han ayudado a Anderson, porque es mucho más profundo de lo que él podría escribir solo. 
                       
En el REAA, en el Capítulo “Nova Instituta Secreta et Fundamenta” de las Constituciones de 1786, 7° párrafo, se puede leer: "en respectant les idées de chacun, sans faire violence à la juste indépendance des Maçons et surtout à la liberté d’opinion qui est la première et la plus sacrée de toutes les libertés et en même temps la plus prompte à prendre ombrage"
                          
En español es: “respetando las ideas de cada uno, sin hacer violencia a la justa independencia de los Masones, y sobre todo a la libertad de opiniones, que es la primera y más sagrada de todas las libertades y al mismo tiempo la más susceptible de ofenderse.”
                 
En lo que concierne a las “Reuniones”, “Confederaciones”, “Conferencias” y otros tipos de “Alianzas”, ya sea a nivel de Grandes Logias o Supremos Consejos, estos encuentros existen formalmente organizados desde el inicio del siglo pasado. Pero también existieron mucho antes en las Masonerías operativas. Ahora reúnen instituciones que se reconocen entre ellos y apartan a las que no les gustan. Lo que significa que no es una apreciación de calidad sino de amistad o de “fraternidad”.
             
Lo que vale también para el IPH\Dan Roman que debe ser miembro del décimo Supremo Consejo que han creado en Rumanía. Hay en estos momentos en Rumanía, si mis cuentas son exactas, 4 o 5 Supremos Consejos y 7 u 8 Grandes Logias... y evito comparar a Rumanía con otros países en los cuales es difícil hacerse una idea clara del número de instancias “superiores” con el mismo número de Grandes Comendadores y Grandes Maestros en función…
                           
¿Que aportan estas reuniones a la Francmasonería? Depende de quién las organiza y del Orden del Día, que algunas veces ponen en evidencia problemas multinacionales y con respecto a las Constituciones. Pero sobre todo, pienso que son útiles porque permiten a los responsables a distintos niveles conocer un cierto número de organizaciones Masónicas de países y de culturas diversas, e intercambiar opiniones.
                  
IHM/ Por otra parte, me consta personalmente que el Supremo Consejo rumano de 1881 ha suscrito la “Declaración de Ginebra” y hoy asiste con Voto Deliberativo a los encuentros Internacionales de Altos Grados. ¿Qué te inclinó finalmente a vincularte a ese grupo de Supremos Consejos?
                       
AS/ No quiero recordar la situación (ridícula) de la reunión de Barcelona en 2011, a pesar de la excelente organización que hicieron los Hermanos españoles. Pero para mí era lo mismo que he dicho antes: intentar de encontrar un eco a mi búsqueda referente al REAA y a su correcta práctica en la época actual. Pero leyendo hoy en día, casi diez años después, la Declaración de Ginebra parece ser un catalogo de votos piadosos en las que ya sus redactores no pueden creer.
                                   
Refiriéndose a Lausana, ¿cómo se puede escribir la expresión “este texto fundador”, si fue elaborado solamente por nueve representantes de Supremos Concejos del mundo, y más tarde no fue aceptado por la mayoría de los Supremos Consejos representados? Por esto fue una discusión limitada y se excluyó problemas muy grandes en el concepto del Rito Escocés Antiguo y Aceptado que han, desde entonces, quedado sin resolver. Por esta razón, cada uno puede interpretar ciertos artículos de las Constituciones como desee.
              
Las reuniones que han seguido a la de Ginebra, en distintos países han expuesto planchas sin mayor interés, en lugar de brindar la oportunidad a los Soberanos Grandes Comendadores de trabajar juntos construyendo algo positivo para asegurar el futuro del REAA.
                   
Pero para ser honesto en este asunto, hay que decir que todas las reuniones, cualesquiera sea su denominación o su organizador valen por lo negativo. Hablar de tradición, de simbolismo, de valores antiguos, puede hinchar el ego de algunos pero no aporta nada a la construcción del edificio de nuestra Orden y a su perennidad.
                  
Por supuesto que no hay que hablar de Religión o de Política, pero me gustaría que un alto cargo me diga cómo es posible trabajar por la felicidad y el bienestar de la familia humana sin meter al menos la yema del meñique en la “Res Publicas”. Salvo las acciones benefactoras de las Grandes Logias estadounidenses, y de estructuras benefactoras Masónicas de algunas otras raras Grandes Logias o Supremos Consejos en el mundo, ¿dónde está el idealismo y la fraternidad tan clamadas por los Masones?
                     
Es evidente que hoy en día el Rito Escocés Antiguo y Aceptado necesita un serio escobazo y un espíritu fraterno de actualización. Debería haber una nueva reunión internacional, pero completa, universal y multiobedencial. ¡Esto sí que llega a ser imprescindible para hacer la limpieza en nuestra ORDEN!
                
IHM/ Por último, ¿Qué consejo le darías hoy en día a un Soberano Gran Comendador recién instalado en el cargo?
                     
AS/ - Que pase el mínimo de tiempo con los altos grados. Ellos deben trabajar realmente y no tienen que satisfacerse con las decoraciones y honores que les son manifestados, porque sus deberes están claramente establecidos en el Art II, parágrafo II. de las Constituciones de 1786: “Su misión y peculiar deber es instruir e ilustrar a los hermanos; conservar entre ellos la Caridad, la Unión y el Amor Fraternal”.
                
- Dar el máximo de su tiempo a los que entran en la Masonería, trabajar con los Maestros para explicar cuáles son los objetivos de la Masonería y ayudarles para hacer algo positivo por los demás en su vida Masónica.
                
- Ser un líder capaz de dar ejemplo con sus acciones, no solamente en su país, sino además llevando fortaleza a todos los Soberanos Grandes Comendadores del mundo Masónico.
             
- No dudar en tomar posiciones, y cuando sea oportuno la palabra, en instituciones y poderes profanos para exponer nuestros ideales y las necesidades de actuar por un mundo más justo.
                   
- Guardar las ideas utópicas para las discusiones en el interior de los Templos.
                        
- En el exterior, actuar con acciones positivas para dar a la Masonería en el mundo profano una imagen de solidaridad, de honestidad y de fraternidad para que la felicidad y el bienestar de la familia humana exista realmente en TODA ella.
                        
Si, sin prejudicios, los Hermanos y las Hermanas tienen la fuerza espiritual para formar una cadena de unión ACTIVA en este sentido, por todo el mundo, con el fin de imponer sus ideales a los “dirigentes profanos de este mundo”, nuestro siglo será mucho más bonito para vivir y habrá un porvenir con más esperanzas para la felicidad de todos
                 
                                 

IHM/ Muchas Gracias mi Q: H:. André, por tus palabras.
                       
                 
                 

domingo, 30 de noviembre de 2014

LA COLUMNA DE LA ARMONÍA


Por Iván Herrera Michel
              
Han llegado a mis manos dos textos publicados al mismo tiempo en el solsticio de verano del hemisferio norte de 2014, sobre el simbolismo de la música por Editorial Masonica.es que vale la pena comentar. El primero de ellos, de contenido Masónico, lleva por título “Columna de la armonía. Guía para los hermanos de la Tercera Columna” y se ocupa de su papel en el método simbólico, de su uso en los diferentes momentos de la Tenida, de su rol como una de las siete artes liberales de la Tradición Masónica y de su calidad como parte integral del Cuadrivium.
             
Su autor es Honorio Marcial, miembro de una Logia en Barcelona de la Gran Logia de España, “profesional de la programación, que sirve de puente entre el autor, el intérprete y el público”, que se apoya en la experiencia y reflexiones de Talleres “regulares” y “liberales” para brindar una perspectiva didáctica no prejuiciada.
               
Al parecer, en España la música en las Logias es de mayor uso cotidiano que en Latinoamérica, aunque debo reconocer que en ese área  la más bella Tenida a la que he tenido la suerte de asistir fue la del Equinoccio de Primavera del hemisferio sur, presidida por Antonio Facciollo, Gran Maestro de la Gran Logia Arquitecto de Acuario, en Sao Paulo, Brasil, el veintidós de septiembre de 2012, en el marco de décimo aniversario de CIMAS. Dicho sea de paso, en esa ocasión reflexionábamos en clave Masónica sobre “Desarrollo Sostenible y dignidad humana”.   
                   
Por lo que se lee, en la península no se trata de solo hacer sonar el himno nacional en la Instalación de dignidades, de ambientar las pausas con la “Pequeña Cantata Masónica” de Mozart, oír en ocasiones luctuosas la “Marcha Fúnebre Masónica K477”, también de Mozart, o de adornar la Tenida entonando la “Canción de la Alegría”, en la versión compuesta por Amado Regueiro Rodríguez en 1970 (que canta Miguel Ríos) con base en el último movimiento de la novena Sinfonía de Beethoven. Es decir, la que empieza cantando “Escucha, hermano / la canción de la alegría / el canto alegre del que espera / un nuevo día. / Ven, canta, sueña cantando / vive soñando el nuevo sol / en que los hombres / volverán a ser hermanos...”.  
                    
Una aproximación a esta experiencia musical española la había conocido por un artículo en dos entregas que publicó el Centro Ibérico de Estudios Masónicos (CIEM) en los números de su revista “Noticias” correspondientes a los meses de mayo y agosto del año 2009. En ellos, se sugiere acompañar musicalmente a once momentos de la Tenida.  A saber: la entrada al Taller, el reconocimiento de los HH:., el encendido de las luces, el preguntar por la hora de iniciar o concluir los trabajos, la apertura de los mismos, el receso (cuando lo haya), el Tronco de la Viuda, la Cadena de Unión, el apagado de las luces y la salida del Taller.  Y a cada uno, con una armonía diferente pero guardando el conjunto “unidad estilística”.   
                      
Más allá de su descripción de la evolución de la música (y de los músicos) en las reuniones Masónicas desde el siglo XVIII, el libro trae (y esto es lo más didáctico) ocho Planchas / Propuestas para acompañamiento de los trabajos, elaboradas por Masones que han ocupado la Columna de la Armonía en igual número de Logias de la Gran Logia Simbólica de España (liberal) y de la Gran Logia de España (regular). Entre ellas, una del mismo Honorio Marcial, más otra del historiador de la música Philippe Autexier (1954 – 1998), autor de “La Columna de Armonía, historia, teoría y práctica” y “La lira masona: Haydn, Mozart, Spohr, Liszt”, que son unos clásicos sobre el tema.
                   
Escuchar cada pieza de las melodías propuestas en las nueve Planchas (cada una diferente a las otras), siguiendo la parte del ritual a la que corresponden, es un ejercicio maravilloso, pero, como enseña Honorio Marcial, cuidándonos de que no adquieran un relieve tal que eclipse al protagonista principal de los trabajos que es la palabra (además del silencio, añado yo). 
              
El segundo libro que ha publicado Editorial Masonica.es el 21 de junio de este año, y al que me quiero referir es “Pársifal. Un estudio del drama iniciático de Richard Wagner” que inicialmente publicó Walter Leslie Wilmshurst en Londres (Reino Unido) en 1914, con motivo del estreno de “Pársifal”, en el Royal Opera House de Covent Garden, y ahora ha traducido al castellano Alberto Ramón Moreno Moreno en mayo de 2013, un Masón de la Logia Oliva – La Safor No. 112, en la valenciana ciudad de Gandía, en el levante español.
                        
En palabras introductorias de Wilmshurst, a la edición de 1922, el escrito fue elaborado “puesto que pueden haber muchos para los que Pársifal signifique algo más que una ópera, para los que pueda significar algo vital y profundo, algo que las revistas ordinarias o la prensa musical no muestra ni interpreta”.
                  
He leído el argumento de “Parsifal” (“un tonto sin malicia a quien la piedad hará sabio”), con las miras puestas en la interpretación Iniciática del drama de Wagner, y puedo afirmar con absoluta honestidad, que sus características son las de una obra maestra mística basada en una alegoría cristiana de la lucha entre el bien y el mal (en la línea de los relatos del Rey Arturo), que recoge los estereotipos que la Europa de los siglos XVIII y XIX tenía sobre el budismo y las tradiciones del medio oriente. Hasta ahí podríamos hablar de un “Festival escénico sacro”, como lo definió su autor.
                          
No asoma en ninguno de los tres actos de “Parsifal” una sola referencia a la Orden. No es una obra escrita por y para Masones, como si lo es “La Flauta Mágica” de Mozart, que para entenderla en su dimensión Masónica real hay que conocer previamente la ceremonia de Iniciación del Rito Zinnendorf, en su versión austriaca del siglo XVIII (y no en la actual), el cual siempre ha sido un rito Masónico exclusivamente cristiano trinitario de siete Grados. Muy lejano para quienes practican el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito Francés, el Rito York, el Rito Emulation o el Rito Menfis Mizraim, para solo citar unos cuantos de los más practicados en la Europa latina, las islas británicas, las Américas y África.
                   
De otra forma “La Flauta Mágica” no pasaría de ser un entretenido cuento de hadas basado en la cultura popular alemana, en donde la comicidad de Papageno se convierte en el centro de atención, desplazando la exaltación a la virtud y a la justicia, la luz que hace desaparecer las fuerzas del mal y las alabanzas a la sabiduría soportada en el conocimiento de la verdad, que es lo que de manera objetiva hace universalmente Masónica a “La Flauta Mágica”.
                    
Pasa otro tanto, con “Parsifal” y sus connotaciones esotéricas y místicas de la leyenda del Grial. En esta dirección, la interpretación publicada ahora por masónica.es invita al lector al despertar de las “hasta ahora insospechadas posibilidades de su ser”.
                   
Son dos libros sobre cultura Iniciática musical que hay que leer uno seguido del otro como si fuera un kit único. Ellos nos hablan de una determinada visión en la que se sumergen los que aspiran a la sutil belleza de los trabajos Masónicos.