Por
Iván Herrera Michel
Federico Falquez Casola principal gestor del primer Templo propio de la Masonería de Barranquilla |
En
beneficio de la precisión, comencemos recordando que en la primera década de
los años mil novecientos en Barranquilla solo funcionaban tres cuerpos Masónicos: 1)
La Logia “El Siglo XIX” No. 24, fundada en 1864; 2) el Soberano Capítulo
Rosacruz del REAA “En el Delta” No. 5, instalado en 1863; y 3) el Gran
Consejo de Caballeros Kadosh “La Triple Unión” No. 2 consagrado el 25 de junio de 1906.
Los dos primeros aún existen, todos estaban jurisdiccionados al Gran Oriente y
Supremo Consejo Neogranadino fundado en 1833, con sede en Cartagena de Indias,
se reunían dos veces al mes, sus Sacos de Beneficencia recaudaban unos
veinte pesos en promedio por Tenida y las elecciones de sus dignidades las
celebraban los días de fiestas patrias del 20 de julio (la Logia) y el 7 de
agosto (el Escocismo).
La
historia del primer Templo propio se inicia cuando en el agitado 1895
colombiano la Logia “El Siglo XIX – 24” (Hoy 24 – 1), que celebraba sus
Tenidas en las instalaciones de la Administración Local de Hacienda Nacional,
siendo su Administrador José Joaquín Osorio, se enfrentó a la decisión del
General Francisco J. Palacio de acuartelar allí sus tropas. Ambos personajes,
que eran Masones y miembros prominentes del Partido Conservador, acordaron
cambiar de sitio las milicias en beneficio de los trabajos logiales, pero la
situación general de preguerra que se vivía se comenzó a deteriorar aún más para los
Masones.
Un
poco después, en el marco de la llamada “Guerra
de los Mil Días” en Colombia (octubre de 1899 – noviembre de 1902), la
Logia para protegerse se trasladó en 1900 a un discreto segundo piso de la
residencia del inmigrante italiano Francisco Fiorillo (nacido como Francesco
Saverio Bellino Fiorillo en Maratea, Potenza, Basilicata, Italia, el 14 de
septiembre de 1846 y fallecido en Barranquilla el 22 de febrero de 1957 a la
edad de 110 años), miembro activo de dicha Logia. Allí se comenzó a estudiar en
serio la posibilidad de adquirir una sede propia.
Para
tal efecto, se eligió una Junta Recaudadora de Fondos presidida por el Masón
Federico Falqués Casola (Barranquilla, diciembre 7 de 1867 – Barranquilla,
agosto 7 de 1957). Su padre, el poeta Manuel G. de Falquez, también fue Masón
de la Logia “El Siglo XIX No. 24” aunque había sido Iniciado en la Logia “Fraternidad
No. 22”, ya desaparecida en esos días, y corredactor de las cinco ediciones
del periódico “El Misionero” que
publicó la Sociedad Hermanos de la Caridad en 1870. También era nieto por vía
materna del presbítero Antonio María Muñiz y Polanco, que había sido Párroco de
San Nicolás de Tolentino, única iglesia católica en la ciudad hasta la
construcción de la Iglesia de San Roque a partir de 1853 para hacer frente a la epidemia del Cólera que dejó muchos muertos.
La
iniciativa desde un comienzo contó con el decidido apoyo moral y económico del
Gran Oriente y Supremo Consejo Neogranadino (fundado en 1833, y desde 1938
Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia), siendo Soberanos Grandes Comendadores
durante la construcción el comerciante cubano radicado en Cartagena Fulgencio
Segrera y Sánchez-Barriga (Manzanillo, Oriente, Cuba 1850 – Arjona, Bolivar,
Colombia 1919) de 1891 a 1906, y el industrial y Cónsul de Italia en Cartagena Juan
Bautista Mainero y Trucco (Pietra Ligura, provincia de Génova, Italia 1831 – Cartagena
de Indias, Colombia 1918), de 1906 a 1911.
Como
para esos días las Logias Masónicas en Colombia no podían obtener personería
jurídica, el título de propiedad se tramitó a nombre de una sociedad comercial
por acciones constituida para tal fin denominada “Sociedad de Construcciones S.A.”.
Eran
tiempos de emprendedores. Un año antes, los comerciantes de la ciudad costearon
y presentaron al gobierno nacional los estudios precursores del desarrollo
urbano y portuario de Barranquilla en el Siglo XX, y buena parte de la
dirigencia local estaba constituida por Masones que comenzaban a perder las
relaciones cordiales que habían conservado al final del siglo XIX con la
Iglesia Católica y eran un pilar importante del régimen confesional conocido
como “La Hegemonía Conservadora” que
se prolongó desde 1885 hasta 1930.
El
Templo fue inaugurado en 1907 en una edificación solariega de estilo republicano - siendo
Ven:. Maest:. de la Logia Hector Baena, Gr:. 18º y Secretario Guarda Sellos y
Timbres Luis E. Vargas, Gr:. 18º - que se conoció coloquialmente como el “Templo de la Calle Caldas”. Tenía un
patio amplio y estaba ubicada en la antigua “Calle del Camposanto” (antes “Calle
de la Esperanza” y más tarde “Calle
Francisco José de Caldas”), entre los Callejones (en la actualidad,
Carreras) de “Pacho Palacio” (antes “De la Iglesia”, “San Nicolás”, y luego “Del
Progreso”), y “California” (antes
“De la Prensa” y “Del Burro” y después “Del 20 de Julio”).
En la
nomenclatura actual Calle 38 No. 41 – 45, colindante por la parte trasera con
la Calle 39, entonces “Camino a Sabanilla”,
antes “Calle de la Cruz” y “Calle de las Flores”. Esta última denominación
porque allí se ubicaban los vendedores de flores del “Camposanto” localizado en donde ahora queda la Biblioteca
Departamental y el parque San José o del Centenario de la Independencia.
Una
vez inaugurado el nuevo Templo, la Logia “El Siglo XIX” No. 24 envió en
el mes de septiembre de 1907 una invitación formal por escrito al Soberano Capítulo Rosacruz del REAA “En el Delta”
No. 5, del Valle de Barranquilla, ofreciéndole en su edificio “un departamento”
para mudar sus tres Cámaras en uso, que fue aceptada por unanimidad en
Tenida del 7 de noviembre de ese mismo año siendo su Muy Sab:. Presidente
Miguel Segrera, Gr:. 30º, Secretario Darío Salas, Gr:. 18º, y Gran Orador
Antenor Moreno, Gr:. 18º. Hasta esa fecha el Soberano Capítulo se reunía en una
casa arrendada cuyo contrato fue cedido a favor de Baltazar Fernández, Grado
18º. El traslado se llevó a cabo en los siguientes días previo inventario de
los “muebles y útiles”. En lo sucesivo, las instalaciones fueron
facilitadas fraternalmente a todas las Logias y cuerpos de Altos Grados del
REAA que se fueron creando.
Aprobada
la Ley 62 del 27 de noviembre de 1935 del Congreso de la República de Colombia,
por la cual se concedió personería jurídica a las “Sociedades Masónicas”, el Venerable Maestro de la Logia “El
Siglo XIX” No. 24 (ya entonces, 24-1), Julio Hoenigsberg, tramitó y obtuvo
su personería jurídica mediante la Resolución No. 20 del 12 de enero de 1946
del Ministerio de Gobierno, que sirvió de base, no sin fuertes debates, para
que en 1956 la Gran Logia local, fundada en 1917 – 18, a instancia del Gran
Maestro Lázaro Bravo Maury y presidido su ente parlamentario por el Diputado
Gran Maestro Heriberto Ahumada Ahumada, aprobara acabar con la “Sociedad de Construcciones S.A.” y que
el inmueble en donde funcionaban las Logias barranquilleras pasara a ser
propiedad legal del Taller que lo había construido en 1907 y era su verdadero
dueño desde entonces.
No
obstante, en 1960 la Gran Logia retomó el tema y aprobó, en medio de vivas
discusiones, el Estatuto No. 14 por el que ordenó que el inmueble pasará a su
propiedad. La medida se cumplió por Escritura Pública No. 2.122 del 29 de
diciembre de 1961 de la Notaría Primera del Círculo de Barranquilla, por la
suma de mil ochocientos pesos ($1.800 M/L), moneda legal colombiana.
Durante
la próxima década, la edificación solariega fue demolida, en sus predios se
construyeron dos edificios de oficinas y en su patio posterior se levantaron
unos nuevos Templos Simbólico y Escocista con entrada por la calle 39 de la
ciudad.
Esta
nueva sede funcionó hasta que en la Gran Logia Nacional de Colombia, sumergida
en una grave crisis económica, el Venerable Maestro David Name Terán, que
posteriormente sería Gran Maestro, saneó sus finanzas, adquirió un lote en un
sector de alta valorización de la ciudad (Carrera 49E No.102 – 30), e inició
los trabajos de construcción de un nuevo Templo Masónico que finalmente fue
consagrado bajo la Gran Maestría de Ricardo Calderón Calderón en 1998.
Por
otra parte, con ocasión del cisma de la Masonería colombiana de la década de
los 80s del Siglo XX, el 25 de abril de 1990 se funda en Barranquilla la Gran
Logia del Norte de Colombia, cuyas primeras Tenidas se celebran en las oficinas
del Cementerio Universal, en la Calle 47 No. 35 – 203, y a partir del mes de
enero de 1991, en un Templo recién construido en una amplia residencia remodelada
ubicada en la Calle 80 No. 42E - 14, que fue adquirida por la suma de
diecinueve millones de pesos ($19.000.000 M/L), moneda legal colombiana, siendo
su Gran Maestro Jaime Castilla Castilla.
En el
siglo XXI nacerían otras Obediencias y habría otras sedes Masónicas. Pero esa
es otra historia.
5 comentarios:
Interesante y detallado recorrido histórico!
TAF
Historia valiosa, a la cual todo mason latino o debe conocer.
Gracias QH.'. Ivan.
Es historia latina, importante conocer. Gra ias QH:. Ivan
Muchas gracias. Valiosa información para el conocimiento de la historia de la Mas:. Colombiana. Excelente
Muchas gracias Q:.H:. IVÁN, como siempre magnífica investigación que nos enseña a conocer nuestro pasado masonico
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