Iván Herrera Michel
Afirmaba con gracia un recordado Masón Barranquillero de las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado al ver la alegría de sus Hermanos en los banquetes y ágapes rituales conocidos como Masticaciones:
“Masón, ron y comí’a
¡Ay! Mamita mía”
En realidad, el habito de rematar los trabajos Masónicos con una reunión fraternal en la que las viandas y los licores se agotan con rapidez, es una experiencia muy arraigada en todos los rincones del planeta, sin importar la clase de Masonería ni el Rito practicado.
Esta practica parece ser una herencia de aquellas Logias que crearon la Gran Logia de Londres en 1717, las cuales se reunían en Tabernas a diferencias de las Operativas que lo hacían en unas cabañas construidas a un lado de las edificaciones que levantaban.
En algunas partes, cada Masón asistente cancela su “puesto” en la mesa democráticamente (“el que quiere celeste que le cueste”), en otras, los costos corren a cargo de quien haya sido promovido a un Grado superior, elegido en un Cargo, recibido un honor, etc. (“los honores cuestan”), en otras más, la Logia u Obediencia corre con los gastos (“la alegría es de los dueños de casa”), y así cada cual organiza sus finanzas y sus Masticaciones.
Igualmente, existen Grandes Logias en donde está prohibido hacer brindis con bebidas alcohólicas en las Masticaciones, por considerar que la Masonería es enemiga de todo vicio; o solo brindan en honor a la “Libertad”, la “Igualdad” y la “Fraternidad”; o en donde únicamente se toma vino; o no se puede hablar durante los brindis; o asisten las esposas de los Masones; o existe un menú especial para la ocasión, etc. En esto tampoco hay unanimidad.
En Colombia, se acostumbra usar en las Masticaciones un lenguaje caballeresco que evoca las herramientas del oficio de la construcción, las partes de una Logia y los usos de las antiguas Logias militares. Esta es una tradición de la Masonería francesa. Aunque la picaresca también hace sus aportes, por ejemplo, a un Masón que no asiste a la Tenida pero sí a las Masticaciones se le titula en voz baja como “Cenador”.
En la Gran Logia del Norte de Colombia, se estilan tres, cinco o, siete brindis, a discreción de quien dirige la Masticación - de acuerdo con la cantidad de acontecimientos a celebrar – los cuales normalmente se hacen en honor de la Gran Logia, la Logia anfitriona, Colombia, los Hermanos en el Oriente Eterno, los Recipiendarios de la jornada, las Dignidades y Oficialias de la Obediencia, el Supremo Consejo del Grado 33º para Colombia, la unión de la Masonería universal, las relaciones de la Gran Logia del Norte de Colombia, un visitante, el gobierno legítimamente constituido, etc., Estos Brindis se distribuyen para que cada uno de ellos esté a cargo de un Masón diferente.
No contentos con los anteriores, los presentes usualmente ofrecen espontáneamente más brindis, lo que arroja como resultado que la fraternidad fluya al calor de la alegría y los impulsos de la libertad de expresión hasta bien entrada la noche, sin olvidarse en ningún momento que las Masticaciones constituyen una extensión de las Tenidas formales, por lo que el decoro, la decencia personal y el buen decir son presupuestos indispensables. De esta forma, se brinda por el cumpleaños de algún presente, la boda de una hija, el grado de Bachiller de un hijo, un aniversario de iniciación, etc.
Las masticaciones en la Gran Logia del Norte de Colombia además de lo anterior, cuentan en ocasiones con sesión de chistes, interpretación de música popular en vivo, melodías cultas, recitales de poesía o cantos “a capella” a cargo de uno o varios de los asistentes, análisis de temas de actualidad, lecturas escogidas, etc. Es decir, que suelen convertirse en eventos culturales.
De cualquier forma, lo acostumbrado entre nosotros es que el proponente antes de llevar la copa a los labios haga un pequeño discurso, levante la copa, anuncie el objeto del brindis luego de un corto discurso y en coro con los demás asistentes pronuncie con énfasis:
“SALUD - FUERZA - UNIÓN
FUEGO... MÁS FUEGO... Y SIEMPRE FUEGO
CHIN - CHIN”
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