Iván Herrera Michel
Abstracción hecha de la desigual diplomacia “regular” de la Orden, que no es consustancial con ella, sino un subproducto del intento de asumir un liderazgo excluyente por parte de la Gran Logia Unida de Inglaterra y de las Grandes Logias anglosajonas de los Estados Unidos de América, en contra de las Grandes Logias que practican la libertad de conciencia, y/o admiten mujeres, negros o incapacitados funcionales, soportado localmente por pequeños intereses genuflexos, en el mundo se han ido conformando áreas conceptuales.
Tres son las concepciones Masónicas que desde el siglo XIX se diferencian según las condiciones de implantación, la historia y la religión dominante de la población en que se desarrollan. Ellas van a determinar las relaciones interobedenciales y los criterios para determinar la Regularidad. Las podemos agrupar de la siguiente manera:
a) La de los países escandinavos y Prusia, en donde la Masonería es cristiana protestante y conservadora;
b) La del Reino Unido y los países angloparlantes, sea la de Masones blancos o la de negros, en donde está considerada como una institución filantrópica y caritativa que afirma reunir a creyentes de diferentes confesiones, aunque en la práctica hay muy pocos que no son cristianos.
En este grupo, se destaca el amor al país y la devoción a sus ideales que profesan los estadounidenses y el apoyo de los ingleses a los intereses del imperio británico; y
c) La de Europa continental y la inicial de América Latina, en donde la Orden gusta en denominarse "Liberal" y se ubica en las huellas de la Revolución Francesa, la independencia de las naciones americanas, la referencia a los Derechos Humanos, la exigencia opcional en la creencia en un Dios y en la inmortalidad del alma, y una opción laica y progresista, sobre todo en los países de mayoría católica, que la hostilidad de la iglesia Católica ha ayudado a fortalecer.
Este sector de la Orden, posee valores más universales que los dos anteriores, por eso ha sido el más permeado por el ingreso de la mujer.
Naturalmente, este cuadro es esquemático, y en la práctica varias concepciones pueden coexistir en una misma Gran Logia.
A grandes rasgos, cada grupo se mueve como placas tectónicas en la Masonería, y todos a la vez enfrentan con diferentes respuestas la llegada masiva de la mujer a la Orden.
Para citar un solo caso: el Gran Oriente Latinoamericano –Gola – en una reunión de su Gran Consejo de la Orden celebrada en mayo de 2004, dejó de definirse como una Obediencia mixta para en lo sucesivo hacerlo como una Gran Logia de personas. Indiscutiblemente es una respuesta que la sociedad actual admira y respeta más que la teoría que sostiene que la Masonería es una Orden conformada exclusivamente por hombres, en donde las mujeres solo pueden adelantar obras benéficas de apoyo.
Y en esto hay algo crucial, porque de la forma como perciba el mundo contemporáneo a la Masonería dependen las posibilidades de que ella progrese. Si esas calificaciones son favorables, crece significativamente la probabilidad de contar con más y mejores aspirantes. Si no, el futuro se hace más difícil de prever.
Algo muy parecido se puede afirmar de las tendencias esotéricas y racionales que coexisten al interior de la Orden. Algunas personas que vienen de contextos intelectuales y académicos de preocupaciones sociales y métodos científicos se han quedado mudos al iniciarse en una Logia mística cuyos trabajos se mueven alrededor de las antiguas tradiciones egipcias, rosacruces, órficas, pitagóricas, cabalísticas, etc. Igualmente, Masones con inclinaciones esotéricas se la pasan renegando porque la Masonería no se dedica enteramente a estos trabajos iniciáticos y se distrae con asuntos de interés social que consideran impropios de los estudios tradicionales. Esta amalgama es difícil de entender para un extraño a la Orden, pero no para los Masones que conviven con ellas sin mayores problemas fraternales. Algunos aprenden a convivir dentro de la Orden con esa parte “inesperada” de la Masonería y otros simplemente optan por retirarse buscando otros campos más afines con lo suyo en la sociedad civil.
Se deben evaluar seriamente muchas de las obras que efusivamente se recomiendan a los aprendices. Una cosa es enseñar los contenidos de los símbolos y la forma subjetiva en que deben ser interpretados de acuerdo a una particular conformación sicológica e intelectual, en desarrollo del método de construcción Masónica; y otra muy distinta es leer los famosos Manuales de Magister, que no aportan mayor cosa acerca de lo fundamental para un Masón, como es la libertad de pensamiento y de conciencia, la autonomía personal, la tolerancia frente a lo que es sensatamente tolerable, el “combate activo contra el mal”, el uso de la razón y la educación del intelecto.
Los proselitismos ideológicos, políticos, metafísicos, teosóficos, tradicionalistas, esotéricos, místicos, cabalísticos, pitagóricos, órficos, dionisianos, religiosos, teológicos, o de cualquier otra índole, corresponden a otros espacios más específicos de adoctrinamiento.
Lo realmente Masónico es el punto de encuentro neutral y respetuoso de personas que piensen y tengan (o no tengan) creencias distintas, y es lo que permite enriquecerse con el contacto con lo diferente. Esta es la virtud que diferencia el método de construcción Masónico del rol del mismo ciudadano en otras sociedades filantrópicas, organizaciones no gubernamentales (Ong), clubes de servicios, tertulias, etc.
De todos modos, lo históricamente comprobado, es que la asociación que se crea en Londres en 1717 tiene una vocación enteramente secular. Las Constituciones de Anderson no poseen ninguna referencia esotérica ni en ellas se habla de Iniciación.
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