Iván Herrera Michel
NACE LA MASONERÍA ESPECULATIVA
Algunos escritores consideran, sin mayor rigor histórico, que los primeros Masones especulativos fueron los Templarios sobrevivientes a la matanza del rey Felipe el Hermoso de Francia y el Papa católico Clemente V, ordenada en 1307 y llevada a cabo hasta 1314, en la que muere en la hoguera su Gran Maestre Jacques de Molay, con el fin de apoderarse de los bienes y posesiones de la próspera y bastante independiente Orden del Temple y resaltar la mucho más dócil Orden de Malta.
Según esta hipótesis, algunos Templarios huyeron a las Altas Tierras de Escocia para recibir protección del rey Robert Bruce, y se vincularon a la economía local, en especial al Gremio de los constructores.
Este encuentro Templario/constructores hace que los gremios de constructores escoceses adquieran características caballerescas que no existían en el continente europeo. Finalmente, Sir William Sinclair de Rosslyn, en 1737, renunció al privilegio hereditario de su familia de dirigir la Masonería Operativa en esa nación y sometió su nombre a votación para el cargo de Gran Maestro, resultando electo. De ahí en adelante la Masonería escocesa se vincularía a la corriente general de la historia.
Por otra parte, existe la tesis que sostiene que en el año 1435, funcionaba en el sudoeste de Inglaterra una Logia que estaba integrada por miembros que no practicaban el oficio de la construcción, pero sobre esta noticia no existen mayores fuentes documentales.
También se cuenta con la inscripción que en su diario personal hiciera el célebre anticuario y heraldista Elías Ashmole, fundador del Museo Ashmolean en Oxford, Inglaterra, acerca del ingreso de su suegro, que no era constructor, en una Logia en Warrington, Cheshire, Inglaterra, el 16 de octubre de 1646.
Lo que si se encuentra probado es que en el año 1517, en París, Francia, se constituyó una “Logia Francmasónica” de carácter netamente especulativo, bajo la dirección del genio Leonardo Da Vinci, y la protección del rey Francisco I. La historia es la siguiente:
Muerto Leonardo en París, en 1519, su iniciativa especulativa derivaría, cuatro años más tarde, en 1523, en una “Asamblea General de los Francmasones” franceses en la que se acordaron unos principios y una organización básica, sobre la que vale la pena detenerse por cuanto representa una nueva orientación ideológica, liberal y progresista, en el seno de la Masonería, al atribuirle a la Orden una finalidad filosófica y científica.
El texto de esta novedosa normativa es como sigue:
Principios Básicos Constitutivos de la Francmasonería Universal aprobados en
La Asamblea General de los Francmasones que se reunió en parís en el año de 1523.
De la Logia Francmasónica
y sus miembros
1. Siete o más Francmasones, debidamente capacitados, reunidos bajo la bóveda celeste, a cubierto de la indiscreción profana, para discutir y resolver libremente, por mayoría de votos, los asuntos que les interesen colectivamente, forman una Logia Francmasónica, similar a las de la Masonería Operativa.
2. Los trabajos en Logia se verifican durante las horas libres de ocupación de los reunidos, y de preferencia entre el medio día y la media noche, bajo la dirección de un Maestro Aprobado (Presidente) y dos Celadores, también Aprobados (Vicepresidentes). Las reuniones se efectúan ante los útiles de trabajo conocidos, colocados en el Ara del Medio en la forma acostumbrada, estando resguardada la entrada al recinto de la reunión por un Guardián seguro y resuelto, y un Experto retejador de los visitantes. Todos los que desempeñan cargos son elegidos por mayoría de votos de los Francmasones reunidos, sea para una Asamblea o para un período determinado por ellos.
3. Los Francmasones reunidos en Logia, de acuerdo con las reglas y costumbres conocidas desde tiempos muy antiguos, pueden, previa averiguación respecto a los candidatos, iniciar a los profanos en los Misterios (Secretos) de la Francmasonería y examinar a los Aprendices y Compañeros para elevarlos a los grados de capacitación superiores inmediatos, tomando de ellos la promesa de fidelidad en la forma acostumbrada, ante los útiles simbólicos del Trabajo y de Ciencia y comunicándoles los signos, los toques y las palabras secretas de reconocimiento y de socorro, universales entre los Francmasones.
4. Es costumbre antigua, firme e inviolable, no admitir como Francmasones a sus enemigos naturales que son: los clérigos de las religiones, los poseedores de títulos y privilegios de las castas de la nobleza y los hombres que tienen convicciones contrarias a los principios básicos de la Francmasonería, salvo en los casos de rebeldía de estos contra la ideología de los grupos mencionados.
5. No se admiten como Francmasones los esclavos, los menores de edad y los incapacitados física y mentalmente.
6. Unión, Solidaridad y Cooperación son los principios de la organización interna de la Francmasonería Universal.
7. La inclinación al estudio y trabajo, la vida y costumbres sanas y normales, el comportamiento decoroso, el trato fraternal entre los asociados a la Francmasonería, la preocupación constante por el progreso y bienestar del género humano y su propia perfección, son distintivos de un buen Francmasón.
8. Para poseer los derechos completos del Francmasón dentro de las agrupaciones y dentro del pueblo Masónico en general, es indispensable e imprescindible escalar los tres Grados de capacitación de Aprendiz, de Compañero y de Maestro, y conocer en esencia la Leyenda no alterada de la Masonería Antigua respecto a la Construcción del Templo de Salomón; contribuir económicamente para el sostenimiento de sus agrupaciones; asistir regularmente a los trabajos de Logia; preocuparse por los hermanos enfermos, perseguidos o caídos en desgracia y por sus familiares; ayudar a los hermanos viajeros y no abusar de la confianza de nadie.
9. Son derechos esenciales de un Francmasón:
a. Voz y voto en Logia y en la Asamblea General (Gran Logia) de los Maestros Masones;
b. Elegir y ser elegido para todos los cargos dentro de sus agrupaciones;
c. Pedir la revisión de los acuerdos tomados en Logia ante la Asamblea General de los Maestros Masones;
d. Exigir en Logia la responsabilidad de los elegidos en el desempeño de sus cargos;
e. Pedir justicia Francmasónica en casos de conflictos entre los asociados a las Logias afines;
f. Formar triángulos y estrellas para trabajar Masónicamente en los lugares donde no es posible reunirse en Logia por causas de fuerza mayor;
g. Disfrutar de socorro, ayuda y protección mutua entre los Francmasones;
h. Visitar a las Logias ideológicamente afines y ocupar los puestos correspondientes a su grado de capacitación, previa identificación de su calidad de Francmasón en forma acostumbrada y segura; y
i. Pedir el Certificado de Retiro de la Logia sin explicación de causas, estando en pleno goce de sus derechos.
10. Son deberes primordiales de los Francmasones, pugnar:
a. Por el reconocimiento del principio de la separación de la filosofía de la teología;
b. Por la libertad de pensamiento y de investigación científica;
c. Por la aplicación del método científico experimental en la filosofía;
d. Por el intercambio de los conocimientos y de las prácticas entre los hombres para el bien propio y de la humanidad;
e. Por la libertad de conciencia religiosa y la prohibición absoluta a los clérigos de las religiones de inmiscuirse en los asuntos políticos;
f. Por la abolición de los privilegios de las castas de la nobleza y del clero;
g. Por la prohibición de emplear a los esclavos en los oficios de los hombres libres;
h. Por los derechos de los pueblos de gobernarse libremente, según sus leyes y costumbres;
i. Por la abolición de los Tribunales especiales de justicia del clero y de las castas de la nobleza, y el establecimiento de los Tribunales comunes, de acuerdo con las costumbres y leyes de los pueblos.
11. Otras disposiciones Constitucionales:
a. Toda Logia Francmasónica es soberana, no puede inmiscuirse en los asuntos internos de otras Logias, ni elevar a grados de capacitación superiores a los aprendices y compañeros afiliados a otras Logias sin su consentimiento o la solicitud de ellas;
b. Un pacto entre las Logias significa la Cooperación y no la renuncia total o de parte de su soberanía;
c. Siete o más Logias Francmasónicas de un territorio determinado pueden formar una Federación (Gran Logia) y tres o más Federaciones pueden unirse en una Confederación;
d. Para conservar intactos los principios de Unión, Solidaridad y Cooperación no es recomendable la formación de dos Federaciones o Confederaciones sobre el mismo territorio;
e. La Asamblea General de los Maestros Masones es la autoridad Suprema del territorio de una Federación, dicta las leyes, nombra y controla su Gobierno Federal y elige a los representantes que forman parte de la Asamblea de la Confederación;
f. Todo Francmasón capacitado, electo para un cargo o representación, es responsable ante sus electores y puede ser destituido por ellos en cualquier momento;
g. Entre los Francmasones y sus asociaciones no pueden existir diferencias basadas en la distinción de razas, color o nacionalidad;
h. Los principios de Universalidad, Cosmopolitismo, Libertad (no esclavitud), Igualdad (ante las posibilidades) y Fraternidad (como base de relaciones entre los hombres) son las metas de la Francmasonería;
i. Como producto del pensamiento filosófico progresista, los conceptos básicos de la Francmasonería son sagrados e inviolables. Estos preceptos no pueden estar en contraposición con los progresos de las Ciencias ni con las ideas avanzadas de épocas posteriores; por lo tanto, los Francmasones no pueden tergiversarlos ni omitirlos, sin perder su calidad de progresistas y de Francmasones;
“Por el triunfo de la Verdad científicamente demostrable, por el progreso del Género Humano, por la Unión, la Solidaridad y Cooperación entre los Francmasones, y por la fraternidad Universal.”
A esta incipiente Masonería Especulativa de perfil progresista, adogmático y liberal, pertenecerían grandes hombres de la época de la talla de Francisco Melzi, Andrea de Sarto, Juan Rozzo, Primacio y Juan Cousin entre los pintores; Benbenuto Cellini, Germán Pitou, Juan Guorejou, Pedro Betemps, Filiberto Delorme y Juan Lescot entre los arquitectos; Guillermo Pelicer, Pedro Danés y Jorge Lelve entre los escultores, Julio César Escalígero, José Justo Escalígero, Roberto Etiene, Juan Andrés de Lascaris, Guillermo Budé y Miguel Servet, entre los hombres de ciencia.
En el año 1651, cuando se consolidó la República en Gran Bretaña y Carlos II huyó a Holanda, la Francmasonería inglesa se reunió en Londres, para proclamar al triunfante Oliver Cromwell como su máximo dirigente. En esta reunión se adoptaron los Principios básicos de la Francmasonería, aprobados en París en 1523, con unos muy pocos cambios y se les dio la denominación de Carta de Constitución de la Francmasonería Inglesa, siendo en adelante reconocidos como “Límites” o “Landmarks” en sustitución de aquellos. La intención inicial era, de común acuerdo con Cromwell, promover la laicidad y la República en Inglaterra, pero la posterior restauración de la Monarquía y la llegada de los Hannnover dieron un enfoque nuevo a la Orden en el Reino Unido, heredado por la de los países anglosajones y los que están bajo su influencia.
Dicho sea de paso, la reforma inglesa de 1651 modificó el artículo 10 de los Principios básicos de la Francmasonería, añadiéndole los siguientes literales:
j. Por la implantación de la educación laica en las escuelas;
k. Por la abolición de la esclavitud humana; y
l. Por la abolición de la monarquía y el establecimiento de la república.
De todos modos, dentro del desarrollo lineal de la Masonería Especulativa, y haciendo abstracción –con cierta licencia– de las iniciativas escocesas, inglesas y francesas mencionadas, se tiene como la primera incorporación probada de un no constructor a una Logia, la que corresponde al año 1600, en Edimburgo, Escocia, cuando la St. Mary Chapel Lodge N° 1, incorporó a sus reuniones a John Boswell, que era una persona relacionada con el trabajo que se hacía, de tal forma que sus opiniones podían contribuir al objeto social del mismo.
Tampoco entró en igualdad de condiciones con los otros. Se le llamó Masón “Aceptado”, y esto era un equivalente a lo que hoy llamamos Miembro “Honorario”.
Esta novedad en la admisión de los nuevos miembros, en un gremio de constructores que hasta la fecha había sido excluyente con respecto al ingreso de personas de otros oficios, en el interés de proteger sus ingresos profesionales, lo convierte en una asociación económica sectorial, más funcional para la contratación de nuevas obras de arquitectura, que la forma anterior.
Y aquí comenzó un cambio en la Masonería, inicialmente imposible de prever en sus consecuencias, pero que a la postre la salvó de la desaparición: surgió el germen de la Masonería Especulativa, que llevó a que a lo largo del siguiente siglo algunos pensadores se refugiaran en esas Logias contra los embates del orden establecido y el pensamiento único.
Basta con imaginar un poco, en beneficio de la exposición, lo que sería hoy que esa cabañita, que servía de punto de reunión al Gremio, cercana a la construcción de un nuevo edificio, sirviera de refugio para las reuniones de los intelectuales de izquierda. La policía los busca, los gobernantes los persiguen y gran parte de la sociedad no está de acuerdo con sus ideas y procederes, pero ellos, allí, por alguna razón legal, estarían a salvo de allanamientos, operativos, etc.
A diferencia de estos tiempos, en aquellos, esas cabañitas llamadas Logias brindaban inmunidad a los que buscaban en ellas estar a cubierto, en razón, precisamente, a privilegios que los constructores organizados habían acumulado durante siglos en su provechosa relación con las casas reinantes y los jerarcas católicos.
Los Masones de las nuevas Logias Especulativas seguían estructurados en dos niveles a semejanza de sus antecesores Operativos. A saber: Aprendiz y Compañeros. Ambos colectivos, bajo la autoridad de un funcionario administrativo denominado “Maestro”, también en analogía con el antiguo jefe de la unidad productiva que les sirvió de génesis.
Las reuniones de esta nueva categoría de Masones no se hacían frente a un libro sagrado, ni en ellas se recibían juramentos sobre la Biblia, ni se mencionaba la leyenda de Hiram, ni siquiera se usaban espadas distintivas de las atribuciones reales o simbólicas de sus funcionarios, ni nadie afirmaba que descendían de los Templarios ni mucho menos hacían alarde de gestos y ademanes caballerescos. Eso vendría más tarde.
Naturalmente, en esas reuniones no se hablaba de reforma agraria, ni de redistribución del ingreso ni de la propiedad privada, que ahora propone hasta la iglesia Católica, ni del proletariado obrero, ni de las masas campesinas; al fin y al cabo todavía faltaban casi dos siglos para que Marx escribiera El Capital, casi tres para que los bolcheviques se tomaran el poder en Rusia, Mao hiciera la Revolución Cultural en China, y casi cuatro para el asalto de Fidel Castro al Cuartel Moncada, la Guerra Fría, el Foquismo del Che Guevara, y para que la Conferencia Episcopal de Medellín de 1968, en desarrollo de la apertura a los nuevos tiempos (Aggionarmento) del Concilio Vaticano Segundo, aprobara la Opción Preferencial por los Pobres que dio lugar a la Teología de la Liberación, que a su vez produjo unos que otros desmanes revolucionarios y un Malletazo desde Roma que dejó a los líderes de ese movimiento practicando “Votos de Silencio”. Y lo que es más ininteligible para los economistas de hoy: nadie había oído hablar de un tal Keynes, y mucho menos de una lectura monetarista de la inflación y el empleo.
En aquellas Logias, un miembro protegido de la acción policiva del trono y del altar, recomienda a otro, y este a otro más, y así sucesivamente, hasta que surgieron problemas con los constructores y demás artesanos, que seguramente no querían oír hablar de autonomía personal, ni del discurso del Método de Descartes, ni de Racionalismo, ni de Locke, y a los que además les intranquilizaba que se hablara mal del Rey, y de los Papas y Obispos de turno.
Ellos eran gente sencilla, de vida sencilla y honorable, que se ganaban la vida honradamente, gozaban de buen prestigio en la sociedad y no querían problemas con la autoridad del Rey ni con la iglesia Católica que desde hacía siglos habían sido sus principales clientes y fuente de ingresos.
Nadie los hubiera convencido –y hasta se hubieran reído– si les contaban que un Masón gringo de apellido Mckey iba a sostener dos siglos más tarde (en realidad, con mucho éxito) que desde la antigüedad existía un funcionario Masónico que se titulaba Gran Maestro, que en las Logias nunca se habían aceptado mujeres, y que los Landmarks eran 25. Se hubieran burlado del candor futuro.
La siguiente evolución adaptativa en el tiempo fue la creación de Logias integradas exclusivamente por Masones “Aceptados”, en las que no participaron los constructores. Ahí terminaron de nacer los Masones Especulativos y se salvó la Masonería. Ya que de haberse continuado con la cómoda supervivencia de la tradición, las escuelas y Universidades de Arquitectura, sobre todo las de Milán, les hubieran hecho perder importancia, como en efecto sucedió, al no haber la necesidad de afiliarse a una Logia para ganarse la vida o hacer fortuna construyendo edificios, fueran estos religiosos, civiles o militares.
La Gran Maestra de la Gran Logia Simbólica Española, Ascensión Tejerina (20002006), comenta esta evolución de la siguiente manera:
Ya en el siglo XVI la construcción de catedrales, grandes monumentos y palacios empiezan a dejar de ser la aspiración máxima de las clases dominantes, es decir, el clero y la nobleza (entre otras razones porque no podían financiarse). Al mismo tiempo, las necesidades de obras menores y obras civiles aumentaban considerablemente debido al advenimiento de la burguesía. Se construía más, pero no se necesitaban para estas obras los grandes conocimientos de los Masones tradicionales. Consecuentemente, las Logias de los Masones operativos empezaron a languidecer debido a la falta de encargos.
Es durante este largo período de casi dos siglos de decadencia de la Masonería llamada “Operativa” que se gesta, de manera totalmente fortuita y no premeditada, la otra Masonería llamada “Especulativa”, que es la que actualmente conocemos. En efecto, en estas Logias en declive de Masones operativos empiezan a admitirse personas de relieve social, intelectuales, artistas, etc. que, sin estar directamente vinculadas con el mundo de la construcción, se interesan por el valor pedagógico, moral e intelectual que estas Logias, por su especial metodología de trabajo, detentan.
También encuentran acogida en estos talleres, miembros de algunas organizaciones iniciáticas que tuvieron que disolverse por verse perseguidas por la Inquisición. Un lento proceso de relevo se va operando que comporta todo un trabajo de sintetización simbólica de todos los elementos cotidianos del trabajo operativo, desde los rituales de iniciación hasta las herramientas y procedimientos de la construcción. Este fenómeno se da simultánea y paralelamente en toda Europa sin que haya, en principio, ninguna intención de homogeneizar los contenidos ni de asegurar la pervivencia de estas escuelas de fraternidad.
Es dentro del marco de esta dinámica darwinista institucional, o de selección social, en que hay que ubicar tanto el análisis del por qué no desapareció la Masonería en el siglo XVIII, como el estudio acerca de las características eficientes que necesariamente poseerán quienes sobrevivan al siglo XXII.
Sin embargo, y como suele suceder, no todas las Logias Operativas evolucionaron y entraron al cauce de la Especulativa o desaparecieron lánguidamente por falta de trabajo. Algunas sobreviven aún cultivando lo mismo que hacían antes de crearse la primera Gran Logia, es decir dedicadas al negocio económico de la construcción con Ritos preespeculativos.
En el mes de septiembre del año 2004, aparece a la luz publica en la ciudad de San Juan, Puerto Rico, un excelente libro escrito por Edgar Martínez Masdeu, Gran Maestro de la Gran Logia Mixta de Puerto Rico (antes, Gran Logia Nacional de Puerto Rico), titulado Masonería para no Iniciados, que trae noticias de la Masonería Operativa que ha sobrevivido hasta nuestros días con el nombre en inglés de “Worshiful Society of Freemasons, Rough Mason, Wallers, Slater, Paviors, Plaisterers, and Brick Layers”. En castellano: “Respetable Sociedad de Francmasones, Albañiles Maestros de Obra, Edificadores de Muros, Pizarreros, Pavimentadores, Yeseros y Ladrilleros”. Esta Obediencia posee un elaborado sitio web que puede ser consultado fácilmente a través de cualquier buscador y como es fácil suponer no es “reconocida” por la Gran Logia Unida de Inglaterra ni por el medio centenar de Grandes Logias anglosajonas de los Estados Unidos de America.
La historia que trae el estudioso Edgar Martínez en su obra, cuya lectura recomendamos, es la siguiente:
“La creación de la “Worshiful Society” se fundamenta en las investigaciones de Clemente E. Stretton quien dedico muchos años de su vida a estudiar los vestigios de los trabajos operativos. A principios del siglo XX quedaban activas muy pocas logias operativas. A la sociedad la gobierna una Gran Asamblea con sede en Londres que es presidida por tres Grandes Maestros. El 21 de mayo de 1913 se reconstituyó la “Worshiful Society” en el Beford House en Londres. Cuando la sociedad se reunió en septiembre de 1999 tenía una membresía de 1.697 Hermanos y 51 Asambleas de las cuales 13 estaban en Australia y 4 en Nueva Zelanda.”
“El Rito de la Masonería Operativa regida por la “Worshiful Society” tiene 7 grados y se trabaja en ellos en forma descendente, o sea, del séptimo al primero, que son:
VII Three Ruling Master
VI Certified Master
V Intendent and Superintendent
IV Super Fellow Erector
III Super Fellow
II Fellow
I Apprentice
“Otras diferencias, para señalar algunas, por curiosidad, son que los tres Maestros se sientan en el Oeste (para ver salir el sol por el Este); el Primer Vigilante se sienta al Este para destacar al sol poniente; el Segundo Vigilante se sienta al Norte para destacar al sol en el cenit”.
1 comentario:
¿Dónde se puede conseguir el libro del profesor Edgar Martínez Masdeu?
Mi e-mail: belisis2002@yahoo.com
Me agradaría contactar el autor, si es posible.
Belia E. Segarra Ramos
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